Europa
Qué Hacer en Brujas, Bélgica. Un Lugar Sorprendente de Magia Encantadora
Hay mucho que hacer en Brujas, Bélgica. Diversión para chicos y grandes que no querrás perderte.
La primera vez que escuche de este lugar fue en mi época de estudiante y me llamó tanto la atención. No sólo por su nombre que fue lo primero que busqué en algunos libros de viaje, sino que me atraparon las imágenes. Tanto que decidí convertirla en mi propósito de viaje para lanzarme a conocer “Brujas”, Bélgica, una ciudad de ensueño con mucho qué hacer.
En camino a un paraíso medieval
Llegar a esta romántica villa te toma aproximadamente una hora en tren hacia el norte saliendo desde Bruselas, capital de Bélgica. El camino en tren, a pesar de que es rápido, se hace largo por las ansias de llegar y se puede convertir en un verdadero anhelo disfrazado de emoción.
Ir viendo tras la ventana cómo es la vida en Bélgica te hace reflexionar, y al ver sus hermosos paisajes y la gente amable y trabajadora, sabes que algo bueno va a pasar.
Al ser una ciudad amurallada, el sólo hecho de estar ahí, ya es trasladarte a la época del medievo. De hecho fue la capital del Condado de Flandes, es decir, de la región Flamenca, y sin duda no te imaginarás cuánto hay por hacer en Brujas, Bélgica.
Sus hermosas torres y sus calles adoquinadas, parecen guardar las leyendas más ocultas en donde aún se puede percibir cómo la doncella es robada por su caballero y sellan su amor huyendo entre un bosque encantado.
Sorprendido con mucho qué hacer en Brujas, Bélgica
También conocida como “La Venecia del Norte”, Brujas es un lugar ideal para realizar un romántico paseo entre sus canales de aguas tranquilas. Los callejones guardan fachadas de casas, edificios y locales que parecen salir de un cuento.
Así, entre luces de color sepia que envuelven el escenario de los callejones empedrados, invitan a los paseantes a caminar y descubrir por sí mismos cada rincón mágico. ¡Hay muchas opciones qué hacer en Brujas, Bélgica!
Un paseo por Grote Markt que es su plaza principal, puede ser el punto de inicio o el final de un recorrido por la ciudad. La plaza muestra la peculiar arquitectura de Brujas. Edificios de colores formados con cientos de ventanas que miran al centro donde se encuentra el Monumento que conmemora la autonomía y la libertad de los brujenses.
Algunos de estos edificios como Lakenhalle o el Salón de los Tejidos, muestran las aristas de sus torres que terminan en punta como si se tratara de pequeños castillos medievales. El campanario Belfort destaca por su torre de 83 metros de altura.
La plaza de Brujas, Bélgica ha sido remodelada por lo tanto quien circula por ella son los peatones y ciclistas. Un ambiente agradable se vive en sus restaurantes y cervecerías.
Te recomiendo visitar este lugar en miércoles en donde un vivo y colorido mercado se instala para ofrecer productos artesanales, tejidos, comida, dulces, fruta y flores. Este es el momento del encuentro con los lugareños, no olvides comprar el delicioso y famoso chocolate belga o alguno de sus quesos.
Los museos en Brujas, Bélgica son realmente únicos
Si en tus planes no está contemplado hacer un recorrido religioso, aquí deberás hacer una excepción ya que es importante visitar la Basílica de la Santa Sangre, una joya del Siglo XVII.
Sobre todo para admirar la arquitectura y ya que estás ahí, podrás apreciar la reliquia de la “Santa Sangre de Jesucristo”. Por otro lado también puedes dar una vuelta por la Catedral de San Salvador la más antigua de la ciudad.
Otros sitios interesantes en Brujas, Bélgica, son sus museos, por ejemplo cuenta con un “Museo del Encaje de Flandes”. Técnica famosa por utilizar telas para hacer desde cortinas hasta pañuelos con encaje de una manera tan detallada que incluso hay escuelas para aprender la técnica.
¿El museo de la papa frita?. Sí, un museo original, el Friet Museum se sitúa en un edificio del siglo XIV y muestra todo en cuanto a la historia de las papas fritas y su elaboración. Instrumentos que han servido para la producción de la misma, la importancia que tuvieron en las guerras, cárceles y hospitales como la dieta que salvo la vida de muchos.
En la cantina medieval del museo podrás degustar una bebida junto con tus papas fritas. Sin lugar a dudas este museo es un lugar favorito sobre todo para los pequeños y una sorpresa para todos los que somos amantes de las papas.
Y si quisieras un paseo romántico, éste es el lugar indicado
Regresando al romanticismo, no te puedes perder el Parque del lago del Amor o Minnewaterpark. Se trata de un parque al sur de Brujas, Bélgica, cerca de la estación de trenes.
Es un jardín con su lago en donde dependiendo de la época, los árboles se tornan de colores rojos o amarillos que combinan con el verde césped y con un escenario natural increíble. En donde aves como cisnes y patos disfrutan de la tranquilidad.
Aquí podrás caminar de la mano de tu pareja por los diferentes puentes o subirte a una embarcación para recorrer el lago, un lugar tal vez ideal para una propuesta de matrimonio.
Esto y más hay que hacer en Brujas, Bélgica, una bella y romántica ciudad llena de canales que atraviesan la ciudad, de ahí su nombre “Brugges” o “puentes” en idioma flamenco neerlandés.
Y no es porque se trate de un cuento en donde las hechiceras sean las protagonistas, al contrario parece un cuento de hadas. Ya que estos puentes demuestran la belleza del lugar y la magia que guarda una ciudad medieval.
El casco histórico de esta ciudad ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el 2000 y no sólo por su perfección, sino también por la importancia que tuvo en las rutas mercantiles y como puerto comercial.
Brujas, Bélgica, es un retrato del pasado que debemos guardar en un cuadro al óleo, o una fotografía que capte la esencia de su magia. Así cada vez que miremos esa imagen, podremos viajar y recordar que cada rincón de Brujas es testigo del romanticismo que se vive hasta nuestros días.
No te pierdas estos preciosos paisajes en tu próxima visita a Bélgica. Y recuerda, #NuncaDejesDeViajar.
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Europa
POOH CORNER: La cafetería oficial de WINNIE the POOH
Este encantador espacio en Reino Unido combina cafetería, tienda de regalos y museo, todo inspirado en el universo del oso más querido de la literatura infantil.
A pesar de que el escritor británico Alan Alexander Milne intentaba dejar su huella literaria en el teatro y las novelas serias, fue en 1926 que aparecería en su vida un pequeño osito llamado Winnie the Pooh. Se trataba de un oso de trapo y juguete favorito de su pequeño hijo Christopher Robin. Milne comenzó a utilizar al peluche como inspiración para contar cuentos fantásticos para su hijo, lo que definió su vida como uno de los más grandes escritores infantiles.
Con el tiempo, los libros de Winnie the Pooh, ilustrados por el caricaturista E. H. Shepard, se ganarían el corazón de la gente, haciendo que Walt Disney lo adaptara… Y el resto es historia.

La fama de Winnie the Pooh ascendió como la espuma, dejándonos a todos recuerdos imborrables. Ese pequeño oso que nació como un peluche es ahora un símbolo de la infancia que se ha ido abriendo paso en todos lados. Y en esta ocasión, conoceremos a Pooh Corner: la única cafetería oficial de Winnie…

Ubicada en un edificio que data del año 1703, y con un aire acogedor y tradicional, Pooh Corner está situada en Reino Unido, específicamente justo en la entrada del Ashdown Forest: el bosque real que inspiró a A. A. Milne para crear el famoso “Bosque de los Cien Acres”, en donde transcurren las aventuras de Pooh, Piglet, Ígor, Tigger y Christopher Robin.
Pooh Corner se ha convertido en un punto de encuentro tanto para fanáticos de los libros como para familias que desean disfrutar un día rodeados de nostalgia, naturaleza y un toque de magia literaria.

¿Qué hay en POOH CORNER?
Una de las principales atracciones del lugar es Pooh Corner Tearoom: un salón de té tradicional con una decoración inspirada en los dibujos originales de E. H. Shepard, el ilustrador que dio vida visual a los personajes de Winnie the Pooh. Las paredes están adornadas con ilustraciones, citas de los libros y objetos antiguos que transportan a los visitantes a la época en que el escritor británico, A.A. Milne, escribió las historias de Winnie.

Cuenta con un menú que ofrece clásicos británicos, como el cream tea —té acompañado de panecillos scones con mermelada y crema—, pasteles caseros, sopas y platillos ligeros. También hay opciones vegetarianas, veganas y sin gluten. Sin embargo, uno de los favoritos es el “Pooh Toast”: una rebanada de pan con forma del tierno oso, servida con miel y mantequilla, perfecta para acompañar con una taza de té o chocolate caliente.

La cafetería funciona con un sistema sencillo: no requiere reservación (excepto en temporadas altas o para disfrutar del “Afternoon Tea”). Los horarios suelen ir de 11:00 a.m. a 05:00 p.m., aunque el servicio de comida termina una hora antes del cierre; lo demás es puro disfrute del lugar…. Ah, y por cierto, es pet friendly.

Jugar, recordar y aprender con WINNIE the POOH
Más allá del salón de té, Pooh Corner guarda un pequeño museo conocido cariñosamente como el “Pooh’seum”. Ahí se exhiben objetos relacionados con la historia del personaje y su autor. Hay primeras ediciones de los libros, fotografías, cartas y artículos inspirados en las aventuras del grupo del Bosque de los Cien Acres.

También hay una tienda temática con artículos de colección, juguetes, ropa y recuerdos únicos. Cada rincón del lugar está pensado para despertar emociones. Para los más pequeños, hay espacios decorados con colores brillantes, murales de los personajes y juegos visuales que los invitan a sentirse dentro del cuento. El ambiente es familiar y relajado. No hay prisas: los visitantes pueden disfrutar su té, hojear un libro o conversar mientras el reloj parece detenerse.

Consejos antes de visitar POOH CORNER
Llegar a Pooh Corner es muy fácil. Se encuentra en el pueblo Hartfield, a poco más de una hora y media en auto desde Londres. El sitio cuenta con estacionamiento, aunque en fines de semana o días festivos suele llenarse rápido, así que conviene llegar temprano. El lugar también está muy cerca de los senderos del Ashdown Forest, por lo que muchos visitantes aprovechan para dar un paseo entre los árboles después de visitar la cafetería.
Recuerda que es el mismo paisaje que inspiró a Milne y a su hijo Christopher Robin cuando exploraban juntos el bosque que, años más tarde, convertirían de un sueño a la realidad… Y a ti, ¿te gustaría ser parte de ese sueño? ❖

#NuncaDejesDeViajar
Curiosidades
La BATALLA del VINO: La celebración que TIÑE de ROJO a España
Con más de 50 mil litros de vino, locales y visitantes inician una contienda donde mancharse de escarlata es el objetivo.
Cada 29 de junio, las calles y colinas de Haro, en La Rioja España, se inundan de alegría y de dulce y delicioso vino. Y es que, de forma rara y un tanto extravagante, miles de personas se reúnen para participar en una de las festividades más singulares del país: la famosa Batalla del Vino, una celebración que llena a los corazones de tradición, diversión y pasión por esta bebida emblemática de la región.
La BROMA que se volvió TRADICIÓN
La Batalla del Vino nació de una antigua peregrinación en honor a San Felices de Bilibio. Con el paso del tiempo, aquella romería religiosa se transformó en una gran fiesta popular, siendo una oportunidad única para reunirse amigos y familia. Y para finales del siglo XIX, los asistentes comenzaron a lanzarse vino a modo de broma… ¿El inicio de la broma? Un tanto desconocido. Desde entonces el “bautizo de vino” se volvió la parte más divertida de la celebración. Lo que empezó como un juego espontáneo, terminó convirtiéndose en una tradición donde el vino es el protagonista.
HARO: La CAPITAL del vino de La Rioja
Haro no solo es el escenario de esta colorida batalla, también es considerada la capital enológica de La Rioja. Sus calles están llenas de bodegas, viñedos que tiñen el paisaje de tonos verdes y dorados, y un ambiente lleno de tradición en cada rincón. Aquí, esta bebida representa parte de la identidad local, un símbolo de orgullo y una forma de vida que se celebra con cada copa y cada sonrisa durante la Batalla del Vino.
Desde muy temprano, los participantes comienzan a subir al monte de los Riscos de Bilibio vestidos completamente de blanco, con el tradicional pañuelo rojo al cuello. En las manos llevan botellas, mochilas y cubos repletos de vino tinto, listos para usar como munición en una guerra que nadie pretende ganar. Cuando el primer chorro de vino vuela por el aire, la fiesta comienza oficialmente, y en cuestión de minutos todos terminan empapados de pies a cabeza.
El ambiente es puro descontrol: música, risas y un aroma inconfundible a vino recién derramado llenan el aire. Nadie se salva de una buena “bañada” y, entre carcajadas, locales y turistas comparten tragos, selfies y abrazos teñidos de rojo. Es una experiencia que entrelaza el espíritu festivo con la tradición riojana de celebrar la vida y el vino con pasión.
REGLAS y CONSEJOS para DISFRUTAR de la batalla
El objetivo de la Batalla del Vino es manchar de vino al prójimo. Para conseguir este colorido efecto, te aconsejamos seguir estas sencillas normas:
- Vestir de blanco, con el pañuelo rojo típico de las fiestas.
- Usar “armas” para salpicar a más personas, como botellas, calderos, pistolas de agua o cualquier recipiente que pueda contener líquidos.
- Si ves a alguien con alguna parte de su ropa todavía blanca, conviértelo en tu objetivo primordial.
- Y lo más importante: no dejar de reír, cantar y disfrutar mientras dure la contienda.
Se estima que durante la Batalla del Vino se derraman más de 50 mil litros de esta deliciosa bebida, dejando colinas y calles teñidas completamente de rojo. Al finalizar la contienda, los participantes regresan a la ciudad para continuar la fiesta con música, comida típica y bailes tradicionales, disfrutando del ambiente agudo e ingenioso que convierte a Haro en un lugar inolvidable.
Si quieres ser parte de una tradición única, la Batalla del Vino en Haro es una experiencia que merece la pena experimentar. Cada año, locales y visitantes participan entre risas, melodías y copas compartidas, disfrutando de una jornada llena de color y diversión.
Visita España y descubre por ti mismo esta celebración donde el vino se convierte en la estrella de momentos inolvidables. ❖
#NuncaDejesDeViajar
Curiosidades
El FESTIVAL del BAILE del OSO: una TRADICIÓN SALVAJE que emociona a Rumania
Cada invierno, los montes rumanos rugen al compás de los tambores y los pasos de “osos danzantes”, llenando las calles de color, música y energía para despedir el año viejo…
El Festival del Baile del Oso (o en rumano, Jocul urșilor, que se traduce como “El Juego de los Osos”) es una fiesta que se celebra cada año en la región de Moldavia, especialmente en la localidad rural de Comănești, al norte de Rumania, entre el 25 y el 30 de diciembre. Durante estos días, hombres, mujeres y niños se visten con auténticas pieles de oso —algunas heredadas por generaciones— y recorren las calles realizando una danza tradicional que simboliza la muerte y el renacimiento del ciclo natural.

Esta antigua costumbre tiene sus raíces en las creencias precristianas de los dacios, quienes consideraban al oso un animal sagrado, protector y símbolo de fuerza. Se creía que, al bailar como osos, las personas podían ahuyentar los espíritus malignos del invierno y atraer la buena suerte para el año que estaba por comenzar.

Del ritual al ESPECTÁCULO CULTURAL
Con el paso del tiempo, esta “práctica ritual” se transformó en una gran celebración folclórica, donde la música, los tambores, los cantos y los trajes elaborados son los protagonistas. Cada grupo de bailarines ensaya durante semanas, preparando coreografías que simulan los movimientos y rugidos del animal. Después de eso empieza el baile. Puede darse en un escenario formal, o en caminando entre las calles con ferocidad, torpeza y rudeza características en un oso.

Hoy, el Festival del Baile del Oso se ha convertido en Patrimonio Cultural Inmaterial de Rumania y atrae cada vez a más visitantes curiosos de todo el mundo. Lo que alguna vez fue un rito espiritual, ahora es también un espectáculo visual impresionante que combina tradición, identidad y orgullo comunitario. Aquí nadie queda fuera, ya sea como espectador o participante.

Además, al asistir al festival, también puedes disfrutar de desfiles, danzas, ferias gastronómicas y mercados navideños. Y aprovechando la época decembrina, es casi obligatorio recorrer los pueblos de la región, que encienden sus chimeneas y posan frente a las montañas nevadas.

El FESTIVAL del BAILE del OSO recordando lo ANCESTRAL
Al ritmo de tambores y pasos que se repiten desde tiempos inmemoriales, el Festival del Baile del Oso en Rumania, nos recuerda que las tradiciones no solo cuentan el pasado: nos enseñan a renacer. En cada piel, en cada rugido y en cada sonrisa compartida por la comunidad, late la prueba de que el miedo se enfrenta con arte, que lo antiguo puede abrazar lo nuevo y que, juntos, preservamos la memoria y la esperanza.
Venir a este festival no es solo ver un espectáculo, es ser parte de un círculo que celebra la vida, despide lo que ya no sirve y abre la puerta a un año lleno de fuerza y buena fortuna… Todo eso a través de osos. ❖
#NuncaDejesDeViajar
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