

CDMX
Mi primer cena a ciegas. Una cucharada de realidad con Club Premier
Una experiencia gourmet que cambiara la forma en que percibes al mundo y a ti mismo. Déjame contarte de mi experiencia en la cena a ciegas organizada por Club Premier.
Cuando los de Club Premier me invitaron a participar en una cena a ciegas lo primero que imaginé es que nos taparían los ojos con un antifaz y nos harían probar diferentes platillos.
Para mi sorpresa la experiencia fue mucho más grande y gratificante que solo… apagar la luz y la cita fue en el restaurante Astrid y Gaston de Polanco.

Cena a ciegas con Club Premier
Los anfitriones fueron muy insistentes con el horario, puesto que una vez iniciada la cena no se podría ingresar. Solo fue cuando llegamos que nos dimos cuenta el porqué.
Una sección entera del restaurante había sido acondicionada para el evento. Bueno, al menos así lo parecía ya que las mantas del techo al suelo no dejaban ver más allá.

Algunas personas tomaban una copa en el bar de la entrada mientras esperábamos que nos llamaran. El ambiente era como si los viejos conocidos se hubieran reunido para ponerse al día.
De hecho, algunas personas si se conocían de eventos anteriores, ya que, como mencionamos, la cena a ciegas fue organizada por Club Premier.
Y fue exclusiva para sus socios como parte de su programa “Experiencias”. Programa que busca ofrecer opciones de entretenimiento originales para sus afiliados.

Más que cenar sin luz
Algunas personas comentaban que se sentían nerviosas de lo que podría pasar. ¿Pues qué será? Pensaba yo. ¿Solo cenaremos a obscuras y ya, no? .
¡Ah qué equivocado estaba! No podía imaginar lo que estaba a punto de presenciar en mi primer cena a ciegas. Uno a uno nos fueron llamando.

Al parecer tendríamos que entrar en grupos y tomados del hombro para no caernos. Pronto llego mi turno y para mi sorpresa no nos vendaron los ojos.
La obscuridad dentro del área era tal que aunque me pusiera la mano frente a mi cara no la podía ver. Debo de aceptar que los primeros minutos me sentí algo ansioso.
Jamás pensé que la ausencia absoluta de luz me pudiera afectar de esa manera. Después de un rato, decidí que lo mejor era cerrar los párpados para no forzar la vista.

Primer acercamiento a las sorpresas de la noche
Fue entonces cuando me di cuenta que en realidad estaba abriendo los ojos hacia el interior. Al no contar con la vista, lo único que nos quedaba era afinar todos los demás sentidos.
Empezamos a platicar sin buscar el celular. A oler tratando de adivinar los aromas y a tocar la mesa para identificar los cubiertos, los platos y las copas.

Pronto se acercó una chica quien nos atendería, su nombre era Nancy. Nos contó que era invidente y que sería la encargada de guiarnos a cada momento. ¡Y vaya que nos hacía falta!.
Era como si hubiéramos permanecido en la selva por mucho tiempo y de repente nos llevaran a la civilización. Todo era nuevo, diferente o envuelto en una nube de misterio.
Nos colocaron el primer plato frente a nosotros, o al menos esos nos comentaron puesto que no nos percatamos en qué momento lo sirvieron. –¿Qué es?–, pregunté, y alguien a lo lejos me dijo –¡Quién sabe! Pruébalo”–.

Que comience la cena a ciegas
En ese momento me di cuenta de lo que era vivir con ceguera, no era ningún juego ni una cena de algunos minutos. Era olvidarse del mundo como lo conocía y volver a aprender de él, pero con otras habilidades.
El primer bocado fue el verdadero reto. Resultó muy divertido tratar de adivinar qué era lo que estaba masticando. La textura era lo más sencillo.

Bastaba con llevarlo a la boca para saber si era solido, grumoso, liquido o crocante. Desafortunadamente mi paladar no está acostumbrado a separar individualmente el sabor de cada platillo, eso sí, sabía delicioso.
Pero fue hasta que terminamos que nos dijeron que se trataba de un cebiche con leche de tigre acompañado de granada. Una verdadera delicia fusión peruano-mexicana.
El maridaje fue la parte más complicada y emocionante, teníamos tres copas frente a nosotros y debíamos tomar la adecuada para ese momento.

Los retos de nuestra cena a ciegas con Club Premier
Tuvimos que ser muy cuidadosos al deslizar nuestras manos torpes por la mesa para encontrar la bebida adecuada sin derramar ni una gota. Al final, la recompensa fue ese sabor fresco del vino blanco.
El siguiente plato de la cena a ciegas estuvo lleno de sorpresas, solo meter el tenedor para descubrir qué contenía era todo un desafío. Hubo quien de plano metió los dedos para sentir qué era lo que se llevaría a la boca

¿Te imaginas tener meter tu dedo a la comida cada vez que quieras comer? Pero supongo que la seguridad de comer sin saber a ciencia cierta lo que te estás llevando a la boca, es una habilidad que se desarrolla con el tiempo.
Cada que daba un mordisco pensaba que de no ser por la vista, seguramente me daría la oportunidad de comer más cosas que hasta el momento no me había atrevido.
Seamos sinceros, todos juzgamos el sabor de un alimento por cómo se ve. Así, entre pláticas y risas llegó la hora del plato fuerte.

Fase final: plato fuerte y postre
Había tres diferentes alimentos, pero hizo falta que los probáramos para descubrir qué se trataba de: un rollito primavera, una empanada calientita y un tamal de maíz.
La combinación de sabores despertaba la boca como si nunca hubiera sido utilizada, como si estuviera yo comiendo por primera vez.

La culminación de la noche fue el postre, pero antes de probarlo tuve que preguntar a mis compañeros si no tenía chocolate. Ya que desde algún tiempo para acá, lo tengo prohibido.
Una vez más tuve una probadita de realidad, la imposibilidad de no saber qué tenía frente a mí me ayudó a no dar por sentado ninguno de mis sentidos.
Además, valoré el trabajo excepcional de los meseros ciegos quienes estaban haciendo su mejor esfuerzo por atendernos.

Más allá de la vista
Ninguno de ellos sabría quienes éramos ni cómo lucíamos, pero a cada momento estuvieron pendientes de que nada nos faltara.

Al momento de prender la luz, todos en la mesa nos miramos con otros ojos, el hecho de habernos acompañado solo con la voz nos permitió conocernos de una forma que tal vez no hubiéramos permitido.
Al final de la noche no solo nos fuimos con una cena deliciosa, sino también con una nueva conciencia acerca de uno mismo y del valor que debemos de dar a las personas que viven con algún tipo de incapacidad.

Si deseas vivir una cena a ciegas como esta, más vale que te pongas al pendiente de las noticias de Club Premier ya que no se llevan a cabo con mucha regularidad, pero esperarlas vale mucho la pena.
No olvides comentarnos si has tenido una experiencia de este tipo o si te gustaría vivirla. Y recuerda… ¡#NuncaDejesDeSorprenderte!

CDMX
Regresa la FERIA del ELOTE a TLAHUAC, 2025
En México, existen cientos de platillos mexicanos con la misma base: el maíz. Un alimento que es celebrado en uno de los pueblos originarios de la CDMX.

Como años anteriores, San Juan Ixtayopan en Tláhuac, CDMX, será sede de la Semana Cultural del Maíz, en la cual podrás encontrar la ya famosa Feria del Elote 2025. Esta feria tiene una historia de más de 30 años, donde cada agosto se celebra, honra y prueba distintos productos originados del maíz. Al evento llegarán expositores y cocineros de todo México para mostrar platillos típicos de toda la república, donde el maíz es el protagonista.

El MAÍZ es el pasado, el PRESENTE y el futuro
Sin duda, el maíz es uno de los principales ingredientes en la dieta del mexicano; este mismo se viene consumiendo desde tiempos ancestrales. De hecho, se cree que el cultivo del maíz inició en México hace más de 7 mil años. Su implementación en la dieta permitió que avanzáramos como civilización, y por miles de años fue un alimento sumamente importante en todo Mesoamérica.

Sin embargo, cuando se descubrió la nixtamalización, todo cambió para bien, ya que esta técnica —la cual consiste en remojar el maíz en cal para poder retirarle la cáscara más fácil— permitió a nuestros antepasados poder aprovechar mejor este alimento y así poder crear la tortilla, hace aproximadamente 2 mil 400 años…

Antojitos MEXICANOS en la FERIA del ELOTE
Desde masa azul, blanca o amarilla, en la Feria del Elote podrás encontrar cientos de platillos y antojitos mexicanos que te harán agua la boca. El elote con mayonesa y chile sin duda será uno de los platillos estrella del lugar. También podrás encontrar sopes, tamales, gorditas y quesadillas, además de bebidas hechas con maíz, como el chileatole, tascalate, champurrado, entre muchas otras más. Y por supuesto los esquites, que tampoco pueden faltar en esta 30.ª edición de la Feria del Elote.

Y es que esta feria funciona prácticamente como un sendero culinario. La calle se cierra para dar un espacio a distintos proveedores de productos relacionados con el maíz: Chefs, parrilleros, garnacheros, eloteros y panaderos se hacen presentes para ofrecerte sus mejores creaciones.

Y siendo un símbolo nacional, el maíz también se considera arte, pues en la Feria del Elote no pueden faltar los artesanos con servilletas, manteles, ropa y muchas cosas más que hacen tributo a la belleza del maíz. Más de 120 expositores se harán presentes para llenar tu semana de sabor, color y mucho maíz.

Toda una CARTELERA de EVENTOS
Además de ser una fiesta culinaria, la Feria del Elote contará con una cartelera de eventos para poder disfrutar de actividades artísticas y culturales, como danzas, talleres y música en vivo. Todas con el fin de poder mostrar la cultura mexicana del maíz y así preservar algunas tradiciones. Será un espacio de reflexión sobre la importancia del maíz en la historia del mexicano.

Y es que San Juan Ixtayopan alberga una amplia historia del legado agrícola, el cual muestra una conexión ancestral con la tierra y el maíz, siendo el maíz criollo su principal producción. De hecho, cuenta con alrededor de 300 hectáreas dedicadas a la siembra, donde se cosechan más de mil toneladas de maíz al año. Los meses entre julio y septiembre son los meses de mayor cosecha, por lo que se toma una semana de agosto para celebrar la Semana Cultural del Maíz, así vender sus productos sin necesidad de intermediarios.

Visitando la FERIA del ELOTE 2025
La entrada al evento será gratuita; no obstante, no debes olvidar llevar efectivo para poder consumir dentro de la feria. Esta la podrás encontrar sobre la Avenida del Maestro en el Barrio La Asunción Tláhuac, CDMX. Esta comenzará el 9 de agosto y se extenderá hasta el 17 de agosto del 2025; más de una semana llena de maíz.

Para poder llegar, puedes hacerlo desde el metro de la CDMX, tomando la línea 12 hasta la estación Tláhuac, y de ahí tomando un autobús o combi hasta San Juan Ixtayopan. Así que ve planeando tu agenda, que en agosto tienes una cita en la Feria del Elote 2025, un lugar donde la gastronomía y la tradición se unirán para ser uno mismo.

#NuncaDejesDeViajar
CDMX
RANDY’S DONUTS, las donas MÁS FAMOSAS de CALIFORNIA, llegan a la CDMX
Las donas más icónicas del mundo por fin pisan tierras mexicanas, llenando a la ciudad con su icónico sabor y sus brillantes y ensoñadores glaseados.

Seguramente, aunque no hayas ido a Los Ángeles, conozcas Randy’s Donuts. La famosa marca de donas, icónica por sus locales con una enorme dona encima de la tienda; ya sea en series, películas, videos musicales o hasta en videojuegos, su aparición ha tomado lugar en las pantallas. La puedes ver en películas como Iron Man, o parodiada en la serie de Los Simpson, bajo el nombre de Lard Lad Donuts y hasta en el videojuego Grand Theft Auto, bajo el nombre de Tuff Nut Donuts.

Sin duda se trata de uno de esos lugares emblemáticos que, si andas por la ciudad, debes visitar, pues, aunque no lo creas, siempre hay viajeros deseando visitar la icónica dona para tomarse una foto. Y sí, finalmente, estas icónicas donas llegan a la CDMX.

Descubriendo RANDY’S DONUTS
Los inicios de este icónico lugar ocurrieron en 1953, aunque en su momento fue un autocine con drive-in de donas. El lugar no tardó en popularizarse, y gracias a la enorme dona encima del lugar, rápidamente se convirtió en un icono. En el año 2015, los dueños decidieron vender el negocio y jubilarse; el empresario Mark Kelegian fue quien decidió comprarla y tomó la decisión de volverla una franquicia internacional.

En todas sus tiendas colocó una dona grande, en homenaje a la tienda original, que sin darse cuenta se volvería su mayor distintivo. Ahora, tras más de 5 años de trabajo, Randy’s Donuts se encuentra en alrededor de 5 países diferentes ¡y ahora también en México!

Y es que, una de las tiendas más icónicas de los Estados Unidos por fin llego a la CDMX, prometiendo una experiencia única, llena de sabores emblemáticos y maravillosos. Junto con su receta secreta de panaderos expertos, este tiene que ser un lugar en tu lista si vives en el área metropolitana o solo eres un amante de las donas.

Con algo de RELLENO
Y es que Randy’s Donuts trajo más de 30 sabores a la ciudad, como la Glazed Raised y Chocolate Raised (donas de glaseado y chocolate) así como la de Red Velvet, Oreo, Nutella, matcha y M&M’s. Pero no todo será donas, pues Randy’s también trajo algunos de sus productos estrella, como los Apple Fritters (buñuelos de manzana) y los Crullers (una dona estilo francés).

El secreto de que sean tan ricas es su fermentación, la cual le otorga una textura súper suave a cada dona; además, todas son amasadas, fritas y decoradas al día, por lo que tienes la seguridad de que son donas frescas y esponjosas.

Al visitar la tienda, podrás notar que el espacio sigue inspirado en los años 70, cuando inició el boom de Randy’s Donuts. Desde la estética retro, con colores neones suaves y esa vibra californiana, este lugar te brindará una experiencia auténtica de Los Ángeles en la Ciudad de México. Y sí, tiene la enorme dona decorando su fachada.

¿Dónde se encuentra la DONA GIGANTE?
La primera sucursal de Randy’s Donuts en la CDMX se encuentra en Álvaro Obregón 85, en la colonia Roma Norte. La sucursal cuenta con un sistema de 24/7, por lo que podrás matar tu antojo de donas a la hora que quieras. Los precios por dona van de los $30 MXN ($1.60 USD) hasta los $80 ($4.20 USD), dependiendo del sabor, relleno o tamaño que elijas. También podrás encontrar bebidas, como café, chocolate o frappes, que van desde los $40 MXN ($1.84 USD) hasta los $90 MXN ($4.80 USD).

Además, tiene un pequeño kiosko en Plaza Satélite, aunque el verdadero encanto se vive en la Roma Norte. Así que te invitamos a conocer este lugar californiano en la CDMX. No olvides llevar mucha hambre y preparar tu paladar para todos estos sabores únicos que podrás encontrar… ❖

#NuncaDejesDeViajar
CDMX
Así se VIVIÓ la CARRERA de BOTARGAS 2025 en la TORRE LATINOAMERICANA
Haciendo un recorrido hasta lo alto del edificio más emblemático de la Ciudad de México, alrededor de 20 botargas se enfrentaron en una carrera donde divertirse era lo más importante.

Mientras las calles de la Ciudad de México seguían su rutina diaria, dentro de la famosa Torre Latinoamericana se estaba llevando un espectáculo sin igual. Y es que, el 5 de julio del 2025, arrancó la segunda edición de la Carrera de Botargas. Una carrera donde divertidos y peculiares personajes se enfrentaron a una atrevida carrera vertical en la escalera de caracol del edificio.

La PISTA es mi TEMPLO…
La cita se dio a las 08:00 a.m. en el piso 35 de la Torre Latino. Se trata de un piso vacío donde los botargueros pudieron desayunar, cambiarse y entrenar un poco. A pesar de que el silencio entre los asistentes llenaba el ambiente, no tardó en romperse cuando los personajes comenzaron a cobrar vida.

Bailes, saltos y calentamientos no tardaron en volver divertido el lugar. Era un espectáculo aparte. Pero para conocer un poco más sobre la dinámica, platicamos con Gabriel T., colaborador del área de relaciones públicas de la Torre Latinoamericana. Gabriel nos contó que la idea de la Carrera de Botargas surge como una forma de intentar hacer colaborar con la Torre a las diferentes marcas presentes en la carrera.

Y es que el mirador de la Torre Latino realiza distintos eventos culturales durante todo el año. En la Carrera de Botargas se convocó a marcas, restaurantes y asociaciones a participar con sus personajes, lo que significa una oportunidad de colaboración. Aun así, la Torre Latinoamericana tenía una regla para los participantes… Que las botargas fueran lo más divertidas posible.

El MEJOR ESPECTÁCULO
Entre los asistentes a la Carrera de Botargas se encontraba Tunencio, el adorable personaje de la marca de atún Tuny. La razón por la que Tunencio participó también estaba relacionada como una forma de difusión. Su participación serviría para poder hacer contenido para sus redes sociales.

Otro de los favoritos era la simpática gallina Ben, del restaurante Caldos Ben´s. Esta botarga se ganó la atención de muchos con sus bailes y movimientos ocurrentes. Pero detrás de esta linda imagen se encuentra Sebastián Rigel, un actor que lleva aproximadamente 1 año trabajando de botarguero. Sebastián nos platicó que para poder concursar, tuvo que entrenar subiendo las escaleras del Tren Ligero de la Ciudad de México con la botarga puesta.

Y es que, a voz de Sebastián, usar botargas no es un trabajo sencillo, o al menos no en el caso de la Gallina Ben. Parte del encanto de este personaje es su tamaño; la botarga se infla para poder obtener su figura. Para ello, tiene una pequeña bomba de aire en su interior, que crea un efecto de sauna. Aun así, y sabiendo que estaba en desventaja con otras botargas —que simplemente consistían en una cabeza—, Ben se enfrentó a la carrera.

En sus MARCAS… Listos… ¡FUERA!
Una vez listos los botargueros, comenzó la carrera con una dinámica que buscaba medir la velocidad, pero sin poner en riesgo a nadie: Al ser unas escaleras estrechas, los concursantes salían uno por uno, con una diferencia de 2 minutos, desde el piso 35, donde se enlazaban con las primeras escaleras de caracol que les daba continuidad al resto de los siguientes niveles.

La meta era el piso 44, o mejor conocido como el mirador de la Torre Latinoamericana. Cada personaje en la Carrera de Botargas buscaba llegar al piso 44 en el menor tiempo posible. Quien lograra el menor tiempo resultaría ganador.

Una vez establecidas las reglas, solo quedaba esperar en los diferentes pisos para poder disfrutar del recorrido de las botargas. Algunas iban rápido, otras tenían dificultades para poder subir las escaleras. Algunos de los personajes iban acompañados de un grupo de fans, quienes esperaban el momento preciso para poder lanzar gritos de aliento. Al final, el objetivo era disfrutar y llegar a la meta.

Es importante mencionar que cada una de las botargas tenía que ir acompañada de un coach: una persona que los ayudaba en complicaciones durante el camino, estando alerta de sus necesidades —como calor o sed— y los ayudaba a mantener los ojos en la meta.

El DESEADO piso 44 de la CARRERA de BOTARGAS
Al llegar a la cima, las botargas permanecieron alrededor del mirador de la Torre Latino, donde todas recibieron una medalla. A pesar de que se tenía el registro de 31 botargas, solamente asistieron 21 a la carrera. Arriba, con el hermoso paisaje citadino de fondo, se dio lugar a algunas fotos oficiales y un breve descanso de los botargueros, que se encontraban agotados después de subir los 9 retadores pisos.

También fue el lugar donde muchos de los personajes dejaron relucir su verdadera identidad: trabajadores, voluntarios e incluso maratonistas que fueron invitados para llegar a la meta. Después del breve descanso de la Carrera de Botargas, los botargueros bajaron al piso 37, donde inició la espera para conocer al ganador.

Mientras el equipo de estadística de la carrera realizaba el conteo de tiempos, las botargas aprovecharon para dar un pequeño show a los asistentes. Bailes, convivencias y gritos se adueñaron del piso, donde se comenzó a pronosticar inexpertamente a los ganadores.

El FIN de la CARRERA de BOTARGAS
Finalmente, la espera terminó, y se anunciaron a los vencedores: Boss, de Boston´s Pizzas, logró el 4to lugar con un tiempo de 1.39 minutos. En 3er lugar, y con un tiempo de 1.27 minutos, Wolfie, del Instituto Cultural Azteca. En 2do lugar, y con 1.25 segundos, Tower Boy, uno de los personajes de la Torre Latino. Y arrebatando el 1er lugar con 1.09 asombrosos minutos, Torrencio: La botarga principal de la Torre Latinoamericana. Los ganadores obtuvieron una bolsa de regalos de la torre, y la emoción comenzó a disiparse cuando los botargueros se quitaron los trajes.

La Carrera de Botargas es una invitación a la comunidad cultural, donde la diversión y el entusiasmo por personajes que usualmente vemos en las calles se apoderan del punto más alto del Centro Histórico de la ciudad. Por ahora, nos mantenemos emocionados por esta segunda edición de la Carrera de Botargas, esperando que el siguiente año, esa misma emoción pueda ser replicada… ❖

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