América
Un viaje de padre e hijo por Costa Rica: el “casado”, playas y recuerdos
Cada año viajo al extranjero con mi papá, esta ocasión fue un viaje de padre e hijo por Costa Rica ¡Un viaje inolvidable!
Cada año mi papá y yo realizamos un viaje a algún país en el extranjero con el fin de probar y conocer nuevos lugares, esta vez fue un viaje de padre e hijo por Costa Rica
Me entusiasmaba la idea de conocer otro país que no fuera México o Cuba, así que comenzamos a buscar hoteles y qué sitios iríamos a visitar en Costa Rica.
Mi papá quería relajarse y dejar atrás el estrés de la ciudad, por lo que buscaría playas para poder nadar y estar bajo el sol un buen rato.
Yo quería encontrar buenos restaurantes para poder conocer la gastronomía y los sabores de este viaje de padre e hijo por Costa Rica.
¡Manos a la obra!
Mi papá encontró los vuelos y el hotel en el que nos hospedaríamos, pero le propuse que, como Costa Rica tiene a un lado el Caribe y el Pacífico, fuéramos a ambas playas para saber la diferencia.
Él aceptó y buscamos hoteles u hostales en los que pudiéramos quedarnos por una noche y que contara con conexión a internet.
Comienza el viaje a Costa Rica
Para el viaje tuvimos que tomar dos vuelos, el primero a Panamá y cuándo aterrizamos, mi papá y yo entramos en conflicto, pues no sabíamos en dónde estaba la puerta por la que salía nuestro siguiente vuelo.
Teníamos una hora para encontrar el hangar y formarnos para entrar, pero íbamos de un lado al otro perdiendo el tiempo.
Hasta que un guardia nos señaló la forma rápida de llegar a la puerta, ¡Aún le agradezco! Afortunadamente pudimos llegar y abordamos el avión sin tanto problema…
Comenzaron las complicaciones en el viaje a Costa Rica
Perdimos el primer día de seis que estaríamos en nuestro viaje a Costa Rica debido a la revisión de maletas, y cuando nos entregaron las maletas ya eran las 9 de la noche.
Al salir del aeropuerto, tomamos un camión que nos dejaría en el centro de la capital.
El trayecto fue de unos 30 minutos aproximadamente, y cuando estuvimos en las calles de San José buscamos un taxi para poder llegar al hotel.
Lo malo fue que el taxista nos perdió ¡Y tardamos 1 hora más en llegar! No tuvimos oportunidad de hacer mucho.
El “casado”, la gastronomía de Costa Rica en el viaje familiar
El hambre no nos dejaba en paz, los mapas de los celulares no indicaban nada abierto y teníamos que aventurarnos a viborear entre las calles para encontrar algo.
Cómo un milagro, encontramos un local y aquí vendían “guisados” típicos de Costa Rica: casados, arroz, frijoles, pollo, pescado y res.
Probablemente tengas una pregunta, y la hice qué era el “casado” y resultó ser una “comida corrida” típica, incluye: arroz con plátano frito, ensalada de lechuga con jitomate, frijoles y un guisado.
Así que pedí uno con pollo y me lo entregaron en menos de 5 minutos, mi papá, pidió un plato con pollo y preguntó si había tortillas… y ¡Rápidamente nos identifican como mexicanos!
El “casado” venía acompañado de una salsa que los locales afirmaban picaba demasiado, pero al probarla en la carne del pollo no se sentía demasiado el picor, en fin, mexicanos.
El sabor del pollo se compensaba bastante con la salsa y el arroz, los tonos neutros de la ensalada hacían juego con los tonos salados y poco picantes de la carne.
El plátano encaja con el sabor neutro del arroz, pero ésta variante era más dulce, por lo que para los paladares delicados y no tolerantes al picante, el plátano será ideal para contrarrestar el sabor del chile.
El platillo de mi papá no parecía fuera de lo común, venía acompañado con ensalada solamente, y era parecido a un pollo frito, pero sin capear.
Con el estómago lleno nos regresamos al hotel y dormimos, ya que al día siguiente iríamos a Puerto Viejo, ya mi profesión gastronómica había tenido sus primeras experiencias.
Mochilazo en Puerto Viejo
Para llegar, tuvimos que tomar un autobús que nos llevara hasta allá, y ¡El viaje duraba 5 horas! Pues teníamos que llegar hasta el Caribe y nosotros estábamos en el centro.
El viaje no se hizo tan pesado, así que llegamos con energía y ganas de conocer Puerto Viejo, que la verdad es muy parecido a Cancún o Acapulco, como un viaje de padre e hijo por Costa Rica pero con esencia mexicana.
La gente es amable, el sol toca tu piel con gentileza, el calor hace que te de sed, la arena era suave, tersa y caliente, ¡Era como estar en casa!
Al bajar del autobús, buscamos el hostal en el que nos quedaríamos y desempacar las mochilas, pero antes pasamos a un mini súper, compramos un par de cervezas y unas cuantas botanas.
Fuimos a la playa y estuvimos bastante tiempo disfrutando de la relajación que tanto habíamos buscado, ¡Al fin! al anochecer buscamos un restaurante que nos habían recomendado los lugareños.
La Playa Negra era un establecimiento que ofrecía comida caribeña con el toque y sazón de Costa Rica, por lo que ya ansiaba probar dichos manjares.
Los manjares de la comida caribeña
Mi papá pidió un Cerdo en Salsa Caribeña y yo volví a pedir un Casado; la salsa del cerdo era agridulce, tenía tintes dulces y unos cuantos poco picantes.
La carne era suave y parecía estar marinada en una salsa similar ya que tenían un sabor parecido, aunque era ajeno a ella.
Venía acompañado de un tazoncito de frijoles negros, arroz blanco y ensalada.
Mi casado fue similar al de San José, sin embargo, lo probé con carne de res; el toque caribeño estaba presente en cada bocado, se sentía diferente al de la capital, más tradicional, y elaborado, ¡Un gran sabor!
Regresamos al hostal y vimos una película para quedarnos dormidos ya que al día siguiente iríamos en bicicleta a una de las playas vecinas, ¡Nuestro viaje a Costa Rica seguía!
Una bici que me lleva a todos lados
Siempre me ha gustado andar en bicicleta, pero casi nunca he podido, así que no desperdicié la oportunidad en nuestro viaje a Costa Rica, y le propuse a mi papá ir a pedalear un rato.
Rentamos unas bicicletas y nos fuimos por la mañana, pudimos admirar la vegetación de la selva y llegamos a la Playa Manzanillo.
Nos empapamos en la lluvia que salió de la nada, platicamos de muchas cosas, tomamos muchas fotos del camino, incluso disfrutamos de una bajada un tanto pronunciada.
Obviamente gritamos bastante y nos reímos de cómo sonábamos, ¡Nuestro viaje padre e hijo a Costa Rica estaba siendo una maravilla!
Llegamos a Manzanillo y resultó ser una reserva natural, caminamos por los senderos que iban y venían a las distintas playitas que había dentro de la reserva, ¡Y tomamos muchas fotos de éste maravilloso escenario!
Al terminar el día devolvimos las bicis, recogimos nuestras mochilas en el hostal y subimos al autobús para regresar a San José.
Ya que al día siguiente ¡Nos esperaba otra aventura!
Puntarenas, una visita en nuestro viaje a Costa Rica
Al día siguiente despertamos temprano y fuimos directo a la central camionera para llegar a Puntarenas, fue un viaje sin tantas complicaciones.
Llegando a nuestro destino, notamos que la experiencia sería totalmente diferente a lo que nosotros queríamos: el cielo estaba nublado, no había playas en las que pudiéramos estar.
Aún esperanzados de que todo fuera bien, caminamos en busca del hotel en el que nos quedaríamos.
Tomamos un camión que nos dejó en la esquina del hotel y entramos a registrarnos, éste era elegante y se veía que llevaba pocos años en funcionamiento, pues se veía limpio, nuevo y con poco uso.
Nuestra habitación y era enorme, tenía una cama King size, cafetera, un pequeño refrigerador y una televisión enorme; era la definición correcta del “cuarto perfecto para descansar”.
Continúa la experiencia gastronómica…
En el centro de la ciudad había varios restaurantes o “fondas”, entramos a una y nos atendió una señora muy amable, que nos llevó a nuestra mesa y nos reconoció como extranjeros.
Le recomendó a mi papá una sopa de mariscos, él accedió muy convencido de querer probar la sopa y yo volví a pedir un casado, ya teníamos una relación.
Mi casado fue diferente a los anteriores, en éste el arroz era amarillo, mi carne de cerdo estaba jugosa y se acoplaba bien a los demás sabores, los frijoles parecían estar refritos y hacían juego con el plátano frito.
Quedé maravillado de que los casados varían entre cada región o lugar; depende del toque personal o la manera de prepararlos lo que lo define.
La sopa de mi papá se veía diferente a lo que habíamos pensado; era un caldo blanco con cilantro encima, trozos de pescado dentro, y lo curioso del asunto ¡Lo servían con un plátano!
La mesera nos dijo que el plátano le daría más sabor a la sopa, mi papá le creyó y se lo agregó.
Lo comió sin tanto problema y al terminar dijo que el sabor del plátano no afectaba tanto al de la sopa, pues no era dulce sino neutro.
Regresamos al hotel y vimos una película, platicamos un rato y nos dormimos para el día siguiente ir a Playa Naranjo.
Una vista asombrosa en el ferry
Cuando despertamos, mi papá me comentó que el hotel incluía un desayuno de 7 am hasta las 11 am, nos cambiamos rápidamente y alistamos todo para llevarnos las mochilas con nosotros.
Pedimos indicaciones a la recepcionista sobre cómo llegar al ferry y resultó ser más rápido de lo que habíamos pensado.
Compramos los boletos y subimos a la parte superior del ferry para poder apreciar la marea, las olas y el mar, ¡Una gran experiencia!
El viaje fue de hora y media y cuando llegamos el guía del grupo comentó que había varias playas a las cuales ir, pero había que esperar un transporte.
Mi papá, como buen mexicano, dijo que lo haríamos a nuestra manera, así que caminamos al contrario que la gente que esperaba el transporte y encontramos un camino a una playa y un bar llamado “El Perla Negra”.
La playa y la medusa
Tomamos unas cuantas bebidas y nos hicimos amigos del dueño, quien nos platicó sobre sus ideas de hacer un hotel sobre el bar e incluso nos lo mostró.
Terminamos nuestras bebidas, bajamos a la playa tal y como el dueño nos había explicado, pero no era una playa como las que habíamos visitado, sino que tenía piedras en vez de fina arena y pasto cerca de la orilla.
Nos sentamos a platicar y el oleaje trajo una medusa; de lejos parecía una bolsa transparente pero cuando nos dimos cuenta sacamos los pies del agua para prevenir un accidente.
La sacamos del agua con ayuda de una rama que estaba cerca y la dejamos lejos de la orilla, por mera curiosidad recorrimos la costa viendo qué más podía haber, pero no encontramos nada excepto piedras porosas.
Nos sentamos a terminar de platicar y cuando dieron las 5 pm regresamos a donde estaba el ferry.
Con nuestras maletas en mano, subimos al pequeño barco y llegamos a Puntarenas de nuevo, solo para tomar aire y correr para tomar el camión a San José.
Último día: adiós, Costa Rica
Llegando al hotel arreglamos todo para regresar a México al día siguiente, pero le dije a mi papá “No nos podemos ir sin regresar a los casados del primer día”.
Fuimos de nuevo y encontramos a las mismas personas que nos atendieron la ocasión pasada, así que comenzamos a platicar sobre cómo había estado nuestro viaje y qué lugares habíamos visitado.
Nos dijeron que nuestros recorridos habían estado bien porque habíamos visitado lo más característico de cada lugar.
Para comer, mi papá pidió el mismo casado que yo, y ésta vez le agregué más salsa de la que debía, ¡Terminé enchilando demasiado y mi papá se empezó a reír de mí!
Ya era la hora de regresar
Por la mañana nos recomendaron un restaurante típico del centro en el que servían un “Hot Cake de maíz”, lo servían con crema, queso y su sabor era parecido a los panqués de elote que tenemos en Mexico
Era un platillo muy grande y muy delicioso, la crema y el queso le hacían juego porque le daban un toque fresco, cremoso y salado que contrastaba con la dulzura del maíz.
Cuando terminamos de desayunar, nos dirigimos al hotel por nuestras cosas y de ahí al aeropuerto, estuvimos esperando, hasta que nuestro vuelo estuvo listo para abordar y llegamos a Panamá.
Mi papá regresó por sus tenis que había visto en el vuelo de ida y parecía niño pequeño con su juguete nuevo.
Llegamos a la CDMX casi a las 11 pm y cuando finalmente estuvimos en casa, nos fuimos directamente a dormir.
Éste viaje a Costa Rica me dejó un recuerdo muy bonito junto a mi papá, sin dudarlo es uno de mis favoritos.
Atrévete a visitar Costa Rica y recuerda, ¡Nunca dejes de viajar!
América
El Museo del Helado en NY, ¡Un spot muy rosado que derrite!
Conoce el spot mas cute de “la ciudad que nunca duerme”
¿Quieres divertirte con tu niño interior? pues este lugar es ideal para ti. Se trata de un museo interactivo que parece sacado de una película de Barbie por su diseño muy pinky y súper encantador. Dentro de este lugar podrás disfrutar de diferentes sabores de helado que no existen en otro lugar, además de que podrás tomarte fotos increíbles para presumir en redes sociales, ven y acompañamos a conocer el Museo del Helado.
Esta lugar súper especial se encuentra en la gran ciudad de Nueva York en la famosa avenida de Broadway, al entrar al museo te encontrarás unas etiquetas donde podrás poner tu nombre, pero tendrás que ser muy creativo pues tienes que combinarlo con algún sabor de helado y ahí mismo te divertirás leyendo los nombres de algunos famosos como Katy Perry o Alexander McCream… y lo mejor de todo es que podrás comer helado ¡ilimitado!
¡Instalaciones multisensoriales como ningunas!
Dentro de este museo podrás pasar un buen tiempo junto a tus amigos con las actividades organizadas por los asombrosos y amigables guías del museo, aunque también aprenderás todo acerca del helado y su historia a través de las 12 instalaciones multisensoriales donde más allá de ver, podrás sentir y probar la historia.
También hay instalaciones para divertirte como la piscina de sprinkles o el carrusel de ¡galleta de animalitos!
Los helados están fuera de este mundo, el Museo del Helado tiene una extensa variedad de helados de todos los sabores, texturas y coberturas globales, hay para todo tipo de gustos y preferencias desde helados cremosos, crujientes, sin lácteos o afrutados.
Encontrarás sabores convencionales como vainilla o chocolate, hasta algunos nunca antes vistos.
Podrás tener una experiencia única dentro de las 13 salas inmersivas del museo, dentro de la primera podrás conocer cómo nació el helado en la lejana China donde conocerás sus orígenes de cuando se fabricaba con arroz, hielo, leche y crema.
No puedes perderte la sala de las letras de caramelo, donde no verás otra cosa más que letras donde podrás escribir tus pensamientos o alguna frase que te guste para tomarle una foto y guardarla
como un buen recuerdo, el museo la describe como una sala del amor propio, la diversidad y la inclusión.
El Museo del Helado luce increíble desde cualquier ángulo
El museo cuenta con una sala con paredes tapizadas con figuras de ponis con chispas de colores, donde la diversión no para, disfruta de una refrescante paleta de hielo mientras ríes montando un pony o un elefante ¡de helado!
Así como lo leíste, esta sala es una de las favoritas de todos porque sin excepción te transporta a tu niñez llena de diversión.
Una de las salas más chistosas es la del mundo de las bananas, pues se trata de una sala llena de plátanos colgando de todos lados y te prometemos que las fotos ahí son las mejores; aquí podrás probar unos helados muy ricos ¿adivina de que sabor? Así es, de plátano.
La diversión llega hasta las alturas, pues en la parte más alta del museo existe una terraza muy cute, ya que cuenta con mesas doradas, sillones de terciopelo rosa ¡en forma de macarrones! Ahí puedes probar distintos tipos de licuados, malteadas, alguno que otro cóctel y podrás adquirir algunos de los más bonitos souvenirs para llevarle a tus amigos o familia.
Celebra tu cumpleaños en las mejores instalaciones…
El Museo del Helado también cuenta con unas instalaciones que recrean los vagones del famoso metro de Nueva York, ¡en rosa! Pero espera, pues no son cualquier vagón, ya que vas a viajar entre las galaxias o dentro del fondo del mar ¿lo puedes creer?
Pues eso no es todo, tampoco te puedes perder la sala llena de conos de helado gigantes donde uno de los instructores te hará sacar tus mejores pasos al ritmo de la música.
Si quieres tener un cumpleaños inolvidable o darle un precioso regalo a los más pequeños de la casa, es posible hacerlo dentro del Museo del Helado. El equipo del museo está preparado para organizarte una dulce celebración, ofrecen distintos paquetes diseñados para todo tipo de eventos y para todos los gustos, pueden ser dentro de cualquier sala.
¡Imagínate celebrar tu cumpleaños rodeado de helado y colores pastel! Pues dentro de este encantador lugar puedes vivir esta experiencia personalizada a tus deseos y sueños; los paquetes incluyen complementos personalizados como las bolsas de regalo del diseño que tu quieras o las bebidas de
autor para que tengas una fiesta como tu quieres.
No pierdas ningún detalle del Museo del Helado
Si te quedó un huequito o solo quieres platicar un rato con tus seres queridos, el museo cuenta con un café, un bar y una tienda.
Podrás deleitar a tu paladar con las más exclusivas bolas de helado, exquisitos batidos, cócteles de marca y helados de autor del museo, déjate consentir con el mejor servicio; estas ofertas son sólo para clientes con entrada.
La diversión dentro del Museo del Helado tiene horarios, puedes visitarlo lunes, miércoles, jueves y domingo en un horario de 11:00 a 19:00 horas mientras que los viernes y sábados puedes sumergirte en la dulzura de 11:00 a 20:30 horas.
Es importante mencionarte que los martes el museo está cerrado para garantizarte un servicio de
calidad.
Sus precios varían dependiendo la edad y el día que los visites, las entradas entre semana los encuentras a sólo 25 USD, pero los fines de semana encontrarás los accesos a 33 USD, mientras que los niños de 2 años o menos cuentan con entrada completamente gratis, no olvides que las entradas sólo las puedes comprar con reservación previa directamente en la página web del museo.
No esperes más y aventúrate en una experiencia llena de dulce y diversión, te prometemos que no te arrepentirás ¡visitalo!. Y si viajas a NY, te sugerimos hacerlo acompañado por Club Premier, el programa de viajero frencuente de Aeromexico.
Conoce sus promociones disponibles y vuela con los mejores, #Nuncadejesdeviajar!
América
Equinoccio de primavera en Argentina ¡una gran celebración!
Cada seis meses, una vez en marzo y otra en septiembre, un fenómeno astronómico divide un día casi por la mitad, dándonos las mismas horas de luz que de noche en todo el planeta, se trata del equinoccio de primavera en Argentina.
Esta marca la llegada de las estaciones cálidas en el hemisferio sur, en donde no solo cambiará la estación, sino que también se dará inicio a una serie de festividades en la Argentina, como el popular Día del Estudiante.
¿Cuándo es el Equinoccio de Primavera en el Argentina?
En los países del hemisferio norte, el equinoccio de primavera tiene lugar entre el 20 y el 21 de marzo de cada año. En 2022, el Equinoccio de Primavera en el hemisferio norte es el 20 de marzo.
Pero déjame te cuento que el equinoccio de primavera es un evento astronómico que tiene lugar una vez al año y sirve como transición entre el invierno y la primavera.
Este evento se explica como que el sol mira al Ecuador y permite que todas las partes de La Tierra reciban la misma cantidad de luz y oscuridad durante un día, es decir que el día y la noche ¡tienen la misma duración!
Fiesta nacional en el equinoccio de la primavera en Argentina
Este evento se lleva a cabo el 21 de septiembre de cada año, desde 1952 se celebra en la ciudad de San Salvador de Jujuy la fiesta nacional de los estudiantes.
Pero déjanos decirte un poco de lo que se hace en esta fiesta donde todo el alumnado participa en la organización de diferentes actividades culturales.
Además, también se ayuda a la construcción de diferentes carrozas y carruajes que representan a varios colegios de la zona, sin contar uno de los mejores eventos ¡La elección de la reina!
¿Por qué se celebra el día del estudiante?
Aunque esta fiesta se celebra en el cambio de estación, déjanos decirte que este no tiene nada que ver con el equinoccio de primavera en Argentina.
Pues la celebración se realiza por la llegada al país de los restos de Domingo Faustino Sarmiento, político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino.
Este día se propuso a conmemorarse en 1902 por iniciativa de Salvador Debenedetti, estudiante y presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Solsticio y equinoccio
Ya hemos escuchado hablar mucho del equinoccio de la primavera en Argentina, pero ¿Sabemos qué es un equinoccio? Pues los solsticios y los equinoccios son eventos astronómicos.
Estos se pueden explicar como el movimiento de la tierra, el cual se puede decir que es cuando nuestro planeta realiza una vuelta completa alrededor del sol.
Pero hay algo más importante, pues estos explican la gran distinción que existe en las cuatro estaciones del año como el otoño, la primavera y el invierno.
Conozcamos al solsticio
Déjanos contarte que este peculiar evento se da en verano y en invierno, además, algo interesante y que nos ayuda mucho a comprender que es el solsticio es que esa significa “sol quieto”
Pero lo más importante es que comprendamos que durante este evento, el sol se encuentra en su punto más próximo o alejado de cada una de las mitades.
Así que, la tierra recibe más cantidad de luz en un hemisferio que en el otro, lo que explica que en un hemisferio del planeta sea verano y, mientras, en el otro es invierno.
¿Qué es el equinoccio?
¡Es hora de conocer el equinoccio! Este tiene lugar en primavera y en otoño y se da cuando el sol esta sobre el Ecuador, resultando en el equinoccio de primavera en Argentina y muchos lugares más
De esta forma, este nos da sus rayos solares de la misma manera en ambos lados del planeta y hacen que el día y la noche tengan una duración similar.
En este caso mientras que en el hemisferio norte ocurre el equinoccio de otoño, en el sur es el de primavera y viceversa ¡Qué maravilla!
Equinoccio de primavera en el mundo
Este increíble evento ha servido como fenómeno mundial, pues en distintos puntos del planeta se suele celebrar la entrada de una nueva estación y lo mejor de todo es que cada una esta cargada de su propio significado.
Y aunque el equinoccio de primavera en Argentina se conmemora con una fiesta que no se relaciona en nada a esta, no deja de ser increíble y una experiencia imperdible.
Así qué ¿Te gustaría visitar argentina? Pues te recomendamos que sea justo en un equinoccio, para que vivas la maravilla de la naturaleza en otra parte del mundo y si es así recuerda #NuncaDejesDeViajar
América
El cielo se pinta de colores en Fairbanks, Alaska
Los cielos de la famosa “Nevera de Seward” se tiñen de colores.
Si quieres contar este increíble fenómeno natural y verlo con tus propios ojos, es momento de que organices tus próximas vacaciones a Alaska.
Este maravilloso espectáculo lo debes planear para verlo en su máximo esplendor, se encuentra en una zona llamada “ovalo aureal” un sitio de auroras, realmente Fairbanks es una ciudad privilegiada ya que el ambiente está libre de contaminación y de esta manera el espectáculo se aprecia mucho mejor.
Ve organizando tu viaje para vivir un espectáculo natural, que comienza a finales de agosto y termina a finales de abril, ya que en Alaska hay la suficiente obscuridad para poder apreciar la aurora boreal de y el horario ideal es entre las 21hrs y las 3hrs.
¡Un cielo mágico en Fairbanks!
Una aurora boreal es un magnífico fenómeno natural donde rayos luminosos hacen que el cielo se vea como una pintura colorida, esto se da gracias a que una expulsión de masa solar choca con los polos norte y sur de la zona exterior de la atmósfera y es cuando se forma una aurora y apreciamos una luz difusa proyectada en la capa.
En la segunda ciudad más grande de Alaska, piérdete y maravíllate con estas auroras que iluminan un cielo obscuro, un punto de reunión inolvidable hacia el circulo ártico para aventurarte con tus amigos y ver este espectáculo.
Sin filtros, en cualquier paraje tomarás unas fotos increíbles, serás la envidia de las redes sociales, ya que estas auroras son bastante fotogénicas.
Con cielos despejados ya que en esta ciudad hay pocas precipitaciones, y sin contaminación lumínica, y planeando quedarte al menos tres noches, tendrás la posibilidad de vivir algo mágico en este lugar.
Por el lugar acogedor ni te preocupes, en Fairbanks hay bastantes hoteles acogedores donde incluso te ofrecen tours con expertos para ir en busca de tu aurora, aunque no necesitan ir muy lejos, la ventaja de este lugar es que se puede apreciar sin caminar demasiado.
Cultura de los alrededores
Existen diferentes creencias alrededor de estos fenómenos naturales, no solamente es un choque de masa polar, se cree que estas auroras boreales se forman cuando un alma sube al cielo, y es un espectáculo para festejar el descanso eterno.
Alguna persona tiene la creencia de que se forman a partir del choque de la cola de un zorro contra la nieve, cualquiera que sean tus creencias, disfruta cada segundo al verlas, aquí es el momento de que tu imaginación vuele.
Con el firmamento colorido entre tanta obscuridad hace que muchos viajeros vengan a este lugar y tú no puedes ser la excepción.
Tours a Fairbanks
Como se mencionó anteriormente, la ciudad de Fairbanks es uno de los puntos de acceso para maravillarte de este espectáculo, por lo que varios tours parten de aquí, lo que generalmente incluyen es:
Explorar el círculo polar ártico y visitar el parque Denali, también te ofrecen, comida, bebidas calientes y lo que no podía faltar son paseos en trineos tirado por perros.
¡Busca tu mejor ropa navideña!
Porque sin duda alguna, la navidad se siente aquí presente todos los días del año, ¿Te imaginas un paseo en trineo? Sería una estupenda experiencia, saber que en cualquier momento podrías encontrarte el hogar de Santa Claus, te invito a visitar Fairbanks y maravillarte con tremendo espectáculo natural
#Nuncadejesdeviajar!.
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