Oaxaca
El verdadero sabor de México cabe en un caballito. Conoce la ruta del mezcal Oaxaca
Una de las bebidas que más identifican a México por tradición es sin lugar a dudas el Mezcal, cuyo proceso artesanal le ha dado fama mundial por tratarse de un destilado en donde la paciencia y la fórmula heredada, son el secreto mejor guardado por los Oaxaqueños.
La ruta del mezcal Oaxaca: Actualmente para llevar a cabo un viaje con la finalidad de conocer el proceso y degustar esta aromática y amable bebida, basta con trasladarse a los pueblos de los Valles Centrales del estado de Oaxaca en México.
Una de esas poblaciones es Santiago Matatlán la cual se presume como la “Cuna del Mezcal” y en donde los habitantes casi en su mayoría de una u otra forma, se relacionan con la bebida.
La ruta consiste en visitar las diferentes casas mezcaleras y ser testigos de cómo se elabora el Mezcal. Realmente no hay gran diferencia entre una y otra, ya que todas realizan con gran pasión sus destilados dándole su propio toque.
via GIPHY La ruta del mezcal Oaxaca
La ruta del mezcal Oaxaca
Es así que al adentrarte en una mezcalera conoces el proceso adecuado de todas. Lo importante es degustar las diferentes etiquetas de las distintas casas.
Para conocer cada paso del proceso y darle el valor adecuado a la bebida, lo primero es trasladarse a los campos de agave silvestre tipo “Espadín”.
Donde se abren las montañas y le dan paso a un valle desértico para encontrar un hermoso paisaje color verde que muestra las interminables filas de plantas de agave que esperan ser cortadas para quedarse únicamente con el corazón.
Este proceso se llama jima en donde pelan al ras los agaves que tienen de seis a diez años de maduración. El trabajo es duro y consta de varias horas-hombre bajo el rayo del sol.
Posteriormente se cortan las pesadas piñas para poder trasladarlas al horno de piso, un hoyo circular y cónico en la tierra el cual ya se encuentra prendido con ocho horas de antelación, con piedras volcánicas y al rojo vivo.
Ahí, después de colocar alrededor de cuatro toneladas de piñas de maguey, se cubre el horno con un manto térmico y un poco de tierra para cocinarlas a temperaturas de hasta 700 grados centígrados en un proceso que dura hasta cinco días.
Procesos para su creación
Antes de manipular las piñas ya cocidas, debe orearse el horno para bajar la temperatura, aquí podremos entonces probar las famosas “pechugas” que son estos trozos de corazón con pulpa.
Tienen un alto grado de azúcar y un color café cenizo que nos remontan a la infancia cuando probábamos ese rico caramelo como si fuera una caña, dulce y fibrosa.
El producto cocido pasa entonces a un proceso de trituración por la tahona o “molino egipcio” el cual consiste en triturarlo en una tina circular con una rueda de piedra que pesa más de una tonelada y es impulsada por un caballo.
Esta etapa es también igual de importante. En grandes tinas de madera de pino, encino o roble se colocan la fibra, la pulpa y el jugo del maguey para que las levaduras hagan su trabajo de fermentación con ayuda de agua caliente-
Periodo en el que conviven 120 levaduras que a diferencia del tequila, sólo se identifican cinco. Una gran diferencia que da como resultado en el mezcal, esas notas especiales de aroma y sabor.
Después de cuatro días en las tinas y con algunos movimientos, ya las levaduras produjeron el alcohol de mezcal, es momento entonces de pasar al alambique para que se produzca la destilación del mezcal.
La cual consiste en vaciar el producto en una olla de cobre que se calentara al fuego para producir los vapores los cuales se conducirán por un tubo alargado para después condensarlos y así salga por un conducto de enfriamiento.
Tratamiento del mezcal
El producto que sale del alambique será tratado de acuerdo al grado de alcohol que produzca, por ejemplo, los primeros veinte litros destilados tienen hasta 90° y posteriormente sale mezcal con menos graduación conocido como xixe.
Así se hace la composición adecuada de un mezcal, mezclando los diferentes destilados para después pasarlo a barricas y almacenarlo y así suavizar el sabor y darle un color adecuado que en la mayoría de los casos, parece ser oro bebible.
Dependiendo el tiempo de maduración el mezcal será joven, reposado o añejo, también se conserva en tanques de acero antes de ser envasado y etiquedo.
La tradición sobre todo en mezcales jóvenes, es agregarles el famoso “gusano de maguey” el cual el más valiente o “alegre” este dispuesto a comérselo casi al momento de terminarse una botella.
Mezcaleras de la zona
Una de las casas mezcaleras con mayor tradición desde los años 40´s es “Casa Mezcal Oro de Oaxaca” cuyo fundador José López Mateo inició y estandarizó la bebida que ahora hijos y nietos elaboran con gran dedicación y orgullo.
Cuentan con tres mezcales básicos y claro con algunos nuevos productos que se comienzan a colocar en el mercado como las famosas “Cremas de Maguey” de sabores: coco, piña colada, mango y fresa, entre otras.
Lo importante del Mezcal es degustarlo como debe ser, con una rebanada de naranja y la famosa sal de maguey. Una mezcla de sal, chile piquín y el gusano de maguey tostado.
La ruta del Mezcal más que una travesía, se trata de una experiencia única en donde el viajero puede participar en la elaboración del mezcal.
Si vas a Santiago Matatlán no olvides recorrer la ciudad de Oaxaca y sus alrededores, encontrarás bien representado el México tradicional y auténtico.
No hay persona que no quede maravillada con Oaxaca, por su arqueología, sus colores, sus sabores, sus paisajes y el arte que se encuentra presente hasta en las bebidas.
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GALERÍA DE IMÁGENES
Asia
La BARBACOA mexicana triunfa en el LEJANO JAPÓN
La barbacoa oaxaqueña viaja hasta Japón, logrando ganar batalla en los paladares de las altas islas de volcanes de Hokkaidō.
En una visita a Oaxaca, México, el chef Marco Gurushia, quedó encantado con uno de los sabores más emblemáticos del país… la barbacoa. Las manos creadoras de este delicioso plato fueron Mimi con su restaurante al aire libre Maíz Cocina Tradicional.
El inicio de una AVENTURA
Meses después, Yu, uno de los amigos de Marco, lo contacto porque quería preparar barbacoa en Hokkaidō, y Marco, que aún tenía el sabor de la barbacoa oaxaqueña, se le ocurrió contactar de nuevo con Mimi… y fue así como inició esta reciente y asombrosa aventura.
Mimi viajó a Japón acompañada de su familia, algunos chiles, especias, una parrilla y dos comales de 42 centímetros, de los cuales solo uno sobrevivió al vuelo.
BARBACOA… solo a la MEXICANA
La preparación de esta deliciosa barbacoa duró dos días: el primero se dedicó a construir el horno desde cero: excavar el agujero, poner los ladrillos y cemento, y dejar secar mientras se realizaba una clásica verbena mexicana, con música, mezcal y cervezas.
El segundo día fue de cocinada, no sin antes echar la bendición con mezcal al horno, para que todo saliera bien. Conseguir los ingredientes faltantes en Japón fue todo un reto. La carne fue conseguida de un borrego de una granja local, y las pencas de maguey fueron mandadas desde otra ciudad.
Unas horas después de calentar el horno, y en presencia de todos, se pudo meter la barbacoa, para que tiempo después, chefs, artistas y amigos se citaran en Hokkaidō para probar la deliciosa creación que resultó un rotundo éxito.
Sin duda, esta pequeña crónica compartida por Mimi y Marco no solo representa un profundo amor por la gastronomía mexicana; si no también enaltece la curiosidad y cercanía que une y crea México más allá de sus fronteras.
Y como bien se dice por ahí… el único problema de la barbacoa es que se acaba demasiado rápido.
#NuncaDejesDeViajar
Artesanías
RUTA DE LOS ALEBRIJES… color, arte y Oaxaca.
Con alas, cuernos y colores irreales, los alebrijes son criaturas que no necesitan presentación; sin embargo, y a pesar de su gran popularidad, sus formas y siluetas no dejan de desconcertar a muchos. Es así como nace La Ruta de Los Alebrijes. ¿Te puedes imaginar tres días rodeado de estos fantásticos seres? Porque sí, es posible.
ALEBRIJES… un destello de imaginación
Bien es sabido que el alebrije nació gracias a Pedro Linares, un cartonero que vislumbró a estos extraños entes en lo que parecía que sería su lecho de muerte, a los 30 años de edad. Afortunadamente, la vida tenía preparado un destino muy distinto para Pedro, que, con la materialización de sus alebrijes, hizo que su fama no tardara en subir como la espuma, llevando su arte a todas partes del mundo… pero vayamos con calma, que aquí viene el día uno en La Ruta de los Alebrijes…
DÍA UNO. Una ARTÍSTICA Llegada a Oaxaca
La Ruta de los Alebrijes tiene su inicio en las alejadas tierras de Oaxaca, exactamente en el municipio de San Martín Tilcajete, porque es aquí donde nacen muchos alebrijes. Si bien, Pedro Linares residió en lo que fue el alterado Distrito Federal, en Oaxaca la palabra “alebrije” tomó un significado muy distinto, esto gracias al escultor y tallador Manuel Jiménez Ramírez.
Manuel acogió el concepto de Llinares y lo llevó hasta Oaxaca, convirtiendo la idea en el alebrije o tonas oaxaqueñas. Aquí la materia prima no es el cartón ni el papel, si no la madera de copal, además, los seres no tienen muchas mutaciones, y sus colores son detallados.
El día uno, además de visitar San Martín Tilcajete, podrás conocer un verdadero taller de alebrijes de madera, donde podrás vivir de cerca la creación de estos seres.
Aprovechando la visita, también tendrás la oportunidad de vivir uno de los oficios más típicos de Oaxaca… sí, hablamos del telar de cintura. Una técnica de confección textil que refleja muchas de las vivencias del pueblo, que van desde personajes, flora y fauna, hasta la parte más abstracta de la mente, como grecas y eslabones. Una experiencia que tienes que vivir.
DÍA 2. Oaxaca para VIVIRLO & mezcal para CONTARLO
Después de un merecido descanso, llega el segundo día en la Ruta de los Alebrijes. Pero para iniciarlo, visitaremos uno de los lugares símbolo de la relajación oaxaqueña: “Hierve el Agua”.
Hierve el Agua es un conjunto de cascadas petrificadas. Su formación logra alcanzar hasta los 15 metros de altura, y el manantial del que originan es ahora aprovechado como una alberca natural, donde podrás sumergirte en lo que serán las aguas más relajantes de tu vida, además de una vista por demás impresionante.
Pero hablemos de su historia. Considerada una zona arqueológica, Hierve el Agua no solo cuenta con cascadas petrificadas, sino también con terrazas y un sistema de riego ancestral que fue construido por los antiguos zapotecas. Esto nos da una idea de que, hace aproximadamente 2,500 años, estas tierras ya estaban siendo pisadas por parte de nuestra sangre.
Y después de serenar el alma, ahora toca calentarla, pero esta vez por medio de la corona al trago: el mezcal. Y es que, para poder tomarlo, también hay que saber apreciarlo.
Con una explicación bien detallada, podrás conocer (y vivir) el mezcal, como nunca antes lo habías hecho. Aquí, conocerás desde su cultivo hasta su artesanal y heredada preparación, todo desde una de las mejores mezcalerías de Oaxaca, donde podrás degustar… ¿y porque no? llevarte una botella a casa.
Y para terminar el día, hay que terminarlo bien: recorriendo el centro histórico de Oaxaca. Con un urbanismo netamente colonial español, el centro de Oaxaca carga en sus calles y esquinas un valor histórico incalculable, siendo considerado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Pero ahí te va un reto. En Oaxaca, una de las formas artísticas que predominan en las calles es el arte urbano, pero con un toque que distingue su fuerte conexión cultural… ¿cuántas obras puedes encontrar?
DÍA 3. Artesanías… el ALMA TRANSFORMADA en obra
Llegamos al día tres, y así como se inició la ruta, así se tiene que acabar… llena de arte. Pero antes de iniciar, recordemos una de las viejas reglas del viajero: un verdadero viajero no solo disfruta del destino, sino que también contribuye a su desarrollo y preservación, y conocer la cultura es parte de ello.
Y si bien, la Ruta de los Alebrijes es toda cultura, hemos llegado a la parte culmine de esta… el día artesanal.
En este último día tendrás la oportunidad de recorrer el Museo de Artesanías Oaxaqueñas, un encuentro de exquisitas y delicadas obras que te permitirán conocer y aprender más sobre este recinto artístico como lo es Oaxaca. Aquí se abarca todo, desde tallados, grabados, tejidos, bordados, barro, máscaras, pinturas, juguetes, y sí, los ya mundialmente conocidos alebrijes oaxaqueños.
Pero sabemos que te encanta el shopping ¿y a quién no? Así que para terminar con broche de oro este día artesanal, visitarás el Mercado Ocotlán. En este lugar se encuentra solo lo mejor del gremio. Podrás conseguir sombreros, canastos, llaveros, bolsas, blusas, y hasta zapatos artesanales. Y si te quedaste con antojo de un alebrije, aquí es el lugar perfecto para conseguirlo.
Pero si eres de los que al comprar les da hambre, no hay de que preocuparse, porque el Mercado de Ocotlán también tiene un apartado gastronómico, donde podrás deleitarte con platillos puramente oaxaqueños: barbacoas de chivo, tasajo asado, tamales de chepil, chapulines, gusanos de maguey, ricas nieves y tepaches.
Y así, con manos llenas y corazón contento, es como culmina la Ruta de los Alebrijes. Si te gustaría vivirla, podrás encontrar el paquete en agencias de viajes, como Rehiletes, que sin duda hará de ella una experiencia única en tu vida.
#NuncaDejesDeViajar
Artesanías
Tesoros textiles de Oaxaca: Conoce los tapetes de Teotitlán del Valle
Obras de arte tejidas a mano que reflejan la rica tradición textil de la región, con diseños únicos, colores naturales y técnicas ancestrales.
Los tapetes de Teotitlán del Valle, Oaxaca, son verdaderas obras de arte que reflejan la rica tradición textil de la región. Esta tradición es el resultado de una fusión de influencias prehispánicas y coloniales, que ha dado lugar a una producción textil única y diversa.
Colores y bordado de los tapetes de Teotitlán del Valle
Cada tapete de Teotitlán del Valle es el resultado de un meticuloso proceso artesanal que puede llevar desde quince días hasta varios meses, dependiendo de la complejidad del diseño y el tamaño de la pieza. Todo comienza con el cardado y el hilado de la lana, seguido por la preparación de los colores naturales, que se elaboran con:
Rojos y Morados: Grana cochinilla, un insecto que vive en el nopal.
Azul: Añil, conocido localmente como jiuquilitl.
Púrpura: Caracol marino, llamado tishinda.
Negro: Vaina de huizache.
Café: Cáscara de nuez.
Naranja: Flor de cempasúchil.
Una vez que los hilos están teñidos, comienza la verdadera magia. El artesano dispone los hilos en el telar y, con una paciencia y precisión admirables, empieza a tejer los patrones. Cada diseño es una expresión única de la identidad cultural zapoteca, con motivos que a menudo reflejan la naturaleza, la mitología y la vida cotidiana de la región.
Del telar de cintura al telar de pedal
La llegada de los españoles a México trajo consigo nuevas fibras como la lana, así como herramientas e instrumentos que revolucionaron la producción textil en la región. Los telares de pedal introducidos por los colonizadores ofrecieron una mayor rapidez y eficiencia en comparación con los tradicionales telares de cintura. Sin embargo, fue la destreza y la imaginación de los artesanos zapotecos lo que realmente hizo de estos telares un sello distintivo, capaz de producir tapetes de una belleza y complejidad únicas.
Una tradición ancestral
En Teotitlán del Valle, la fabricación de tapetes es una tradición familiar que se transmite de generación en generación. Muchas familias de esta comunidad han dedicado su vida a perfeccionar su técnica, asegurándose de que este arte ancestral no se pierda con el tiempo. Los tapetes de Teotitlán del Valle no solo son productos artesanales, sino también testimonios vivos de un legado cultural.
Visitar Teotitlán del Valle es una oportunidad para conocer de cerca a los artesanos y comprender la dedicación que cada pieza implica. Los tapetes son una representación tangible de la conexión profunda que los zapotecos tienen con su tierra y su cultura. Cada hilo, cada color, cada patrón cuenta una historia de habilidad, creatividad y amor por el arte textil.
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