Recetas
¡No olvidemos el tamal de frijol! Un platillo imperdible de la gastronomía mexa
La gastronomía es el fruto de la evolución de la humanidad y dejarla en el olvido es olvidar nuestras raíces.
Olvidar el tamal de frijol es olvidar nuestro pasado prehispánico dejando de ser aquellos hombres de maíz que manifiesta el Popol Vuh y perdiendo el valor nutritivo de la pareja sin igual del maíz y frijol. Un pueblo sin gastronomía es un pueblo sin identidad. La gastronomía refleja el sentir de la sociedad mediante la creatividad de su gente aplicada a la elaboración de sus alimentos.
La gastronomía es el fruto de la evolución de la humanidad y dejarla en el olvido es olvidar nuestras raíces.
Siglos de historia…
El tamal con frijol es un platillo con siglos de historia y que podría llegar a ser uno más de los símbolos representativos de la amplia cultura gastronómica mexicana.
En México no solo existen chiles en nogada y mole poblano, nuestro país cuenta con una rica gastronomía, por eso es importante la preservación y difusión de las formas de preparación de otros platillos, se evite que estos caigan en el olvido, por la falta de documentación y difusión de sus formas de preparación. Esto permitirá a los mexicanos percatarnos del gran potencial de nuestro patrimonio gastronómico.
Cada pueblo ha desarrollado su propio sistema culinario alrededor de un elemento central que en muchos casos es un grano, como el arroz, el trigo o el maíz.
El sistema establecido a partir de este alimento básico determina un tipo de comida especifica y abarca todas las actividades cotidianas que se realizan en torno a ella.
Son éstas las que otorgan de manera más contundente los rasgos de pertenencia a esa comunidad. De modo que la alimentación, y todo lo que la rodea, es no sólo vital para la supervivencia de cualquier grupo humano, sino que también le confiere una identidad.
Hijos del maíz
En México, la tradición culinaria y cultural se ha ido edificando alrededor del maíz, que ha sido base de la alimentación de las sociedades indígenas. A diferencia de otros cereales, el maíz se puede cultivar en
distintos climas y se adapta a diferentes terrenos donde crece con rapidez.
No obstante, en su estado natural es menos nutritivo que el arroz, el trigo y la cebada. Si una población humana se quisiera alimentar exclusivamente a base de maíz, sufriría eventualmente de desnutrición y padecería enfermedades graves como la pelagra.
Esto debido a que el maíz en su estado original no responde a las necesidades nutritivas del organismo humano. Sin embargo, los antiguos mexicanos encontraron una manera extraordinaria de mejorar las deficiencias de este grano, al cocerlo en agua alcalina, proceso conocido popularmente como la preparación del nixtamal.
Gracias a éste, el maíz se convirtió en un cereal de buena calidad, equiparable a los granos que han identificado a otras grandes civilizaciones.
El tamal de frijol y su valor nutricional
El fríjol proporcionaba los aminoácidos en la dieta indígena, aunque rara vez se consumían
solos; la combinación de maíz y fríjol tenía un alto valor nutritivo. El frijol, sabroso y nutritivo no faltaba en la dieta de los mesoamericanos cocido y guisado de distintas maneras, antiguamente tomaba su nombre según su color.
Teniendo frijoles pintos, jaspeados, prietos, pardos y blancos, pequeños y grandes. Los cuales eran
consumidos de acuerdo con el estatus social, los más pobres los consumían con tortilla, mientras los señores y gobernantes los podían consumir en tamales o en otros guisos.
El fríjol fue conocido, cultivado y aprovechado por los antiguos indígenas prehispánicos de México.
Fray Bernardino de Sahagún, en sus escritos de Historia Natural de las Cosas de la Nueva España, señala que los otomíes siendo el pueblo menos desarrollado culturalmente y más pobres, la base de su comida y mantenimiento eran el maíz, fríjol, chile, sal y jitomate.
En la Crónica Mexicana del historiador Tezozómoc, se asienta que los fríjoles estaban en la lista de artículos del tributo que pagaban a los mexicas por ocupar aquellas tierras y aguas.
Te dejamos su receta
Para 30 porciones. Ingredientes:
- 1kg masa de maíz
- 150gr manteca vegetal o de cerdo
- 250gr frijol cocido
- 3 hojas epazote picado
- 1 trozo de cebolla
- 1 pizca de sal
- 30 hojas de maíz para tamales
Procedimiento:
- primero debes remojar en agua caliente las hojas para hacer el tamal, aproximadamente 20 o 30 minutos para que se suavicen y sea más fácil manipularlas.
- En un recipiente coloca la masa de maíz, la manteca que puede ser vegetal o de cerdo, las hojas de epazote finamente picadas y la pizca de sal, mezcla muy bien.
- Coloca en la licuadora los frijoles cocidos con un trozo de cebolla y licua hasta obtener una pasta de frijoles. Seguido, reserva.
- En una superficie limpia extiende la masa de maíz hasta obtener un grosor de unos 3 milímetros, puedes hacerlo con tus manos o con un rodillo.
- Enseguida agrega la pasta de frijol y distribuye por toda la masa a modo de capa.
- Enrolla la masa con la pasta y luego corta en porciones de unos 8 cm de largo. Bolea conservando la forma del rollo.
- Coloca la masa enrollada en una hoja de maíz, envuelve, enrosca las puntas y presiona hacia dentro del relleno. Debe quedar como si se escondieran las puntas, luego lleva a una olla vaporera y cocina aproximadamente una hora.
- Pasado el tiempo de cocción, verifica que la hoja de maíz se desprenda fácil del tamal, si es así, ya estarán listos.
¡Ahora si! A disfrutar tu tamal de frijol, una delicia gastronómica con mucha historia. #Nuncadejesdecomer!
En Familia
Galletas de jengibre: Cómo hacerlas irresistibles esta Navidad
¡La receta perfecta para sorprender!
La Navidad trae consigo una atmósfera mágica, llena de luces, aromas y sabores inconfundibles. Entre ellos, las galletas de jengibre ocupan un lugar especial en el corazón de la tradición navideña.
¿Listo para aprender a prepararlas y conocer más sobre su origen?
La historia de las galletas de jengibre
El origen de las galletas de jengibre se remonta a la Edad Media. Los primeros registros de una preparación similar provienen de monjes europeos que las elaboraban mezclando jengibre con otros ingredientes para crear una masa que se cocía al horno.
El jengibre era conocido por sus propiedades medicinales, ya que ayudaba a conservar los alimentos y también aliviaba dolencias digestivas.
Sin embargo, fue en el siglo XVI cuando las galletas de jengibre comenzaron a tomar su forma más conocida: la de pequeñas figuras humanas.
Esta idea se atribuye a la reina Isabel I de Inglaterra, quien sorprendía a sus invitados con galletas en forma de personas, decoradas para parecerse a ellos.
Desde entonces, las “galletas de jengibre” han sido una parte integral de las festividades navideñas en todo el mundo.
Con el tiempo, estas galletas se convirtieron en un símbolo de la Navidad, especialmente en países como Alemania, donde los “Lebkuchen” (galletas de jengibre) formaban parte de los tradicionales mercados navideños.
Los colonos europeos llevaron la receta a América del Norte, donde las galletas de jengibre se popularizaron aún más, especialmente en su forma de hombrecitos, casas de jengibre y otros diseños festivos.
¡Manos a la masa! Receta clásica de galletas de jengibre
Ingredientes:
- 3 tazas de harina de trigo
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
- 1/2 cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de jengibre molido
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1/4 cucharadita de clavo molido
- 1/4 cucharadita de nuez moscada
- 1/2 taza de mantequilla (a temperatura ambiente)
- 1/2 taza de azúcar moreno
- 1 huevo grande
- 2/3 taza de melaza (o miel de caña)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
Para decorar:
- Glaseado real (azúcar glas, clara de huevo y jugo de limón)
- Chispas de colores, caramelos o cualquier otra decoración navideña de tu elección.
Preparación:
1. Preparar la masa:
En un tazón grande, tamiza la harina, el bicarbonato de sodio, la sal y las especias (jengibre, canela, clavo y nuez moscada). Reserva.
En otro tazón, bate la mantequilla y el azúcar moreno hasta que esté esponjoso. Añade el huevo, la melaza y el extracto de vainilla. Mezcla bien.
Poco a poco, incorpora la mezcla de harina hasta obtener una masa homogénea.
2. Enfriar la masa:
Divide la masa en dos porciones y envuélvelas en plástico adherente. Refrigérala por al menos 1 hora (esto ayuda a que la masa sea más manejable).
3. Precalentar el horno:
Precalienta el horno a 180°C (350°F) y forra dos bandejas con papel encerado.
4. Cortar las galletas:
En una superficie ligeramente enharinada, estira la masa con un rodillo hasta que tenga un grosor de aproximadamente 5 mm.
Usa cortadores de galletas con forma de hombrecito de jengibre (u otros motivos navideños) para cortar la masa.
5. Hornear:
Coloca las galletas en las bandejas preparadas y hornea durante 8-10 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados.
Deja enfriar por completo antes de decorar.
6. Decorar:
Con el glaseado real y las decoraciones que prefieras, da vida a tus galletas de jengibre.
Puedes usar el glaseado para dibujar los detalles como ojos, botones y bocas, y agregar caramelos pequeños o chispas para darle un toque festivo.
Sugerencias para hacerlas aún más especiales
Casitas de jengibre
Si te sientes creativo, usa la misma masa para construir casitas de jengibre. Es un proyecto perfecto para hacer con amigos o familiares.
Diversión en familia
Haz que decorar las galletas sea una actividad familiar, donde cada miembro pueda dar rienda suelta a su imaginación y crear diseños únicos.
#NuncaDejesDeViajar
Recetas
Comidas rápidas y saludables en Freidora de Aire
Aprende cómo la freidora de aire puede ayudarte a preparar comidas saludables y sabrosas, perfectas para tus aventuras diarias y viajes.
Hoy en día, mantenerse saludable es más que una moda; es una necesidad. Ya sea en casa o mientras viajas, llevar un estilo de vida saludable es esencial para mantener la energía y disfrutar al máximo de cada experiencia. Uno de los aspectos clave para lograrlo es cuidar lo que comemos, y aquí es donde entra en juego una herramienta que se ha vuelto indispensable en muchas cocinas: la freidora de aire.
Freidora de aire: ¡Salud y sabor en un solo bocado! Descubre cómo revolucionar tu cocina y tus viajes.
La freidora de aire ha revolucionado la forma en que preparamos nuestros alimentos, ofreciendo una alternativa más saludable sin comprometer el sabor. ¿Cómo funciona? Utiliza aire caliente para cocinar los alimentos, lo que permite reducir significativamente la cantidad de aceite necesario en la preparación. Esto no solo es beneficioso para quienes buscan reducir su consumo de grasas saturadas, sino que también facilita la preparación de comidas rápidas y deliciosas, ideales para aquellos con un estilo de vida activo.
Cuando piensas en viajar, lo primero que viene a la mente son las nuevas experiencias, las aventuras y, por supuesto, la comida. Mantener una dieta equilibrada mientras estás de viaje puede ser un desafío, pero no tiene por qué serlo. La freidora de aire se convierte en una aliada perfecta para quienes desean mantener su salud en óptimas condiciones, incluso lejos de casa.
Cocina saludable en cualquier lugar
Los viajes de salud y bienestar son cada vez más populares, y con razón. Desde retiros de yoga en las montañas hasta escapadas de spa en la playa, la búsqueda del equilibrio entre cuerpo y mente es una tendencia en crecimiento. Parte de este equilibrio se encuentra en la alimentación, y aquí es donde entra en juego la importancia de una buena preparación.
Cuando te hospedas en un lugar que permite cocinar, llevar una freidora de aire portátil puede ser una gran idea. Esto te permitirá preparar tus propias comidas saludables, asegurándote de que sigues una dieta equilibrada mientras disfrutas de tu destino.
Imagina poder preparar unas deliciosas verduras asadas o un pescado rebozado crujiente después de un día lleno de actividades, todo con menos aceite y de forma rápida. Esto no solo te mantendrá dentro de tus objetivos de salud, sino que también te dará la tranquilidad de saber exactamente lo que estás comiendo
No importa si estás explorando una nueva ciudad o disfrutando de la tranquilidad de la naturaleza, llevar una vida saludable es posible en cualquier lugar. Incorporar herramientas como la freidora de aire en tu rutina diaria y en tus viajes puede hacer una gran diferencia en tu bienestar general.
Así, no solo disfrutas de cada momento al máximo, sino que también te aseguras de que tu cuerpo recibe lo mejor, manteniéndote lleno de energía para todas las aventuras que te esperan.
#NuncaDejesDeComer
Gastronomia Internacional
¿Sabías que el 14 de Julio se celebra el día del Mac and Cheese?
¡Un platillo emblemático que ha conquistado los paladares de millones de personas alrededor del mundo!
Los Macarrones con Queso, o Mac and Cheese, son un platillo emblemático que ha conquistado los paladares de millones de personas alrededor del mundo, y que, por lo mismo, tienen innumerables versiones y modos de preparación.
De cara al Día de los Macarrones con Queso, que se celebrará el próximo 14 de julio, vale la pena ahondar en esta receta simple pero deliciosa que combina pasta y queso en una armonía perfecta y
que es el deleite tanto de niños como de adultos.
Una receta que se remonta a la Edad Media…
Los primeros indicios de este tipo de combinación de pasta y queso se remontan a la Edad Media en Europa. Los cocineros de la época, especialmente en Italia, experimentaban con pasta fresca y la mezclaban con queso rallado.
Uno de los primeros registros de una receta similar aparece en un libro de cocina medieval italiano llamado “Liber de Coquina”, escrito a finales del siglo XIII, el cual describe una receta que consiste en pasta cocida en agua y mezclada con queso rallado.
Se dice que el platillo llegó a América a través de Thomas Jefferson, quien se enamoró de los macarrones durante su estancia en Europa. Jefferson importó de Italia una máquina para hacer pasta y comenzó a servir macarrones con queso en las cenas que ofrecía en Monticello, su residencia en Virginia.
Así, poco a poco, esta delicia culinaria se popularizó entre la élite americana y fue convirtiéndose en un plato habitual en los hogares estadounidenses.
Para 1937 la compañía Kraft Foods lanzó su versión pre empacada, lo que revolucionó la forma en que las familias preparaban este platillo. El producto se promocionaba como una comida rápida y accesible, especialmente durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
Desde entonces, los Macarrones con Queso se convirtieron en un ícono de la gastronomía norteamericana.
¡Te dejamos la receta del Mac and Cheese clásico!
Vas a necesitar…250 g de macarrones, 1 cucharadita de sal, 150 g de queso cheddar, 50 g de parmesano, 400 ml de leche, rebanadas de queso americano de 50 g, 40 g de mantequilla, 50 g de harina común,
2 pizcas de nuez moscada, 1 pizca de pimienta y 1.75 L de agua
- Añade agua al bol y deja hervir durante 10 minutos a 120°C y velocidad 1.
- Coloca la cesta de cocción a fuego lento en el bol y agrega los macarrones. Cocina la pasta según las instrucciones del paquete hasta que esté al dente con la taza medidora insertada durante 12 minutos a 110 °C y velocidad 1. Una vez cocida, retira la cesta de cocción a fuego lento con la espátula y colócala en un bol grande. Escurre la pasta y vacía el bol.
- Corta el queso cheddar y el parmesano en cubos. Añade el queso cheddar, el parmesano y el americano al bol y ralla el queso durante 10 segundos a velocidad 7.
- Añade al bol la leche, la mantequilla, la harina, la nuez moscada y la pimienta. Cocina la salsa durante 10 minutos a 110 °C y velocidad 2.
- Añade los macarrones al bol y mezcla durante 30 segundos a velocidad 2. Retira el vaso medidor y coloca la espátula dentro de la abertura de la tapa para revolver.
- Sazona al gusto y sirve. ¡Disfruta de tu comida!
Datos que debes saber…
Se dice que el rey Enrique II de Inglaterra disfrutaba de una versión temprana de los Macarrones con Queso, lo que demuestra que este platillo ha tenido un atractivo universal y duradero.
En Estados Unidos, el 14 de julio se celebra el Día Nacional del Mac and Cheese, una fecha dedicada a disfrutar y experimentar con esta comida clásica.
Aunque la versión de EU es la más conocida, muchos países tienen sus propias versiones. En Suiza, por ejemplo, se prepara con papas y queso gruyère; en el Caribe se le añade pimiento y otros condimentos locales; y en México hay numerosas versiones que incluyen distintos tipos de queso y, por supuesto, diversas preparaciones con distintos chiles, para hacerlos cremosos y picantes.
Elige el queso adecuado, pues éste es la clave para un buen Mac and Cheese. Puedes usar una mezcla de quesos para obtener un sabor más complejo. El cheddar es clásico, pero añadir un poco de gruyère
o gouda ahumado puede elevar el plato a otro nivel.
Asegúrate de cocinar la pasta al dente, ya que continuará cocinándose cuando se mezcle con la salsa de queso y se hornee. Esto evitará que los macarrones se vuelvan demasiado blandos. Al mismo tiempo, prepara una salsa de queso cremosa; comienza con una base de roux (mezcla de harina y mantequilla) para espesar la salsa.
Añade leche poco a poco y luego incorpora los quesos rallados. Cocina la salsa lentamente y con cuidado asegura una textura suave y cremosa. Para un acabado perfecto, puedes cubrir el Mac and Cheese con una mezcla de pan rallado y mantequilla antes de hornearlo. Esto le dará una textura crujiente que contrasta deliciosamente con la cremosidad del queso.
Y, finalmente, ¡experimenta! No tengas miedo de añadir otros ingredientes para personalizar tu Mac and Cheese. Tocino, jalapeños, espinacas o incluso langosta pueden transformar este plato clásico en una obra maestra gourmet. #Nuncadejesdecomer!
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