

Campeche
Un encuentro rivereño muy campechano
Vamos a recorrer los Ríos campechanos. Grandes imágenes por descubrir y vida silvestre por conocer. Entre los que se encuentran aves, mamíferos, reptiles. Por supuesto no puede faltar la comida tradicional del lugar.
Hay una gran variedad de actividades que se pueden realizar en los Ríos campechanos, esos canales de agua clara que fluyen como si fueran arterias azules rodeadas de selva exuberante.
El Agua fuente de vida de un sinfín de especies animales y vegetales, ver la naturaleza en su máximo esplendor, te pone la piel ‘chinita’ ¿verdad? Esto es lo que me pasó cuando de norte a sur recorrí un mágico estado y quedé impresionado de su verdor.
Salir de la pintoresca ciudad de Campeche es el punto de partida para realizar esta ruta, tomé la carretera 180D y maravillado por ese espejo de cristal en el que se convierte el Golfo de México.
via GIPHY Orillas de Campeche
Ríos campechanos
Ver plantas, palmeras y árboles en el recorrido es algo inigualable para un citadino como yo, a mi paso pude ver también a los todavía pueblos mayas que habitan en las orillas de la carretera.
Por fin llegué a Champotón, un pequeño caserío clásico de los litorales de Campeche, los ancianos que escuché al estar en su mercado continúan hablando lengua maya y le llaman todavía a su pueblo Chakan Putum.
Observé que la arquitectura es completamente colonial y al llegar al centro, pude conocer la grandiosa Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes patrona de los esclavos quien los amparó en su abolición.
Otro edificio que me impresionó fue el Baluarte de San Antonio, una fortaleza que significó mucho en las batallas entre españoles e indígenas, recorrer sus muros es un viaje al pasado y una postal del presente.
Posteriormente contraté a uno de los operadores turísticos de la región para que me dieran el recorrido en lancha por el río y la maravilla fue tal que parecía yo estar en un museo natural al aire libre, un descanso para la mirada de cualquiera.
Aves de la zona
De los 47 kilómetros que tiene, sólo 35 son navegables y créeme, son suficientes para maravillarte de la delicada y frágil naturaleza que depende de nosotros.
Pude apreciar entre otras cosas, los colores que muestran las aves en sus plumajes, el guía me fue describiendo cada ave que se colocaba entre las ramas de los manglares y aquellas que volaban por los cielos.
La Ibis blanca resplandece entre el follaje verde de los árboles; el cormorán de doble cresta que al igual que la fragata estremecen el cielo y rompen el silencio con sus característicos cantos; los pelícanos y las espátulas rosadas son la elegancia al volar.
Estas y otras especies más de aves residentes y migratorias son parte de una estampa que no te puedes perder al navegar por estas aguas.
Finalmente desemboqué en el delta Punta del Paraíso. Muy cerca de ahí encontré algunos restaurantes donde sacié mi hambre con unos calamares en su tinta y los clásicos camaroncitos campechanos.
Me marché de ahí con una sonrisa en la cara, tomé nuevamente la carretera, pero antes la dueña del restaurante me dijo que el lugar perfecto para descansar era la playa de Sabancuy y entonces emprendí el camino… qué razón tenía ella.
El mar campechano
Los hoteles son pequeños y discretos pero acogedores, y tienen una vista impresionante del mar, ese espejo de agua color azul turquesa que me transporta al paraíso.
¡Qué fortuna encontrar este tesoro! Así se fue el atardecer con colores de tonos pastel dibujados en el cielo, en la compañía de una copa de vino rosa espumoso… Así le di fin a este mágico día.
A la siguiente mañana después de un fabuloso descanso, desperté, y me fui a disfrutar del mar y sus olas, me recosté en la playa hasta lograr el color de piel que no me recuerde a la oficina e hice unas compras de rutina para llevar unos Souvenirs.
Río campechano
Salí hacia mi siguiente destino recomendado: el río Candelaria que se encuentra en el municipio del mismo nombre, al llegar ahí sentí un clima cálido con mucha humedad que hizo que las botellas de agua se terminaran antes de lo previsto.
Me instalé en un pequeño y limpio hotel, tome otro tradicional almuerzo lleno de proteína: pescado a la campechana, unos panuchos y los famosos tobiles (tamales de elote).
El río me dijeron que tiene una corriente muy intensa y caudalosa, pero mi emoción por navegarlo era igual. Utilicé mi casco y chaleco de protección para navegar entre las diferentes partes en las que las que se divide el río.
Al comenzar el viaje, los manglares me recibieron nuevamente y algunas aves rondaban los cielos para dar emoción al recorrido.
Las imágenes que admiré están cargadas de paz y tranquilidad, sigo avanzando y con el tiempo, llego a uno de los tantos saltos que tiene este caudal.
El momento es preciso para sacar mi cámara y tomar unas instantáneas que son el mejor testigo de este relajante paseo.
Un paraíso en la Tierra
Aparecen más aves, algunos reptiles y mamíferos en las orillas, nuevamente me topo con otro salto, este lleva el nombre de ‘Toro’ y lo curioso es que forma un pequeño arco iris con esa brizna que salpica y llega a mi rostro.
He aprendido bastante del entorno y de las comunidades que habitan y se benefician de él, pero respetandolo, eso es sustentabilidad.
Ya es casi de noche, una liebre preparada a la campechana (término utilizado por la mezcla de ingredientes provenientes de diferentes culturas mestizas) me espera en la mesa del restaurante, además de un buen coctel de camarón.
Veo el cielo estrellado y huelo la leña que envuelve al entorno y me dispongo a cenar. ¡Qué experiencia singular puedes disfrutar si te dejas llevar por el ambiente y sus anfitriones!
Me despido de este sitio que me ha dado tanto de que hablar, mañana parto hacia otro destino en busca de algo más que contar, armado de mi mochila, mi cámara y algunas cosas más, porque nunca, nunca quiero dejar de viajar.
#NuncaDejesDeViajar.
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GALERÍA DE IMÁGENES
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
- Alimentos campechanos. Foto: Archivo
- Ríos campechanos. Foto: Archivo
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Artesanías
Los SOMBREROS JIPIJAPA: Tejidos con ALMA y TRADICIÓN
Adentro de las entrañas de la tierra y contando grandes historias: así es como nacen estos sombreros, que en cada entrelazado emanan arte.

Bécal es una pequeña comunidad ubicada en el municipio de Calkiní, Campeche, México. Se trata de un lugar tropical, rodeado de selva y con apenas unas leves pizcas de modernización. Aquí, además de sol y hermosa gente, existe una de las artesanías, o mejor dicho, accesorios, más populares de la región: Los sombreros jipijapa.

¿Qué SON los SOMBREROS JIPIPAJA?
Además de cubrirte del sol, los sombreros jipijapa son una identidad cultural y una artesanía demasiado arraigada a la tierra. El nombre de este sombrero se origina en honor al lugar de donde se trajo y del material del que están hechos: la palma de jipi, un material adoptado en la identidad local, que viene del pueblo de Japa, en Ecuador… de ahí su nombre: sombreros de Jipijapa.

El proceso comienza desde la cosecha de la palma de jipi, que está muy bien adaptada a la humedad de la región. Algunos cosechan sus propias plantas, otros compran la fibra ya preparada de manos de sus vecinas, lo que crea un trabajo en equipo y apoyo comunitario en el pueblo.

La fibra, después de ser cosechada, lleva un proceso de preparación. Las artesanas la rajan con delicadeza y retiran las partes duras o demasiado delgadas que podrían ser un obstáculo para el tejido. Esta parte del proceso debe realizarse con cuidado y rapidez, ya que si se deja la planta por mucho tiempo, se “muere” y se deshidrata, perdiendo su flexibilidad. Lo que parece un desecho —o conocidos en jerga como los “hilos duritos”— es utilizado para hacer escobas para el hogar. Aquí no se desperdicia nada, y no es por una cuestión de ahorro, sino de respeto a la planta.

¿Cómo se ELABORAN los SOMBREROS de JIPIJAPA?
Una vez preparada, la fibra se somete a un proceso de ahumado con azufre. Este es un paso delicado y un tanto peligroso, que requiere de gran conocimiento y precaución. El azufre se muele y se enciende en un lugar cerrado por dos horas, lo que no solo blanquea la fibra, sino que también la “cura”, otorgándole durabilidad y resistencia, una de las principales características de este tejido.
Al principio, la fibra tiene un tono amarillo, pero el sol y el aire la transforman en un color blanco puro, además de que hacen que se enrolle por sí sola, creando los hilos que le darán forma a las piezas.

¿Jipijapa de COLORES?
Para crear sombreros jipijapa de color, todo comienza con tintes naturales elaborados a partir de plantas como el añil, el chakú y la corteza del árbol de Campeche. Estas plantas se ponen a hervir junto con la fibra, dejándolas remojar una noche entera. Es esa combinación entre el fuego y el color natural lo que crea tonalidades únicas que van desde el lila azulado hasta un rojo vivo.

Pero el verdadero amor por este oficio se realiza dentro de cuevas… Espacios subterráneos y frescos que crean el ambiente perfecto para trabajar esta artesanía. Y es que en las cuevas, la humedad natural de la tierra mantiene la fibra suave y manejable. Las tejedoras pasan largas horas aquí, a veces incluso hasta la madrugada. Este espacio es más que un taller, es un lugar donde se comparten risas, chismes, anécdotas y, sobre todo, historias de vida…

¿Se PUEDEN VISITAR los talleres de JIPIJAPA?
Sí, a lo largo y ancho de Bécal, Campeche, existen varios talleres abiertos al público para poder conocer el proceso de elaboración de los sombreros jipijapa. El Souvenir visitó el Parador Turístico Artesanal de Bécal, ubicado justo en las letras de Bécal. Aquí, en el local 10, se encuentra “Tumben bej”, uno de los talleres más importantes de sombreros jipijapa.

EL SOUVENIR: ¿Cuánto se tardan tejiendo un sombrero jipijapa?
ARTESANA: Depende de la mano del artesano… El tiempo normal, podríamos decir que es entre dos días, dos días y medio.
Visitar estos espacios significa escuchar la historia de algunas tejedoras. Muchas de ellas aprendieron a tejer desde niñas, en donde cada puntada significaba un plato de comida en la mesa. Hoy, tras casi 20 años, su esfuerzo, resiliencia y amor les ha dado independencia, permitiéndoles vender sus creaciones directamente a los turistas. Como dijimos, cada tejedora de Bécal no solo teje sombreros, teje su historia.
Por cierto, “Tumben bej” cuenta con productos a la venta, así como también realiza pedidos personalizados, por lo que puedes mandar un mensaje al 996 102 07 29.

Las Artesanas de la CUEVA el SUR: “Artesanías de JIPI y PALMA”
Si te gustaría visitar otro de los talleres de fabricación de sombreros jipijapa en Campeche, entonces tienes que visitar a Las Artesanas de la Cueva del Sur: Artesanías de Jipi y Palma. Ubicada en la Zona Centro de Bécal, sobre la C. 35, podrás encontrar un taller en donde observarás a las tejedoras en pleno trabajo. Tanto aquí como en el Parador Turístico, el proceso es el mismo… artesanas en una cueva tejiendo y contando historias.

En la Cueva del Sur podrás encontrar sombreros, carteras y bolsas ya terminadas, hechas de muchos colores y listas para ser compradas. Y sí, también realiza pedidos personalizados, que puedes consultar en cualquiera de los siguientes dos números: 996 7309 172 o 981 1819 816.

¿Cómo LLEGAR a BÉCAL?
Para llegar y visitar estos dos talleres de Jipijapa, puedes tomar el Tren Maya y bajarte justo en la estación Calkiní. Ahí encontrarás mototaxis que te llevarán hasta Bécal. En Calkiní también tendrás la oportunidad de conocer más sobre la cultura de este lugar, así como degustar su asombrosa gastronomía.

Si te preocupa el hospedaje, existen varios lugares en Calkiní que son perfectos para pasar una estadía lejos del ruido. Y no puedes desaprovechar la oportunidad de recorrer el lugar, donde podrás conocer el templo de San Luis Obispo, visitar los manantiales en El Remate o simplemente perderte en sus coloniales calles.

El arte del tejido de jipi no solo es una artesanía y una habilidad manual; es un legado de identidad, tradición y resiliencia de toda una comunidad, manteniendo viva una práctica ancestral en tiempos modernos. Así que no lo pienses dos veces y adéntrate en la aventura de Bécal y su historia entre sombreros de jipijapa, que como podrás imaginar, será como llevar una experiencia completa sobre la cabeza. ❖

#NuncaDejesDeViajar
Campeche
El AMOR está en el AIRE… ¡Y en CAMPECHE también!
Exquisita arquitectura colonial, cautivadores paisajes y cientos de lugares instagrameables hacen de Campeche el destino perfecto para que tú y tu date celebren este Día de San Valentín.

Si aún estás indeciso del plan para este 14 de febrero, no te preocupes, que Campeche ha llegado al rescate. Pero, antes de adentrarnos de lleno en este increíble destino, déjanos contarte que Campeche es de los pocos estados que reúne gran riqueza natural, cultural, naturaleza, arte y gastronomía, siendo considerado como Patrimonio Mundial por la UNESCO… romántico, ¿no?

Tú y yo en el CENTRO HISTÓRICO DE CAMPECHE, no sé, piénsalo…
El Centro Histórico de Campeche destaca por ser uno de los más hermosos de todo México. Y es que no es nada difícil imaginarte recorriendo y disfrutando de sus coloridas fachadas coloniales, restaurantes, galerías y museos, todo de la mano del amor de tu vida.

¿Quieres ver ATARDECERES conmigo?
Una de las mayores maravillas de esta vida es, sin duda, ver los atardeceres, con su infinita combinación de colores difuminados. Pues bueno… en el Malecón de Campeche podrás encontrar y admirar estos paisajes de los que te hablamos, pero desde una forma magistral.

Admira el mar sereno, rodeado de un ambiente cálido y romántico, y por supuesto, de fondo las espectaculares puestas de sol.
En Campeche LA VIDA ES MÁS BONITA… y sus hospedajes también
Campeche cuenta con grandes haciendas que son sinónimo de historia. Muchas de ellas han sido convertidas en hoteles y boutiques de lujo. Lo mejor de todo esto es que la mayoría aún conservan sus viejos edificios, donde podrás sentir como la historia te habla y se expresa a través de las paredes.

Con piscinas, buenos restaurantes, y habitaciones de lujo, algunas son: la Hacienda Uayamón y la Hacienda Puerta Campeche, opciones icónicas en la ciudad, ideales para un viaje lleno de romanticismo.
El AMOR entra por EL ESTÓMAGO
Muchos románticos dicen que a la gente se le conquista por el paladar, y bueno… no pierdes nada intentándolo, y Campeche podrá ser tu gran aliado para esto. Con una amplia e irresistible oferta gastronómica, nos encontramos con dos protagonistas: el pescado y el camarón, que serán la eminencia de los mejores platos que vas a probar en Campeche.

Entre sus otras especialidades se encuentran el pan de cazón, los camarones al coco, ostiones fritos, pámpano empapelado con achiote o el calamar relleno de camarón. Entonces ya lo sabes, si no conquistas a esa persona es porque no quieres… porque las opciones las tienes.

Tú y yo, VIAJAR Y EXPLORAR
Como te veníamos diciendo, Campeche cuenta con sitios arqueológicos inimaginables. Uno de ellos es Edzná, donde los mayas desarrollaron un avanzado sistema de obras hidráulicas, aspecto que influyó de manera importante en la capacidad productiva de la tierra y en el desarrollo de la ciudad.

Por otro lado, también tenemos a Calakmul… seguramente ya has escuchado de ella, pues es famosa por ser una de las reservas tropicales más grandes de toda Latinoamérica.

Así que ya lo sabes, soldado advertido no muere en guerra… aún estás a tiempo de planear esta escapada romántica y sorprender a tu personita especial, porque entre calles llenas de historia y atardeceres increíbles, el amor se siente diferente en Campeche. ❖

#NuncaDejesDeViajar
Campeche
EDMUNDO RODRÍGUEZ, el héroe ANÓNIMO de la arquitectura mexicana
Si vives o viviste en la Ciudad de México, seguramente recuerdes o hayas visto alguna vez las bancas de Edmundo Rodríguez: enormes y pesadas piezas de concreto que, al día de hoy, aún se mantienen en pie en algunos espacios públicos de la ciudad.

Durante la década de 1970 en el Distrito Federal —ahora conocido como Ciudad de México—, se realizó un ambicioso programa de remodelación urbana, que consistía en embellecer y restaurar los espacios públicos de la ciudad. Para realizar esta dura tarea, se designó a un arquitecto, quien sería el encargado de diseñar el mobiliario urbano y de los espacios restaurados. Su nombre: Edmundo Rodríguez Saldívar, un joven arquitecto que se encuentra ausente en la historia de la arquitectura mexicana.

Edmundo Rodríguez y su huella en la CIUDAD
Como mencionamos antes, Edmundo Rodríguez es un nombre desconocido para muchos historiadores del arte y la arquitectura. Esto tiene que ver con que, a pesar de que ayudo y colaboro con arquitectos de renombre antes de terminar su licenciatura, dejó de ejercer casi a principios de 1980, para dedicarse, a lo que se piensa, fue el arte, convirtiéndose en un arquitecto olvidado.

Sin embargo, su trabajo no pasa del todo desapercibido. En el México de 1970, el arte contemporáneo y la arquitectura brutalista ganaron gran popularidad, y Edmundo Rodríguez supo utilizar esta inquietud.

Teniendo gran preferencia por la prefabricación y comodidad, Edmundo Rodríguez intervino con diseños de muebles de concreto en gran parte de las ciudades de México, destacándose por realizar bancas y juegos infantiles con un estilo que emanaba durabilidad, solidez, estandarización y neutralidad.
Como ejemplos, están las bancas y jardineras de la Plaza Concepción Cuepopan, las bancas campechanas en Campeche Nuevo, o las reconocidas bancas en el Parque Salesiano.

Un antiguo México VANGUARDISTA
Todos los diseños de Edmundo se muestran eficaces para solucionar problemas de mantenimiento, ergonomía y durabilidad, considerándose en ese entonces como vanguardistas y modernos, dependiendo del lugar donde se colocaron. Además, su realización era sencilla: consistía en moldes que eran llenados de concreto.

Claro que antes de retirarse, Edmundo Rodríguez participó en otras grandes obras, como el diseño del Deportivo Guelatao o el Deportivo Plateros. No obstante, su trabajo y obra en las bancas de los parques y jardines cambiaron para siempre la perspectiva de los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares seguros, de descanso y encuentro dentro de la memoria colectiva.

Si visitas la CDMX y logras encontrar una de las bancas de Edmundo Rodríguez, no dudes en tomarte una foto con ellas. Y recuerda:
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