Turismo Internacional
¡Fans del Señor de los Anillos! Los invito a un viaje a Hobbiton
¡Prepárate para una aventura inolvidable en el corazón de la Tierra Media!
Si eres un fanático de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”, o simplemente alguien en busca de un destino de ensueño, Hobbiton en Nueva Zelanda es un lugar que no puedes perderte.
Este pintoresco rincón del mundo te transportará al universo mágico creado por J.R.R. Tolkien, ofreciendo una experiencia única e inolvidable.
Una locación digna de la pantalla grande
Hobbiton, ubicado en la región de Waikato en la Isla Norte de Nueva Zelanda, se construyó originalmente en 1999 como set de filmación para la trilogía de “El Señor de los Anillos” dirigida por Peter Jackson.
La localización fue cuidadosamente seleccionada por su impresionante paisaje y su semejanza con la descripción de la Comarca en los libros de Tolkien.
Peter Jackson y su equipo sobrevolaron Nueva Zelanda en busca del lugar perfecto y, cuando vieron la granja de Alexander, supieron que era la elegida. Esta granja de 1,250 acres, con sus colinas verdes, lagos y vistas panorámicas, era el sitio ideal para recrear la idílica Comarca.
La construcción del set comenzó en 1999 y, aunque originalmente fue desmantelado después de la filmación, la magia de Hobbiton no pudo ser contenida. La demanda popular y el éxito de las películas llevaron a la reconstrucción permanente del set en 2011 para la filmación de “El Hobbit”.
Hoy en día, Hobbiton se mantiene como una atracción turística operativa, preservando la magia del cine para los visitantes de todo el mundo. Este destino no solo es un testimonio de la dedicación y el detalle con los que se hizo la trilogía, sino también una ventana al mundo de Tolkien que los fans pueden explorar de primera mano.
Una aventura imperdible en Hobbiton
Al llegar a Hobbiton, serás recibido por guías apasionados que te llevarán a un recorrido detallado por el set. Podrás pasear por los caminos de la Comarca, admirar las icónicas casas hobbit con sus puertas redondas y coloridas, y explorar los jardines exuberantes y cuidados con esmero.
Cada rincón de Hobbiton está diseñado para sumergirte completamente en el mundo de Tolkien.
Tu aventura comienza en The Shire’s Rest, el punto de partida del recorrido, donde puedes disfrutar de una tienda de souvenirs y una cafetería. Desde aquí, un autobús te llevará al set, ofreciendo vistas espectaculares del paisaje de Waikato y una introducción a la historia de Hobbiton y su creación.
Las casas hobbit, conocidas por sus distintivas puertas redondas, son un punto culminante del recorrido. Hay 44 casas hobbit en el set, cada una con detalles únicos que reflejan la vida imaginada de sus ocupantes.
Algunas puertas son grandes para los hobbits y otras son más pequeñas para hacer que los actores humanos parezcan gigantes.
Sus jardines
Los jardines de Hobbiton son otro aspecto fascinante del recorrido. Los jardineros trabajan todo el año para mantener la belleza natural de la Comarca. Los huertos, las flores y las plantas son meticulosamente cuidados, lo que da vida al entorno de la manera más auténtica posible.
Caminando por los senderos, llegarás al molino de agua y al puente de piedra, dos de los lugares más fotografiados en Hobbiton.
Estos escenarios evocan la sensación de estar dentro de una postal, con el agua fluyendo suavemente y el molino girando perezosamente en la distancia.
El Árbol de la Fiesta es un roble artificial que se alza majestuosamente sobre la Colina de la Fiesta, donde Bilbo celebra su famoso cumpleaños en “El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo”. Este árbol es un símbolo icónico de la Comarca y un lugar perfecto para fotos memorables.
Uno de los puntos destacados del recorrido es la visita al Dragón Verde, una encantadora taberna donde podrás disfrutar de una bebida especial preparada exclusivamente para los visitantes de Hobbiton.
Ya sea una cerveza artesanal, una sidra o una bebida sin alcohol, el ambiente cálido y acogedor te hará sentir como un verdadero hobbit. La taberna está decorada con mobiliario y artefactos que reflejan la vida cotidiana en la Comarca, ofreciendo una experiencia inmersiva completa.
Consejos para los viajeros que visitan Hobbiton
Reserva con Anticipación: Los tours a Hobbiton son muy populares, especialmente durante las temporadas altas de turismo. Se recomienda reservar con antelación para asegurar tu lugar. Las visitas guiadas tienen horarios específicos y es mejor planificar con tiempo.
Ropa Cómoda: Prepárate para caminar y disfrutar del aire libre. Lleva calzado cómodo y ropa adecuada para el clima. Nueva Zelanda tiene un clima variado, así que es aconsejable llevar una chaqueta ligera y protector solar.
Cámara Lista: No olvides tu cámara o smartphone para capturar la belleza de Hobbiton. Los paisajes y detalles del set son espectaculares y querrás documentar cada momento.
Para una experiencia aún más inmersiva, considera reservar un Banquete en la Comarca. Estos eventos especiales te permiten disfrutar de una cena estilo hobbit en el gran salón del Dragón Verde.
Con mesas repletas de comida deliciosa y bebidas, te sentirás como un auténtico residente de la Comarca. La velada se completa con música en vivo y una atmósfera festiva que refleja la alegría y camaradería de los hobbits.
Hobbiton es un destino que trasciende las páginas de los libros y las escenas de las películas. Es un lugar donde puedes caminar entre las colinas de la Comarca, entrar en las casas de los hobbits y sentir la magia de la Tierra Media.
Si Nueva Zelanda está en tu lista de lugares por visitar, Hobbiton debería estar en la cima. ¡Prepárate para una aventura inolvidable en el corazón de la Tierra Media! Y #Nuncadejesdeviajar!
Europa
LES LINDARETS VILLAGE: La VILLA de las CABRAS en Francia
En las montañas de los Alpes franceses, en la región de Portes du Soleil, existe una pequeña villa en donde cabras suben, bajas, saltan y corren en total libertad…
La cordillera de los Alpes alberga lugares mágicos que parecieran salidos de cuentos de hadas. Cruza ocho países y su principal atractivo es el esquí invernal. Uno de los centros de esquí favoritos para esta actividad es compartido entre Suiza y Francia, y se llama Portes du Soleil.
Esta pequeña región se ubica en el corazón de la zona, y en su lado francés, que yace a poco más de 1,400 metros sobre el nivel del mar, se encuentra una pequeña villa llamada Les Lindarets, o mejor conocida como la Villa de las Cabras.

De ZONA de PASTOREO a sitio de interés turístico
En los años 30, Les Lindarets recibía durante el verano alrededor de 900 vacas, 200 cabras y cientos de caballos para su pastoreo. Para ello, fue necesario construir alrededor de chalets (vivienda alpina) para albergar a los pastores y sus familias. Posteriormente, en los años 50, estos refugios comenzaron a convertirse en restaurantes y tiendas, dando como resultado una villa que podía recibir visitas durante todo el año.

A pesar de este giro, los chalets siguen siendo aquellos que se habían construido anteriormente, demostrando la firmeza de la madera con la que fueron hechos y manteniendo el hermoso espíritu pastorero que les da vida. Sin embargo, el mayor atractivo de esta villa —tanto para pequeños como para grandes— no son las cabañas coloridas ni el imponente paisaje verde, sino su rebaño de cabras, que visitan el lugar durante el verano.

Y, gracias a que es un rebaño dócil al que le gusta socializar con la gente, muchas cabras se acostumbraron a ser alimentadas por los turistas. Por lo que no es de extrañarse ver a cabras persiguiendo autos, estorbando a la gente o buscando alimento entre las manos. De hecho, todo en la villa se convirtió en un intercambio entre cabras y gente: me das de comer, te dejo pasar.
En algunas de las tiendas de la Villa de las Cabras, encontrarás pequeños conos de papel con alimento especial, para poder llevar a cabo tus negociaciones e intercambios con las cabras de la manera más efectiva posible…

Una experiencia CULINARIA
La Villa de las Cabras es famosa por sus restaurantes tradicionales, en donde, seguramente, podrás probar el mejor queso de cabra de tu vida. Pero, además, encontrarás todo tipo de alimentos a diversos precios, como omelettes, goulash (estofado de carne y verduras), crepas, ravioles, pizza, pasta, hamburguesas, platillos de pollo, res y otras carnes.
Todo esto lo podrás acompañar con café, vino y bebidas en general, para tener una experiencia culinaria completa. Como recomendación, es imposible irse de la Villa de las Cabras sin antes haber probado el pay de queso de zarzamora.

¿Qué más hacer en la VILLA de las CABRAS?
Visitar la Villa de las Cabras es una actividad de un día, en el que, además de poder convivir con estos bellos seres, comprar souvenirs y comer riquísimo, también podrás visitar majestuosas bellezas naturales cercanas. Entre ellas, se encuentra el Lago Montriond, donde puedes hacer un picnic, practicar el paddle board y kayak. También está muy cerca la Cascada Brochaux.
Todos estos lugares quedan a tan solo algunos minutos caminando desde Les Lindarets. De por sí, llegar a la villa ya es un paseo por sí mismo, sobre todo si eres amante de la naturaleza y las caminatas.

La Villa de las Cabras en Francia es uno de esos lugares que se tienen que visitar en cuanto tengas la oportunidad, pues seguramente se tratará de un paseo inolvidable. Ya sea solo o acompañado, ver los paisajes significa guardar un recuerdo por siempre y, lo más importante, las cabritas te esperarán con mucha alegría… ❖

#NuncaDejesDeViajar
América
El FESTIVAL de las ALASITAS: La tradición de DESEAR
En Bolivia los deseos se llevan a un nivel muy pequeño… Específicamente con objetos en miniatura, que si son bien enfocados, pueden cumplir grandes anhelos.
El Festival de las Alasitas tiene su origen en La Paz, Bolivia, aunque con el paso del tiempo se ha ido extendiendo por otras regiones vecinas, como Argentina, Perú y Chile… Se trata de una celebración que se lleva a cabo cada 24 de enero —desde 1781—, y se hace en honor al dios Ekeko de la abundancia, perteneciente a la cultura aymara.
Este personaje se representa como un hombre robusto, con bigote, cigarro y un gorrito andino, y en el Festival de las Alasitas, sus esculturas son cargadas de objetos miniatura, como un símbolo de prosperidad y atracción de las cosas más deseadas…

¿Cómo se CELEBRA el FESTIVAL de las ALASITAS?
Durante el Festival de las Alasitas, los creyentes compran figuras en miniatura que representen aquello que quieren obtener o lograr durante ese año. Estas pequeñas figuras se ofrendan al dios Ekeko a través de un ritual de activación, que incluye oraciones y limpiezas con humo, para después colocarlas sobre él, buscando que las escuche como un deseo y las materialice.

La palabra “Alasitas” proviene del aimara (antiguo pueblo boliviano que habita en la región del lago Titicaca), y significa “cómprame”. Y si te preguntabas qué es lo que puedes comprar en miniatura, la respuesta es todo… Desde bienes materiales —como autos, casas, muebles, motos y negocios— hasta objetos que simbolizan la prosperidad —como billetes, comida y lingotes de oro—.

También hay otros objetos que simbolizan el anhelo de lograr una meta, como, por ejemplo, pequeños títulos universitarios para terminar tu carrera con éxito, pequeños contratos para lograr tener un buen trabajo o diminutos pasaportes, para tener un año lleno de viajes. Y si lo que deseas se trata de algo sentimental, también hay alasitas para ello, como figuras de parejas o anillos de matrimonio.

¿Deseas agrandar a tu familia? Pues también puedes encontrar bebés o cunas, así como alasitas de animales, si lo que quieres es tener una mascota que te acompañe en tu día a día. No hay límites para esto, pues lo importante aquí es desear, y desear con todas tus fuerzas, para que el año te bendiga con aquellos anhelos cumplidos.

Visualizando lo que quieres para TODO EL AÑO
El Festival de las Alasitas es una de las tradiciones más simbólicas de toda la región boliviana. Incluso es reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues, además del arte que involucra hacer las pequeñas figuras —usualmente de yeso con moldes—, también implica la unión familiar, las creencias que se comparten de generación en generación y la importancia de mantener vivo el deseo…

Y es que, con este tipo de tradiciones, Bolivia nos invita a mantener la ilusión por aquello que anhelamos atraer para cada año. Aquí el pensar cómo lograrlo o preocuparse por el futuro, pasa a un segundo plano, dejando espacio a los enormes suspiros y a las fes inagotables. ❖

#NuncaDejesDeViajar
América
Donde el mar se queda contigo: el Hotel Argonaut, San Francisco
Nunca el mar estuvo tan cerca de ti, te registras y la odisea de navegar por los mares comienza enseguida frente a timones, brújulas, velas de tela y pulpos gigantes.
Hay lugares que fueron construidos para el descanso, y otros que nacieron para contarte una historia. Pero hay sitios en donde se da esa perfecta combinación; en el Hotel Argonaut, San Francisco, existe una mezcla del pasado del puerto con la comodidad y el lujo del presente, así se convierte en una experiencia de viaje inolvidable en donde cada ladrillo guarda una historia distinta y uno que otro secreto del mar.
Así es, en pleno corazón de Fisherman’s Wharf, dormirás dentro de un edificio que fue testigo de la Fiebre del Oro, del bullicio de los barcos mercantiles y del renacer de una ciudad que aprendió a mirar siempre hacia el horizonte: San Francisco.
Arquitectura con alma marinera
Desde que llegas te recibe su fachada de ladrillo rojo algo no muy común, pero sabrás que se trata de un edificio histórico; tendrás el primer encuentro en el lobby y te conquistará su concepto marítimo antiguo: Velas, quinques, timones, relojes, camastros, una alfombra decorada con cuerdas y nudos, ¡sin duda alguna estás dentro de un barco!
los ladrillos a la vista, las brújulas y mapas antiguos no son simple decoración, sino símbolos de una época donde el mar lo establecía todo. Sus robustas vigas de abeto Douglas -rescatadas del histórico edificio Haslett Warehouse de 1907- guardan más de un siglo de historia y estarán por todas partes del hotel.
La restauración de este sitio fue una obra maestra: respetuosa, detallista y luminosa. Esa luz dorada que entra por los ventanales baña los pasillos, creando un ambiente que huele a madera, sal y nostalgia. Aquí, en cada espacio se respira historia y modernidad al mismo tiempo.
Un argonauta se refiere a un molusco o pulpo gigante el cual podrás encontrarte al caminar por las alfombras de los pasillos y habitaciones del hotel, toda una odisea a tus pies. En la mitología griega también se refiere a los marineros que acompañaron a Jason en la nave Argó para buscar el vellocino de oro, unos héroes del mar.
El edificio histórico # 59 de San Francisco
El hotel se ubica en un histórico edificio, el antiguo Almacén Haslett una edificación de 1907 que en sus primeros años perteneció a la Asociacion de enlatadores de Frutas de California y fue fábrica de conservas por unos 30 años.
En sus pasillos las cerezas, tomates, duraznos y espárragos llegaban en barcos de vapor provenientes de todo el valle de California para ser enlatados y almacenados para después ser distribuidos al este del país. Al fusionarse esta fábrica con otras enlatadoras fue bajo la marca comercial Del Monte.
Sus últimos años funcionó como almacén, morgue, bodega de autos y neumáticos, después el gobierno de San Francisco adquirió el almacén para convertirlo en un museo de Ferrocarril; pero hoy este sitio se ha convertido en un hermoso hotel boutique.
Dormir frente al mar
El hotel cuenta con más de 250 habitaciones y suites las cuales fueron diseñadas para sentir que te transportas a un camarote de lujo: espejos redondos como si fueran los portillos u ojos de buey, brújulas, lámparas de luz tenue, muros decorados en azul marino o completamente desnudos, resaltan con el blanco marfil de los muebles encalados y ventanales de madera.
Quizá ese azul del camarote provoque la serenidad del mar para que descanses con el vaivén del océano. Incluso al caer la tarde, las vigas del camarote te transportarán a una travesía marítima mientras te relajas bajo la luz de los detalles de latón que rodean la luz, todo rinde homenaje al estilo náutico clásico.
Si eliges una habitación con vista a la bahía, podrás despertar con los reflejos del amanecer sobre el puente Golden Gate o el perfil de isla Alcatraz emergiendo entre la niebla. Cuando amanece verás cientos de gaviotas y otras aves revolotear por el malecón, una postal digna de compartir.
Algunas suites del hotel tienen amenidades especiales ya que cuentan con jacuzzi, sala y comedor, ventanales abatibles para disfrutar del aire fresco proveniente del mar. Con esta atmósfera la tranquilidad se vuelve parte del diseño.
Algo que me parece encantador de las habitaciones cuentan con amenidades que podrás adquirir en la tienda del hotel, unos tiernos lobos marinos de peluche y una almohadas en forma de estrellas de mar, un souvenir muy especial para recordar tu estancia en este sitio.
El sabor del muelle: Blue Mermaid
El aroma del mar te guíará hasta el corazón gastronómico del hotel: el restaurante Blue Mermaid, -o Sirena Azul- es uno de los más emblemáticos de Fisherman’s Wharf o muelle de pescadores.
En este sitio de ladrillos cálidos y con un patio frente al muelle, el chef Amod Singh transforma los productos locales en platillo memorables. Entre ellos destacan el cioppino – un guiso marinero típico de San Francisco -, los ravioles de langosta, las croquetas de cangrejo Dungeness y sus famosas sopas chowder -de almejas- en sus tres versiones.
Durante el brunch de fin de semana, el ambiente se llena de música, una que otra mimosa y conversaciones en distintos idiomas.
Si viajas con tu mascota, el restaurante también ofrece un menú “Bone Appetit” especialmente diseñado para ese peludo integrante de la familia.
Un museo dentro del hotel
El Hotel Argonaut San Francisco es, literalmente, una extensión del mar. En su vestíbulo se encuentra el Museo Marítimo Interactivo del Parque Nacional, donde podrás conocer el pasado náutico de la ciudad a través de una exposición con mapas, fotografías y objetos originales.
Cada sala te conecta con la historia viva del puerto: los pescadores, los astilleros y las rutas comerciales que dieron forma y fama a la Bahía de San Francisco. Incluso te encontrarás con el prisma original que perteneció a un faro el cual fue vigía de cientos de barcos que llegaron a este puerto mercantil.
Además, cada fin de semana, el hotel organiza recorridos guiados con un guardabosques del Servicio de Parques Nacionales quien te llevará a descubrir los muelles históricos, los barcos del Hyde Street Pier y los secretos del “Callejón de los Pescados”, una de las zonas más vibrantes del antiguo puerto.
Este fantástico museo no es solo es parte de la decoración del hotel, visitarlo es un viaje en el tiempo que te adentra a la época en donde hombres y mujeres buscaban el crecimiento comercial de un puerto y la travesía que cada barco cumplía para descargar o llevar mercancías, sin duda alguna un pasado lleno de retos.
Experiencias en el hotel Argonaut para recordar
Además de todo el mosaico de atracciones que tiene San Francisco, no olvides que los hoteles buscan consentir a los viajeros que han escogido su alojamiento y el hotel Argonaut no es la excepción, basta con acercarte a recepción y preguntar qué hacer además de lo que ya te platiqué anteriormente.
Puedes comenzar el día con una sesión de yoga en tu habitación, disfrutar de un masaje privado de spa, o recorrer la ciudad pedaleando con una de las bicicletas del hotel hasta cruzar el Golden Gate.
Cuando cae la tarde, el patio con fogatas se convierte en punto de encuentro. Con una copa de vino californiano en la mano y la brisa del mar en el rostro, es fácil entender por qué algunos viajeros regresan una y otra vez a su lugar favorito.
Por la noche, el lobby se ilumina con la chimenea encendida, el momento es ideal para sentarse en uno de los sillones rojos o los camastros mientras la charla con otros viajeros fluye de manera casual. Las brújulas colgadas y el sonido lejano de las gaviotas crean una atmósfera casi cinematográfica.
Una ubicación privilegiada en San Francisco
Pocos lugares concentran tanta magia como Fisherman’s Wharf o muelle de pescadores. Desde el hotel Argonaut puedes caminar hasta la elegante plaza Ghirardelli Square, un antiguo molino de lana y fabrica chocolatera; el Pier 39, donde se ubica el acuario, restaurantes y varias tiendas de souvenirs.
También podrás visitar el Parque Marítimo Nacional el cual alberga la mayor cantidad de barcos históricos de USA; o subirte a uno de los icónicos tranvías de la ciudad, los famosos cable car.
Además, estarás muy cerca del North Beach italiano, de los murales de Mission District, de la elegante Coit Tower y de los senderos frente al mar de Crissy Field.
Hospedarte en el hotel Argonaut es tener a San Francisco a tus pies, con la libertad de explorarla a tu propio ritmo, sin prisas, en un viaje contemplativo.
Sostenibilidad con propósito
Hoy en día los viajeros somos más responsables y muchas de las prácticas amables con el ambiente que hacen los hoteles y restaurantes nos ayudan a tomar decisiones en dónde alojarnos; El Hotel Argonaut San Francisco es un modelo de lujo ecológico. Sus certificaciones Green Key y Energy Star lo colocan entre los hoteles más sostenibles de la ciudad.
Su compromiso se refleja en cada acción: iluminación LED, sistemas de ahorro de agua, botellas recargables, compostaje de residuos y menús elaborados bajo las normas de pesca responsable.
Además, participa en programas de reforestación, promueve la diversidad cultural entre su equipo y apoya causas comunitarias. Cada estancia aquí contribuye a preservar el entorno y a mejorar la calidad de vida local.
El espíritu del muelle
Hay algo que permanece cuando dejas al Argonaut: una sensación de gratitud. Quizá por su historia, por la vista del mar o por la manera en que el hotel logra conectar tu descanso con el alma de San Francisco.
Al quedarte en el Hotel Argonaut, San Francisco, no solo duermes frente al mar: duermes dentro de la historia de una ciudad que aprendió a reinventarse sin perder su esencia. Aquí todo tiene sentido: el pasado, el presente y ese deseo profundo de que el viaje hacia el mar nunca termine.
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