

América
Cataratas de Iguazú ¡Con un nudo en la garganta!
Vive la majestuosidad del agua a su máximo esplendor. Déjate atrapar por la naturaleza.
La majestuosidad de las cataratas de Iguazú en Argentina tiene un secreto que quiere contarte, pero con un rugido.
La experiencia de encontrarme frente a la furia del agua es incomparable a cualquier video, fotografía o descripción anterior a lo que viví.

Ese pedazo de tierra roja y escenarios verdes salidos de un libro de ciencia ficción en donde la bruma y la selva hacen el mejor esfuerzo, nos invitan a exhalar un inesperado ¡Wow! a todo aquel visitante que lo ya ha visto todo.
Una aventura a la selva argentina, Cataratas de Iguazú
Mi experiencia comenzó con tres vuelos partiendo de la Ciudad de México hasta Iguazú, en territorio argentino.

Tuve que volar alrededor de 14 horas que se convirtieron casi en 20 por la espera en las conexiones.
Pensé que nunca llegaría y esta situación me hacía la constante pregunta ¿Valdrá la pena un recorrido para observar al agua buscando una salida hacia el mar? Era cuestión de esperar.

Después de un México – Lima – Buenos Aires (Cambio de aeropuerto) Buenos Aires – Iguazú, terminé alucinando las indicaciones de las sobrecargos que se habían convertido en mis nanas.
Ellas hacían todo lo posible para que mi viaje fuera confortable apapachándome con deliciosas comidas y snacks.
Además, de unos buenos menús de entretenimiento, mi respectiva cobija y una almohada para perderme en un profundo sueño.

Llegando a tierras argentinas
Durmiendo cual bebé en el último vuelo, el capitán de la nave finalmente dijo la tan esperada frase: “en breve aterrizaremos”.
Ahí, sentado junto a la ventanilla tras un puñado de amarradas nubes que me fueron dando a cuenta gotas un escenario maravilloso.

El sol se reflejaba sobre un caudaloso rio a manera de bienvenida, se trataba de una serpiente dorada que se arrastraba en medio de la abundante selva.
Un aeropuerto pequeño en forma de coqueta cabaña nos recibía a mí y a un grupo de despeinados viajeros que pedían a gritos darse un baño y llegar a reconocer el lugar.

La entrega de maletas fue breve ya que afuera nos esperaba Jala, la representante de la operadora de viajes quien tenía listo todo para trasladarnos al hotel.
El trayecto de una media hora fue ameno mientras ella nos contaba todo acerca de la maravillosa tierra que estábamos pisando y parte de la provincia argentina de Misiones.

Una vez instalado en una habitación con vista al rio, ya me sentía aclimatado con los pulmones llenos de aire puro y listo para conocer el pueblo.
Hito Tres Fronteras en Cataratas de Iguazú
Así que me aventuré a salir a caminar y ver cómo la gente vive feliz en un lugar lleno de naturaleza en donde lo único que les preocupa es si lloverá por más de una hora.

En mi andar pude ser testigo del caudaloso pero apacible rio Iguazú el cual divide a los tres países Argentina, Brasil y Paraguay; un hito que marcaba ese objeto de viaje.
Mientras pensaba en cómo se verían de cerca esas caídas de agua de las que tanto me han hablado.

También, si el río ya en su estado apacible se veía impresionante, todo indicaba que la espera a la experiencia sería una garantía a la tierra prometida.
También me entró la curiosidad de cuál sería el escenario ideal para apreciar estas cataratas de Iguazú, son pocos los lugares que tienen esta bondad de ser compartidos por tres países.

Ansiedad por ese primer encuentro a las Cataratas de Iguazú
Cercano a esta frontera encontré un escenario al aire libre para conciertos, un malecón para disfrutar de esa magia y una virgen que con su tierna postura cuidaba el andar de los viajeros y residentes.
Mientras, el constante olor a tierra mojada y el agradable clima ya me habían atrapado, me sentía como todo un explorador, ansioso, con cámara en mano.

Pero con la diferencia que solo era un viajero más. ¿Los demás habrán sentido lo mismo?
Así llegue al centro en donde ya me esperaban unas viandas argentino-brasileiras como: asado, chorizos, quesos, empanadas.

También, con las famosas picañas eran preparadas en una zona conocida como la Feirinha, en donde la alegría y amabilidad del pueblo se hacen presentes.
Debo reconocer que a pesar de que no soy tan fan de la carne, estas picañas estaban bastante buenas; por algo la fama de la carne argentina es una de las mejores para asar.

Encuentro con la vida misma
Después de experimentar un tremendo jetlag, descansé profundamente en el Hotel Raíces Esturión y así salir muy temprano a la mañana siguiente para mi encuentro con el agua.
Jala -la guía- me comentó que habría que mojarse, así que me preparé con una muda extra de ropa, mi traje de baño y mi impermeable.

Parece increíble cómo volvemos a ser niños con el simple hecho de cosas tan sencillas como “mojarse” nos hacen tan felices.
Así que siendo parte de un grupo de entusiastas viajeros, me dejé llevar hacia la experiencia llegando al Parque Nacional Cataratas de Iguazú en donde te puedes quedar todo el día.

Hay tantas actividades qué hacer y seguramente ¡Te faltará tiempo! Así que en mi caso decidí priorizar y conocer las principales caídas de agua.
Recorrido por arriba de las cataratas de Iguazú
Mi primer recorrido consistió en realizar el “Circuito Superior” en donde a través de un sendero de 650 metros entre la selva y un andamio comienzas la aventura de admirar las cascadas desde una perspectiva por encima de ellas.

Lo primero que ves de reojo son las famosas “Dos hermanas”, un par de cascadas gemelas que con su furia te dan la bienvenida y son el preámbulo de que algo fantástico está por suceder.
Así, continuando por un resbaloso pero seguro andamio de metal comienzas a pasar por encima de las cascadas Salto Chico, Salto Bossetti, los saltos de Adan y Eva hasta llegar al salto Mbugia
En este lugar el sentimiento de conquista te embargará, es el punto final para apreciar el resto de las cataratas del lado argentino, frente a estas, se encuentra la hermosa isla San Martin.

La vista es impresionante, el poder del agua y la brisa están presentes, he llegado a mi destino.
Cortinas de espuma
Mis ojos no pueden abrirse más de la admiración, el verde esta por todos lados, la turbia agua color marrón frente a mi, corre como si se tratara de una presa que libera miles de litros cúbicos por segundo.
Las cataratas son cortinas fantásticas que se tornan espumosas y tienen vida y esta, corre buscando una salida hacia al mar, ¿A quién se le ocurrió realizar esta belleza?
Varios viajeros como yo disfrutamos un momento de paz, de reflexión, de agradecimiento a la vida… la naturaleza te deja sin habla, sin aliento.

Adrenalina compartida
Una vez que he pasado un buen rato admirando esta belleza es momento de disfrutar el lugar ¡Pero desde las faldas de las cataratas!
Me esperaba entonces otro paseo: “Gran Aventura”, el cual consiste en subirme a un bote y llegar a los pies de las cascadas.

Me hablaron tanto de la “Garganta del Diablo” que se me ha vuelto una obsesión estar cerca de ahí en un abismo que te llama como si fueras a entrar a otra dimensión.
Para llegar ahí me dispuse a tomar un transporte “todo terreno” y primero andar por la jungla en el sendero Yacaratía para reconocer animales locales.

Tucanes, monos y capibaras -los roedores más grandes del mundo que pesan alrededor de 80 kilos- además de las distintas especies de plantas y árboles de la jungla y palmeras, forman este ecosistema.
Ahí aprendí bastante del entorno gracias al guía quien se encargó de hablarnos de las bondades de la selva argentina.

Embarcación a la garganta
Al descender del transporte seguí un sendero y al resto de los viajeros, todos estábamos listos para bajar unos doscientos escalones rumbo al embarcadero Macuco.
Ahí nos custodiaban cientos de mariposas naranjas y amarillas mientras nos colocábamos los chalecos salvavidas y abordábamos la embarcación.

Posterior a las instrucciones necesarias, la motorizada lancha comenzó su recorrido por el río Iguazú.
Conforme avanzaba iba aumentando la velocidad mientras se acercaba a las imponentes paredes selváticas por donde descendían distintos saltos de agua.

De pronto, nos acercábamos a ese remolino de niebla espesa, era la brisa de las cascadas que nos envolvía como si entráramos a toda velocidad a una densa nube, los gritos no se hacen esperar… la adrenalina era colectiva.
La emoción se hacía presa de nosotros, mientras una lluvia de brisa nos hace reaccionar con gritos de júbilo mientras alzamos los brazos.

No es la montaña rusa, es la naturaleza que nos abrazaba con su gloriosa estela de agua, estábamos mojados hasta el último rincón de nuestra ropa.
Habíamos llegado felices hasta el punto en donde ya no nos podíamos acercar más debido a la seguridad de no ser devorados por la garganta del diablo.

Isla San Martín en Iguazú
Después de ese memorable instante vamos rodeando a la Isla San Martin para conquistar otro salto del mismo nombre, la emoción se repite un par de veces más.
Con dos cascadas que nos dejan exhaustos y liberados de la tensión que veníamos arrastrando desde nuestra ciudad de origen.

El regreso por el río hacia el embarcadero nuevamente fue apacible y de contemplación, ya era el momento para la comida.
Así que ya en tierra, tomé el sendero de vuelta a una estación donde nos esperaba Jala quien me hizo saber de no acercarme mucho a los coatíes que son como una plaga de curiosos marsupiales de garras y dientes filosos.

Tan solo un rasguño bastaran unas once inyecciones que dolerán más que la misma herida, los anuncios por todo el parque son muy claros.
Una vez cargado de combustible en un buffet bien servido en el restaurante, sacié mis instintos de mi nuevo ser carnívoros con los cortes argentinos y recuperé energías para hacer mi última travesía en el parque.

De la misma forma aproveché para comprar un bonito souvenir de las aves que habitan en las Cataratas de Iguazú
San Bernabé
Se trata del circuito inferior, el cual debo confesar que estaba seguro que ya no me sorprendería nada después de la gran aventura en lancha.

Este circuito consiste en recorrer las cataratas nuevamente entre la selva pero con la vista hacia arriba, es decir, tenerlas de frente y admirar la majestuosidad de su interminable arrebato para robarte la vista.
Aquí la fotografía es única y la sorpresa es quizás es mayor desde los distintos balcones de contemplación.

Seguí entonces el andamio ya que la fuerza del agua cada vez era mayor y curiosamente me sentía atraído.
Llegué hasta la punta del sendero, un grupo de viajeros temerosos por acercarse a ese salto conocido como “San Bernabé”, no quería avanzar más, quizá para no mojarse o para cuidar sus cámaras o celulares.
Mis ojos no podían creerlo, la belleza del agua era única, no podía quedarme ahí parado con tantas horas de viaje para no vivir la experiencia de sentir rugir el agua en su máximo esplendor.

Lleva ropa de más
Así que avancé sin importar si mi muda de ropa limpia y seca se mojaría, me sentía seducido por el abrigo de la brisa que comenzó a envolverme.
Desde el momento que decidí dejar atrás a los temerosos a un resfriado y me dejé atrapar por el velo de San Bernabé.

Ahí adentro de semejante huracán de lluvia, te cuesta trabajo el respirar ya que la constante brisa es un baño frio.
Debo confesar que regresé a mi infancia por unos instantes recordando el cómo me gustaba estar bajo la lluvia sin importar los regaños y castigos de mis padres.

El momento es irrepetible, era el climax de mi viaje, estaba ahí solo frente a este “Santo Aguacero” se debería llamar.
Apenas si podía gritar de la emoción de sentirme vivo por ese encuentro total con la naturaleza, me sentía completamente liberado.
Unos minutos después, emprendí mi camino hacia la salida pasando de frente por varios saltos y disfrutando cada instante en este maravilloso parque.

El momento de irme había llegado, la sensación de querer seguir en el lugar era constante.
Después de esta experiencia única en una de las siete maravillas naturales, era momento de conocer más de Puerto Iguazú.
Con sus tiendas, restaurantes, bares y tiendas de Souvenirs en donde a muchos viajeros ya les anda por las compras.

Más de Iguazú
Mientras, yo me dediqué a buscar la tan anhelada y aromática yerba mate, dicen que en este lugar argentino es donde se produce la mejor yerba gracias a su humedad.
Llegar a mi habitación y dormir profundamente era parte de la experiencia; A la mañana siguiente me entró el “no me quiero ir” hay tanto qué hacer y motivos por regresar.

Seguramente convivir con las comunidades guaraníes o ir a las famosas minas de Wanda para ver la extracción de piedras preciosas, son experiencias llenas de emociones.
Así que de camino al aeropuerto, mirando por la ventana del transporte me despedían las grandes hojas de los árboles con un movimiento de ¡hasta pronto!

Cientos de coloridas mariposas -entre ellas la blue morpho símbolo de Iguazú y patrimonio del país-, revoloteaban por doquier de una forma delicada como su propio aleteo.
Visitar este lugar ¡Claro que vale la pena! me hace pensar en lo diminutos que somos ante la majestuosidad de la vida, y el agua es vida.
También he reflexionado que el tiempo que vivimos en la tierra es tan fugaz que debemos aprocharlo en lo que nos gusta.

Definitivamente viajar es una experiencia que nos sensibiliza, nos conmueve y nos deja con un nudo en la garganta.
Guía rápida de las Cataratas de Iguazú
Con quien viajar: Julia Tours Operadora Mayorista o consulta tu agente de viajes y pregunta por ellos. También puedes consultar el sitio web del Parque Nacional Iguazú. Donde hospedarse: Hotel Raíces Esturión & Lodge.

#NuncaDejesDeViajar
América
El TAKANAKUY: Donde las MUJERES PELEAN por HONOR y TRADICIÓN
Esta celebración navideña en Perú convierte los desacuerdos en un espectáculo cargado de fuerza, cultura y reconciliación.

¿Te imaginas una tradición que, en lugar de evitar los conflictos, los enfrenta en una pelea? Pues algo así ocurre en las alturas andinas de Perú, donde cada Navidad (25 de diciembre) se celebra el Takanakuy: Un festival en donde mujeres y hombres resuelven antiguas rencillas a puño limpio, convirtiéndose en uno de los espectáculos más sorprendentes y feroces de Perú.

¿Qué es el TAKANAKUY?
El Takanakuy es una tradición profundamente arraigada en las comunidades andinas. La palabra proviene del quechua y significa “golpearse entre sí”. Pero no te confundas, que no es un pleito callejero. Aquí, los combates tienen un propósito evidente: Resolver disputas personales, familiares o comunitarias de manera simbólica, dejando todo limpio para empezar el año en paz.

Su origen está envuelto en varias teorías, aunque una de las más aceptadas la vincula con el siglo XIX, cuando esclavos africanos y habitantes de Majes resolvían sus diferencias con combates. Con el tiempo, esta forma de arreglo se mezcló con las costumbres andinas, convirtiéndose en la tradición que conocemos hoy.

¿Quiénes PARTICIPAN en el TAKANAKUY?
En el Takanakuy todos pueden participar, menos los niños. Y aunque hay peleas de hombres, las más esperadas y aplaudidas son las de las mujeres. Ellas no solo demuestran fuerza física, sino también carácter y orgullo por su comunidad. Incluso hay enfrentamientos entre culturas, como las Mujeres de Takanakuy de Perú contra las luchadoras Tinku de Bolivia.

Y si te gustaría presenciar la tradición, el Takanakuy se practica en varias regiones de Perú, como Chumbivilcas, Cusco y Apurímac. Las peleas suelen llevarse a cabo en plazas de toros o plazas de armas. Si quieres retar a alguien, solo tienes que pararte en medio del lugar y gritar su nombre. Y así, en frente de todos, empieza el duelo.

Pero antes de pelear, los participantes deben aceptar el reto voluntariamente. Siempre se busca que los contrincantes tengan una complexión física similar. El combate dura máximo tres minutos y solo se permiten puños y patadas. Obviamente el dolor es inevitable, pero podría ser más doloroso guardar rencor…

Y aunque se vea rudo, todo está muy controlado. Hay árbitros que se aseguran de que se cumplan las reglas: nada de golpes por la espalda, nada de sujetar al rival, y mucho menos seguir golpeando cuando el otro ya está en el suelo. Al final, el que pierde ofrece una disculpa pública y se sella la reconciliación con un abrazo.

VESTIMENTA para una buena PELEA
Las mujeres que participan en el Takanakuy no solo destacan por su valentía, sino también por sus trajes. Muchas llevan vestidos o faldas andinas llenas de color, que reflejan su identidad y conexión con la tierra. Por su parte, algunos hombres usan máscaras tejidas de colores, y pueden ir decoradas con animales de la fauna local, como zorros, gallos o venados. Todo esto forma parte del legado cultural que mantiene viva la esencia del Takanakuy.

Si buscas una aventura auténtica que conecte emoción y cultura, el Takanakuy es una experiencia imperdible para viajar a Perú y vivir una Navidad andina que, literalmente, golpea y abraza casi al mismo tiempo… ❖
#NuncaDejesDeViajar
América
Bañado LA ESTRELLA: El humedal MÁS HERMOSO de Argentina
Con más de 400 mil hectáreas, este espacio combina espejos de agua, palmares, bosques inundados y una biodiversidad difícil de igualar.

Ubicado al norte de Argentina, en la provincia de Formosa, se encuentra el Bañado La Estrella, el segundo humedal más grande del país. Y si tenemos que describirlo de alguna forma, tendríamos que decir que no es un lugar fijo ni estático, pues cambia constantemente.

Sus aguas provienen principalmente de las lluvias y del desborde del río Pilcomayo. Es por eso que, según la época del año, el visitante puede encontrarse con grandes zonas anegadas o con áreas más secas. Esta dinámica natural hace que cada visita sea distinta, mágica y especial.
Si quieres una guía más rápida, durante el verano, es temporada de lluvias, y podrás encontrar zonas llenas de agua. Mientras que en invierno, hay más espacios secos, para poder caminar.

Su majestuosidad le valió ser elegido en 2019 como una de las Siete Maravillas Naturales de Argentina. Aquí la flora incluye palmas caranday, juncos, totoras y árboles típicos del monte chaqueño. En cuanto a la fauna, se pueden observar yacarés, carpinchos, osos hormigueros, boas y más de 200 especies de aves.

¿Qué hacer en el BAÑADO LA ESTRELLA?
Más allá de su belleza natural, el Bañado La Estrella ofrece múltiples actividades para quienes lo visitan. Aquí podrás encontrar paseos en bote o canoa, que permiten recorrer sus canales y lagunas. También hay safaris fotográficos, ideales para capturar la fauna y su icónico paisaje cambiante. Esto incluye avistamiento de aves, con guías locales que te ayudarán a identificar las especies.

A los alrededores, podrás realizar visitas a comunidades indígenas y criollas de la zona, que muestran cómo han aprendido a convivir con este retador ecosistema. Sin embargo, una de las actividades más populares es el camping, que te permite pasar una noche en el bañado, disfrutando un cielo despejado y lleno de estrellas…
Esto incluye fogatas, canotaje nocturno y recorridos que te permiten mirar la otra cara de la naturaleza… Más salvaje, más hermosa y más única. Este humedal nos muestra algo puro, que en estos tiempos es muy difícil de encontrar.

El AROMA con olor a VERDE
El Bañado La Estrella no es simplemente naturaleza, pues ahí también viven comunidades que forman parte de la historia del lugar. Entre ellas se encuentran los Pilagá: uno de los pueblos originarios de Formosa, que, a pesar del avance inevitable de la modernización, aún han mantenido intacta su cultura. Para muchos visitantes, conocer estas comunidades enriquece la experiencia, porque les permite entender la relación que los locales mantienen con el humedal.

De hecho, La Estrella fue declarado como Reserva Natural Provincial en 2005, lo que ayuda a proteger su biodiversidad y controlar las actividades humanas que podrían afectarlo. Por su parte, la designación como una de las Siete Maravillas Naturales de Argentina llegó hasta el 2019, y no solo fue un premio simbólico, sino también una manera de darle visibilidad y promover un turismo sustentable.

Ahora el desafío es lograr que más gente conozca el Bañado La Estrella sin poner en riesgo su equilibrio ecológico, fortaleciendo la infraestructura turística y garantizando que el desarrollo beneficie tanto a los visitantes como a las comunidades locales.

¿Cómo llegar al BAÑADO LA ESTRELLA?
Llegar al Bañado La Estrella es un viaje complicado, pero vale totalmente la pena. Primero tienes que llegar a la provincia de Formosa. Desde ahí, tendrás que tomar un camión a Las Lomitas, la ciudad centro de la provincia, y a más o menos 45 kilómetros se encuentra “El Vertedero”, uno de los accesos más populares del bañado.

Y si recorres 20 kilómetros más, se encuentra el acceso “Fortín La Soledad”. En estos dos accesos comienzan la mayoría de los recorridos. Considera que, al tratarse de una zona natural enorme, no hay transportes públicos que lleguen hasta allá. Puedes hacerlo con tu propio auto o un servicio turístico.

Eso sí, es fácil perderse en el lugar, así que tendrás que unirte a las visitas guiadas. Depende de la actividad; tienen un costo diferente. Por ejemplo, la excursión en canoa por el bañado cuesta alrededor de $30,000 ARG ($380 MXN o $21 USD). También hay paquetes que te incluyen varias noches en el lugar, con costos que pueden alcanzar hasta los $803,000 ARG ($10,172 MXN o $552 USD).

Descubriendo el BAÑADO LA ESTRELLA
Aunque todavía es un destino poco explorado en comparación con otros lugares turísticos de Argentina, el Bañado La Estrella tiene todo para crecer. Su belleza natural, su riqueza biológica y su valor cultural lo convierten en un sitio único para quienes buscan una experiencia diferente, donde la naturaleza y el paisaje se transforman con cada estación…

#NuncaDejesDeViajar
América
Entre REJAS y MEMORIA. Conoce el MUSEO PENITENCIARIO Antonio Ballvé
Lo que antes fue una cárcel femenil, ahora es un sitio turístico en donde podrás aprender sobre la vida dentro de la cárcel en Argentina.

En pleno corazón del barrio de San Telmo, en Buenos Aires, Argentina, se alza un edificio que guarda más de dos siglos de historia. Se trata del Museo Penitenciario Antonio Ballvé: un lugar que alguna vez funcionó como cárcel de mujeres y que después abrió sus puertas como museo. Sus muros de piedra, pasillos estrechos y celdas silenciosas transportan al visitante a un tiempo donde la privación de la libertad convivía con la disciplina religiosa, las luchas sociales y los cambios en la justicia…

De misión jesuítica a CÁRCEL de MUJERES
La historia de este edificio comienza en 1735, cuando los jesuitas iniciaron la construcción de un complejo que incluía iglesia, colegio y casa de ejercicios espirituales. Tras la expulsión de la orden en 1767, el inmueble atravesó distintos usos: depósito, hospital y prisión de deudores. No fue sino hasta finales del siglo XIX que el lugar fue destinado al Asilo Correccional de Mujeres, bajo la congregación del Buen Pastor.

Allí convivieron mujeres procesadas por delitos comunes, menores de edad y hasta internas consideradas de “vida disipada” (exceso y libertinaje). Con el tiempo, la institución pasó a manos del Servicio Penitenciario Federal, que en 1978 trasladó a las reclusas a otra unidad en Ezeiza. Ese hecho marcó el inicio de una nueva etapa: la transformación del espacio en un museo.

Finalmente, en 1980 se inauguró oficialmente el Museo Penitenciario, en honor a Antonio Ballvé, quien fue director de la antigua Penitenciaría Nacional y pionero en la organización del sistema penitenciario argentino.

¿Qué encontrarás en el MUSEO PENITENCIARIO Antonio Ballvé?
Hoy, los visitantes del Museo Penitenciario pueden recorrer un sitio donde la arquitectura colonial se mezcla con la memoria carcelaria. Algunos de sus atractivos más destacados son la Capilla de Nuestra Señora del Carmen: uno de los espacios mejor conservados del antiguo complejo jesuita.

También hay salas que exhiben trajes a rayas, grilletes, mobiliario carcelario y herramientas utilizadas por internos y autoridades. Hay documentación histórica que incluye fotografías, expedientes criminológicos, revistas y publicaciones penitenciarias. Esto se complementa con recorridos guiados que te permiten comprender el rol de la prisión en la historia argentina y el impacto social que tuvo la reclusión femenina.

El museo no solo exhibe objetos, sino que también ofrece una mirada crítica sobre la evolución del sistema penitenciario, el papel de la religión en la disciplina y el lugar de la mujer dentro de estas instituciones.

Una visita PRÁCTICA y ENRIQUECEDORA
El Museo Penitenciario Argentino Antonio Ballvé se encuentra en Humberto Primero 378, San Telmo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La entrada es gratuita; sin embargo, solamente abre dos días a la semana: martes y sábados de 11:00 a.m. a 03:00 p.m.

El recorrido suele tomar entre 30 y 45 minutos, siendo ideal para combinarlo con otros atractivos de San Telmo, como el Mercado, la Plaza Dorrego o el Museo de Arte Moderno. Es una visita recomendable para quienes disfrutan del turismo cultural e histórico, y en especial para aquellos interesados en la memoria social y las transformaciones urbanas de Buenos Aires.

Y es que el Museo Penitenciario es mucho más que un conjunto de salas con objetos antiguos: es un espacio de reflexión sobre la privación de la libertad, las políticas penitenciarias y la condición femenina en épocas pasadas de Argentina. La reconversión de una cárcel en un centro cultural lo convierte en un símbolo de transformación, donde los muros que antes callaban ahora se dedican a contar historias…

Asilo Correccional de Mujeres. Foto – Museo Penitenciario Antonio Ballvé (Facebook)
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