

Fin de Semana
Un fin de semana perfecto en el Hotel Costa de Oro de Mazatlán
Tus vacaciones frente al mar Pacifico, tu familia, un excelente servicio de hotel ¡Qué mas se puede pedir!
Nuestro viaje al Puerto de Mazatlán iniciaba, yo tenia todo listo había reservado con un par de meses de antelación estas vacaciones que tanto nos hacían falta. Avión, renta de auto y el Hotel Costa de Oro nos esperaban en esta nueva aventura.

Hotel Costa de Oro en Mazatlán. Foto Luis Juárez
Una emoción indescriptible nos rondaba la cabeza porque soñábamos con disfrutar de las cálidas playas del pacifico mexicano. Mazatlán es un destino que todos tenemos en la cabeza, pero las playas del caribe comúnmente ganan por mayoría de votos; pero decidimos que esta ocasión no sería así.

Hotel Costa de Oro en Mazatlán Foto El Souvenir
Llegando a Mazatlán
Eran las nueve de la mañana cuando mi esposa, mi hijo y yo aterrizamos en el Puerto de Mazatlan. Desde la ventanilla se veía una vegetación a base de cientos de palmeras, un río junto al aeropuerto y un mar de azul profundo que nos daban la bienvenida. ¡Qué belleza de lugar!

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto Luis Juárez
Ya con maletas en mano, salimos del aeropuerto, recogimos el auto y bajamos la ventanilla para sentir el caluroso clima de Mazatlán ¿Cuánto tiempo había pasado desde las últimas vacaciones en respirar el aire puro y cálido? El fresco aire junto al mar nos despeinaba; Sebastian mi hijo, y mi esposa Martha, radiaban de felicidad.
Nuestra elección, el Hotel Costa de Oro en Mazatlán
Saber elegir el hotel donde hospedarse fue una tarea difícil, cuando la industria aquí es variada y extensa. El Hotel Costa de Oro en plena Zona Dorada fue la mejor elección, al momento de reservar no sabíamos si elegir una de sus amplias habitaciones decoradas al estilo mexicano y vista al apacible jardín o irnos por la suite con vista al mar.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Decidimos por esta última porque cuenta con una cocineta lo cual es ideal por si quieres comprar algo y prepararlo tú mismo o qué tal organizar una tarde de coctelería. Al entrar a nuestra suite éramos recibidos con unas frutas de cortesía, entonces con ellas preparamos un saludable desayuno.
Martha, comenzó por guardar las maletas en el clóset; el pequeño Sebastian corría hacia la ventana y gritaba desde el balcón que ansiaba por meterse a la alberca. Salimos a la terraza para sorprendernos.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
La fabulosa vista al mar era algo difícil de describir, pues el color azul del océano y las aves volando en el cielo tan cerca de nosotros hizo que tratáramos de seguir con la cámara el vuelo, pero sin éxito, solo alcanzamos a tomar un par de fotografías del cielo.
Dejarse llevar por los momentos
Después del desayuno, decidimos ponernos el bañador para dirigirnos a la piscina; pasando por el pasillo lleno de vegetación había un cartel con varias actividades que el hotel organiza: clases de baile, yoga y algunas actividades para los niños.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Curiosamente se nos había olvidado empacar el flotie de mi hijo y pasamos a la tienda del hotel para comprar uno, aproveché para llevar el bloqueador que siempre es indispensable, y unos lentes para el sol.
Al caminar por la orilla de la alberca sólo escuché el chapuzón que mi hijo se dio: “está templada, métete papá” fue lo que gritó, yo antes de eso, me dirigí al bar y pedí una cerveza con clamato y una piña colada para mi esposa.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto Heidi Harf
Ella se recostó en el camastro, sacó un libro y con los audífonos puestos comenzó por relajarse. ¡Ahhh cuánto anhelábamos este momento! Yo no podía quedarme con las ganas de caminar por la playa.
La tarde llegó, junto a las gaviotas que nos sobre volaban, algunos huéspedes bajaban a tomar el sol en los pequeños sillones junto a la alberca. Estábamos tan relajados que olvidábamos poco a poco los días pasados llenos de estrés, tal es así que nos quedamos dormidos.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Al despertar de la siesta el estómago nos hizo dirigirnos al restaurante del hotel Los Adobes, especializado en cocina mexicana y productos marinos.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Ceviches, tacos, cócteles, asados y una gran variedad de preparaciones crearon el dilema para elegir. Pero después de una hora pudimos quedar satisfechos con el sabor de sus alimentos y bebidas. No hay nada mejor que comer lo que sale del mar el mismo día.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto Turismo x Mexico
Atardeceres encantadores
La noche comenzaba aparecer, mi hijo Sebastián cayó rendido después de nadar todo el día en la alberca, tomó un ducha caliente y se durmió.
Nosotros decidimos tomarnos de la mano y caminar en la playa, ver el atardecer lleno de colores, apreciar la Isla de los Pájaros que desde ahí dibujaba su silueta en el horizonte casi nocturno, fue un momento mágico.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto GobankingR
El cielo estrellado invitó a meternos en el jacuzzi al aire libre; se ubica en un pequeño rincón lleno de plantas junto a la alberca, platicamos de tantas cosas como nunca lo habíamos hecho.
El sonido suave de las olas, la tranquilidad en el susurrar del viento y la hospitalidad del hotel nos puso a pensar sobre el día perfecto que tuvimos.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Camino a la habitación preguntamos al personal sobre qué hacer al día siguiente. Nos mencionaron que podíamos disponer del spa o de la cancha de tenis que se encontraba en la parte lateral.
Disfrutando del destino
También nos recomendaron ir al malecón o vivir de cerca la vida nocturna en sus distintos bares, antros y restaurantes; y claro, visitar el acuario, el mirador y subirnos a una pulmonía, esos curiosos taxis turísticos emblemáticos de Mazatlán.

Transporte Pulmonía Foto Go Mazatlan
Así fue como pasamos el resto de nuestro fin de semana, disfrutando del recién remodelado Centro Histórico, de pasear por el malecón y disfrutar del hotel que nos atendieron a cuerpo de reyes.

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto El Souvenir
Pensar que al planear las vacaciones al principio fue un poco difícil decidir por un hotel adecuado, el Hotel Costa de Oro nos dejó con un buen sabor de boca y fue el espacio ideal que necesitábamos, mi esposa se veía hermosa relajada y mi hijo más que feliz con sus nuevos amigos. ¡Qué vacaciones, ¡ya tengo ganas de regresar!

Hotel Costa de Oro Mazatlán. Foto Mazcasa
Fin de Semana
Acompaña a REHILETES a descubrir VERACRUZ, sus SONES y CORAZONES
“Rinconcito donde hacen su nido las olas del mar”, eso dijo Agustín Lara, y no se equivocó al escribir de este estado que lo tiene todo… ¡Acompáñanos a descubrirlo!

Siendo uno de los puertos más importantes —y el más antiguo— de México, y ubicado en una de las regiones más místicas y misteriosas del país, Veracruz es un cúmulo de cultura, historia y biodiversidad que conviven en un ambiente relajado, divertido y con mucho sabor. Aquí la vida se pasa bajo el sol y la neblina, el ojo mira hermosos paisajes y por las noches se sueña bonito. Y es que conocer Veracruz no es cosa sencilla, pues con tanto que ver, llegar a la indecisión es fácil; pero no te preocupes, que Rehiletes trae para ti Veracruz, sus Sones y Corazones: el itinerario perfecto para viajar por las tierras jarochas… ¿Te gustaría conocerlo?

Día 1
El MUSEO del PIRATA
Inspirado en el famoso pirata holandés, Lorencillo, este museo es una de las primeras paradas de Veracruz, sus Sones y Corazones. Con galeones a escala, vestuarios de reyes y piratas y un gran acervo de herramientas y armas, este museo te permite dar una mirada a la historia, en donde los mares veracruzanos eran dominados estos malhechores de altamar.

Recorriendo el PUERTO DE VERACRUZ
La segunda parada en el tour de Veracruz, sus Sones y Corazones es en el famoso y emblemático Puerto de Veracruz. Rodeado de grandes embarcaciones y sintiendo la brisa del Golfo de México, el puerto fue fundado en 1519 por Hernán Cortés, y ha sido el escenario de cientos de eventos interesantes, como la Independencia de México, la Intervención Francesa e incluso un par de ataques piratas. Ahora es un hermoso lugar para ver barcos, disfrutar de las vistas y pasear por las lindas calles.

Visita a la FORTALEZA de SAN JUAN DE ULÚA
Con una existencia que se extiende por más de 500 años, este recinto fortificado ha presenciado innumerables acontecimientos a lo largo de los siglos, desde la llegada de los colonizadores españoles hasta los movimientos independentistas. Esta isla se convirtió en un punto estratégico fundamental para establecer una plataforma de operaciones en la región; curiosamente, nunca fue dominada.

DANZÓN en la PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Ya por la tarde, no hay mejor manera de terminar el primer día que con uno de los bailes más emblemáticos de Veracruz: el danzón jarocho. Este tiene lugar en la Plaza de la Constitución, donde el fin es disfrutar y mantener viva la tradición musical en estas lejanas tierras veracruzanas.

Día 2
Conociendo la REGIÓN DE LOS TUXTLAS
Selva verde esmeralda e inmensos espejos de agua: son las vistas que nos regala la región de Los Tuxtlas, donde a las orillas podrás ver cientos de volcanes y una de las biodiversidades más altas del planeta. De hecho, Los Tuxtlas fue declarado Reserva de la Biosfera en 1989. A la fecha, se han registrado aquí más de 2,368 especies de plantas vasculares, 117 especies de reptiles, 45 de anfibios, 561 especies de aves y poco más de 500 especies de mariposas.

Adentrándonos en CATEMACO
Aprovechando la ida a la región de Los Tuxtlas, no hay mejor lugar por conocer que Catemaco. Aquí los chamanes y brujos han permanecido desde tiempos prehistóricos realizando limpias, hechizos y algunos otros interesantes trabajos; también es el lugar de la tenebrosa Misa Negra que se realiza cada mes de marzo. Además, el centro es un lugar simplemente hermoso. A orillas de una laguna y con la naturaleza flanqueando el lugar, entenderás lo que realmente es Veracruz.

Recorrido en lancha a NANCIYAGA
Adentrándote por flora y fauna, Nanciyaga es una reserva ecológica en medio de la selva veracruzana, donde el recorrido por lancha se vuelve una alternativa diferente de diversión y avistamiento de aves, donde conocerás a guacamayas, garzas o momotos. Aquí el punto es sentarse, relajarse, escuchar y dejarte llevar…

Cascada SALTO de EYIPLANTLA
No hay mejor forma de terminar el segundo día de Veracruz, sus Sones y Corazones, que en una de las cascadas más bellas de México. Con 30 metros de ancho y 60 de alto, el Salto de Eyiplantla se encuentra dentro de la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas. Está rodeada de un bosque de bambú que le otorga un paisaje impresionante. De hecho, aquí fue el lugar en donde se filmó el mítico salto de la cascada en la película Apocalypto, de Mel Gibson. Aquí la brisa fresca te dejará ganas de darte un buen chapuzón.

Día 3
Visitando TLACOTALPAN
Ha llegado el último día de Veracruz, sus Sones y Corazones, y para disfrutarlo como nunca, la última parada será en Tlacotalpan, a las orillas de Papaloapan. Este municipio es uno de los lugares más bellos de todo México. Fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1998, y está lleno de color, alegría y tradiciones. Su existencia está vinculada al mundo del arte y la cultura, y sí, también es tu última oportunidad para hacer shopping. Aquí encontrarás tejidos, instrumentos musicales, artesanías en carrizo y mucha diversidad de productos en madera.

Si te gustaría vivir esta experiencia, puedes visitar la página de Rehiletes o llamar al +52 1 55 1800 7054. Al terminar el día, te darás cuenta de que no es nada fácil decirle adiós a Veracruz; sin embargo, la promesa de volver se queda intacta en el viento. Así que disfruta y atrévete a descubrir las tierras jarochas con Veracruz, sus Sones y Corazones de la mano de Rehiletes. ❖

#NuncaDejesDeViajar

Más allá de su imponente arquitectura y el relato histórico que guarda, el Monumento a la Revolución es hogar de uno de los miradores más impresionantes de la ciudad.
Historia y arquitectura
Inaugurado en 1938, el Monumento a la Revolución fue diseñado originalmente como un Palacio Legislativo, pero los planes cambiaron tras el estallido de la Revolución Mexicana.
Su estructura art déco es una obra maestra, y subir al mirador también ofrece la oportunidad de descubrir los secretos de su construcción mientras se admira su inmensa cúpula de cobre, una de las más grandes del mundo.
Una experiencia elevada
El mirador, situado a 65 metros de altura, te ofrece una panorámica de 360 grados que abarca desde los rascacielos de Reforma hasta las montañas que rodean el Valle de México.
Subir hasta este punto es una experiencia única, ya que el recorrido incluye el uso de un elevador de cristal que atraviesa el corazón del monumento, permitiendo admirar los detalles arquitectónicos de cerca.
Desde el mirador, es posible disfrutar de espectaculares amaneceres, atardeceres de ensueño y una visión nocturna iluminada por las luces de la ciudad.
Ubicación
El Monumento a la Revolución está ubicado en la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera, a tan solo unos pasos de Paseo de la Reforma y la Avenida de los Insurgentes.
Su ubicación estratégica lo convierte en un punto de partida ideal para explorar otras atracciones cercanas, como el Museo Nacional de la Revolución, el Centro Histórico, y los múltiples restaurantes y cafés que rodean la zona.
La ubicación es fácilmente accesible:
Metro: Línea 2, estación Revolución.
Metrobús: Línea 1, estación Plaza de la República.
Horarios y costos
Lunes a jueves: 12:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Viernes y sábado: 12:00 a 22:00 horas (último acceso a las 21:30).
Domingo: 10:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Los costos varían, pues en la página oficial del Monumento a la Revolución cuenta con paquetes, para que puedas elegir libremente la opción que más te agrade.
La Ciudad de México es un destino fascinante durante todo el año, pero en Navidad se vuelve aún más especial. Aprovecha las tarifas especiales de Aeroméxico esta temporada navideña y descubre todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer.
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#NuncaDejesDeViajar
Campeche
EDMUNDO RODRÍGUEZ, el héroe ANÓNIMO de la arquitectura mexicana
Si vives o viviste en la Ciudad de México, seguramente recuerdes o hayas visto alguna vez las bancas de Edmundo Rodríguez: enormes y pesadas piezas de concreto que, al día de hoy, aún se mantienen en pie en algunos espacios públicos de la ciudad.

Durante la década de 1970 en el Distrito Federal —ahora conocido como Ciudad de México—, se realizó un ambicioso programa de remodelación urbana, que consistía en embellecer y restaurar los espacios públicos de la ciudad. Para realizar esta dura tarea, se designó a un arquitecto, quien sería el encargado de diseñar el mobiliario urbano y de los espacios restaurados. Su nombre: Edmundo Rodríguez Saldívar, un joven arquitecto que se encuentra ausente en la historia de la arquitectura mexicana.

Edmundo Rodríguez y su huella en la CIUDAD
Como mencionamos antes, Edmundo Rodríguez es un nombre desconocido para muchos historiadores del arte y la arquitectura. Esto tiene que ver con que, a pesar de que ayudo y colaboro con arquitectos de renombre antes de terminar su licenciatura, dejó de ejercer casi a principios de 1980, para dedicarse, a lo que se piensa, fue el arte, convirtiéndose en un arquitecto olvidado.

Sin embargo, su trabajo no pasa del todo desapercibido. En el México de 1970, el arte contemporáneo y la arquitectura brutalista ganaron gran popularidad, y Edmundo Rodríguez supo utilizar esta inquietud.

Teniendo gran preferencia por la prefabricación y comodidad, Edmundo Rodríguez intervino con diseños de muebles de concreto en gran parte de las ciudades de México, destacándose por realizar bancas y juegos infantiles con un estilo que emanaba durabilidad, solidez, estandarización y neutralidad.
Como ejemplos, están las bancas y jardineras de la Plaza Concepción Cuepopan, las bancas campechanas en Campeche Nuevo, o las reconocidas bancas en el Parque Salesiano.

Un antiguo México VANGUARDISTA
Todos los diseños de Edmundo se muestran eficaces para solucionar problemas de mantenimiento, ergonomía y durabilidad, considerándose en ese entonces como vanguardistas y modernos, dependiendo del lugar donde se colocaron. Además, su realización era sencilla: consistía en moldes que eran llenados de concreto.

Claro que antes de retirarse, Edmundo Rodríguez participó en otras grandes obras, como el diseño del Deportivo Guelatao o el Deportivo Plateros. No obstante, su trabajo y obra en las bancas de los parques y jardines cambiaron para siempre la perspectiva de los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares seguros, de descanso y encuentro dentro de la memoria colectiva.

Si visitas la CDMX y logras encontrar una de las bancas de Edmundo Rodríguez, no dudes en tomarte una foto con ellas. Y recuerda:
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