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Un viaje de padre e hijo por Costa Rica: el “casado”, playas y recuerdos

un viaje de padre e hijo por Costa Rica. Foto: A Diesel Work Lemon

un viaje de padre e hijo por Costa Rica. Foto: A Diesel Work Lemon

Cada año mi papá y yo realizamos un viaje a algún país en el extranjero con el fin de probar y conocer nuevos lugares, esta vez fue un viaje de padre e hijo por Costa Rica

San José, parte de nuestro viaje a Costa Rica. Foto: Axel Peralta

Me entusiasmaba la idea de conocer otro país que no fuera México o Cuba, así que comenzamos a buscar hoteles y qué sitios iríamos a visitar en Costa Rica.

Selva Internacional Foto: Axel Peralta

Mi papá quería relajarse y dejar atrás el estrés de la ciudad, por lo que buscaría playas para poder nadar y estar bajo el sol un buen rato.

Atardecer en Costa Rica. Foto: luis Alvarez

Yo quería encontrar buenos restaurantes para poder conocer la gastronomía y los sabores de este viaje de padre e hijo por Costa Rica.

¡Manos a la obra!

Mi papá encontró los vuelos y el hotel en el que nos hospedaríamos, pero le propuse que, como Costa Rica tiene a un lado el Caribe y el Pacífico, fuéramos a ambas playas para saber la diferencia.

Hotel Costa Rica. Foto: Cameron

Él aceptó y buscamos hoteles u hostales en los que pudiéramos quedarnos por una noche y que contara con conexión a internet.

Comienza el viaje a Costa Rica

Para el viaje tuvimos que tomar dos vuelos, el primero a Panamá y cuándo aterrizamos, mi papá y yo entramos en conflicto, pues no sabíamos en dónde estaba la puerta por la que salía nuestro siguiente vuelo.

Teníamos una hora para encontrar el hangar y formarnos para entrar, pero íbamos de un lado al otro perdiendo el tiempo.

¡A quién no le ha pasado algo similar en un viaje!

Hasta que un guardia nos señaló la forma rápida de llegar a la puerta, ¡Aún le agradezco! Afortunadamente pudimos llegar y abordamos el avión sin tanto problema…

Comenzaron las complicaciones en el viaje a Costa Rica

Perdimos el primer día de seis que estaríamos en nuestro viaje a Costa Rica debido a la revisión de maletas, y cuando nos entregaron las maletas ya eran las 9 de la noche.

Al salir del aeropuerto, tomamos un camión que nos dejaría en el centro de la capital.

CostaRica. Foto: Jeremy Simmons

El trayecto fue de unos 30 minutos aproximadamente, y cuando estuvimos en las calles de San José buscamos un taxi para poder llegar al hotel.

Taxi. Foto: Marie Skeie Lobo

Lo malo fue que el taxista nos perdió ¡Y tardamos 1 hora más en llegar! No tuvimos oportunidad de hacer mucho.

El “casado”, la gastronomía de Costa Rica en el viaje familiar

El hambre no nos dejaba en paz, los mapas de los celulares no indicaban nada abierto y teníamos que aventurarnos a viborear entre las calles para encontrar algo.

Casado Platillo Foto: Mexiticas

Cómo un milagro, encontramos un local y aquí vendían “guisados” típicos de Costa Rica: casados, arroz, frijoles, pollo, pescado y res.

Probablemente tengas una pregunta, y la hice qué era el “casado” y resultó ser una “comida corrida” típica, incluye: arroz con plátano frito, ensalada de lechuga con jitomate, frijoles y un guisado.

En nuestro viaje a Costa Rica conocimos el “casado”. Foto: Archivo

Así que pedí uno con pollo y me lo entregaron en menos de 5 minutos, mi papá, pidió un plato con pollo y preguntó si había tortillas… y ¡Rápidamente nos identifican como mexicanos!

El “casado” venía acompañado de una salsa que los locales afirmaban picaba demasiado, pero al probarla en la carne del pollo no se sentía demasiado el picor, en fin, mexicanos.

El sabor del pollo se compensaba bastante con la salsa y el arroz, los tonos neutros de la ensalada hacían juego con los tonos salados y poco picantes de la carne.

El “casado” es un plato con muchas variantes. Foto: Archivo

El plátano encaja con el sabor neutro del arroz, pero ésta variante era más dulce, por lo que para los paladares delicados y no tolerantes al picante, el plátano será ideal para contrarrestar el sabor del chile.

Casado picante. Foto: Matthew T. Bradley

El platillo de mi papá no parecía fuera de lo común, venía acompañado con ensalada solamente, y era parecido a un pollo frito, pero sin capear.

Con el estómago lleno nos regresamos al hotel y dormimos, ya que al día siguiente iríamos a Puerto Viejo, ya mi profesión gastronómica había tenido sus primeras experiencias.

un viaje de padre e hijo por Costa Rica. Foto: Bailinho Festa

Mochilazo en Puerto Viejo

Para llegar, tuvimos que tomar un autobús que nos llevara hasta allá, y ¡El viaje duraba 5 horas! Pues teníamos que llegar hasta el Caribe y nosotros estábamos en el centro.

Mochilazo. Foto: Justin Burger

El viaje no se hizo tan pesado, así que llegamos con energía y ganas de conocer Puerto Viejo, que la verdad es muy parecido a Cancún o Acapulco, como un viaje de padre e hijo por Costa Rica pero con esencia mexicana.

Puerto Viejo. Foto: Mike Saleem

La gente es amable, el sol toca tu piel con gentileza, el calor hace que te de sed, la arena era suave, tersa y caliente, ¡Era como estar en casa!

Costa Rica. Foto: Del

Al bajar del autobús, buscamos el hostal en el que nos quedaríamos y desempacar las mochilas, pero antes pasamos a un mini súper, compramos un par de cervezas y unas cuantas botanas.

Playa Puerto Viejo Foto: Axel Peralta

Fuimos a la playa y estuvimos bastante tiempo disfrutando de la relajación que tanto habíamos buscado, ¡Al fin! al anochecer buscamos un restaurante que nos habían recomendado los lugareños.

La Playa Negra era un establecimiento que ofrecía comida caribeña con el toque y sazón de Costa Rica, por lo que ya ansiaba probar dichos manjares.

Visitamos esta hermosa playa en nuestro viaje a Costa Rica. Foto: My Guide Costa Rica

Los manjares de la comida caribeña

Mi papá pidió un Cerdo en Salsa Caribeña y yo volví a pedir un Casado; la salsa del cerdo era agridulce, tenía tintes dulces y unos cuantos poco picantes.

Casado. Foto: Gustavo Miranda

La carne era suave y parecía estar marinada en una salsa similar ya que tenían un sabor parecido, aunque era ajeno a ella.

Venía acompañado de un tazoncito de frijoles negros, arroz blanco y ensalada.

Plato Casado Foto: Vivi L.

Mi casado fue similar al de San José, sin embargo, lo probé con carne de res; el toque caribeño estaba presente en cada bocado, se sentía diferente al de la capital, más tradicional, y elaborado, ¡Un gran sabor!

Regresamos al hostal y vimos una película para quedarnos dormidos ya que al día siguiente iríamos en bicicleta a una de las playas vecinas, ¡Nuestro viaje a Costa Rica seguía!

Playa Costa Rica. Foto: A Diesel Work Lemon

Una bici que me lleva a todos lados

Siempre me ha gustado andar en bicicleta, pero casi nunca he podido, así que no desperdicié la oportunidad en nuestro viaje a Costa Rica, y le propuse a mi papá ir a pedalear un rato.

Viaje en bicicleta Foto: Jorge Peralta

Rentamos unas bicicletas y nos fuimos por la mañana, pudimos admirar la vegetación de la selva y llegamos a la Playa Manzanillo.

Nos empapamos en la lluvia que salió de la nada, platicamos de muchas cosas, tomamos muchas fotos del camino, incluso disfrutamos de una bajada un tanto pronunciada.

Obviamente gritamos bastante y nos reímos de cómo sonábamos, ¡Nuestro viaje padre e hijo a Costa Rica estaba siendo una maravilla!

Playa Manzanillo Foto: Axel Peralta

Llegamos a Manzanillo y resultó ser una reserva natural, caminamos por los senderos que iban y venían a las distintas playitas que había dentro de la reserva, ¡Y tomamos muchas fotos de éste maravilloso escenario!

Al terminar el día devolvimos las bicis, recogimos nuestras mochilas en el hostal y subimos al autobús para regresar a San José.

Ya que al día siguiente ¡Nos esperaba otra aventura!

Playa Manzanillo Foto: Jorge Peralta

Puntarenas, una visita en nuestro viaje a Costa Rica

Al día siguiente despertamos temprano y fuimos directo a la central camionera para llegar a Puntarenas, fue un viaje sin tantas complicaciones.

Llegando a nuestro destino, notamos que la experiencia sería totalmente diferente a lo que nosotros queríamos: el cielo estaba nublado, no había playas en las que pudiéramos estar.

Puntarenas Foto: Axel Peralta

Aún esperanzados de que todo fuera bien, caminamos en busca del hotel en el que nos quedaríamos.

Tomamos un camión que nos dejó en la esquina del hotel y entramos a registrarnos, éste era elegante y se veía que llevaba pocos años en funcionamiento, pues se veía limpio, nuevo y con poco uso.

Nuestra habitación y era enorme, tenía una cama King size, cafetera, un pequeño refrigerador y una televisión enorme; era la definición correcta del “cuarto perfecto para descansar”.

Puntarenas es uno de los lugares que visitamos en nuestro viaje a Costa Rica. Foto: Jorge Peralta

Continúa la experiencia gastronómica…

En el centro de la ciudad había varios restaurantes o “fondas”, entramos a una y nos atendió una señora muy amable, que nos llevó a nuestra mesa y nos reconoció como extranjeros.

Le recomendó a mi papá una sopa de mariscos, él accedió muy convencido de querer probar la sopa y yo volví a pedir un casado, ya teníamos una relación.

Mi casado fue diferente a los anteriores, en éste el arroz era amarillo, mi carne de cerdo estaba jugosa y se acoplaba bien a los demás sabores, los frijoles parecían estar refritos y hacían juego con el plátano frito.

Arroz Amarillo Foto: Cocina delirante

Quedé maravillado de que los casados varían entre cada región o lugar; depende del toque personal o la manera de prepararlos lo que lo define.

La sopa de mi papá se veía diferente a lo que habíamos pensado; era un caldo blanco con cilantro encima, trozos de pescado dentro, y lo curioso del asunto ¡Lo servían con un plátano!

La mesera nos dijo que el plátano le daría más sabor a la sopa, mi papá le creyó y se lo agregó.

Caldo de Pescado Foto: Axel Peralta

Lo comió sin tanto problema y al terminar dijo que el sabor del plátano no afectaba tanto al de la sopa, pues no era dulce sino neutro.

Regresamos al hotel y vimos una película, platicamos un rato y nos dormimos para el día siguiente ir a Playa Naranjo.

Una vista asombrosa en el ferry

Cuando despertamos, mi papá me comentó que el hotel incluía un desayuno de 7 am hasta las 11 am, nos cambiamos rápidamente y alistamos todo para llevarnos las mochilas con nosotros.

Pedimos indicaciones a la recepcionista sobre cómo llegar al ferry y resultó ser más rápido de lo que habíamos pensado.

Compramos los boletos y subimos a la parte superior del ferry para poder apreciar la marea, las olas y el mar, ¡Una gran experiencia!

Viaje en Ferry Foto: Jorge Peralta

El viaje fue de hora y media y cuando llegamos el guía del grupo comentó que había varias playas a las cuales ir, pero había que esperar un transporte.

Mi papá, como buen mexicano, dijo que lo haríamos a nuestra manera, así que caminamos al contrario que la gente que esperaba el transporte y encontramos un camino a una playa y un bar llamado “El Perla Negra”.

Unos tragos aquí nos regalaron amistades en nuestro viaje a Costa Rica. Foto: My Guide Costa Rica

La playa y la medusa

Tomamos unas cuantas bebidas y nos hicimos amigos del dueño, quien nos platicó sobre sus ideas de hacer un hotel sobre el bar e incluso nos lo mostró.

Terminamos nuestras bebidas, bajamos a la playa tal y como el dueño nos había explicado, pero no era una playa como las que habíamos visitado, sino que tenía piedras en vez de fina arena y pasto cerca de la orilla.

Playa Naranjo Foto: Viatgelovers

Nos sentamos a platicar y el oleaje trajo una medusa; de lejos parecía una bolsa transparente pero cuando nos dimos cuenta sacamos los pies del agua para prevenir un accidente.

Medusa en la playa. Foto: Nazaret GD

La sacamos del agua con ayuda de una rama que estaba cerca y la dejamos lejos de la orilla, por mera curiosidad recorrimos la costa viendo qué más podía haber, pero no encontramos nada excepto piedras porosas.

Piedras. Foto: MIguel Castro

Nos sentamos a terminar de platicar y cuando dieron las 5 pm regresamos a donde estaba el ferry.

Con nuestras maletas en mano, subimos al pequeño barco y llegamos a Puntarenas de nuevo, solo para tomar aire y correr para tomar el camión a San José.

Último día: adiós, Costa Rica

Llegando al hotel arreglamos todo para regresar a México al día siguiente, pero le dije a mi papá “No nos podemos ir sin regresar a los casados del primer día”.

Fuimos de nuevo y encontramos a las mismas personas que nos atendieron la ocasión pasada, así que comenzamos a platicar sobre cómo había estado nuestro viaje y qué lugares habíamos visitado.

Casados Cena Foto: Buen día Teletica

Nos dijeron que nuestros recorridos habían estado bien porque habíamos visitado lo más característico de cada lugar.

Para comer, mi papá pidió el mismo casado que yo, y ésta vez le agregué más salsa de la que debía, ¡Terminé enchilando demasiado y mi papá se empezó a reír de mí!

un viaje de padre e hijo por Costa Rica. Foto: Del

Ya era la hora de regresar

Por la mañana nos recomendaron un restaurante típico del centro en el que servían un “Hot Cake de maíz”, lo servían con crema, queso y su sabor era parecido a los panqués de elote que tenemos en Mexico

Era un platillo muy grande y muy delicioso, la crema y el queso le hacían juego porque le daban un toque fresco, cremoso y salado que contrastaba con la dulzura del maíz.

Hot Cake de Maíz Foto: Axel Peralta

Cuando terminamos de desayunar, nos dirigimos al hotel por nuestras cosas y de ahí al aeropuerto, estuvimos esperando, hasta que nuestro vuelo estuvo listo para abordar y llegamos a Panamá.

Mi papá regresó por sus tenis que había visto en el vuelo de ida y parecía niño pequeño con su juguete nuevo.

Llegamos a la CDMX casi a las 11 pm y cuando finalmente estuvimos en casa, nos fuimos directamente a dormir.

Playa Negra fue uno de nuestros destinos en nuestro viaje a Costa Rica. Foto: Archivo

Éste viaje a Costa Rica me dejó un recuerdo muy bonito junto a mi papá, sin dudarlo es uno de mis favoritos.

Atrévete a visitar Costa Rica y recuerda, ¡Nunca dejes de viajar!

Nunca dejes de viajar. Foto: Pilar Tomasin
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