Curiosidades
Pastel de Belém, una delicia de Portugal
Conoce la historia y la receta de este postre creado en los monasterios de Lisboa
La repostería portuguesa es muy variada y deliciosa, y ofrece una amplia opción de postres dulces para todos los gustos.
El pastel de Belém es muy popular en Portugal y se ha convertido en un símbolo de la gastronomía portuguesa. La fama del pastel de Belém ha trascendido las fronteras de su país de origen y se ha convertido en un postre muy conocido en todo el mundo.
Este pastel portugués es muy conocido debido a su sabor único e historia, tan así que fue elegido como una de las 7 Maravillas Gastronómicas de Portugal en 2011.
Pastel de Belém, un postre del monasterio
Este clásico y delicioso postre, hecho de riquísimo hojaldre y crema pastelera, se originó en el siglo XIX en Belém, Lisboa. Durante esta época se vivió la Revolución Liberal y, como consecuencia, todos los conventos y monasterios cerraron sus puertas al público.
Uno de los monjes del Monasterio dos Jerónimos, en un acto de sobrevivencia, decidió vender pasteles dulces en una tienda que se encontraba cerca de la abadía.
Al poco tiempo de ser vendidos en aquella tienda, los postres del monje empezaron a ser de los más comprados en la zona, ganándose el nombre de Pasteles de Belém.
El postre se volvió tan popular que la gente de todo Lisboa viajaba en barcos de vapor hasta llegar a Belém en busca de este delicioso manjar creado en los monasterios.
¡Una visita obligada!
En 1837 inició la primer y auténtica tienda en elaborar y vender este icónico postre bajo el nombre de Pastéis de Belém (Pasteles de Belém), que hasta hoy en día puedes encontrar.
Con el paso del tiempo la tienda también incluyó en su menú distintos postres como el bolo inglés, salgados, y algunas especialidades navideñas como el Bolo-Rei y Bolo-Rainha.
La pastelería es una atracción turística muy popular en Lisboa y vende decenas de miles de pasteles de Belém por día.
Receta del Pastel de Belém
La receta del pastel de Belém es un secreto familiar muy bien guardado y solo unas pocas personas la conocen. De hecho, la pastelería todavía utiliza métodos tradicionales para hacer los pasteles a mano todos los días.
Sin embargo, hay algunas recetas que recrean lo más similar posible el delicioso sabor y la textura del pastel de Belém.
¿Quieres intentar hacerlo? Pues aquí te dejamos una manera de elaborar tu propio pastel de Belém.
Ingredientes
- 4 yemas de huevo
- 1/3 de taza de maizena
- ½ taza de azúcar
- 2 tazas de crema de leche
- Cáscara de limón
- Canela en rama
- 2 láminas de hojaldre (30 x 25 cm aproximadamente)
- Moldes pequeños para magdalenas o panqués
Elaboración
1.- En una cacerola agregamos la cáscara de limón, un trozo de rama de canela y crema de leche (antes de agregar las dos tazas, reservamos media), ponemos a fuego medio/bajo y agregamos la ½ taza de azúcar.
Vamos removiendo con ayuda de un batidor de globo para ayudar a que se disuelva el azúcar y se empiece a aromatizar la nata.
2.- En un bowl, vierte las cuatro yemas de huevo y agrega la crema de leche que reservaste. Bate y añade la maicena hasta quitar los grumos.
3.- En cuanto empiece a hervir nuestra mezcla de la cacerola, la quitamos del fuego y le retiramos la canela y la cáscara de limón.
Juntamos ambas mezclas, revolvemos y reservamos.
4.- Extiende el hojaldre y corta con ayuda de un vaso o cortador en círculos del tamaño de los moldes, una vez cortados los colocamos en los moldes.
5.- Agrega la mezcla hasta llenar cada molde con hojaldre para así ir formando nuestros pasteles de Belém.
6.- Precalienta tu horno a 210° C, mete los pastelitos y déjalos hornear entre 25 y 27 minutos.
7.- Una vez pasado este tiempo, sacamos del horno, esperamos 5 minutos y los pasteles de Belém están listos para degustar.
Una delicia de Portugal
El sabor del pastel de Belém es único y muy particular. La combinación de ingredientes es agradable al paladar y tiene un toque de lo más tradicional.
Una vez que pruebas el pastel de Belém, no olvidas su sabor.
Te invitamos a recrear en casa este riquísimo postre portugués y saborear un poco de la historia de Lisboa en cada mordida.
#NuncaDejesDeComer
América
LUNA LUNA lleva el ARTE a New York
En 1987, al artista André Heller se le ocurrió una de las ideas más vanguardistas y extravagantes del mundo: un parque de diversiones intervenido por artistas.
“El arte debe presentarse en formas no convencionales y ser llevado a aquellos que no lo buscarían en entornos más predecibles“. Esta idea fue la que hizo que el artista austriaco, André Heller, concibiera una de las experiencias más fascinantes del mundo del arte: Luna Luna.
Luna Luna fue un parque de diversiones artístico donde artistas de la talla de Basquiat, Keith Haring, Salvador Dalí y Roland Topor diseñaron y crearon las atracciones. El parque se mantuvo abierto durante poco más de 4 años, hasta que, por supuestos incumplimientos de contratos, fue almacenado en contenedores en un rancho en Texas.
Rescatando el ARTE
35 años después, Drake, el rapero canadiense, junto con su firma de entretenimiento, rescató y restauró el parque, regresando sus artísticas atracciones de nuevo al público. Su reaparición inició en Los Ángeles… y ahora se llega, creando emoción en New York.
Esta exposición se vivirá a partir del 20 de noviembre en el centro cultural The Shed. Cabe recalcar que el uso de las atracciones no es posible, esto ya que se busca preservar las piezas, que, como imaginaras, son completas obras de arte, lo que convierte al antiguo parque en un museo.
¿Qué PODRÁS ver en LUNA LUNA?
Entre sus atracciones más aclamadas, encontrarás el Árbol Encantado de David Hockney, un cilindro que crea en su interior ramificaciones de luz…
La Capilla Nupcial de André Heller, donde los visitantes podían casarse con quien quisieran, siendo una de las atracciones favoritas de la exposición.
El Pabellón con Escenas Surrealistas de Roland Topor: una habitación llena de escenas surrealistas y música que genera incomodidad y pesadillas.
O la Galería de Tiro con Imágenes Políticas de Jörg Immendorff, donde los visitantes disparaban a vasos como acto de aniquilación que evocaba los restos de la Alemania de posguerra.
Son más de 30 atracciones de diferentes artistas de todo el mundo, que podrás conocer. Así que, si eres un amante del arte, de las ferias y la nostalgia, Luna Luna es el lugar perfecto para ti.
Puedes reservar tus boletos en su página web… y recuerda:
#NuncaDejesDeViajar
Asia
La BARBACOA mexicana triunfa en el LEJANO JAPÓN
La barbacoa oaxaqueña viaja hasta Japón, logrando ganar batalla en los paladares de las altas islas de volcanes de Hokkaidō.
En una visita a Oaxaca, México, el chef Marco Gurushia, quedó encantado con uno de los sabores más emblemáticos del país… la barbacoa. Las manos creadoras de este delicioso plato fueron Mimi con su restaurante al aire libre Maíz Cocina Tradicional.
El inicio de una AVENTURA
Meses después, Yu, uno de los amigos de Marco, lo contacto porque quería preparar barbacoa en Hokkaidō, y Marco, que aún tenía el sabor de la barbacoa oaxaqueña, se le ocurrió contactar de nuevo con Mimi… y fue así como inició esta reciente y asombrosa aventura.
Mimi viajó a Japón acompañada de su familia, algunos chiles, especias, una parrilla y dos comales de 42 centímetros, de los cuales solo uno sobrevivió al vuelo.
BARBACOA… solo a la MEXICANA
La preparación de esta deliciosa barbacoa duró dos días: el primero se dedicó a construir el horno desde cero: excavar el agujero, poner los ladrillos y cemento, y dejar secar mientras se realizaba una clásica verbena mexicana, con música, mezcal y cervezas.
El segundo día fue de cocinada, no sin antes echar la bendición con mezcal al horno, para que todo saliera bien. Conseguir los ingredientes faltantes en Japón fue todo un reto. La carne fue conseguida de un borrego de una granja local, y las pencas de maguey fueron mandadas desde otra ciudad.
Unas horas después de calentar el horno, y en presencia de todos, se pudo meter la barbacoa, para que tiempo después, chefs, artistas y amigos se citaran en Hokkaidō para probar la deliciosa creación que resultó un rotundo éxito.
Sin duda, esta pequeña crónica compartida por Mimi y Marco no solo representa un profundo amor por la gastronomía mexicana; si no también enaltece la curiosidad y cercanía que une y crea México más allá de sus fronteras.
Y como bien se dice por ahí… el único problema de la barbacoa es que se acaba demasiado rápido.
#NuncaDejesDeViajar
Campeche
EDMUNDO RODRÍGUEZ, el héroe ANÓNIMO de la arquitectura mexicana
Si vives o viviste en la Ciudad de México, seguramente recuerdes o hayas visto alguna vez las bancas de Edmundo Rodríguez: enormes y pesadas piezas de concreto que, al día de hoy, aún se mantienen en pie en algunos espacios públicos de la ciudad.
Durante la década de 1970 en el Distrito Federal —ahora conocido como Ciudad de México—, se realizó un ambicioso programa de remodelación urbana, que consistía en embellecer y restaurar los espacios públicos de la ciudad. Para realizar esta dura tarea, se designó a un arquitecto, quien sería el encargado de diseñar el mobiliario urbano y de los espacios restaurados. Su nombre: Edmundo Rodríguez Saldívar, un joven arquitecto que se encuentra ausente en la historia de la arquitectura mexicana.
Edmundo Rodríguez y su huella en la CIUDAD
Como mencionamos antes, Edmundo Rodríguez es un nombre desconocido para muchos historiadores del arte y la arquitectura. Esto tiene que ver con que, a pesar de que ayudo y colaboro con arquitectos de renombre antes de terminar su licenciatura, dejó de ejercer casi a principios de 1980, para dedicarse, a lo que se piensa, fue el arte, convirtiéndose en un arquitecto olvidado.
Sin embargo, su trabajo no pasa del todo desapercibido. En el México de 1970, el arte contemporáneo y la arquitectura brutalista ganaron gran popularidad, y Edmundo Rodríguez supo utilizar esta inquietud.
Teniendo gran preferencia por la prefabricación y comodidad, Edmundo Rodríguez intervino con diseños de muebles de concreto en gran parte de las ciudades de México, destacándose por realizar bancas y juegos infantiles con un estilo que emanaba durabilidad, solidez, estandarización y neutralidad.
Como ejemplos, están las bancas y jardineras de la Plaza Concepción Cuepopan, las bancas campechanas en Campeche Nuevo, o las reconocidas bancas en el Parque Salesiano.
Un antiguo México VANGUARDISTA
Todos los diseños de Edmundo se muestran eficaces para solucionar problemas de mantenimiento, ergonomía y durabilidad, considerándose en ese entonces como vanguardistas y modernos, dependiendo del lugar donde se colocaron. Además, su realización era sencilla: consistía en moldes que eran llenados de concreto.
Claro que antes de retirarse, Edmundo Rodríguez participó en otras grandes obras, como el diseño del Deportivo Guelatao o el Deportivo Plateros. No obstante, su trabajo y obra en las bancas de los parques y jardines cambiaron para siempre la perspectiva de los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares seguros, de descanso y encuentro dentro de la memoria colectiva.
Si visitas la CDMX y logras encontrar una de las bancas de Edmundo Rodríguez, no dudes en tomarte una foto con ellas. Y recuerda:
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