América
KRM KOLLEL SUPERMARKET: El Sorprendente SÚPER KOSHER en NUEVA YORK
Descubre un lugar único en donde tradición, calidad y cultura se combinan en una experiencia de compra que va mucho más allá de lo habitual.
¿Te imaginas vivir la experiencia de un supermercado al puro estilo kosher, como los que frecuentan las comunidades judías ortodoxas de Nueva York? Pues KRM Kollel Supermarket es uno de los lugares más curiosos y auténticos que puedes visitar si estás por la Gran Manzana. Desde que entras, te envuelve en un ambiente lleno de tradiciones, productos únicos y costumbres que no se ven en los supermercados convencionales. Quédate y descubre todo lo que hace tan especial a este rincón lleno de autenticidad en Brooklyn.

¿Qué es un SUPERMERCADO KOSHER?
Un supermercado kosher —como lo es KRM— es un espacio que ofrece productos que cumplen con las normas dietéticas judías llamadas kashrut. Estas reglas regulan cómo se procesan y combinan los alimentos; por ejemplo, nunca mezclar carne con lácteos, y cada producto suele llevar un sello de certificación religiosa. Comprar en KRM no solo garantiza autenticidad, sino también calidad y seguridad alimentaria respaldada por tradiciones milenarias.

Y es que entrar a KRM Kollel Supermarket es vivir una experiencia de compra diferente. El lugar es amplio, bien iluminado y está cuidadosamente organizado por secciones: panadería, carnes kosher, lácteos, comida preparada y productos importados desde Israel. No hay música fuerte, lo que permite hacer compras con tranquilidad. En fechas especiales, incluso puedes disfrutar de degustaciones y promociones, todo bajo un ambiente práctico que prioriza la calidad y la seguridad alimentaria.

¿Quiénes lo visitan? El público DETRÁS DEL ÉXITO
KRM Supermarket se ha ganado una clientela fiel y diversa. La mayoría de sus visitantes pertenecen a comunidades judías ortodoxas que viven en Brooklyn. Sin embargo, también atrae a familias enteras que buscan productos de alta calidad con certificación kosher, así como a curiosos que quieren vivir una experiencia de compra diferente y cultural.

En los últimos años, KRM ha fortalecido su presencia digital con cuentas de Facebook, X (Twitter) e Instagram, donde promueven sus productos y precios accesibles. Además, algunos influencers gastronómicos han comenzado a hablar del lugar en redes sociales, destacando su autenticidad y la variedad de productos. Esta mezcla de públicos ha contribuido al crecimiento del supermercado, que se ha vuelto un referente en Nueva York.

¿Qué COMPRAR en KRM KOLLEL SUPERMARKET?
Antes de saber qué comprar en KRM Kollel Supermarket, tienes que conocer algunos de los alimentos prohibidos en el judaísmo. Como mencionamos en un principio, no está permitido mezclar carne y lácteos, además de la carne de cerdo, en ninguna de sus presentaciones. Eso sí, se permite el consumo de animales con pezuñas hendidas y que rumien, como vacas, ovejas y cabras.

Hablando de aves, los judíos prohíben aves impuras, que en general son animales carroñeros, como águilas o zopilotes. Por su parte, el pollo, el ganso, el pato y el pavo sí están permitidos. Eso sí, en los mariscos no hay tantas limitaciones. Para que un marisco se considere kosher, tiene que tener aletas y escamas. Esto permite el consumo de casi cualquier pescado, pero sin considerar los cangrejos, pulpos y langostinos.

Los insectos también están permitidos… Solamente los saltamontes y las langostas. Los roedores y reptiles también están prohibidos. Ah, y sí… Las grasas que se acumulan alrededor de los órganos vitales y el nervio ciático —ese que se extiende desde la médula espinal hasta la cadera— también están prohibidas.

Pero entonces… ¿Qué puedes comprar en KRM Kollel Supermarket? En este supermercado puedes encontrar varias piezas de pollo, desde muslos, piernas y chuletas, la mayoría en paquetes familiares que van desde los $10 hasta los $15 USD ($188 a $ 282 MXN). También hay verduras y frutas variadas. Carne en conserva en escabeche a $10 USD ($188 MXN) y hasta hamburguesas de pastoreo natural, en $15 USD ($ 282 MXN). Aquí se trata de darse una vuelta por los pasillos y dejarse antojar.

Ubicación y Horarios de KRM KOLLEL SUPERMARKET
KRM Kollel Supermarket está ubicado en 1325 39th St, Brooklyn, NY 11218, en el tradicional barrio de Borough Park. Su horario de atención es de domingo a jueves de 08:00 a.m. a 08:00 p.m. Los viernes cierran más temprano, antes del Shabat. Además, ajustan sus horarios durante las festividades judías, en respeto a las tradiciones de su comunidad.

Si estás en Nueva York y quieres vivir una experiencia diferente, auténtica y llena de tradición, KRM Supermarket es una parada obligatoria. Ya sea que busques productos kosher de alta calidad, quieras conocer más sobre la cultura judía ortodoxa o simplemente tengas curiosidad por explorar un supermercado único, este lugar te sorprenderá. Visitar KRM no solo es hacer compras, es descubrir historia y comunidad en el corazón de Brooklyn. ❖

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El FESTIVAL de las ALASITAS: La tradición de DESEAR
En Bolivia los deseos se llevan a un nivel muy pequeño… Específicamente con objetos en miniatura, que si son bien enfocados, pueden cumplir grandes anhelos.
El Festival de las Alasitas tiene su origen en La Paz, Bolivia, aunque con el paso del tiempo se ha ido extendiendo por otras regiones vecinas, como Argentina, Perú y Chile… Se trata de una celebración que se lleva a cabo cada 24 de enero —desde 1781—, y se hace en honor al dios Ekeko de la abundancia, perteneciente a la cultura aymara.
Este personaje se representa como un hombre robusto, con bigote, cigarro y un gorrito andino, y en el Festival de las Alasitas, sus esculturas son cargadas de objetos miniatura, como un símbolo de prosperidad y atracción de las cosas más deseadas…

¿Cómo se CELEBRA el FESTIVAL de las ALASITAS?
Durante el Festival de las Alasitas, los creyentes compran figuras en miniatura que representen aquello que quieren obtener o lograr durante ese año. Estas pequeñas figuras se ofrendan al dios Ekeko a través de un ritual de activación, que incluye oraciones y limpiezas con humo, para después colocarlas sobre él, buscando que las escuche como un deseo y las materialice.

La palabra “Alasitas” proviene del aimara (antiguo pueblo boliviano que habita en la región del lago Titicaca), y significa “cómprame”. Y si te preguntabas qué es lo que puedes comprar en miniatura, la respuesta es todo… Desde bienes materiales —como autos, casas, muebles, motos y negocios— hasta objetos que simbolizan la prosperidad —como billetes, comida y lingotes de oro—.

También hay otros objetos que simbolizan el anhelo de lograr una meta, como, por ejemplo, pequeños títulos universitarios para terminar tu carrera con éxito, pequeños contratos para lograr tener un buen trabajo o diminutos pasaportes, para tener un año lleno de viajes. Y si lo que deseas se trata de algo sentimental, también hay alasitas para ello, como figuras de parejas o anillos de matrimonio.

¿Deseas agrandar a tu familia? Pues también puedes encontrar bebés o cunas, así como alasitas de animales, si lo que quieres es tener una mascota que te acompañe en tu día a día. No hay límites para esto, pues lo importante aquí es desear, y desear con todas tus fuerzas, para que el año te bendiga con aquellos anhelos cumplidos.

Visualizando lo que quieres para TODO EL AÑO
El Festival de las Alasitas es una de las tradiciones más simbólicas de toda la región boliviana. Incluso es reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues, además del arte que involucra hacer las pequeñas figuras —usualmente de yeso con moldes—, también implica la unión familiar, las creencias que se comparten de generación en generación y la importancia de mantener vivo el deseo…

Y es que, con este tipo de tradiciones, Bolivia nos invita a mantener la ilusión por aquello que anhelamos atraer para cada año. Aquí el pensar cómo lograrlo o preocuparse por el futuro, pasa a un segundo plano, dejando espacio a los enormes suspiros y a las fes inagotables. ❖

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América
Donde el mar se queda contigo: el Hotel Argonaut, San Francisco
Nunca el mar estuvo tan cerca de ti, te registras y la odisea de navegar por los mares comienza enseguida frente a timones, brújulas, velas de tela y pulpos gigantes.
Hay lugares que fueron construidos para el descanso, y otros que nacieron para contarte una historia. Pero hay sitios en donde se da esa perfecta combinación; en el Hotel Argonaut, San Francisco, existe una mezcla del pasado del puerto con la comodidad y el lujo del presente, así se convierte en una experiencia de viaje inolvidable en donde cada ladrillo guarda una historia distinta y uno que otro secreto del mar.
Así es, en pleno corazón de Fisherman’s Wharf, dormirás dentro de un edificio que fue testigo de la Fiebre del Oro, del bullicio de los barcos mercantiles y del renacer de una ciudad que aprendió a mirar siempre hacia el horizonte: San Francisco.
Arquitectura con alma marinera
Desde que llegas te recibe su fachada de ladrillo rojo algo no muy común, pero sabrás que se trata de un edificio histórico; tendrás el primer encuentro en el lobby y te conquistará su concepto marítimo antiguo: Velas, quinques, timones, relojes, camastros, una alfombra decorada con cuerdas y nudos, ¡sin duda alguna estás dentro de un barco!
los ladrillos a la vista, las brújulas y mapas antiguos no son simple decoración, sino símbolos de una época donde el mar lo establecía todo. Sus robustas vigas de abeto Douglas -rescatadas del histórico edificio Haslett Warehouse de 1907- guardan más de un siglo de historia y estarán por todas partes del hotel.
La restauración de este sitio fue una obra maestra: respetuosa, detallista y luminosa. Esa luz dorada que entra por los ventanales baña los pasillos, creando un ambiente que huele a madera, sal y nostalgia. Aquí, en cada espacio se respira historia y modernidad al mismo tiempo.
Un argonauta se refiere a un molusco o pulpo gigante el cual podrás encontrarte al caminar por las alfombras de los pasillos y habitaciones del hotel, toda una odisea a tus pies. En la mitología griega también se refiere a los marineros que acompañaron a Jason en la nave Argó para buscar el vellocino de oro, unos héroes del mar.
El edificio histórico # 59 de San Francisco
El hotel se ubica en un histórico edificio, el antiguo Almacén Haslett una edificación de 1907 que en sus primeros años perteneció a la Asociacion de enlatadores de Frutas de California y fue fábrica de conservas por unos 30 años.
En sus pasillos las cerezas, tomates, duraznos y espárragos llegaban en barcos de vapor provenientes de todo el valle de California para ser enlatados y almacenados para después ser distribuidos al este del país. Al fusionarse esta fábrica con otras enlatadoras fue bajo la marca comercial Del Monte.
Sus últimos años funcionó como almacén, morgue, bodega de autos y neumáticos, después el gobierno de San Francisco adquirió el almacén para convertirlo en un museo de Ferrocarril; pero hoy este sitio se ha convertido en un hermoso hotel boutique.
Dormir frente al mar
El hotel cuenta con más de 250 habitaciones y suites las cuales fueron diseñadas para sentir que te transportas a un camarote de lujo: espejos redondos como si fueran los portillos u ojos de buey, brújulas, lámparas de luz tenue, muros decorados en azul marino o completamente desnudos, resaltan con el blanco marfil de los muebles encalados y ventanales de madera.
Quizá ese azul del camarote provoque la serenidad del mar para que descanses con el vaivén del océano. Incluso al caer la tarde, las vigas del camarote te transportarán a una travesía marítima mientras te relajas bajo la luz de los detalles de latón que rodean la luz, todo rinde homenaje al estilo náutico clásico.
Si eliges una habitación con vista a la bahía, podrás despertar con los reflejos del amanecer sobre el puente Golden Gate o el perfil de isla Alcatraz emergiendo entre la niebla. Cuando amanece verás cientos de gaviotas y otras aves revolotear por el malecón, una postal digna de compartir.
Algunas suites del hotel tienen amenidades especiales ya que cuentan con jacuzzi, sala y comedor, ventanales abatibles para disfrutar del aire fresco proveniente del mar. Con esta atmósfera la tranquilidad se vuelve parte del diseño.
Algo que me parece encantador de las habitaciones cuentan con amenidades que podrás adquirir en la tienda del hotel, unos tiernos lobos marinos de peluche y una almohadas en forma de estrellas de mar, un souvenir muy especial para recordar tu estancia en este sitio.
El sabor del muelle: Blue Mermaid
El aroma del mar te guíará hasta el corazón gastronómico del hotel: el restaurante Blue Mermaid, -o Sirena Azul- es uno de los más emblemáticos de Fisherman’s Wharf o muelle de pescadores.
En este sitio de ladrillos cálidos y con un patio frente al muelle, el chef Amod Singh transforma los productos locales en platillo memorables. Entre ellos destacan el cioppino – un guiso marinero típico de San Francisco -, los ravioles de langosta, las croquetas de cangrejo Dungeness y sus famosas sopas chowder -de almejas- en sus tres versiones.
Durante el brunch de fin de semana, el ambiente se llena de música, una que otra mimosa y conversaciones en distintos idiomas.
Si viajas con tu mascota, el restaurante también ofrece un menú “Bone Appetit” especialmente diseñado para ese peludo integrante de la familia.
Un museo dentro del hotel
El Hotel Argonaut San Francisco es, literalmente, una extensión del mar. En su vestíbulo se encuentra el Museo Marítimo Interactivo del Parque Nacional, donde podrás conocer el pasado náutico de la ciudad a través de una exposición con mapas, fotografías y objetos originales.
Cada sala te conecta con la historia viva del puerto: los pescadores, los astilleros y las rutas comerciales que dieron forma y fama a la Bahía de San Francisco. Incluso te encontrarás con el prisma original que perteneció a un faro el cual fue vigía de cientos de barcos que llegaron a este puerto mercantil.
Además, cada fin de semana, el hotel organiza recorridos guiados con un guardabosques del Servicio de Parques Nacionales quien te llevará a descubrir los muelles históricos, los barcos del Hyde Street Pier y los secretos del “Callejón de los Pescados”, una de las zonas más vibrantes del antiguo puerto.
Este fantástico museo no es solo es parte de la decoración del hotel, visitarlo es un viaje en el tiempo que te adentra a la época en donde hombres y mujeres buscaban el crecimiento comercial de un puerto y la travesía que cada barco cumplía para descargar o llevar mercancías, sin duda alguna un pasado lleno de retos.
Experiencias en el hotel Argonaut para recordar
Además de todo el mosaico de atracciones que tiene San Francisco, no olvides que los hoteles buscan consentir a los viajeros que han escogido su alojamiento y el hotel Argonaut no es la excepción, basta con acercarte a recepción y preguntar qué hacer además de lo que ya te platiqué anteriormente.
Puedes comenzar el día con una sesión de yoga en tu habitación, disfrutar de un masaje privado de spa, o recorrer la ciudad pedaleando con una de las bicicletas del hotel hasta cruzar el Golden Gate.
Cuando cae la tarde, el patio con fogatas se convierte en punto de encuentro. Con una copa de vino californiano en la mano y la brisa del mar en el rostro, es fácil entender por qué algunos viajeros regresan una y otra vez a su lugar favorito.
Por la noche, el lobby se ilumina con la chimenea encendida, el momento es ideal para sentarse en uno de los sillones rojos o los camastros mientras la charla con otros viajeros fluye de manera casual. Las brújulas colgadas y el sonido lejano de las gaviotas crean una atmósfera casi cinematográfica.
Una ubicación privilegiada en San Francisco
Pocos lugares concentran tanta magia como Fisherman’s Wharf o muelle de pescadores. Desde el hotel Argonaut puedes caminar hasta la elegante plaza Ghirardelli Square, un antiguo molino de lana y fabrica chocolatera; el Pier 39, donde se ubica el acuario, restaurantes y varias tiendas de souvenirs.
También podrás visitar el Parque Marítimo Nacional el cual alberga la mayor cantidad de barcos históricos de USA; o subirte a uno de los icónicos tranvías de la ciudad, los famosos cable car.
Además, estarás muy cerca del North Beach italiano, de los murales de Mission District, de la elegante Coit Tower y de los senderos frente al mar de Crissy Field.
Hospedarte en el hotel Argonaut es tener a San Francisco a tus pies, con la libertad de explorarla a tu propio ritmo, sin prisas, en un viaje contemplativo.
Sostenibilidad con propósito
Hoy en día los viajeros somos más responsables y muchas de las prácticas amables con el ambiente que hacen los hoteles y restaurantes nos ayudan a tomar decisiones en dónde alojarnos; El Hotel Argonaut San Francisco es un modelo de lujo ecológico. Sus certificaciones Green Key y Energy Star lo colocan entre los hoteles más sostenibles de la ciudad.
Su compromiso se refleja en cada acción: iluminación LED, sistemas de ahorro de agua, botellas recargables, compostaje de residuos y menús elaborados bajo las normas de pesca responsable.
Además, participa en programas de reforestación, promueve la diversidad cultural entre su equipo y apoya causas comunitarias. Cada estancia aquí contribuye a preservar el entorno y a mejorar la calidad de vida local.
El espíritu del muelle
Hay algo que permanece cuando dejas al Argonaut: una sensación de gratitud. Quizá por su historia, por la vista del mar o por la manera en que el hotel logra conectar tu descanso con el alma de San Francisco.
Al quedarte en el Hotel Argonaut, San Francisco, no solo duermes frente al mar: duermes dentro de la historia de una ciudad que aprendió a reinventarse sin perder su esencia. Aquí todo tiene sentido: el pasado, el presente y ese deseo profundo de que el viaje hacia el mar nunca termine.
América
El BOSQUE PETRIFICADO de PUYANGO: Donde los DINOSAURIOS caminaban
Con árboles milenarios y un ambiente de épocas pasadas, este bosque en Ecuador te invita a descubrir los inicios del mundo…
Pocos lugares en el mundo pueden transportarte a épocas tan antiguas como la tierra misma… árboles centenarios, tierras brillantes y enormes piedras prehistóricas. Aunque no lo parezca, Ecuador tiene en su interior uno de esos espacios, en donde el tiempo parece haberse detenido para mostrar un pequeño vistazo al pasado.

Y es que al sur del territorio ecuatoriano, y dividido por el río Puyango, se encuentra el Bosque Petrificado de Puyango: un bosque que conserva en su interior cientos de árboles que datan del periodo cretácico tardío, troncos carbonizados de cuando los dinosaurios caminaban por América Latina e incontables fósiles de criaturas marinas de cuando esta región del mundo se encontraba sumergida en el océano.

Conoce el BOSQUE PETRIFICADO de PUYANGO
El Bosque Petrificado de Puyango tiene un tamaño de 2,659 hectáreas. Los cientos de fósiles que se hallaron en sus tierras indican que, antes de que el bosque existiera, esta zona estaba sumergida en agua. Con el paso del tiempo, la zona se secó, la lava de volcanes la carbonizó y la vegetación cubrió por completo lo que hoy es Ecuador.

Y con los milenios, aquellos árboles caídos del cretácico y jurásico salieron a la superficie, ahora carbonizados y con marcas que cuentan un poco de la larga y lenta historia que vivieron.
Ahora, además de viejos troncos fosilizados, el bosque también es el hogar de más de 130 especies de aves, entre las que se encuentran loros, cuervos, pájaros carpinteros y gorjeos. También hay armadillos, gatos del monte, zorrillos, iguanas, serpientes, ardillas y hasta venados.

¿Qué hacer en el BOSQUE PETRIFICADO?
El Bosque Petrificado de Puyango da la bienvenida a los visitantes con su pequeño museo, donde puedes ver exhibidos algunos de los fósiles de moluscos y plantas hallados en la zona. Por su parte, los senderos paleontológicos son perfectos para todo tipo de visitante, ya que el terreno no es tan irregular, lo que asegura que todos se puedan maravillar con las vistas de árboles congelados en el tiempo, tomar fotos o disfrutar de caminar entre la naturaleza.

También puedes optar por los recorridos guiados, en donde conocerás algunas maravillas ocultas en el bosque. Entre las grandes atracciones está la Araucaria Gigante: un árbol petrificado de aproximadamente 80 metros de largo y 8 metros de diámetro. También se encuentra el Petrino Gigante, con 35 metros de alto y 7.5 de diámetro, siendo una muestra directa de cómo se veían los bosques hace más de 120 millones de años.

Si decides tener una visita más larga, puedes optar por la zona de camping. Muy cerca del río Puyango, hay una zona ideal para acampar, comer algo y darte un chapuzón en el río, todo esto rodeado de árboles milenarios de más de 10 metros de alto.
La zona del Mirador es otra de las más populares. Aquí hay cientos de troncos con más de 65 millones de años. Esta es la zona con más fauna carbonizada, y desde ahí se puede apreciar gran parte del Bosque Petrificado de Puyango.

¿Cómo LLEGAR al Bosque Petrificado?
El Bosque Petrificado de Puyango está ubicado en las provincias de El Oro, Loja y Machala, y se puede llegar en auto. Puede ser visitado todos los días de 08:00 a.m. a 04:30 p.m. El costo de entrada para nacionales es de $2 USD para adultos y $1 USD para niños.

Sin embargo, el costo de acceso para extranjeros es de $6 USD para adultos y $4 USD para niños. Pero si decides tener un día de camping, el acceso por persona tiene un costo extra de $4 a $6 USD ($110.45 MXN).
Visitar el Bosque Petrificado de Puyango es adentrarte en uno de los espacios naturales más enigmáticos y majestuosos en Ecuador. Aquí la antigua historia del mundo se deja ver para maravillar a todos aquellos aficionados a la arqueología y a las épocas pasadas. Así que ven y sumérgete en un bosque donde el tiempo se ha quedado detenido… ❖

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