Europa
¡Conoce la Puerta del Sol y la Plaza Mayor en Madrid!
Estos dos sitios, en el corazón de la ciudad española, están llenos de historias, curiosidades ¡y delicias!
¡Madrid, Madrid, Madrid! La ciudad española tiene dos lugares muy emblemáticos: la Puerta del Sol y la Plaza Mayor. Llenas de vida, historia y cultura, estas plazas son paradas obligatorias para cualquier visitante. En este blog te llevaremos a un recorrido por estas maravillas madrileñas, descubriendo sus rincones más especiales y contándote sus historias más fascinantes.
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Puerta del Sol en Madrid
En este lugar de Madrid ¡el sol sale dos veces al día! Con su imponente arco coronado por un reloj y sus grabados milenarios, este monumento emblemático te transportará a una época de reyes, conquistadores y leyendas. Sus orígenes se remontan a la época medieval, cuando formaba parte de la muralla que rodeaba la ciudad.
Chocolatería San Ginés
Desde 1894, la Chocolatería San Ginés, a solo unos pasos de la Puerta del Sol, ha sido el punto de encuentro para madrileños y visitantes que buscan un dulce para chuparse los dedos. Su chocolate, espumoso y humeante es tan espeso que te hace “bigote”, y sus churros siempre están recién hechos y dorados a la perfección.
Junto a la chocolatería, te espera La Mallorquina, una pastelería con vitrinas llenas de dulces tentaciones. No te pierdas la napolitana casera, con su hojaldre dorado y relleno de crema, un verdadero placer para el paladar.
El Oso y el Madroño
Si levantas la vista, descubrirás la icónica estatua del Oso y el Madroño. El oso, símbolo de Madrid, se alza sobre sus patas traseras, mientras que el madroño (un árbol de fresa) se enrosca a su lado. Esta escultura es un recordatorio de la naturaleza que coexiste con la vida urbana en Madrid. ¿Sabías que el madroño también es el nombre de una bebida alcohólica típica de la ciudad?
El Tío Pepe y Carlos III
Observa el cartel luminoso de Tío Pepe, que destaca entre los edificios de la Puerta del Sol. Este icónico anuncio de vino jerezano ha estado aquí desde 1935, iluminando las noches madrileñas con su brillo característico.
A pocos pasos, la estatua ecuestre de Carlos III te observa con majestuosidad. Este rey ilustrado dejó una huella imborrable en la ciudad, impulsando reformas y mejoras urbanas que la convirtieron en la metrópolis que conocemos hoy en día.
Casa de Correos
La Casa de Correos, con su imponente reloj, es testigo cada año de las campanadas que dan la bienvenida al nuevo año. Miles de personas se reúnen aquí el 31 de diciembre para celebrar la llegada del nuevo año con alegría y esperanza.
Y si miras al suelo, encontrarás una placa de granito que marca el kilómetro 0 de España. Desde este punto, todas las carreteras radiales del país comienzan su recorrido, uniendo a Madrid con cada rincón de la península ibérica.
Plaza Mayor en Madrid
A solo unos pasos de la Puerta del Sol, la Plaza Mayor se despliega ante ti como un escenario perfecto. Sus arcos, balcones y la majestuosa Casa de la Panadería te transportarán a otra época. ¿Sabías que esta plaza ha sido escenario de corridas de toros, autos de fe y celebraciones reales a lo largo de los siglos?
Arco de Cuchilleros
Camina bajo el Arco de Cuchilleros, un portal a siglos de historias, susurros y risas compartidas. En el centro de la plaza, el rey Felipe III a caballo te observa todo callado, como si guardara un secreto. La estatua original vivió la Guerra Civil, pero no te preocupes, ya la repusieron y ahí está de nuevo, vigilando la plaza como siempre.
Casa de la Panadería
En Madrid, la tradición y el sabor se unen en La Casa de la Panadería. Esta panadería, ubicada en la Plaza Mayor, es un ícono de la ciudad, con una fachada que te cuenta historias a través de sus frescos. Sus muros han presenciado siglos de eventos, como fiestas llenas de baile hasta tertulias literarias.
Bar La Campana
Y para finalizar tu recorrido por la Plaza Mayor, no puedes dejar de visitar el Bar La Campana, un refugio bohemio para los hambrientos. Pide un bocadillo de calamares, una delicia crujiente y tierna a la vez. El secreto está en la masa, finamente sazonada, y en el calamar fresco que se sumerge en ella. Acompáñalo con una caña de cerveza bien fría y disfruta del ambiente animado del bar. ¿Sabías que este bar ha estado sirviendo este manjar madrileño desde hace más de un siglo?
Íconos Madrileños
La Puerta del Sol y la Plaza Mayor son solo dos de los muchos lugares que puedes visitar en Madrid. Pero sin duda, son dos de los más emblemáticos y representativos de la ciudad, llenos de historia, curiosidades y delicias.
Si tienes la oportunidad de viajar a esta ciudad española, no dudes en incluir estos dos lugares en tu itinerario. Recuerda que puedes reservar tu vuelo a Madrid en línea. ¡No te arrepentirás!
#NuncaDejesDeViajar
Europa
UP HELLY AA: Una fiesta con FUEGO y VIKINGOS
Con gran influencia nórdica, esta celebración es un viaje al pasado, cuando el ser humano era más bestial y el fuego era su única compañera…
Música sonando sin parar, antorchas en llamas y una gran galera vikinga… Todo esto —y más— lo podrás encontrar durante el último martes de enero en el Up Helly Aa: una fiesta que lleva más de un siglo atrayendo a viajeros del mundo entero a las Islas Shetland, en Lerwick, Escocia, buscando experimentar la cultura nórdica en su máxima expresión.

¿De DÓNDE VIENE el Up Helly Aa?
El origen del Up Helly Aa no está del todo claro. Lo que sí se sabe es que viene del siglo XIX, más específicamente en 1840, cuando empezó a tomar forma gracias a un grupo de jóvenes que comenzaron a quemar barriles de alquitrán por las calles de Lerwick. Esto molestó a algunos pobladores, provocando que las autoridades prohibieran estos actos.

No fue hasta la década de 1880 cuando se sentaron formalmente las bases del festival que podemos presenciar hoy día. Aquí se introduce el uso de vestimenta vikinga junto a una galera, que al finalizar la festividad, era quemada por el que fuera designado como el “Guizer Jarl” (líder del escuadrón vikingo).

Lo que sucede en el UP HALLY AA
Durante todo el año, algunos pobladores ya están preparándose para la celebración del Up Helly Aa, que solamente dura un día y una noche —aunque se extiende con comidas y reuniones—. Durante el día, se llevan a cabo bailes tradicionales de la región. Pero cuando cae el sol, alrededor de las 07:30 p.m., se lanza un cohete, que da pie a iniciar una marcha de cerca de 1,000 personas que sostienen antorchas en llamas.

La marcha se lleva a cabo con música tradicional, y todos los participantes llevan vestimenta que se asemeja a las ropas vikingas, pero sin duda, es el Guizer Jarl el mejor caracterizado. Su vestimenta consta de un casco adornado con alas de cuervo, un hacha y un escudo. Y detrás de la enorme multitud, se arrastra un drakkar (embarcación vikinga con cabeza de dragón).

Tras media hora de arrastrar el drakkar, la marcha llega a una zona de quema, donde se escucha otro cohete que anuncia uno de los momentos cúspides de la celebración… Los participantes arrojan sus antorchas con el fin de incendiar la galera, mientras cantan varios himnos vikingos.

Es un momento fuerte, y aunque los cantos amenizan el ambiente, se puede sentir la extrañeza del vacío, la destrucción armonizada y el color del fuego brotando hacia el cielo. Es un símbolo pagano… Una tradición que honra a la herencia vikinga y la manda cada año al Valhalla.

La gran MARCHA de los VIKINGOS
Cualquier persona puede presenciar el Up Helly Aa; lo que es casi imposible de hacer es participar en ella, pues para poder marchar tienes que ser residente de la comunidad de Lerwick por al menos 5 años. También puedes acudir a las fiestas que se llevan a cabo cuando termina la procesión. Aunque muchas son privadas, los visitantes pueden entrar, pero considera que son de cupo muy limitado.

Y si te llegas a perder el Up Helly Aa, no te preocupes, pues varias localidades de Escocia cercanas también suelen hacer festividades similares durante enero y marzo. Pero aquí la pregunta es… ¿Estás listo para ver la quema de un barco vikingo? ❖

#NuncaDejesDeViajar
Curiosidades
El CURIOSO monumento al RATÓN de LABORATORIO en Rusia
Como un discreto guiño, esta pequeña estatua es un símbolo de agradecimiento a los ratones de laboratorio por su papel en la investigación científica.
Un ratón con gafas y aguja en mano sorprende a quienes lo ven por primera vez. No es un personaje de caricatura, sino una escultura real que honra a los pequeños animales que, silenciosamente, han contribuido a los mayores avances de la ciencia.

La escultura se encuentra en la ciudad de Novosibirsk, en Rusia, dentro del Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias. Fue inaugurada en 2013 y rápidamente se convirtió en un punto de interés turístico por lo peculiar y conmovedor de su mensaje.

El monumento representa a un ratón con gafas de investigador, sentado sobre un banco de granito, tejiendo con aguja e hilo una cadena de ADN. La imagen busca reflejar cómo los ratones han sido una pieza clave para descifrar los secretos de la genética y la medicina moderna.

El PEQUEÑO RATÓN científico
El ratón es uno de los animales más utilizados en laboratorios de todo el mundo, debido a su semejanza genética con los seres humanos. Gracias a ellos, la humanidad ha podido desarrollar vacunas, estudiar enfermedades, crear nuevos tratamientos médicos e incluso comprender el funcionamiento del ADN.

La estatua no solo es un homenaje a estos animales, sino también un recordatorio ético: Reconocer el sacrificio de millones de ratones que fueron parte de investigaciones científicas que hoy salvan vidas. Y aunque pueda parecer extraño, el ratón científico ha logrado unir dos mundos que pocas veces coinciden… La ciencia y el turismo.
Para los visitantes, es una parada curiosa y fotogénica que sorprende por su originalidad; para los investigadores, un recordatorio de décadas de trabajo en el que los ratones han sido aliados imprescindibles en el avance de la biología y la medicina.

Además, se ha convertido en un símbolo educativo; muchos maestros y guías lo utilizan para explicar, de manera sencilla y visual, cómo los animales de laboratorio han contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas. De esta forma, el monumento no solo es un atractivo cultural, sino también un punto de aprendizaje que conecta a la sociedad con la importancia de la investigación científica.

¿Cómo VISITAR al RATÓN CIENTÍFICO?
El Instituto de Citología y Genética se encuentra en el barrio académico de Novosibirsk, conocido como Akademgorodok, una zona que atrae tanto a turistas como a estudiantes de ciencias, pues concentra varios centros de investigación de prestigio internacional. El acceso es gratuito al área exterior del barrio, en donde se localiza el monumento.
Entre las actividades que se pueden realizar están la fotografía, los recorridos culturales y también las visitas guiadas al instituto que requieren de una solicitud previa.

Visitar el monumento del ratón de laboratorio es descubrir la otra cara de Rusia: no la de las grandes catedrales o las plazas históricas, sino la de la ciencia, la innovación y la reflexión ética sobre la pasada investigación. Es un lugar que despierta sonrisas, pero también invita a pensar en el papel de los animales en la historia de la medicina. ❖

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Curiosidades
¿Quién fue WOJTEK? Conociendo la escultura del OSO SOLDADO en Escocia
Pasando de huérfano a un soldado polaco, esta escultura nos recuerda una de las historias bélicas más extrañas y sorprendentes de Europa.
A lo largo de la historia militar mundial, ha habido decenas de historias de animales que lucharon en la guerra. Hemos oído hablar de perros, gatos y palomas, pero seguramente nunca oíste la historia de un oso… Pues existió, y se llamaba Wojtek; se trataba de un oso pardo que quedó grabado en la historia de la Segunda Guerra Mundial como un honorable soldado polaco que es recordado con cariño por aquellos a los que llamó compañeros, quedando inmortalizado en esculturas para la posteridad.

El PEQUEÑO guerrero SONRIENTE
La historia de Wojtek ya estaba escrita desde mucho antes de que naciera. Todo empieza en 1940, cuando Hitler traicionó a la Unión Soviética para poder invadirla. Un año después, en 1941, Polonia aprovechó que la URSS estaba debilitada para que liberara cerca de 40 mil soldados y 26 mil civiles que fueron aprisionados luego de la toma de Polonia por los nazis en 1939.

Los prisioneros fueron liberados en la estepa de Asia central, donde sobrevivieron al extremo invierno en tiendas de campaña. Para junio de 1942, los soviéticos permitieron que los soldados liberados se dirigieran a Palestina, donde se encontrarían con aliados británicos. Y es ahí, entre las montañas de Hamadan y Kangavar, que un niño encuentra a las tropas polacas y les pide comida…

Luego de alimentar al niño, los soldados se percataron de que este cargaba algo en su mochila: un tierno oso pardo de aproximadamente 8 semanas de nacido. Los soldados polacos se lo intercambian por comida y una navaja suiza, y siguieron hasta Palestina, donde permanecieron y cuidaron del oso, al que llamaron Wojtek. Le enseñaron a pelear, a masticar cigarrillos y a beber cerveza, pues debido a su gran tamaño, nunca se emborrachaba.
Este fue aceptado por el oficial polaco Wojciech Narebski, al ver que sus tropas se encariñaron con él y les aumentaba la moral.

La PRIMERA batalla de WOJTEK
En 1944 los polacos fueron solicitados para una misión en Italia, en donde se planeaba el avance de la alianza por Montecassino (alianza entre tropas estadounidenses, británicos, franceses y polacos para acabar con los nazis). Para poder llegar, utilizarían un buque británico. Desgraciadamente, los británicos tenían una regla que prohibía estrictamente el abordaje de cualquier animal.

Los soldados polacos, negándose a dejar a Wojtek atrás, tomaron una extraña decisión: enlistar al oso como soldado raso, dándole un uniforme, una tienda y un sueldo, que consistía en cerveza y comida. De esta forma, obtuvo la documentación necesaria para poder abordar el buque, ahora como parte esencial del ejercito polaco.

Durante la batalla de Montecassino, Wojtek cargaba con facilidad las pesadas cajas de artillería y los proyectiles para recargar las armas de sus compañeros soldados. Y al ganar territorio en la batalla, el oso fue ascendido a cabo, y la 22ª Compañía de Suministros de Artillería del Segundo Cuerpo Polaco cambió su emblema por el de un oso cargando un proyectil.
Incluso, al terminar la guerra, Wojtek desfiló junto con sus camaradas, caminando en dos patas y volviéndose una figura pública en Escocia, siendo bautizado como el Oso Soldado.

El legado del OSO SOLDADO
Al terminar la Segunda Guerra Mundial y disolver la Compañía de Suministros de Artillería, muchos de los soldados polacos decidieron quedarse a vivir en Escocia. El oso sería entregado a las autoridades polacas, pero sus compañeros se resistieron y prefirieron entregarlo al cuidado del zoológico de Edimburgo. Con apenas 5 años y el grado honorífico de teniente, Wojtek se jubiló, y vivió como una celebridad sus últimos años de vida.

Durante su estadía en el zoológico, era visitado por sus hermanos de armas, que le daban cerveza y de vez en cuando se metían a la jaula a jugar a las luchas con él, como en los viejos tiempos. Tras la muerte de Wojtek por causas naturales en 1963, el zoológico hizo una placa conmemorativa.
Con el tiempo, el nombre de Wojtek y la silueta del oso cargando un proyectil se hizo un ícono en Escocia, simbolizando la camaradería. Es posible encontrarla en autobuses, etiquetas, cafés, camisas, tazas y más…

¿Dónde ver las ESCULTURAS del OSO SOLDADO?
Para el 2015, los polacos y escoceses decidieron levantar una estatua en honor al Oso Soldado, hecha de granito y traída desde Polonia. La escultura se puede ver en los jardines públicos de West Princes Street, en el centro de Escocia, alrededor del Castillo de Edimburgo. La ceremonia fue inaugurada por el oficial Wojciech Narebski, quien permitió al pequeño oso unirse a las filas polacas.

Sin embargo, existen muchas más estatuas y monumentos de Wojtek repartidas en todo europa. Entre las más populares, se encuentra la del Parque Jordan de Cracovia, la del Parque Anders y la de Pomerania en Polonia. También hay una en Imola, en Italia, así como en varios puntos de Inglaterra, volviéndose parte de la esencia de las ciudades y el recuerdo de un gran héroe, querido por todos los que lucharon a su lado.

Y es que las estatuas de Wojtek no solo son un homenaje, sino la memoria de una de las historias más entrañables e interesantes de la Segunda Guerra Mundial, en donde muchos, además de recordar caos, dolor y sufrimiento, también pueden recordar la peculiar imagen de un oso cargando un proyectil… Y tú, ¿ya conocías la historia del Oso Soldado? ❖

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