Curiosidades
¿Sabías que el estandarte que portaba Miguel Hidalgo no es el que todos conocemos?
¿Cuál es la verdadera historia detrás del estandarte que inspiró a Hidalgo? Descubre cómo un simple cuadro de la Virgen de Guadalupe se convirtió en el símbolo de la Independencia de México
La independencia de México fue una época súper intensa en la historia del país, marcado por la lucha por liberarse del yugo español. En medio de toda esa lucha, surgió la figura de la Virgen de Guadalupe como el estandarte de Miguel Hidalgo; su imagen, tan cercana y tan nuestra, se convirtió en el escudo de los insurgentes y en el alma de la nueva nación que estaba emergiendo.
Vamos a echarle un ojo a la historia de esos cuadros de la Virgen que se usaron como estandartes en la guerra y a entender por qué siguen siendo tan importantes para nuestra cultura.
¿Cómo surgió el estandarte de Miguel Hidalgo?
La historia dice que el 16 de septiembre de 1810, muy temprano en la mañana, el cura Miguel Hidalgo y Costilla decidió tomar un cuadro de la Virgen de Guadalupe que estaba en la sacristía de su iglesia en Atotonilco, Guanajuato. Esta imagen, creada por Andrés López en 1705, se volvió el estandarte que inspiró a los insurgentes a levantarse contra el dominio español.
No fue casualidad que Miguel Hidalgo eligiera a la Virgen de Guadalupe como estandarte. La gente tenía una devoción increíble hacia ella, lo que ayudó a unir a todos bajo una misma causa. Para los insurgentes, esta imagen era un faro de esperanza y protección, simbolizando su lucha por un México libre y con justicia para todos.
Los “dos estandartes” de Hidalgo
Durante la Guerra de Independencia era común ver a los insurgentes ondeando imágenes de la Virgen de Guadalupe. De hecho, se dice que muchas pinturas de la Virgen sirvieron como banderas para animar a la gente. Pero, ¿sabías que solo una de ellas es reconocida oficialmente como el estandarte que usó el cura Miguel Hidalgo? ¡Justamente la que agarró de la iglesia en Atotonilco!
Con el paso del tiempo, se ha generado una confusión entre la bandera real utilizada por Hidalgo y una representación artística muy popular. En esta pintura de Antonio Fabrés, el Padre de la Patria es retratado con el llamado ‘blasón de Hidalgo‘, un estandarte diferente al que realmente portó, pero que ¡sí existió! Esta imagen, promovida por Porfirio Díaz, se ha convertido en el ícono más difundido de la Independencia, a pesar de no corresponder del todo con la realidad histórica.
¿Aún existe?
Tanto el estandarte de Miguel Hidalgo como el blasón, junto con otras imágenes religiosas, fueron capturados por las fuerzas realistas. Después de la independencia, se realizaron diversas gestiones para recuperar y preservar estas piezas.
Finalmente, el estandarte y el blasón fueron a parar al Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, donde se exhiben actualmente como testimonios de la lucha por la independencia.
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Curiosidades
El CURIOSO monumento al RATÓN de LABORATORIO en Rusia
Como un discreto guiño, esta pequeña estatua es un símbolo de agradecimiento a los ratones de laboratorio por su papel en la investigación científica.
Un ratón con gafas y aguja en mano sorprende a quienes lo ven por primera vez. No es un personaje de caricatura, sino una escultura real que honra a los pequeños animales que, silenciosamente, han contribuido a los mayores avances de la ciencia.

La escultura se encuentra en la ciudad de Novosibirsk, en Rusia, dentro del Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias. Fue inaugurada en 2013 y rápidamente se convirtió en un punto de interés turístico por lo peculiar y conmovedor de su mensaje.

El monumento representa a un ratón con gafas de investigador, sentado sobre un banco de granito, tejiendo con aguja e hilo una cadena de ADN. La imagen busca reflejar cómo los ratones han sido una pieza clave para descifrar los secretos de la genética y la medicina moderna.

El PEQUEÑO RATÓN científico
El ratón es uno de los animales más utilizados en laboratorios de todo el mundo, debido a su semejanza genética con los seres humanos. Gracias a ellos, la humanidad ha podido desarrollar vacunas, estudiar enfermedades, crear nuevos tratamientos médicos e incluso comprender el funcionamiento del ADN.

La estatua no solo es un homenaje a estos animales, sino también un recordatorio ético: Reconocer el sacrificio de millones de ratones que fueron parte de investigaciones científicas que hoy salvan vidas. Y aunque pueda parecer extraño, el ratón científico ha logrado unir dos mundos que pocas veces coinciden… La ciencia y el turismo.
Para los visitantes, es una parada curiosa y fotogénica que sorprende por su originalidad; para los investigadores, un recordatorio de décadas de trabajo en el que los ratones han sido aliados imprescindibles en el avance de la biología y la medicina.

Además, se ha convertido en un símbolo educativo; muchos maestros y guías lo utilizan para explicar, de manera sencilla y visual, cómo los animales de laboratorio han contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas. De esta forma, el monumento no solo es un atractivo cultural, sino también un punto de aprendizaje que conecta a la sociedad con la importancia de la investigación científica.

¿Cómo VISITAR al RATÓN CIENTÍFICO?
El Instituto de Citología y Genética se encuentra en el barrio académico de Novosibirsk, conocido como Akademgorodok, una zona que atrae tanto a turistas como a estudiantes de ciencias, pues concentra varios centros de investigación de prestigio internacional. El acceso es gratuito al área exterior del barrio, en donde se localiza el monumento.
Entre las actividades que se pueden realizar están la fotografía, los recorridos culturales y también las visitas guiadas al instituto que requieren de una solicitud previa.

Visitar el monumento del ratón de laboratorio es descubrir la otra cara de Rusia: no la de las grandes catedrales o las plazas históricas, sino la de la ciencia, la innovación y la reflexión ética sobre la pasada investigación. Es un lugar que despierta sonrisas, pero también invita a pensar en el papel de los animales en la historia de la medicina. ❖

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Curiosidades
SAD HILL: El cementerio DEL CINE que se resistió A MORIR
La legendaria película de “El Bueno, el Malo y el Feo”, dejó en medio de las montañas de Burgos, en España, un enorme cementerio circular, famoso por su falta de muertos…
En los años sesenta, el célebre director de cine italiano, Sergio Leone, buscaba un lugar en España que pudiera recrear un cementerio del lejano oeste. Fue entonces que eligió la provincia de Burgos, en España, debido a sus paisajes áridos y abiertos, perfectos para ser el escenario de los feroces duelos de los spaghetti western (cine western italiano).

Con ayuda del ejército español, más de 250 soldados trabajaron en la construcción de Sad Hill: un set en donde se levantaron decenas de tumbas falsas, creando un circular espacio monumental que se vería en la escena más icónica de la cinta protagonizada por Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef: “El Bueno, el Malo y el Feo” (1966).

Cuando terminó el rodaje, el set quedó abandonado, y el viento, la lluvia y la vegetación se encargaron de cubrir, poco a poco, las cruces y los caminos del falso cementerio. Por décadas, el set se perdió bajo la tierra, hasta que algunos grandes fanáticos del cine se decidieron a encontrarlo…

El despertar de SAD HILL
Todo cambió en 2015, cuando un grupo de cinéfilos se propuso rescatar el lugar. Así nació la Asociación Cultural Sad Hill, formada por voluntarios que propusieron recuperar el cementerio original de la película. Comenzaron una campaña de donativos, que permitió financiar materiales y herramientas. A cambio, ofrecieron a los colaboradores colocar su nombre en algunas de las tumbas del cementerio.

Poco a poco, el lugar volvió a tomar forma. Se limpiaron los senderos, se reconstruyó la explanada y se colocaron más de cinco mil cruces nuevas. Personas de distintas partes del mundo llegaron para ayudar o para dejar flores, cartas y homenajes… Aquí no había muertos, sino un renacer de uno de los recuerdos más icónicos del cine.

El proceso de reconstrucción de este cementerio fue documentado, dando como resultado “Desenterrando Sad Hill” (2017): un documental dirigido por Guillermo de Oliveira. La película muestra el trabajo de los voluntarios y recupera testimonios del propio Clint Eastwood y otros involucrados en la película de “El Bueno, el Malo y el Feo”.

Un lugar de PEREGRINACIÓN CINÉFILA
Actualmente, el Cementerio Sad Hill es un espacio abierto al público, sin costo de entrada. Los visitantes pueden recorrerlo, caminar entre las cruces y revivir el duelo más famoso del cine western. El acceso se realiza desde Santo Domingo de Silos, y aunque el camino es de tierra, la vista hace que el recorrido valga la pena.
En los alrededores también se pueden visitar el monasterio de Silos y otros lugares naturales de gran belleza, que completan la experiencia.

SÍMBOLO de la pasión por el CINE
Lo que comenzó como un escenario de película se ha convertido en un lugar de encuentro entre generaciones cinéfilas, en donde la pasión logró devolver la vida a un pedazo de historia. El Cementerio Sad Hill ya forma parte del Itinerario Cultural Europeo y busca ser reconocido oficialmente como Bien de Interés Cultural por su valor patrimonial y su contribución a la memoria cinematográfica.

Además, cada año se celebran en el lugar proyecciones, conciertos y actividades culturales en homenaje a “El bueno, el Malo y el Feo”, siendo un ejemplo de cómo lo que nació como ficción hoy es una palpitante realidad en España. ❖

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América
El TAKANAKUY: Donde las MUJERES PELEAN por HONOR y TRADICIÓN
Esta celebración navideña en Perú convierte los desacuerdos en un espectáculo cargado de fuerza, cultura y reconciliación.
¿Te imaginas una tradición que, en lugar de evitar los conflictos, los enfrenta en una pelea? Pues algo así ocurre en las alturas andinas de Perú, donde cada Navidad (25 de diciembre) se celebra el Takanakuy: Un festival en donde mujeres y hombres resuelven antiguas rencillas a puño limpio, convirtiéndose en uno de los espectáculos más sorprendentes y feroces de Perú.

¿Qué es el TAKANAKUY?
El Takanakuy es una tradición profundamente arraigada en las comunidades andinas. La palabra proviene del quechua y significa “golpearse entre sí”. Pero no te confundas, que no es un pleito callejero. Aquí, los combates tienen un propósito evidente: Resolver disputas personales, familiares o comunitarias de manera simbólica, dejando todo limpio para empezar el año en paz.

Su origen está envuelto en varias teorías, aunque una de las más aceptadas la vincula con el siglo XIX, cuando esclavos africanos y habitantes de Majes resolvían sus diferencias con combates. Con el tiempo, esta forma de arreglo se mezcló con las costumbres andinas, convirtiéndose en la tradición que conocemos hoy.

¿Quiénes PARTICIPAN en el TAKANAKUY?
En el Takanakuy todos pueden participar, menos los niños. Y aunque hay peleas de hombres, las más esperadas y aplaudidas son las de las mujeres. Ellas no solo demuestran fuerza física, sino también carácter y orgullo por su comunidad. Incluso hay enfrentamientos entre culturas, como las Mujeres de Takanakuy de Perú contra las luchadoras Tinku de Bolivia.

Y si te gustaría presenciar la tradición, el Takanakuy se practica en varias regiones de Perú, como Chumbivilcas, Cusco y Apurímac. Las peleas suelen llevarse a cabo en plazas de toros o plazas de armas. Si quieres retar a alguien, solo tienes que pararte en medio del lugar y gritar su nombre. Y así, en frente de todos, empieza el duelo.

Pero antes de pelear, los participantes deben aceptar el reto voluntariamente. Siempre se busca que los contrincantes tengan una complexión física similar. El combate dura máximo tres minutos y solo se permiten puños y patadas. Obviamente el dolor es inevitable, pero podría ser más doloroso guardar rencor…

Y aunque se vea rudo, todo está muy controlado. Hay árbitros que se aseguran de que se cumplan las reglas: nada de golpes por la espalda, nada de sujetar al rival, y mucho menos seguir golpeando cuando el otro ya está en el suelo. Al final, el que pierde ofrece una disculpa pública y se sella la reconciliación con un abrazo.

VESTIMENTA para una buena PELEA
Las mujeres que participan en el Takanakuy no solo destacan por su valentía, sino también por sus trajes. Muchas llevan vestidos o faldas andinas llenas de color, que reflejan su identidad y conexión con la tierra. Por su parte, algunos hombres usan máscaras tejidas de colores, y pueden ir decoradas con animales de la fauna local, como zorros, gallos o venados. Todo esto forma parte del legado cultural que mantiene viva la esencia del Takanakuy.

Si buscas una aventura auténtica que conecte emoción y cultura, el Takanakuy es una experiencia imperdible para viajar a Perú y vivir una Navidad andina que, literalmente, golpea y abraza casi al mismo tiempo… ❖
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