

América
5 destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense
Explora cinco lugares de Estados Unidos que han jugado un gran rol en la historia del cine y la televisión
¿Eres un amante del cine y no tienes planes para este verano? Te recomendaremos cinco destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense que puedes visitar.
Las películas de Estados Unidos son una de las formas de entretenimiento más populares y con gran impacto en la cultura y economía del país.
La industria cinematográfica estadounidense ha sido reconocida a nivel mundial por producir películas emblemáticas y por ser una de las más grandes y exitosas de la historia.
Llega el verano y ya es oficialmente temporada de estrenos de películas taquilleras. Con ello en mente, Visit The USA recomienda cinco destinos para los apasionados del cine, que celebran la magia de Disney y hasta invitan a revivir momentos románticos en la ciudad donde se rodó Sleepless in Seattle.

Aquí te dejamos con algunas películas y sus respectivos destinos que encontramos para ti en este verano.
Disfruta de Asteroid City en Arizona, destino icónico en la historia del cine y la televisión estadounidense
Asteroid City, la nueva película de Wes Anderson, establece su escenario en una pequeña porción de la carretera estadounidense, sobre la cual desciende un conjunto de niños genios, sus padres y científicos para una convención escolar.
Un restaurante de la vieja escuela, un motel y un taller de reparación de automóviles aparecen en el filme. Estos edificios flanquean una carretera que se extiende sin fin, fuera de la ciudad, en cualquier dirección.

La película es ideal para amantes del buen cine y de la ciencia ficción, por lo que no puedes dejar de visitar los observatorios astronómicos, que forman parte de los cinco destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense.
Los amantes de la astronomía podrán darse una vuelta por el Observatorio Lowell, donde se descubrió el planeta Plutón.
30 años de insomnio en Seattle, Washington, destino icónico en la historia del cine y la televisión estadounidense
Sleepless in Seattle es un drama romántico, que se estrenó el 25 de junio de 1993 con críticas positivas y elogios por la escritura y la dirección de Ephron, así como por las actuaciones de Tom Hanks y Meg Ryan.
La película fue nominada a dos Premios Oscar por Mejor Guión Original y Mejor Canción Original. Las locaciones de este filme forman parte de los cinco destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense.

Los fanáticos de esta comedia romántica pueden revivir algunas escenas memorables, con cruceros que surcan el Lago Union, para echar un vistazo a la casa flotante donde vivían Sam y su hijo Jonah.
Los paseos en bici no se quedan atrás y también podrás conocer Alki Beach, para ver dónde Annie espiaba a Sam y Jonah mientras jugaban.

El Athenian Seafood Restaurant and Bar es donde Sam y su amigo Jay hablan sobre mujeres y tiramisú, y donde los comensales pueden curiosear las fotografías tomadas durante el rodaje, que hoy decoran las paredes del restaurante
La magia de la animación en Disney100, en Filadelfia
¿Quién no ama las películas de Disney y volver a sentirse niños?
Los fans de sus películas animadas podrán celebrar los 100 años de Walt Disney, rememorando la creación de algunos personajes icónicos en la exhibición Disney100, en el Instituto Franklin de Filadelfia.
Con diez instalaciones interactivas para explorar, la exposición muestra lo antiguo y lo nuevo, desde “Blancanieves y los siete enanitos” hasta “Un mundo extraño”.
Los puntos destacados incluyen los primeros bocetos de Mickey Mouse y dibujos de animación originales de su debut en Steamboat Willie y el libro de hechizos de Disney Legend Bette Midler de “Hocus Pocus“.
También, podrás ver arte de desarrollo visual de películas animadas como La Sirenita, La princesa y el sapo y Frozen, además del disfraz de Pantera Negra, de la película de 2018.
El mejor momento de tu vida, en Carolina del Norte
Para un paseo a los 80s, dirígete a Lake Lure, donde se filmó gran parte del clásico Dirty Dancing. Si lo tuyo es la danza, métete al agua y recrea el momento en que Johnny y Baby practican la famosa levantada en su pas de deux.
O programa una visita durante el Festival de Danza de Lake Lure, que tiene lugar cada septiembre. Su objetivo de esta edición es ofrecer más lecciones de baile, grandes bandas, excelente comida y nuevas experiencias que seguramente atraerán a los fanáticos nuevos y veteranos del festival.
Imagina tu propio baile de debutantes en Cape Fear Country Club. El viaje por el pasado termina en el puente de One Tree Hill y Wilmington Riverwalk, que aparecían en los créditos iniciales de Dawson’s Creek.
Wilmington, conocido como el “Hollywood del Este“, es otro de los cinco destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense, ya que allí se ruedan numerosos programas de televisión y películas.
Detrás de la cámara en el Museo de la Imagen en Movimiento, Nueva York
El Museo de la Imagen en Movimiento es el único sitio en los Estados Unidos dedicado al arte, la tecnología y el impacto social de las películas, la televisión y los medios digitales.
Alberga la colección más grande de artefactos de imágenes en movimiento del país, proyecta cientos de películas anualmente y ofrece programas educativos.
Este museo, que forma parte de los cinco destinos icónicos en la historia del cine y la televisión estadounidense, te permitirá descubrir el fascinante proceso creativo y técnico que hay detrás de la producción de películas.
Aquí podrás hacer tu propio flipbook, que es un libro con imágenes que varían gradualmente de una página a otra y, cuando se pasan rápidamente, parecen moverse y así crean una animación stop-motion.
Luz, cámara, ¡acción!
Si eres un apasionado del cine y la televisión estadounidense, debes visitar estos cinco destinos icónicos en los que conocerás la historia y los sitios en donde fueron creadas y grabadas las escenas que han quedado en el imaginario colectivo de todo el mundo.
#NuncaDejesDeViajar
América
Entre REJAS y MEMORIA. Conoce el MUSEO PENITENCIARIO Antonio Ballvé
Lo que antes fue una cárcel femenil, ahora es un sitio turístico en donde podrás aprender sobre la vida dentro de la cárcel en Argentina.

En pleno corazón del barrio de San Telmo, en Buenos Aires, Argentina, se alza un edificio que guarda más de dos siglos de historia. Se trata del Museo Penitenciario Antonio Ballvé: un lugar que alguna vez funcionó como cárcel de mujeres y que después abrió sus puertas como museo. Sus muros de piedra, pasillos estrechos y celdas silenciosas transportan al visitante a un tiempo donde la privación de la libertad convivía con la disciplina religiosa, las luchas sociales y los cambios en la justicia…

De misión jesuítica a CÁRCEL de MUJERES
La historia de este edificio comienza en 1735, cuando los jesuitas iniciaron la construcción de un complejo que incluía iglesia, colegio y casa de ejercicios espirituales. Tras la expulsión de la orden en 1767, el inmueble atravesó distintos usos: depósito, hospital y prisión de deudores. No fue sino hasta finales del siglo XIX que el lugar fue destinado al Asilo Correccional de Mujeres, bajo la congregación del Buen Pastor.

Allí convivieron mujeres procesadas por delitos comunes, menores de edad y hasta internas consideradas de “vida disipada” (exceso y libertinaje). Con el tiempo, la institución pasó a manos del Servicio Penitenciario Federal, que en 1978 trasladó a las reclusas a otra unidad en Ezeiza. Ese hecho marcó el inicio de una nueva etapa: la transformación del espacio en un museo.

Finalmente, en 1980 se inauguró oficialmente el Museo Penitenciario, en honor a Antonio Ballvé, quien fue director de la antigua Penitenciaría Nacional y pionero en la organización del sistema penitenciario argentino.

¿Qué encontrarás en el MUSEO PENITENCIARIO Antonio Ballvé?
Hoy, los visitantes del Museo Penitenciario pueden recorrer un sitio donde la arquitectura colonial se mezcla con la memoria carcelaria. Algunos de sus atractivos más destacados son la Capilla de Nuestra Señora del Carmen: uno de los espacios mejor conservados del antiguo complejo jesuita.

También hay salas que exhiben trajes a rayas, grilletes, mobiliario carcelario y herramientas utilizadas por internos y autoridades. Hay documentación histórica que incluye fotografías, expedientes criminológicos, revistas y publicaciones penitenciarias. Esto se complementa con recorridos guiados que te permiten comprender el rol de la prisión en la historia argentina y el impacto social que tuvo la reclusión femenina.

El museo no solo exhibe objetos, sino que también ofrece una mirada crítica sobre la evolución del sistema penitenciario, el papel de la religión en la disciplina y el lugar de la mujer dentro de estas instituciones.

Una visita PRÁCTICA y ENRIQUECEDORA
El Museo Penitenciario Argentino Antonio Ballvé se encuentra en Humberto Primero 378, San Telmo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La entrada es gratuita; sin embargo, solamente abre dos días a la semana: martes y sábados de 11:00 a.m. a 03:00 p.m.

El recorrido suele tomar entre 30 y 45 minutos, siendo ideal para combinarlo con otros atractivos de San Telmo, como el Mercado, la Plaza Dorrego o el Museo de Arte Moderno. Es una visita recomendable para quienes disfrutan del turismo cultural e histórico, y en especial para aquellos interesados en la memoria social y las transformaciones urbanas de Buenos Aires.

Y es que el Museo Penitenciario es mucho más que un conjunto de salas con objetos antiguos: es un espacio de reflexión sobre la privación de la libertad, las políticas penitenciarias y la condición femenina en épocas pasadas de Argentina. La reconversión de una cárcel en un centro cultural lo convierte en un símbolo de transformación, donde los muros que antes callaban ahora se dedican a contar historias…

Asilo Correccional de Mujeres. Foto – Museo Penitenciario Antonio Ballvé (Facebook)
América
¿Cómo volar en ALA DELTA en RÍO de JANEIRO? Vive una AVENTURA libre en el CIELO
Deslízate entre montañas, mar y selva en una experiencia que combina adrenalina, paisajes únicos y la emoción de volar en los cielos brasileños.

¿Te imaginas flotar sobre playas, montañas y la jungla urbana con una vista única del Cristo Redentor? Pues esto es posible con la popular experiencia de volar en ala delta por los cielos de Río de Janeiro, en Brasil. Y aquí te contamos cómo puedes vivir ese momento de libertad aérea que muchos sueñan tener…
Ala Delta: La MAGIA de VOLAR SIN MOTOR
El ala delta es una modalidad de vuelo libre donde el piloto va suspendido en un arnés bajo un ala rígida. No hay motor, solo viento y control aerodinámico. En Río de Janeiro, esta experiencia se realiza en tándem (conjunto de dos personas), junto a un instructor experto que se encarga del despegue, el planeo y el aterrizaje, mientras tú disfrutas el paisaje sin preocuparte por nada más.
Cómo LLEGAR al punto de DESPEGUE
La aventura del ala delta comienza mucho antes del vuelo. Lo más común es que te encuentres con tu instructor en la Playa de São Conrado, donde te llevará en transporte hasta la cima de Pedra Bonita. El recorrido sube por la Estrada das Canoas: una ruta pavimentada de unos 7 km llena de curvas y vistas panorámicas. En pocos minutos estarás en la pista de lanzamiento, con la ciudad a tus pies y el corazón acelerado.
El punto más famoso para practicar ala delta en Río es la rampa de Pedra Bonita, ubicada dentro del Parque Nacional de la Tijuca. Desde allí te lanzas directo hacia el océano y aterrizas en la Playa de Pepino, en el barrio de São Conrado. La vista es simplemente espectacular, aquí se combinan varios escenarios que parecen sacados de una postal.
La EXPERIENCIA del VUELO: De la PLAYA al CIELO
Una vez en la cima, comienza la emoción. Tu instructor de ala delta te colocará un arnés de seguridad, te explicará los movimientos y harán unas carreras de prueba. Luego, llega el gran momento: cuentan hasta tres y… ¡A volar!
El impulso inicial te eleva sobre el bosque, y en cuestión de segundos estás flotando sobre Río. Sientes el viento en la cara, el silencio del aire y una calma increíble. El piloto se encarga de controlar el ala, mientras tú solo disfrutas del paseo. Los vuelos suelen durar entre 8 y 15 minutos, dependiendo del clima y la fuerza del viento.
PAISAJES que TE DEJAN SIN ALIENTO
Durante el vuelo en Ala Delta, verás lo mejor de Río desde una perspectiva privilegiada: el Cristo Redentor, la Bahía de Guanabara, el Atlántico y los contrastes entre la jungla y la ciudad. El aterrizaje es suave, justo sobre la arena de la Playa. Además, muchas empresas incluyen fotos y videos GoPro, así que podrás revivir ese momento una y otra vez.
Un DATO CURIOSO sobre el Ala Delta en Río
¿Sabías que Río de Janeiro es uno de los destinos más visitados del mundo para practicar ala delta? Cada año, miles de viajeros llegan solo para lanzarse desde Pedra Bonita: un punto tan icónico que ha aparecido en documentales internacionales. Además, la Federación Brasileña de Vuelo Libre organiza aquí campeonatos y eventos, consolidando a Río como el epicentro del turismo de aventura en Brasil.
PRECIOS y DETALLES del ala delta en RÍO de JANEIRO
El costo promedio de un vuelo en ala delta ronda entre $800 y $880 BRL (aproximadamente $2,750 y $3,000 MXN o $150 y $165 USD o) dependiendo del tipo de cambio. Algunos paquetes incluyen transporte, video, fotografías y certificado de vuelo. La mayoría de los instructores acepta reservas con anticipación y pagos en línea.
Si te mueve la aventura y quieres ver Río de Janeiro desde otra perspectiva, el ala delta es una experiencia que simplemente debes vivir. No necesitas experiencia previa, solo ganas de volar y de dejarte llevar por la magia de los paisajes de Brasil. ❖
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América
PANIOLOS: Los vaqueros HAWAIANOS que conquistaron el PACÍFICO
Cuando piensas en cowboys, seguramente imaginas el Viejo Oeste o las extensas haciendas mexicanas. Sin embargo, a cientos de kilómetros, en medio del océano Pacífico, Hawái también tiene su propia tradición vaquera.

La historia de los Paniolos comienza en 1793, cuando el capitán y explorador británico, George Vancouver, regaló al rey Kamehameha I un pequeño grupo de reses. La idea del rey era prohibir su caza durante 10 años para que estos se reprodujeran, pero aquellos animales, sin depredadores naturales en Hawái, se multiplicaron rápidamente y comenzaron a causar estragos en la vida cotidiana de las aldeas hawaianas, arrasando los cultivos y dañando los campos.
Ante la magnitud del problema, el rey permitió cazarlos, pero la tarea era complicada y se necesitaba un método más organizado para controlarlos…

La llegada de los VAQUEROS MEXICANOS
En 1832, durante el reinado de Kamehameha III, se invitó a expertos en manejo de ganado provenientes de California, entonces territorio mexicano. Ellos trajeron consigo la doma del caballo, el uso del lazo, la construcción de corrales y todo el conocimiento del mundo vaquero. Los hawaianos los llamaban “Españoles”, y con el paso del tiempo esa palabra se transformó en “Paniolo”. Desde entonces, la tradición vaquera quedó arraigada en el corazón de las islas.

Y aunque las técnicas iniciales eran las de los vaqueros mexicanos, los hawaianos pronto las adaptaron a su entorno volcánico y a su cultura. Los sombreros se tejían con fibras locales y se adornaban con guirnaldas de flores; las monturas se enriquecían con artesanía propia y hasta la música cambió: la guitarra, introducida por aquellos vaqueros mexicanos, se fusionó con melodías isleñas, dando origen al célebre estilo slack-key guitar.

Incluso en la alimentación dejaron huella, pues se popularizó la pipikaula: una carne de res salada y seca que servía como alimento práctico para largas jornadas en el campo. Pero el reconocimiento internacional de los paniolos no llegó hasta 1908, cuando tres jinetes hawaianos participaron en el rodeo de Cheyenne, Wyoming.
Entre ellos, Ikua Purdy sorprendió al mundo al ganar la prueba de lazo de novillos, demostrando que los cowboys del Pacífico podían estar a la altura de los más experimentados del continente.

¿Dónde ver a los PANIOLOS hoy en DÍA?
En la actualidad, la tradición paniola sigue viva y forma parte esencial del turismo cultural de Hawái. En la Gran Isla se encuentra el Parker Ranch, uno de los ranchos más antiguos y extensos de Estados Unidos. Ahí es posible recorrer exposiciones históricas, ver colecciones de sillas, lazos y trajes originales, además de participar en actividades relativas a la cultura paniola.

En la isla de Maui, la región de Upcountry conserva el ambiente ranchero, y en el pueblo de Makawao aún se celebran rodeos y festivales donde los Paniolos muestran sus destrezas. También en distintas islas se organizan las llamadas Pā‘ū Parades: coloridos desfiles en donde los jinetes visten sus trajes tradicionales y cabalgan caballos decorados con flores. Las mujeres también son parte fundamental de la cultura paniola.

Pero para quienes buscan una experiencia más cercana, existen empresas turísticas que ofrecen cabalgatas guiadas por paisajes volcánicos. Aquí podrás sentirte parte del legado paniolo mientras recorres praderas, respiras el aire fresco de las montañas y aprendes sobre el día a día de los vaqueros isleños.
Estas actividades permiten ver de primera mano que, más allá de las playas y el surf, Hawái también es tierra de caballos y lazos.

Los PANIOLOS: El legado que CABALGA en el PACÍFICO
Los Paniolos no solo solucionaron un problema de ganado en el pasado de Hawái, sino que también dieron a las islas una identidad única que combina influencias mexicanas con el espíritu hawaiano. Hoy, recorrer sus ranchos, asistir a un rodeo o escuchar la música que nació en sus fogatas es descubrir una cara distinta y sorprendente de Hawái: un lugar donde el vaquero lleva sombrero de flores y cabalga al ritmo de las olas… ❖

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