Olvidar el tamal de frijol es olvidar nuestro pasado prehispánico dejando de ser aquellos hombres de maíz que manifiesta el Popol Vuh y perdiendo el valor nutritivo de la pareja sin igual del maíz y frijol. Un pueblo sin gastronomía es un pueblo sin identidad. La gastronomía refleja el sentir de la sociedad mediante la creatividad de su gente aplicada a la elaboración de sus alimentos.
La gastronomía es el fruto de la evolución de la humanidad y dejarla en el olvido es olvidar nuestras raíces.
Siglos de historia…
El tamal con frijol es un platillo con siglos de historia y que podría llegar a ser uno más de los símbolos representativos de la amplia cultura gastronómica mexicana.
En México no solo existen chiles en nogada y mole poblano, nuestro país cuenta con una rica gastronomía, por eso es importante la preservación y difusión de las formas de preparación de otros platillos, se evite que estos caigan en el olvido, por la falta de documentación y difusión de sus formas de preparación. Esto permitirá a los mexicanos percatarnos del gran potencial de nuestro patrimonio gastronómico.
Cada pueblo ha desarrollado su propio sistema culinario alrededor de un elemento central que en muchos casos es un grano, como el arroz, el trigo o el maíz.
El sistema establecido a partir de este alimento básico determina un tipo de comida especifica y abarca todas las actividades cotidianas que se realizan en torno a ella.
Son éstas las que otorgan de manera más contundente los rasgos de pertenencia a esa comunidad. De modo que la alimentación, y todo lo que la rodea, es no sólo vital para la supervivencia de cualquier grupo humano, sino que también le confiere una identidad.
Hijos del maíz
En México, la tradición culinaria y cultural se ha ido edificando alrededor del maíz, que ha sido base de la alimentación de las sociedades indígenas. A diferencia de otros cereales, el maíz se puede cultivar en
distintos climas y se adapta a diferentes terrenos donde crece con rapidez.
No obstante, en su estado natural es menos nutritivo que el arroz, el trigo y la cebada. Si una población humana se quisiera alimentar exclusivamente a base de maíz, sufriría eventualmente de desnutrición y padecería enfermedades graves como la pelagra.
Esto debido a que el maíz en su estado original no responde a las necesidades nutritivas del organismo humano. Sin embargo, los antiguos mexicanos encontraron una manera extraordinaria de mejorar las deficiencias de este grano, al cocerlo en agua alcalina, proceso conocido popularmente como la preparación del nixtamal.
Gracias a éste, el maíz se convirtió en un cereal de buena calidad, equiparable a los granos que han identificado a otras grandes civilizaciones.
El tamal de frijol y su valor nutricional
El fríjol proporcionaba los aminoácidos en la dieta indígena, aunque rara vez se consumían
solos; la combinación de maíz y fríjol tenía un alto valor nutritivo. El frijol, sabroso y nutritivo no faltaba en la dieta de los mesoamericanos cocido y guisado de distintas maneras, antiguamente tomaba su nombre según su color.
Teniendo frijoles pintos, jaspeados, prietos, pardos y blancos, pequeños y grandes. Los cuales eran
consumidos de acuerdo con el estatus social, los más pobres los consumían con tortilla, mientras los señores y gobernantes los podían consumir en tamales o en otros guisos.
El fríjol fue conocido, cultivado y aprovechado por los antiguos indígenas prehispánicos de México.
Fray Bernardino de Sahagún, en sus escritos de Historia Natural de las Cosas de la Nueva España, señala que los otomíes siendo el pueblo menos desarrollado culturalmente y más pobres, la base de su comida y mantenimiento eran el maíz, fríjol, chile, sal y jitomate.
En la Crónica Mexicana del historiador Tezozómoc, se asienta que los fríjoles estaban en la lista de artículos del tributo que pagaban a los mexicas por ocupar aquellas tierras y aguas.
Te dejamos su receta
Para 30 porciones. Ingredientes:
- 1kg masa de maíz
- 150gr manteca vegetal o de cerdo
- 250gr frijol cocido
- 3 hojas epazote picado
- 1 trozo de cebolla
- 1 pizca de sal
- 30 hojas de maíz para tamales
Procedimiento:
- primero debes remojar en agua caliente las hojas para hacer el tamal, aproximadamente 20 o 30 minutos para que se suavicen y sea más fácil manipularlas.
- En un recipiente coloca la masa de maíz, la manteca que puede ser vegetal o de cerdo, las hojas de epazote finamente picadas y la pizca de sal, mezcla muy bien.
- Coloca en la licuadora los frijoles cocidos con un trozo de cebolla y licua hasta obtener una pasta de frijoles. Seguido, reserva.
- En una superficie limpia extiende la masa de maíz hasta obtener un grosor de unos 3 milímetros, puedes hacerlo con tus manos o con un rodillo.
- Enseguida agrega la pasta de frijol y distribuye por toda la masa a modo de capa.
- Enrolla la masa con la pasta y luego corta en porciones de unos 8 cm de largo. Bolea conservando la forma del rollo.
- Coloca la masa enrollada en una hoja de maíz, envuelve, enrosca las puntas y presiona hacia dentro del relleno. Debe quedar como si se escondieran las puntas, luego lleva a una olla vaporera y cocina aproximadamente una hora.
- Pasado el tiempo de cocción, verifica que la hoja de maíz se desprenda fácil del tamal, si es así, ya estarán listos.
¡Ahora si! A disfrutar tu tamal de frijol, una delicia gastronómica con mucha historia. #Nuncadejesdecomer!