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Galletas de jengibre: Cómo hacerlas irresistibles esta Navidad
¡La receta perfecta para sorprender!
La Navidad trae consigo una atmósfera mágica, llena de luces, aromas y sabores inconfundibles. Entre ellos, las galletas de jengibre ocupan un lugar especial en el corazón de la tradición navideña.
¿Listo para aprender a prepararlas y conocer más sobre su origen?
La historia de las galletas de jengibre
El origen de las galletas de jengibre se remonta a la Edad Media. Los primeros registros de una preparación similar provienen de monjes europeos que las elaboraban mezclando jengibre con otros ingredientes para crear una masa que se cocía al horno.
El jengibre era conocido por sus propiedades medicinales, ya que ayudaba a conservar los alimentos y también aliviaba dolencias digestivas.
Sin embargo, fue en el siglo XVI cuando las galletas de jengibre comenzaron a tomar su forma más conocida: la de pequeñas figuras humanas.
Esta idea se atribuye a la reina Isabel I de Inglaterra, quien sorprendía a sus invitados con galletas en forma de personas, decoradas para parecerse a ellos.
Desde entonces, las “galletas de jengibre” han sido una parte integral de las festividades navideñas en todo el mundo.
Con el tiempo, estas galletas se convirtieron en un símbolo de la Navidad, especialmente en países como Alemania, donde los “Lebkuchen” (galletas de jengibre) formaban parte de los tradicionales mercados navideños.
Los colonos europeos llevaron la receta a América del Norte, donde las galletas de jengibre se popularizaron aún más, especialmente en su forma de hombrecitos, casas de jengibre y otros diseños festivos.
¡Manos a la masa! Receta clásica de galletas de jengibre
Ingredientes:
- 3 tazas de harina de trigo
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
- 1/2 cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de jengibre molido
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1/4 cucharadita de clavo molido
- 1/4 cucharadita de nuez moscada
- 1/2 taza de mantequilla (a temperatura ambiente)
- 1/2 taza de azúcar moreno
- 1 huevo grande
- 2/3 taza de melaza (o miel de caña)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
Para decorar:
- Glaseado real (azúcar glas, clara de huevo y jugo de limón)
- Chispas de colores, caramelos o cualquier otra decoración navideña de tu elección.
Preparación:
1. Preparar la masa:
En un tazón grande, tamiza la harina, el bicarbonato de sodio, la sal y las especias (jengibre, canela, clavo y nuez moscada). Reserva.
En otro tazón, bate la mantequilla y el azúcar moreno hasta que esté esponjoso. Añade el huevo, la melaza y el extracto de vainilla. Mezcla bien.
Poco a poco, incorpora la mezcla de harina hasta obtener una masa homogénea.
2. Enfriar la masa:
Divide la masa en dos porciones y envuélvelas en plástico adherente. Refrigérala por al menos 1 hora (esto ayuda a que la masa sea más manejable).
3. Precalentar el horno:
Precalienta el horno a 180°C (350°F) y forra dos bandejas con papel encerado.
4. Cortar las galletas:
En una superficie ligeramente enharinada, estira la masa con un rodillo hasta que tenga un grosor de aproximadamente 5 mm.
Usa cortadores de galletas con forma de hombrecito de jengibre (u otros motivos navideños) para cortar la masa.
5. Hornear:
Coloca las galletas en las bandejas preparadas y hornea durante 8-10 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados.
Deja enfriar por completo antes de decorar.
6. Decorar:
Con el glaseado real y las decoraciones que prefieras, da vida a tus galletas de jengibre.
Puedes usar el glaseado para dibujar los detalles como ojos, botones y bocas, y agregar caramelos pequeños o chispas para darle un toque festivo.
Sugerencias para hacerlas aún más especiales
Casitas de jengibre
Si te sientes creativo, usa la misma masa para construir casitas de jengibre. Es un proyecto perfecto para hacer con amigos o familiares.
Diversión en familia
Haz que decorar las galletas sea una actividad familiar, donde cada miembro pueda dar rienda suelta a su imaginación y crear diseños únicos.
#NuncaDejesDeViajar
América
El MÍSTICO LABERINTO PATAGONIA: PERDERSE para ENCONTRARSE
Inspirado en la kabbalah, la geometría sagrada y algo de mitología, el Laberinto Patagonia es un lugar de introspección, meditación y sabiduría…

Imagina un lugar donde perderse no solo está permitido, sino que también es una gran aventura. Un lugar donde los caminos serpentean entre árboles, el aire huele a bosque puro y cada paso te hace sentir misterio. Así es el Laberinto Patagonia: una joya escondida en Argentina, que te está esperando para desafiarte y maravillarte.

¿Qué es el LABERINTO PATAGONIA?
Con una extensión de 8,500 metros cuadrados, el Laberinto Patagonia es considerado el laberinto más grande de América del Sur. Fue diseñado por Claudio Levi y su esposa Doris Romero.

Su historia es muy curiosa: en 1982 se dirigía a El Bolsón, una ciudad al oeste de Argentina, pero en el tren escuchó a alguien hablar sobre “El Hoyo”, una localidad rural en La Comarca, poco antes de El Bolsón. A él le llamó tanto la atención que decidió bajarse ahí, descubriendo el lugar donde viviría por siempre.

Al siguiente año compro 3 hectáreas de terreno, con un costo de $150 dólares cada una. Su idea era crear un lugar turístico, y lo logró al encontrar, dentro de sus terrenos, un mosquetal de unos 4 metros de altura, que simulaba un laberinto natural. Ahí fue donde surgió la idea.

Tiempo después, Claudio y Doris Romero, su esposa, comenzaron a diseñar y plantar cipreses para dar forma al proyecto. Fue una labor difícil, ya que el terreno donde se encontraban era desigual. Para poderlo construir, sembraron poco más de 2,000 cipreses.

Finalmente, fue inaugurado en el año 2015. Su estructura está influenciada por conocimientos de la kabbalah, la geometría sagrada, mitología, filosofía y magia, convirtiendo e este laberinto en un espacio de introspección y exploración personal.

¿Qué hacer en el LABERINTO PATAGONIA?
La principal actividad en el Laberinto Patagonia es recorrer sus senderos. Consta de nueve entradas y nueve salidas, lo que hace que aumente su dificultad y desafío.

Además, puedes disfrutar de la gastronomía local, ya que dentro del complejo se ofrecen productos elaborados con frutos y cultivos originarios de La Comarca, permitiendo a los visitantes comer en un entorno único. De hecho, el Laberinto Patagonia cuenta con dos opciones para comer: La Confitería, donde se sirven pasteles; y Sidra Restaurante, donde se sirven pastas, vegetales y la especialidad: sidra. Todo esto con vistas impresionantes de las montañas.

Como recomendación, te sugerimos ordenar el ribs de cerdo con chucrut, acompañado de cremosas papas.

La BELLEZA del MISTICISMO
Como mencionamos anteriormente, el diseño del laberinto mezcla conocimientos de la kabbalah, la geometría sagrada y algo de mitología. La razón es que Claudio y Doris no solo buscaban un simple laberinto… sino que crearon un símbolo de la vida misma. Cada visitante es diferente, y su perspectiva del recorrido puede cambiar según la luz, la estación e incluso el estado de ánimo, haciendo de cada visita algo único.

Tienes que saber que la entrada al laberinto tiene un costo, y este varía dependiendo de la estación. Durante el verano del 2025, tendrá un costo de $12,500 pesos argentinos ($236 pesos mexicanos). Los niños de entre 7 a 12 años pagan $9,500 ($180 pesos mexicanos), y los jubilados $7,000 argentinos ($132 pesos mexicanos). Los menores de 7 entran gratis, siendo un plan ideal para familias.

Y si buscas algo extra… algo tal vez artístico, podrás encontrar a GAL: la Galería de Arte Laberinto. Aquí constantemente se realizan exposiciones, conciertos y hasta experiencias inmersiva con luces. La entrada cuesta unos $6,500 pesos argentinos ($122 pesos mexicanos).
Para llegar a este mágico lugar, tendrás que dirigirte hacia El Hoyo, un pueblito encantador en la provincia de Chubut, en plena Patagonia Argentina. Queda a 15 kilómetros de El Bolsón y a 14 del Lago Puelo, en el valle del río Epuyén. Para llegar, tienes que tomar la Ruta Nacional 40, que es icónica por atravesar la Patagonia.

Una EXPERIENCIA inmersiva
El Laberinto Patagonia se ha convertido en una experiencia tanto espiritual como existencial, en la cual puedes llevar tus pensamientos hacia un enfoque diferente, haciéndonos entender que perderse nunca había traído tanta plenitud… ¿Te animas a encontrar la salida? ❖

#NuncaDejesDeViajar

Más allá de su imponente arquitectura y el relato histórico que guarda, el Monumento a la Revolución es hogar de uno de los miradores más impresionantes de la ciudad.
Historia y arquitectura
Inaugurado en 1938, el Monumento a la Revolución fue diseñado originalmente como un Palacio Legislativo, pero los planes cambiaron tras el estallido de la Revolución Mexicana.
Su estructura art déco es una obra maestra, y subir al mirador también ofrece la oportunidad de descubrir los secretos de su construcción mientras se admira su inmensa cúpula de cobre, una de las más grandes del mundo.
Una experiencia elevada
El mirador, situado a 65 metros de altura, te ofrece una panorámica de 360 grados que abarca desde los rascacielos de Reforma hasta las montañas que rodean el Valle de México.
Subir hasta este punto es una experiencia única, ya que el recorrido incluye el uso de un elevador de cristal que atraviesa el corazón del monumento, permitiendo admirar los detalles arquitectónicos de cerca.
Desde el mirador, es posible disfrutar de espectaculares amaneceres, atardeceres de ensueño y una visión nocturna iluminada por las luces de la ciudad.
Ubicación
El Monumento a la Revolución está ubicado en la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera, a tan solo unos pasos de Paseo de la Reforma y la Avenida de los Insurgentes.
Su ubicación estratégica lo convierte en un punto de partida ideal para explorar otras atracciones cercanas, como el Museo Nacional de la Revolución, el Centro Histórico, y los múltiples restaurantes y cafés que rodean la zona.
La ubicación es fácilmente accesible:
Metro: Línea 2, estación Revolución.
Metrobús: Línea 1, estación Plaza de la República.
Horarios y costos
Lunes a jueves: 12:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Viernes y sábado: 12:00 a 22:00 horas (último acceso a las 21:30).
Domingo: 10:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Los costos varían, pues en la página oficial del Monumento a la Revolución cuenta con paquetes, para que puedas elegir libremente la opción que más te agrade.
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Consejos de viaje
La escalera al cielo: El místico jardín de Edward James
¡Todo un portal a otra realidad!

Ubicado en la Huasteca Potosina, este jardín un destino único que transporta a los visitantes a un mundo de fantasía.
También conocido como Las Pozas, este jardín es un reflejo de la mente creativa y excéntrica de su creador, el poeta y mecenas británico Edward James, quien, fascinado por el surrealismo, decidió crear un paraíso tropical cargado de estructuras oníricas y formas abstractas.
El origen del sueño surrealista
Edward James fue uno de los mayores coleccionistas y promotores del surrealismo, estableciendo relaciones con artistas como Salvador Dalí y René Magritte.
Sin embargo, su pasión por lo exótico y lo sobrenatural lo llevó a buscar un lugar donde pudiera materializar sus visiones.
En la década de 1940, llegó a la Huasteca Potosina, una región rica en biodiversidad y belleza natural, que capturó su corazón.
Fue en este entorno exuberante donde decidió construir su jardín de esculturas, un espacio que se fundiría con la selva tropical.
Las Pozas: Un viaje entre naturaleza y arte
El jardín, que abarca unas 37 hectáreas, alberga más de 30 esculturas monumentales, mezcladas entre cascadas, pozas naturales y senderos rodeados de vegetación exuberante.
Las esculturas parecen fluir orgánicamente de la naturaleza, como si siempre hubieran pertenecido a ese espacio.
Con nombres tan intrigantes como “La Escalera al Cielo”, “La Casa de los Peristilos”, y “El Palacio de Bambú”, estas estructuras no tienen un propósito funcional específico, sino que están diseñadas para evocar emociones y llevar a los visitantes a un estado de contemplación.
Uno de los aspectos más fascinantes es cómo James integró su obra con el paisaje, usando materiales locales y técnicas tradicionales, pero con formas y conceptos fuera de lo común.
Caminando por los senderos del jardín, te encuentras con escaleras que no llevan a ningún lado, puertas flotantes y estructuras que desafían las leyes de la lógica y la física.
Este juego entre lo real y lo imposible es lo que hace que Las Pozas sea un verdadero homenaje al surrealismo.
El Jardín Escultórico de Edward James es un verdadero paraíso surrealista en medio de la Huasteca Potosina. Su belleza única y su conexión con la naturaleza hacen de cada visita una experiencia transformadora, recordándonos la magia que existe en el mundo natural y en la mente humana. Para llegar a este lugar, puedes confiar en el servicio de transporte de Autotur, que ofrece rutas seguras y cómodas en autobús y camionetas desde diversas ciudades de México.
Lo mejor es visitar el jardín en la mañana temprano, cuando el clima es más fresco y hay menos turistas.
#NuncaDejesDeViajar
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