Oaxaca
¿Quiénes son las Chinas Oaxaqueñas? Muestra de orgullo regional
Enamórate de los colores y tradición de las Chinas Oaxaqueñas. Descrubre su milenaria historia.
¿Sabías quiénes son las chinas oaxaqueñas? Icono y tradición en las fiestas patronales de la ciudad de Oaxaca, desde hace más de 60 años se preparan día a día para mostrar sus alegres bailes, tradicionales trajes de gala y llegar con sus coloridas canastas que adornan su imagen.
Ser alegres y sonrientes va muy ligado con la esencia de los oaxaqueños. Que si alguien nació, que si alguien murió ¡Salud y ceremonia! Las chinas oaxaqueñas, son las encargadas de portar alegría a las fiestas patronales.
Las Chinas Oaxaqueñas, pilar de la tradición y las fiestas
Cada barrio tiene a su santo patrono y esto ya es motivo suficiente para darle rienda suelta a la fiesta. Cada una de estas celebraciones va precedida por “el convite”. Un desfile por las calles del barrio para anunciar que comienza el novenario.
Pero dos días antes de celebrar al patrono, se lleva a cabo la antevíspera, y se hacen las famosas calendas. Se trata de una gran celebración en donde se reúnen todos los fieles precedidos por las chinas bailadoras.
Además están los tradicionales coheteros, monotes, marmotas, faroleros, música de banda, un carro alegórico y otros personajes que traen la alegría incrustada en la piel.
No hay fiesta sin su calenda y este alegre desfile va buscando cumplimientos. De acuerdo a la tradición, las personas o mayordomos se anotan en una lista en la iglesia de la comunidad para recibir a la calenda en son de agradecimiento o devoción.
La calenda, agradecimiento y tradición
Así en medio de la música, el baile y el desfile, la calenda visita a varios cumplidores quienes recibirán en su casas o patios a todos los integrantes de la procesión para darles de comer deliciosos antojitos.
Tortas de frijol y quesillo, tostadas de chile, dulces, tamales, café, atole y uno que otro mezcal que servirá de “combustible” para aguantar la jornada ¡Seguro ya se te antojo!
Las chinas oaxaqueñas llevan sus floridas canastas para llenarlas de obsequios o alimentos que no alcanzaron a comer, pero que por ningún motivo pueden despreciar.
Las tradicionales calendas inician alrededor de las 19:00 pm y llegan a terminar alrededor de las 04:00 am ¡Nunca es muy muy tarde o temprano para celebrar!
Entonces imagina la energía del baile y la alegría de chicas y chicos que se juntan para pasar un buen rato, además de convivir con los seguidores de la calenda, las risas entre amigos no faltan.
Desde épocas remotas cada barrio tenía un santo patrono distinto y a este le dedicaban un arte u oficio. Por ejemplo, ceramistas, labradores, orfebres, herreros, carpinteros, impresores, curtidores y otros más.
¿Chinas Oaxaqueñas? ¿De dónde viene el peculiar término?
Así existían las cofradías de las mujeres que iban a los mercados a comercializar o a intercambiar productos. Hablamos de floristeras, comideras, panaderas, y todas aquellas actividades que involucraran comercialmente a las mujeres.
Ellas eran quienes vendían los que los campesinos trabajaban en la tierra. Su papel representaban la delicadeza femenina y la fuerza económica de los hogares oaxaqueños.
Devotas de la Virgen de la Soledad, las Chinas Oaxaqueñas provienen del barrio de los alfareros. Y su nombre lo explican dos teorías. Algunos piensan se debe a su que su oficio; la cerámica vidriada que trabajaban en el barro tenía figuras de “chinitos”, a manera de adornos.
Y ellas eran conocidas por vender este tipo de loza. Y por otro lado, se piensa que se les llamaba así porque la palabra “china” indicaba una mujer bonita, oaxaqueña, de clase popular. Un cumplido que ejemplificaba su esplendor colorido.
A pesar de estar ligadas a los mercados y a la iglesia, también eran conocidas como chicas casaderas, que se vestían de colores vivos y se enjoyaban para ir a comercializar al mercado. Su belleza sigue cautivando a más de uno.
Historia de orgullo regional
Portar su traje representativo, es su mayor motivo de orgullo. La tradición era que antes de acudir al mercado pasaban a la iglesia para solicitar la bendición. Actualmente las chicas que buscan ser chinas oaxaqueñas necesitan mucha preparación.
Comenzando con la elaboración de su traje, aprender a bordar, tejer, a confeccionar su canasta, a ensayar y bailar sones de ¡Hasta dos horas! Claro, además de entender y respetar la tradición heredada.
Desde los años treinta hubo varios intentos de conjuntar lo más representativo de las regiones de Oaxaca –el precedente de la Guelaguetza-. En 1957 Doña Genoveva Medina de Márquez, participó con algunas chicas del mercado para recibir a los distintos pueblos.
Ella diseñó el traje de fiesta para ese famoso Lunes de Cerro en donde la gente se reuniría para subir a la cima a recoger flores de campo en un acto conocido como la Fiesta de las Azucenas.
Geno, -como le llamaban- diseñó las figuras del traje y vistió a algunas chicas de los intensos colores de la bandera nacional. Entre ellas, su hija Carmen de entonces 16 años, acto que maravilló a todos los asistentes.
De acuerdo a la fiesta, el Segundo Lunes de Cerro, conocido como La Octava, participaron las chinas como anfitrionas llevando unas canastas con flores. Las chinas bailarían al son de la banda de viento, creando así un acto de alegría y de bienvenida para todos los hermanos oaxaqueños.
Canastas llenas de júbilo y el vestuario de las chinas oaxaqueñas
Si de por sí ya bailar por horas invitando a la gente a unirse a la fiesta, resulta cansado, imagina cómo las chinas llevan consigo esas canastas de carrizo. En donde portan dulces, pan, comida y otros productos.
Originalmente las mujeres adornaban sus canastas con flores con una gran cantidad de figuras apegadas a símbolos o imágenes religiosas con la idea transmitir fe a los invitados.
Cada figura tiene un significado diferente, así podemos ver arreglos florales de la luna, el corazón, la lira, la copa, la estrella, la cruz, la corona, la virgen, la “M” de María y otros símbolos más.
La blusa o camisa está compuesta de una serie de bordados, deshilados, tejidos y otros detalles hechos a mano de una manera laboriosa. Incluso les ponen nombres como “hazme si puedes” o “randas”.
Hablar del traje de gala mejor conocido como “traje de fiesta”, es toda una usanza. Al tratarse de una celebración ellas siempre estrenan algo de su vestuario.
Hasta el último detalle
La mascada que va enredada por encima de la camisa cumple con la labor de cubrir el pecho de la mujer. Y también funciona como un bolsillo tradicional para guardar el dinero. Más acercado a nuestros días, el celular.
Por la espalda, la mascada debe llevar un bordado significativo para la china el cual es elaborado por ella misma. La falda de colores vivos es parte de este vestuario de fiesta.
Sus diseños son más confeccionados y cuenta con algunos símbolos -producto del mestizaje de culturas-, sin olvidar algunas “grecas” como testigo fiel del arte prehispánico.
Debajo de la falda no puede faltar “el rebajo” de manta blanca que es delicadamente almidonado. Así como la clásica “calzonera”que solo permite enseñar la mitad de la pierna aunque la china baile efusivamente.
Elementos adicionales son los zapatos negros y el rebozo de seda que se utilizan orgullosamente para bailar. Como requisito especial se usa el cabello largo para poder trenzarlo con vivos listones de colores.
Las joyas y su significado
Ya entrados en la descripción del vestuario, no puede faltar el elemento que le da brillo a todo el conjunto de la china. Las joyas doradas con distintos diseños, con engarces tipo filigrana. Y en muchos casos, con incrustaciones de perlas como la misma Virgen de la Soledad.
Estas joyas son parte de la tradición que se hereda desde las madres, abuelas, bisabuelas o parientes más lejanos, y se portan con bastante orgullo.
Además de poseer un valor como antigüedad o por su grado de pureza en oro, las alhajas cuentan con el valor sentimental de haber sido objetos que portaron otras grandes mujeres.
Existe un comité de autenticidad que revisa la originalidad de las piezas o en el caso de ser nuevas, verifica que los diseños no distorsionen la tradición. Además de continuar apoyando el trabajo de los orfebres de la ciudad.
Adornos con significado importante
Las alhajas como las “emes”, los gusanos, cruces y medallas, son parte de las imágenes religiosas y de la naturaleza que todas las chinas conocen antes de portarlas como collares y aretes.
Otro detalle importante es el relicario que portan con orgullo con una fotografía de un ser querido o un santo de su devoción.
Cabe resaltar que las chinas usan atuendos sencillos para el uso diario tanto de vestido como de la joyería que en la mayoría de los casos es de fantasía.
El lazo de honor -símbolo de matrimonio- que portan desde el cuello hasta la cintura, es para indicar que el padrino lo ofrece como dote y este también se heredaba por su gran valor.
La Guelaguetza
Las chinas no pueden faltar en la fiesta más importante de Oaxaca, La Guelaguetza, en donde representan los Valles Centrales del estado y su participación es primordial. Como anfitrionas se ecargan de recibir a todos los pueblos y regiones.
Por las calles van bailando jarabes, cantando, e invitando a la gente a que llegue a la justa de bailes. Portan Guelaguetza (regalos) mientras que los chicos calenderos llevan la música, los faroles, las pesadas marmotas y van dentro de algún monote.
Y así comienza la gran fiesta de Lunes de Cerro. No sabemos porque, pero a los invitados al foro se nos pone la piel chinita al ser testigo de la maravillosa celebración a la identidad.
Las chinas son el orgullo de representar a la mujer antigua, que basa su fe católica en las calendas y su más importante tarea es trasmitir esa felicidad de ser oaxaqueña. Su misón es lograr que los visitantes se sientan en su propia casa.
¡Ya sabes! En tu próximo viaje a Oaxaca, no olvides visitar la Casa de la Chinas Oaxaqueñas y escuchar los testimonios en vivo de las custodias de esta tradición: Silvina y Carmen Márquez.
Quizá te toque ver el ensayo de 45 chicas sonrientes, y si tienes la suerte de seguir a una calenda ¡Podrás ver hasta 100 anfitriones entre chinas y calenderos! Qué bonita tradición ¡Gracias por el legado Doña Geno!
Recomendaciones para tu viaje a Oaxaca
¿Cuándo es la Guelaguetza? Se celebra cada año los dos lunes siguientes al 16 de Julio www.oaxaca.travel
¿En qué tour se visita la casa de la China? Los especialistas en llevar Tours de colores en Oaxaca, en este caso “Día Amarillo” son: www.tecuani.org
¿Dónde hospedarse? Te recomendamos el Hotel Victoria, ubicado en el centro y a unos minutos de la central de autobuses ADO. ¿Dónde comer? Excelente menú tradicional oaxaqueño www.lasquinceletras.mx
¿Dónde reservar un paquete a Oaxaca? Con www.miescape.mx incluye autobús, hotel y tours. ¿Qué esperas? #NuncaDejesDeViajar
Leyendas
Donají: La princesa que se convirtió en LEYENDA
La leyenda de la princesa Donají es una historia de amor y sacrificio que une a las antiguas culturas zapoteca y mixteca en Oaxaca.
La leyenda de la princesa Donají es una hermosa y trágica historia que refleja el amor y el sacrificio en el contexto de las antiguas culturas zapoteca y mixteca. Donají, cuyo nombre significa “alma grande”, era hija del rey zapoteca Cosijoeza. Desde su nacimiento, un sacerdote predijo que su vida estaría marcada por el sacrificio por amor a su pueblo.
La leyenda de la princesa Donají: Un Destino Marcado por el Sacrificio
Desde joven, Donají mostró una profunda conexión con su gente y un amor inquebrantable por su tierra. Creció bajo la protección de su padre, el rey Cosijoeza, quien le enseñó sobre la importancia de la paz y la unidad entre los pueblos. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. La guerra entre los mixtecos y zapotecos estalló, llevando a tiempos de incertidumbre y dolor.
Encuentro con el Príncipe Nucano
Durante una batalla, Donají conoció al príncipe mixteco Nucano. A pesar de las diferencias entre sus pueblos, surgió un profundo amor entre ellos. Su relación se mantuvo en secreto, ya que ambos sabían que sus familias y comunidades no aprobarían su unión. Aún así, su amor floreció, simbolizando la esperanza de un futuro en el que zapotecos y mixtecos pudieran vivir en armonía.
La leyenda de la princesa Donají: La Prenda de Paz
La situación política se complicó y Donají fue capturada por los mixtecos. En un esfuerzo por lograr la paz, fue ofrecida como prenda para garantizar un tratado entre los dos pueblos. Aunque estaba prisionera, su espíritu valiente y su amor por su pueblo no se apagaron. En un acto de heroísmo, logró enviar un mensaje a los zapotecas, advirtiéndoles sobre un ataque inminente de los mixtecos.
El Sacrificio de Donají
Lamentablemente, su valentía no fue suficiente para salvarla. Los mixtecos descubrieron su traición y, en represalia, sacrificaron a Donají. Su cuerpo fue arrojado al río Atoyac, donde, según la leyenda, floreció un lirio en su honor, simbolizando su pureza y su sacrificio.
La leyenda de la princesa Donají: Un Legado que Perdura
La historia de Donají no terminó con su muerte. Su leyenda perdura hasta nuestros días como un símbolo de amor, sacrificio y la unión de dos culturas. Cada año, en la Guelaguetza, los pueblos de Oaxaca celebran su legado, honrando su memoria con danzas, música y tradiciones que reflejan la rica herencia cultural de la región.
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Asia
La BARBACOA mexicana triunfa en el LEJANO JAPÓN
La barbacoa oaxaqueña viaja hasta Japón, logrando ganar batalla en los paladares de las altas islas de volcanes de Hokkaidō.
En una visita a Oaxaca, México, el chef Marco Gurushia, quedó encantado con uno de los sabores más emblemáticos del país… la barbacoa. Las manos creadoras de este delicioso plato fueron Mimi con su restaurante al aire libre Maíz Cocina Tradicional.
El inicio de una AVENTURA
Meses después, Yu, uno de los amigos de Marco, lo contacto porque quería preparar barbacoa en Hokkaidō, y Marco, que aún tenía el sabor de la barbacoa oaxaqueña, se le ocurrió contactar de nuevo con Mimi… y fue así como inició esta reciente y asombrosa aventura.
Mimi viajó a Japón acompañada de su familia, algunos chiles, especias, una parrilla y dos comales de 42 centímetros, de los cuales solo uno sobrevivió al vuelo.
BARBACOA… solo a la MEXICANA
La preparación de esta deliciosa barbacoa duró dos días: el primero se dedicó a construir el horno desde cero: excavar el agujero, poner los ladrillos y cemento, y dejar secar mientras se realizaba una clásica verbena mexicana, con música, mezcal y cervezas.
El segundo día fue de cocinada, no sin antes echar la bendición con mezcal al horno, para que todo saliera bien. Conseguir los ingredientes faltantes en Japón fue todo un reto. La carne fue conseguida de un borrego de una granja local, y las pencas de maguey fueron mandadas desde otra ciudad.
Unas horas después de calentar el horno, y en presencia de todos, se pudo meter la barbacoa, para que tiempo después, chefs, artistas y amigos se citaran en Hokkaidō para probar la deliciosa creación que resultó un rotundo éxito.
Sin duda, esta pequeña crónica compartida por Mimi y Marco no solo representa un profundo amor por la gastronomía mexicana; si no también enaltece la curiosidad y cercanía que une y crea México más allá de sus fronteras.
Y como bien se dice por ahí… el único problema de la barbacoa es que se acaba demasiado rápido.
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Artesanías
RUTA DE LOS ALEBRIJES… color, arte y Oaxaca.
Con alas, cuernos y colores irreales, los alebrijes son criaturas que no necesitan presentación; sin embargo, y a pesar de su gran popularidad, sus formas y siluetas no dejan de desconcertar a muchos. Es así como nace La Ruta de Los Alebrijes. ¿Te puedes imaginar tres días rodeado de estos fantásticos seres? Porque sí, es posible.
ALEBRIJES… un destello de imaginación
Bien es sabido que el alebrije nació gracias a Pedro Linares, un cartonero que vislumbró a estos extraños entes en lo que parecía que sería su lecho de muerte, a los 30 años de edad. Afortunadamente, la vida tenía preparado un destino muy distinto para Pedro, que, con la materialización de sus alebrijes, hizo que su fama no tardara en subir como la espuma, llevando su arte a todas partes del mundo… pero vayamos con calma, que aquí viene el día uno en La Ruta de los Alebrijes…
DÍA UNO. Una ARTÍSTICA Llegada a Oaxaca
La Ruta de los Alebrijes tiene su inicio en las alejadas tierras de Oaxaca, exactamente en el municipio de San Martín Tilcajete, porque es aquí donde nacen muchos alebrijes. Si bien, Pedro Linares residió en lo que fue el alterado Distrito Federal, en Oaxaca la palabra “alebrije” tomó un significado muy distinto, esto gracias al escultor y tallador Manuel Jiménez Ramírez.
Manuel acogió el concepto de Llinares y lo llevó hasta Oaxaca, convirtiendo la idea en el alebrije o tonas oaxaqueñas. Aquí la materia prima no es el cartón ni el papel, si no la madera de copal, además, los seres no tienen muchas mutaciones, y sus colores son detallados.
El día uno, además de visitar San Martín Tilcajete, podrás conocer un verdadero taller de alebrijes de madera, donde podrás vivir de cerca la creación de estos seres.
Aprovechando la visita, también tendrás la oportunidad de vivir uno de los oficios más típicos de Oaxaca… sí, hablamos del telar de cintura. Una técnica de confección textil que refleja muchas de las vivencias del pueblo, que van desde personajes, flora y fauna, hasta la parte más abstracta de la mente, como grecas y eslabones. Una experiencia que tienes que vivir.
DÍA 2. Oaxaca para VIVIRLO & mezcal para CONTARLO
Después de un merecido descanso, llega el segundo día en la Ruta de los Alebrijes. Pero para iniciarlo, visitaremos uno de los lugares símbolo de la relajación oaxaqueña: “Hierve el Agua”.
Hierve el Agua es un conjunto de cascadas petrificadas. Su formación logra alcanzar hasta los 15 metros de altura, y el manantial del que originan es ahora aprovechado como una alberca natural, donde podrás sumergirte en lo que serán las aguas más relajantes de tu vida, además de una vista por demás impresionante.
Pero hablemos de su historia. Considerada una zona arqueológica, Hierve el Agua no solo cuenta con cascadas petrificadas, sino también con terrazas y un sistema de riego ancestral que fue construido por los antiguos zapotecas. Esto nos da una idea de que, hace aproximadamente 2,500 años, estas tierras ya estaban siendo pisadas por parte de nuestra sangre.
Y después de serenar el alma, ahora toca calentarla, pero esta vez por medio de la corona al trago: el mezcal. Y es que, para poder tomarlo, también hay que saber apreciarlo.
Con una explicación bien detallada, podrás conocer (y vivir) el mezcal, como nunca antes lo habías hecho. Aquí, conocerás desde su cultivo hasta su artesanal y heredada preparación, todo desde una de las mejores mezcalerías de Oaxaca, donde podrás degustar… ¿y porque no? llevarte una botella a casa.
Y para terminar el día, hay que terminarlo bien: recorriendo el centro histórico de Oaxaca. Con un urbanismo netamente colonial español, el centro de Oaxaca carga en sus calles y esquinas un valor histórico incalculable, siendo considerado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Pero ahí te va un reto. En Oaxaca, una de las formas artísticas que predominan en las calles es el arte urbano, pero con un toque que distingue su fuerte conexión cultural… ¿cuántas obras puedes encontrar?
DÍA 3. Artesanías… el ALMA TRANSFORMADA en obra
Llegamos al día tres, y así como se inició la ruta, así se tiene que acabar… llena de arte. Pero antes de iniciar, recordemos una de las viejas reglas del viajero: un verdadero viajero no solo disfruta del destino, sino que también contribuye a su desarrollo y preservación, y conocer la cultura es parte de ello.
Y si bien, la Ruta de los Alebrijes es toda cultura, hemos llegado a la parte culmine de esta… el día artesanal.
En este último día tendrás la oportunidad de recorrer el Museo de Artesanías Oaxaqueñas, un encuentro de exquisitas y delicadas obras que te permitirán conocer y aprender más sobre este recinto artístico como lo es Oaxaca. Aquí se abarca todo, desde tallados, grabados, tejidos, bordados, barro, máscaras, pinturas, juguetes, y sí, los ya mundialmente conocidos alebrijes oaxaqueños.
Pero sabemos que te encanta el shopping ¿y a quién no? Así que para terminar con broche de oro este día artesanal, visitarás el Mercado Ocotlán. En este lugar se encuentra solo lo mejor del gremio. Podrás conseguir sombreros, canastos, llaveros, bolsas, blusas, y hasta zapatos artesanales. Y si te quedaste con antojo de un alebrije, aquí es el lugar perfecto para conseguirlo.
Pero si eres de los que al comprar les da hambre, no hay de que preocuparse, porque el Mercado de Ocotlán también tiene un apartado gastronómico, donde podrás deleitarte con platillos puramente oaxaqueños: barbacoas de chivo, tasajo asado, tamales de chepil, chapulines, gusanos de maguey, ricas nieves y tepaches.
Y así, con manos llenas y corazón contento, es como culmina la Ruta de los Alebrijes. Si te gustaría vivirla, podrás encontrar el paquete en agencias de viajes, como Rehiletes, que sin duda hará de ella una experiencia única en tu vida.
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