Artesanías
Joyería de filigrana en Oaxaca ¡Increíble!
Una artesanía que busca ser la favorita de las joyas mexicanas desde tiempos prehispánicos te queremos presentar la joyería de filigrana en Oaxaca.
Seguramente has visto la joyería de filigrana en Oaxaca, este tipo de joyas que las mujeres mexicanas portan con orgullo en alguna fiesta o reunión tradicional.
Pero hay algo grande detrás de esos enormes aretes garigoleados de forma delicada que harán aun mas valioso el tenerlos.
La filigrana es el arte de trabajar los hilos de oro y plata, retorcerlos, engarzarlos y soldarlos para hacerlos joyas; se les agregan diversas aleaciones de los mismos materiales o se le adhieren piedras y gemas.
Fue utilizada por la cultura mixteca que se desarrolló en los pueblos de América precolombina de igual forma como decoración y estatus.
Pese a la destrucción de las joyas en la época colonial (debido a su fundición), se han encontrado varios sitios que rescatan las técnicas orfebres.
Una de las piezas de joyería filigrana más importante es el “Pectoral del dios de la Muerte” encontrado en la tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca, allá en los años 30´s.
Artistas Mixtecos
Los Mixtecos fueron el conglomerado más grande y antiguo de México con 3,000 años de cultura, destacaron como herbolarios, astrónomos y comerciantes.
Se extendieron en lo que hoy conocemos como Puebla, Guerrero y Oaxaca. Su trabajo fue muy importante, eran los mejores artesanos del México prehispánico y famosos por elaborar obras de todo tipo:
Obsidiana, cristal de roca, cerámica, grabado de huesos, madera, objetos de jade, coral, concha y turquesa. ¡Vaya maestría!
En cuanto a la orfebrería los mixtecos trabajaron metales como oro, plata y cobre, bajo técnicas como el martillado, la cera pérdida, la filigrana y las aleaciones.
Oaxaca fue el principal productor de oro que circulaba en el todo el valle de Anáhuac y se obtenía del polvo, escamas y pepitas que se sacaban de las orillas de los ríos.
Verdaderas joyas como pendientes, brazaletes y collares con diseños de la naturaleza (animales, hojas y flores) fueron el arte que destacaba en sus obras.
¿Cómo funcionaba la joyería en la antigüedad?
Diseñaron objetos con gran significado como pectorales, narigueras, orejeras, bezotes, anillos, cascabeles y que utilizaron los sacerdotes, nobles, gobernantes y guerreros que los portaron en vida y en su muerte.
Las joyas también fungieron como ofrendas para agradar a sus dioses, como XipeTotec, dios de los joyeros y de la primavera. Los orfebres fueron considerados artífices del sol sagrado por trabajar el oro.
Los mixtecos al unirse a los zapotecos estuvieron bajo el mando de los aztecas y es así como la joyería se extendió por toda Mesoamérica.
Con la presencia de la colonia española los indígenas comenzaron hacer un nuevo estilo de joyas bajo una influencia árabe (recordemos que durante siete siglos los moros dominaron a España).
Fueron adoptando técnicas y adornos nuevos como el caso de la filigrana la cual vivió su mejor momento en época del Virreinato.
En la colonia, las joyas no se limitaban a mujeres de alta posición, también las indígenas las usaban como parte de su indumentaria a pesar de que obtenían sus piezas de oro en pequeños abonos.
Herencia joyera que se extiende
Posterior a ello, las joyas eran vestidas con perlas, corales, diamantes y gemas; además de obtener nuevos diseños como cruces, rosarios, arracadas y cadenas.
Es así como la joyería tradicional mexicana ha sido parte la indumentaria de la mujer, y la verdad es que no se siente completa si no tiene sus joyas.
Los estados con tradición en filigrana y descendencia mixteca además de Oaxaca son: Puebla y Guerrero, además otros adoptaron la técnica: Chiapas, Michoacán, Jalisco y Veracruz.
Esta habilidad de retorcer, engarzar y entrelazar hilos y alambres de plata o de oro, se ha utilizado por cientos de años para hacer modelos y figuras en forma cuentas, cascabeles, flores, hojas, cruces, animales e insectos.
El trabajo es tan detallado que en un simple pendiente pueden tener hasta más de 60 soldaduras.
Ahora que si se combina con piedras o gemas como: esmeralda, ámbar, perlas, coral, o cualquier piedra preciosa, el resultado son bellas obras de arte.
La Joyería de filigrana en Oaxaca tiene manos maravillosas
Anillos, aretes, gargantillas, rosarios, brazaletes, collares, fistoles, arracadas, guardapelos o prendedores son parte de los objetos que se pueden portar en filigrana.
Pero eso no es todo, artículos ornamentales como un carrusel, un cofre, carruajes, barcos u objetos religiosos son elaborados con estos finos alambres unidos con precisión y delicadeza.
No puedo imaginar cómo hacían este tipo de arte ya que en la actualidad los materiales para elaborar la filigrana son el yunque, el martillo, pinzas, un soplete.
Dicen los maestros que un problema para soldar es que el soplete está caliente y se corre el riesgo de que se despegue lo ya soldado.
Para evitar lo anterior recurren a un pedazo de papa, así las partes soldadas se cubren con el tubérculo y se puede ir soldando el resto de los alambres y las pequeñas piezas adicionales.
Para elaborar unos 8 pares de aretes se requieren más o menos de unos 20 días y aquí el porque es tan valioso.
Unas manos maravillosas en la joyería
Un ejemplo de manos maravillosas en este arte, es el maestro don Delfino García Esperanza quien desde los 14 años realiza excepcionales obras de arte en filigrana.
Basado en la joyería prehispánica diseña y rescata modelos antiguos que empieza a diseñar con un lápiz y pedazo de papel.
Uno de sus trabajos más reconocidos es la corona de la Virgen de la Soledad que se encuentra en San Bartolo Coyotepec –pueblo oaxaqueño famoso por la elaboración del barro negro.
Con el aumento del precio de los metales muchos orfebres cambiaron de oficio, algunos venden sus productos en la Casa de las Artesanías en el centro de la ciudad de Oaxaca o trabajan por pedidos.
Hay personalidades en todo el mundo -incluso princesas y reinas- que han portado el trabajo de estos maestros.
Lo cierto es que el arte en filigrana se ha ido perdiendo por la falta de interés de las nuevas costumbres, los altos precios de operar un taller y por la competencia industrial de la joyería.
No te podrás perder esta visita y tampoco olvidar algún recuerdo
Sin embargo, te invitamos a visitar la Ciudad de Oaxaca y adquirir una de estas piezas que seguramente ya conociendo su historia y verla de cerca, tendrá un significado más especial.
Los lugares con más tradición orfebre son Huajuapan de León, Juchitán de Zaragoza y Santo Domingo Tehuantepec; Así como la misma ciudad de Oaxaca.
También te invitamos a que veas el cofrecito de tu abuela, quizá hay algo hecho de joyería de filigrana en Oaxaca, esperando ser portado con orgullo.
Es momento de revalorar esta artesanía ya sea en oro o plata, así le damos honor a los primeros orfebres, portamos algo con orgullo, y ayudamos a que la técnica no muera ni nuestras tradiciones.
#NuncaDejesDeViajar
Artesanías
Parachicos: La visión chiapaneca de los ESPAÑOLES
La máscara refleja la imagen que los indígenas tenían de los españoles: piel blanca, frente amplia, bigote prominente y mejillas sonrojadas.
La Fiesta de los Parachicos en Chiapa de Corzo es una celebración que se lleva a cabo cada año del 8 al 23 de enero. Esta festividad, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009, es una mezcla fascinante de tradiciones, música, danza, y gastronomía que rinde homenaje al Señor de Esquipulas, así como a San Antonio Abad y San Sebastián, dos importantes figuras del catolicismo.
Parachicos: Una ofrenda colectiva
Las calles de Chiapa de Corzo se llenan de danzantes conocidos como Parachicos, quienes, con sus características máscaras y coloridos trajes, recorren la localidad llevando imágenes sagradas. La danza de los Parachicos es una ofrenda colectiva a los santos venerados, y cada paso que dan los bailarines está cargado de significado y tradición.
Los Parachicos se visten con una camisa blanca y pantalones oscuros, adornados con una faja roja y una chalina que se ata a la cintura. La vestimenta se completa con un sarape de Saltillo y una montera de ixtle, que simula una peluca.
Pero lo que realmente destaca es la máscara, una obra de arte que refleja la imagen que los indígenas tenían de los españoles: piel blanca, frente amplia, bigote prominente y mejillas sonrojadas.
¿Cómo se hacen las máscaras de los Parachicos?
Cada máscara de Parachico es elaborada a mano, un proceso que puede tomar hasta 15 días.
Los artesanos utilizan herramientas como machetes y gubias para dar forma a la madera de cedro; luego aplican capas de yeso y pintura al óleo para lograr el acabado perfecto. Las pestañas, que son hechas con cabello natural, y los ojos, que pueden ser de vidrio fundido, añaden un toque de realismo y profundidad a la pieza.
¡Celebra la herencia cultural de Chiapas!
Si estás interesado en experimentar esta maravillosa festividad, puedes visitar Chiapa de Corzo durante el mes de enero. Hay vuelos disponibles desde varias ciudades de México hacia Tuxtla Gutiérrez, y desde allí puedes tomar un colectivo hacia Chiapa de Corzo.
La Fiesta de los Parachicos es un ejemplo de cómo las tradiciones pueden perdurar y evolucionar a lo largo del tiempo. A través de la danza, la música y, por supuesto, las impresionantes máscaras, esta celebración no solo honra a los santos, sino que también celebra la rica herencia cultural de Chiapas.
#NuncaDejesDeViajar
Artesanías
Tesoros textiles de Oaxaca: Conoce los tapetes de Teotitlán del Valle
Obras de arte tejidas a mano que reflejan la rica tradición textil de la región, con diseños únicos, colores naturales y técnicas ancestrales.
Los tapetes de Teotitlán del Valle, Oaxaca, son verdaderas obras de arte que reflejan la rica tradición textil de la región. Esta tradición es el resultado de una fusión de influencias prehispánicas y coloniales, que ha dado lugar a una producción textil única y diversa.
Colores y bordado de los tapetes de Teotitlán del Valle
Cada tapete de Teotitlán del Valle es el resultado de un meticuloso proceso artesanal que puede llevar desde quince días hasta varios meses, dependiendo de la complejidad del diseño y el tamaño de la pieza. Todo comienza con el cardado y el hilado de la lana, seguido por la preparación de los colores naturales, que se elaboran con:
Rojos y Morados: Grana cochinilla, un insecto que vive en el nopal.
Azul: Añil, conocido localmente como jiuquilitl.
Púrpura: Caracol marino, llamado tishinda.
Negro: Vaina de huizache.
Café: Cáscara de nuez.
Naranja: Flor de cempasúchil.
Una vez que los hilos están teñidos, comienza la verdadera magia. El artesano dispone los hilos en el telar y, con una paciencia y precisión admirables, empieza a tejer los patrones. Cada diseño es una expresión única de la identidad cultural zapoteca, con motivos que a menudo reflejan la naturaleza, la mitología y la vida cotidiana de la región.
Del telar de cintura al telar de pedal
La llegada de los españoles a México trajo consigo nuevas fibras como la lana, así como herramientas e instrumentos que revolucionaron la producción textil en la región. Los telares de pedal introducidos por los colonizadores ofrecieron una mayor rapidez y eficiencia en comparación con los tradicionales telares de cintura. Sin embargo, fue la destreza y la imaginación de los artesanos zapotecos lo que realmente hizo de estos telares un sello distintivo, capaz de producir tapetes de una belleza y complejidad únicas.
Una tradición ancestral
En Teotitlán del Valle, la fabricación de tapetes es una tradición familiar que se transmite de generación en generación. Muchas familias de esta comunidad han dedicado su vida a perfeccionar su técnica, asegurándose de que este arte ancestral no se pierda con el tiempo. Los tapetes de Teotitlán del Valle no solo son productos artesanales, sino también testimonios vivos de un legado cultural.
Visitar Teotitlán del Valle es una oportunidad para conocer de cerca a los artesanos y comprender la dedicación que cada pieza implica. Los tapetes son una representación tangible de la conexión profunda que los zapotecos tienen con su tierra y su cultura. Cada hilo, cada color, cada patrón cuenta una historia de habilidad, creatividad y amor por el arte textil.
Artesanías
Los Milagritos: El arte de la fe mexicana
Estas pequeñas figuras de metal, hojalata o madera representan historias, peticiones y agradecimientos a santos y deidades
Con cientos de motivos, los milagritos son pequeñas figuras hechas de hojalata, latón, madera, cartón, y hasta de oro, plata o cobre, que se utilizan para agradecer o pedir un milagro a diferentes santos. Sin embargo, esta tradición se ha ido desarrollando, tomando tintes más pintorescos.
Un viaje a través del origen
A pesar de su gran fama, el origen de los milagritos aún no está bien establecido. Sin embargo, se cree que se originaron en la época de la colonia española para invitar a los indígenas a adoptar las prácticas católicas. De hecho, existe la leyenda de que Hernán Cortes, después de sobrevivir a la picadura de un escorpión, hizo un milagrito con la forma del animal.
Existe otra suposición que dice que los milagritos se originaron en la época prehispánica, cuando los antiguos habitantes de México ofrecían a los dioses corazones en sacrificio.
El arte de la creación
Cuando necesitamos o recibimos un milagro, los milagritos adoptan formas diferentes para cada ocasión. Por ejemplo, cuando una persona es aliviada de un brazo, se usará un milagrito en forma de brazo; si alguien tiene algún problema de la cabeza, se usará un milagrito con forma de cabeza; un corazón para mal de amores o problemas cardiacos, o un bebé para un parto o embarazo. Al final, el verdadero significado del milagrito es personal de quien lo ofrece.
Después de decidir que milagrito se usará, se tendrá que ir a colgar en la iglesia o templo, junto al santo a quien pediste o pedirás intervención divina; este milagrito puede ir acompañado de cartas, listones, fotografías, e incluso, antes, se realizaban retablos pintados que contaban la historia del milagrito.
Un tesoro que se preserva
En la actualidad, los milagritos han tomado gran popularidad, haciendo que su elaboración se vuelva más artística. Esto fue gracias al milagrito con forma de corazón, que era representado con la forma del “Sagrado Corazón de Jesús”, lo que hizo que se convirtiera en un símbolo de protección que se cuelga en las puertas para ahuyentar a las malas energías, y después de decoración y moda, llegando incluso a tierras extranjeras.
Ahora existen milagritos mucho más grandes, realizados en cartonería o madera, que se utilizan para dar color a los espacios o para regalar, como deseo de buena suerte para quien lo recibe. Los principales fabricantes de milagritos se encuentran en Oaxaca y San Miguel de Allende.
De igual modo, existen milagritos mucho más pequeños, que puedes encontrar en mercados, bazares o tiendas de bisutería. Estos son de metal, con un arito para colgar como llavero, pulsera o collar, y los hay en millones de formas.
Pequeña obra de arte
Más allá de ser un testimonio de fe y gratitud, los milagritos se han convertido en una belleza artesanal que nos viene a recordar la capacidad del espíritu humano para creer en lo extraordinario.
Te invitamos a que te adentres a este mundo de los milagritos, y descubras la riqueza cultural y espiritual que encierran estas pequeñas artesanías.
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