Curiosidades
El TEJO: Un EXPLOSIVO deporte 100% COLOMBIANO
Más que un simple juego, el tejo es una fiesta de pólvora, cerveza y raíces, que lleva más de 500 años detonando en el alma del país.
El tejo, también llamado turmequé, es el único deporte nacional de Colombia, declarado así legalmente y nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial en 2019. Se trata de una competencia donde lanzas un pesado disco metálico (el tejo) hacia una caja de arcilla con un aro metálico (bocín) y mechas de pólvora.

El objetivo: acertar el tejo al bocín, hacer explotar las mechas o al menos quedar más cerca que tu rival. Y no, no solo es precisión, es un ritual social que une generaciones entre risas, música y un pequeño toque de caos controlado, por que sí, aunque no lo parezca, este deporte requiere de algo de rudeza.

¿De DÓNDE SURGE el TEJO?
El tejo nació hace más de 500 años en el municipio de Turmequé en Colombia. Los muiscas (indígenas del altiplano cundiboyacense) lo jugaban lanzando un disco de oro llamado zepguagoscua (que significa “juego” en chibcha) hacia un blanco en la tierra.

En ese tiempo, era cosa de caciques… los gobernantes más altos de una comunidad, que lo hacían como parte de un ritual para celebrar cosechas, nacimientos o resolver conflictos a partir de competencias, como lo puede ser elegir esposa.

Con la llegada de los españoles, la pólvora entró en escena, convirtiendo el hueco en mechas explosivas, y el oro en discos de piedra y luego de acero. En el siglo XIX, tras la independencia, el tejo se popularizó entre campesinos, perdiendo su significado sagrado, pero ganando un lugar en el tradición del pueblo colombiano. Y desde 1954, se volvió parte de los Juegos Nacionales, y hoy en día existe la Federación Colombiana de Tejo (FEDETEJO) que organiza torneos, e incluso llegan a Venezuela y Ecuador.

¿En qué CONSISTE el TEJO? Lanzar, EXPLOTAR, ganar
Antes de iniciar, se necesita una cancha: un rectángulo de 19.5 metros de largo por 2.5 de ancho, con dos cajas de arcilla (o greda) en cada extremo, y separadas por 17.5 metros. Cada caja tiene un bocín: un anillo metálico de 11 cm, rodeado de mechas: pequeños triángulos de papel con pólvora. Este es el que funge como blanco.

El juego es simple pero estratégico. Se puede jugar solo o en equipos de 3 a 4 personas, quienes se turnan para lanzar. Gana el equipo que sume primero 27 puntos (o 21 en una partida de minitejo). Los puntos se cuentan de esta forma:
- Mano (1 punto): Tu tejo queda más cerca del bocín que los demás, sin tocar bordes.
- Mecha (3 puntos): Golpeas una mecha y explota con humo o llama.
- Embocinada (6 puntos): El tejo se clava en el bocín, con la base hacia arriba.
- Moñona (9 puntos): La jugada reina, cuando logras una embocinada y explotas una mecha al mismo tiempo.
Eso sí, tu lanzamiento debe ser limpio, sin tocar el piso ni las tablas, por lo que cada ronda es un duelo de puntería y nervios. Los materiales para jugarlo suelen ser tan específicos, que incluso hay negocios dedicados a fabricar tejos (que puedes personalizar), y hasta los triángulos de pólvora.

¿Dónde JUGAR al TEJO?
Usualmente, los viajeros van a Colombia para poder aprender y tener una buena partida de tejo. Es tan común que se puede encontrar en ferias e incluso en bares; uno de ellos es el Bebeta Tejo Bar, donde podrás jugar disfrutando de empanadas, quesadillas, vodkas y tequilas… por que si no lo sabías, se dice que el tejo se juega mejor una bebida en la mano.

Sin embargo, también la puedes encontrar en Ecuador y Venezuela, aunque no siempre con éxito. Por cierto, es común encontrar por las calles de Colombia algunos clubs, donde puedes reunirte con tus amigos, tomar algunas cervezas y aprender a jugar.

Y es que, aunque no lo parezca, el tejo también tiene campeones, como José Vicente Reyes, que ha logrado ganar más de una decena de campeonatos y ha ganado el oro 3 veces en competencias internacionales contra Ecuador, Brasil y Venezuela.

También hay mujeres, como Merly Meneses, quien tiene más de 50 medallas de oro por ganar competencias nacionales, departamentales y en clubes. Se le conoce como la leyenda del tejo femenino…

Y es que el tejo es más que un deporte; es un pedazo de Colombia que aún busca mantener viva una historia de 500 años, uniendo amigos y familias. Así que, si en tu viaje a Sudamérica te encuentras con personas haciendo explotar pequeños pedazos de tierra, no te asustes, que solo están preservando la historia deportiva de Colombia. ❖

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Curiosidades
El FESTIVAL del BAILE del OSO: una TRADICIÓN SALVAJE que emociona a Rumania
Cada invierno, los montes rumanos rugen al compás de los tambores y los pasos de “osos danzantes”, llenando las calles de color, música y energía para despedir el año viejo…
El Festival del Baile del Oso (o en rumano, Jocul urșilor, que se traduce como “El Juego de los Osos”) es una fiesta que se celebra cada año en la región de Moldavia, especialmente en la localidad rural de Comănești, al norte de Rumania, entre el 25 y el 30 de diciembre. Durante estos días, hombres, mujeres y niños se visten con auténticas pieles de oso —algunas heredadas por generaciones— y recorren las calles realizando una danza tradicional que simboliza la muerte y el renacimiento del ciclo natural.

Esta antigua costumbre tiene sus raíces en las creencias precristianas de los dacios, quienes consideraban al oso un animal sagrado, protector y símbolo de fuerza. Se creía que, al bailar como osos, las personas podían ahuyentar los espíritus malignos del invierno y atraer la buena suerte para el año que estaba por comenzar.

Del ritual al ESPECTÁCULO CULTURAL
Con el paso del tiempo, esta “práctica ritual” se transformó en una gran celebración folclórica, donde la música, los tambores, los cantos y los trajes elaborados son los protagonistas. Cada grupo de bailarines ensaya durante semanas, preparando coreografías que simulan los movimientos y rugidos del animal. Después de eso empieza el baile. Puede darse en un escenario formal, o en caminando entre las calles con ferocidad, torpeza y rudeza características en un oso.

Hoy, el Festival del Baile del Oso se ha convertido en Patrimonio Cultural Inmaterial de Rumania y atrae cada vez a más visitantes curiosos de todo el mundo. Lo que alguna vez fue un rito espiritual, ahora es también un espectáculo visual impresionante que combina tradición, identidad y orgullo comunitario. Aquí nadie queda fuera, ya sea como espectador o participante.

Además, al asistir al festival, también puedes disfrutar de desfiles, danzas, ferias gastronómicas y mercados navideños. Y aprovechando la época decembrina, es casi obligatorio recorrer los pueblos de la región, que encienden sus chimeneas y posan frente a las montañas nevadas.

El FESTIVAL del BAILE del OSO recordando lo ANCESTRAL
Al ritmo de tambores y pasos que se repiten desde tiempos inmemoriales, el Festival del Baile del Oso en Rumania, nos recuerda que las tradiciones no solo cuentan el pasado: nos enseñan a renacer. En cada piel, en cada rugido y en cada sonrisa compartida por la comunidad, late la prueba de que el miedo se enfrenta con arte, que lo antiguo puede abrazar lo nuevo y que, juntos, preservamos la memoria y la esperanza.
Venir a este festival no es solo ver un espectáculo, es ser parte de un círculo que celebra la vida, despide lo que ya no sirve y abre la puerta a un año lleno de fuerza y buena fortuna… Todo eso a través de osos. ❖
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América
Entre FALDAS y GOLPES: Así son las espectaculares LUCHAS de CHOLITAS
En el Alto, Bolivia, cada domingo se enciende un espectáculo que demuestra que la lucha también puede tener identidad, historia y mucha pasión.
Si algo es común de la cultura andina boliviana, seguramente son las cholitas: esas mujeres trenzadas con hermosas polleras y bombín, que son icónicas de las etnias aymara y quechua. Usualmente, estas mujeres habían estado encajonadas en un ritmo de vida que incluía la crianza de niños, madres de casa, vendedoras y artesanas… Pero allá por el año 2000, las cosas dieron un giro, dejándonos como resultado las famosas luchas de cholitas.

¿Qué son las LUCHAS de CHOLITAS?
La lucha libre de cholitas nació a principios de los años 2000, como una forma de protesta y visualización femenina dentro de un ámbito dominado por hombres. Inspiradas en la lucha libre mexicana, las cholitas adaptaron este deporte al contexto andino, mezclando el espectáculo con una poderosa reivindicación social…

Cada combate es más que entretenimiento: es una representación simbólica de la resistencia y la fortaleza de la mujer indígena boliviana. En el ring, las cholitas se enfrentan con movimientos acrobáticos, saltos espectaculares y coreografías que dejan sin aliento al público.

POLLERAS, trenzas y PODER: Identidad que se DEFIENDE
Lo más llamativo del espectáculo es que las luchadoras no dejan de lado su identidad cultural. Las cholitas pelean con sus coloridas polleras, largas trenzas y blusas bordadas, lo que añade un toque visual único al show.

Sus nombres de batalla, como “Martha la Andina” o “Juanita la Imbatible”, evocan tanto poder como orgullo. Cada presentación combina humor, drama y acción, mientras el público grita y aplaude con emoción. La mezcla entre teatro popular y lucha libre convierte este show en un ícono del turismo cultural boliviano.
EL ALTO: Donde las cholitas se VUELVEN LEYENDA
El epicentro de este fenómeno está en la ciudad de El Alto, a pocos minutos de La Paz. Los combates se realizan principalmente los domingos por la tarde en el Coliseo 12 de Octubre, aunque también hay funciones especiales para visitantes. Por cierto, aunque el coliseo se marque en los mapas con un cierre permanente, este está abierto y más vivo que nunca…

Los boletos pueden comprarse directamente en agencias locales o en la entrada del coliseo. Los precios oscilan entre $40 y $80 pesos bolivianos ($40 a $215 MXN / $6 a $12 USD) e incluyen transporte desde La Paz, guía turístico y, en algunos casos, una foto con las cholitas.

Consejos para vivir la LUCHA de CHOLITAS
Asistir a la lucha de cholitas es una de las experiencias más auténticas de Bolivia. Se recomienda llegar temprano, llevar abrigo (El Alto tiene un clima frío) y disfrutar el espectáculo con respeto. Las cámaras son bienvenidas, pero lo ideal es vivir el momento y sumarse a la energía del público.
Más que una simple función de lucha libre, este evento celebra el poder de las mujeres indígenas y su lucha constante por el reconocimiento.

Cuando la CULTURA pelea su LUGAR
La lucha de cholitas no solo es un espectáculo deportivo: es una declaración de identidad y resiliencia. En cada salto y cada golpe, hay una historia de superación. Estas mujeres han transformado la tradición en arte y la discriminación en aplausos. Verlas en acción es descubrir que la cultura también puede luchar, resistir y brillar sobre un cuadrilátero. ❖

#NuncaDejesDeViajar
América
El FESTIVAL de las ALASITAS: La tradición de DESEAR
En Bolivia los deseos se llevan a un nivel muy pequeño… Específicamente con objetos en miniatura, que si son bien enfocados, pueden cumplir grandes anhelos.
El Festival de las Alasitas tiene su origen en La Paz, Bolivia, aunque con el paso del tiempo se ha ido extendiendo por otras regiones vecinas, como Argentina, Perú y Chile… Se trata de una celebración que se lleva a cabo cada 24 de enero —desde 1781—, y se hace en honor al dios Ekeko de la abundancia, perteneciente a la cultura aymara.
Este personaje se representa como un hombre robusto, con bigote, cigarro y un gorrito andino, y en el Festival de las Alasitas, sus esculturas son cargadas de objetos miniatura, como un símbolo de prosperidad y atracción de las cosas más deseadas…

¿Cómo se CELEBRA el FESTIVAL de las ALASITAS?
Durante el Festival de las Alasitas, los creyentes compran figuras en miniatura que representen aquello que quieren obtener o lograr durante ese año. Estas pequeñas figuras se ofrendan al dios Ekeko a través de un ritual de activación, que incluye oraciones y limpiezas con humo, para después colocarlas sobre él, buscando que las escuche como un deseo y las materialice.

La palabra “Alasitas” proviene del aimara (antiguo pueblo boliviano que habita en la región del lago Titicaca), y significa “cómprame”. Y si te preguntabas qué es lo que puedes comprar en miniatura, la respuesta es todo… Desde bienes materiales —como autos, casas, muebles, motos y negocios— hasta objetos que simbolizan la prosperidad —como billetes, comida y lingotes de oro—.

También hay otros objetos que simbolizan el anhelo de lograr una meta, como, por ejemplo, pequeños títulos universitarios para terminar tu carrera con éxito, pequeños contratos para lograr tener un buen trabajo o diminutos pasaportes, para tener un año lleno de viajes. Y si lo que deseas se trata de algo sentimental, también hay alasitas para ello, como figuras de parejas o anillos de matrimonio.

¿Deseas agrandar a tu familia? Pues también puedes encontrar bebés o cunas, así como alasitas de animales, si lo que quieres es tener una mascota que te acompañe en tu día a día. No hay límites para esto, pues lo importante aquí es desear, y desear con todas tus fuerzas, para que el año te bendiga con aquellos anhelos cumplidos.

Visualizando lo que quieres para TODO EL AÑO
El Festival de las Alasitas es una de las tradiciones más simbólicas de toda la región boliviana. Incluso es reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues, además del arte que involucra hacer las pequeñas figuras —usualmente de yeso con moldes—, también implica la unión familiar, las creencias que se comparten de generación en generación y la importancia de mantener vivo el deseo…

Y es que, con este tipo de tradiciones, Bolivia nos invita a mantener la ilusión por aquello que anhelamos atraer para cada año. Aquí el pensar cómo lograrlo o preocuparse por el futuro, pasa a un segundo plano, dejando espacio a los enormes suspiros y a las fes inagotables. ❖

#NuncaDejesDeViajar
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