

Fin de Semana
Detrás del sincretismo de Ixtepec, Oaxaca ¡Hay magia!
La magia del Istmo de Tehuantepec ¡en un solo viaje!
Foto Portada: Cristian Nazariega
Descubrir los secretos del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca no es tarea fácil. Tradiciones y bellezas naturales son el atractivo principal de esta zona y para ejemplo, basta un botón: Ixtepec.
Una ciudad emergente a diferencia de Juchitán, Salina Cruz y Tehuantepec, es Ixtepec, sitio de gran tranquilidad que deslumbra por su gente amable, sus sabores y las costumbres de antaño que nos llaman tanto la atención.

Edificios emblemáticos de Ixtepec, Oaxaca
El centro del pueblo cuenta con una plaza llamada “Parque Hidalgo”, la cual está rodeada de arboledas y jardineras con bancas para poder revivir cada tarde el pacífico ambiente de provincia que aún se conserva en la localidad.

La iglesia de San Jerónimo Doctor es un vestigio del siglo XVII que afortunadamente está en restauración ya que sufrió algunos daños durante los sismos del 2017. Su fachada es de corte sobrio o sencillo, pero sus campanarios y cúpula la hacen interesante a la vista.
En su interior se resguardan figuras de santos y del patrono del pueblo que tiene gran relevancia en las fiestas anuales. siempre vale la pena visitar la iglesia principal de los pueblitos mexicanos.

En frente, podrás apreciar el Palacio de Gobierno con una arquitectura más contemporánea que nos recuerda el estilo Art decó.
Pero si caminamos unas cuadras, también podrás visitar la Casa de la Cultura con un bellísimo color amarillo que resalta su estilo colonial.
Alrededor de la estación del tren
Caminar hacia la estación de tren te darás cuenta de algunas casas que aún se conservan originales; sus tejados de dos aguas y sus antiguas rejas en las ventanas, incluso debes prestar atención a los habitantes que en determinada hora salen a la calle o a pasear por los corredores para platicar bajo la sombra o tomar algo rico en las cenadurías mientras se ponen al día.

Algo típico que verás en la gente mayor es la vestimenta con Huipil y enagua característico de la zona istmeña que se porta con orgullo buscando siempre la preservación tradicional de nuevas generaciones.
Al igual que el idioma zapoteco que se sigue hablando, vale la pena detenerse para admirar las costumbres de los habitantes y su peculiar sonrisa que denota amabilidad.

Al llegar a la estación te darás cuenta que aquí está la zona comercial de Ixtepec, en donde se escucha el barullo de los marchantes de productos locales.
Debes visitar la Antigua Estación del Ferrocarril, con su arquitectura inglesa y, si corres con suerte podrás ver la llegada de los trenes de carga. ¡Cómo en los viejos tiempos!

Incluso serás testigo del paso de algunos migrantes antillanos y centroamericanos que buscan llegar a la frontera a través de La Bestia.
De hecho desde aquí parten con mayor seguridad en busca del sueño americano, sin duda un viaje que les cambiará la vida.

Vendimia y antojitos de Ixtepec, Oaxaca
A unas calles descubrirás Garibaldi, el jardín donde los Meños (gentilicio de Ixtepec) se reúnen alrededor de la vieja fuente de “las Nutrias”.
El nombre es debido a que el río de Ixtepec se llama “Los Perros” y se cuenta que hace unas décadas había nutrias nadando y se confundían con perros recién mojados.

Este parador también cuenta con cenadurías para comer antojitos como las “paisanas” (una quesadilla de tortilla de harina con carne), las “garnachas” (mini tortillas sancochadas con carne), “pollo garnachero”, “tlayudas”, “esquites”, “raspas”, “papas”, “churros” y “café”.

No puedes pasar por alto visitar el Mercado con sus pasillos, murales y vendimia que te sorprenderá de tan surtido que se mantiene todos los días.
Te recomendamos llegar con las vendedoras o las cocinas que sirven mole rojo, estofado de carne horneada, tamales de cambray, molotes de plátano, puré de papá, y una gran gama de platos tradicionales ¡toda una delicia!

Porque como se dice aquí, “podrán decir lo que sea del Istmo pero con hambre ¡no te vas!”. Así que prepara tu estómago y presume que fuiste a Ixtepec.

Septiembre: el mejor mes para visitar Ixtepec
El hotel Manzur que antes era una el Cine Lux tiene en su interior una decoración muy vintage (fonógrafos, piano, muebles y cuadros) que recuerda a esos teatros de la época de oro. Sin duda, todo un viaje al pasado.

Sobre las calles de este encantador pueblito, podrás entrar a algunas boutiques donde se venden todo tipo de ajuares para las famosas Velas istmeñas: vestidos, huipiles, diademas, joyería de filigrana, enaguas, rabonas, guayaberas, etc.

La importancia de las velas es tan necesaria para la cultura istmeña, por eso en Ixtepec el mes de septiembre representa 30 días de fiesta, celebración y honra a sus patronos.

Actividades como la Bajada de San Jerónimo, las Misas de mayordomía, los Convites, las Calendas, la Ayudada, la Labrada de cera, la Toreada, son toda una muestra de color, música y bailes tradicionales.

Naturaleza y paisajes del Istmo
También se vale salir de la ciudad y apreciar el Paseo del Mural con sus letras monumentales. Momento para la foto de recuerdo.
Desde aquí comienza la Super pista, una carretera que comunica con La Ventosa, poblado con un valle lleno de rehiletes eólicos que pintan el paisaje con sus giros.

Te recomendamos ir al atardecer para ver las siluetas y escuchar el aire que corre por este sitio.
Otro gran atractivo de Ixtepec son “los Ojos de agua” que se encuentran alrededor de la ciudad.
Debido a sus condiciones climáticas y ubicación geográfica, la sal, los mantos acuíferos y el oro son recursos naturales que presume el Istmo de Tehuantepec como parte de su encanto.

El ojo de agua de Laollaga, el balneario de Tlacotepec y el de Tolistoque son espacios escondidos con abundante naturaleza y que los habitantes resguardan con recelo.
Así que te pedimos cuidar el ambiente cuando vengas y no tirar basura ni desechos ya que con esta agua se surte a las comunidades aledañas.

Llegar a Ixtepec es fácil desde la CDMX a través de Aeromar, de hecho, es una de sus principales rutas; así que no hay pretexto para conocer esta región oaxaqueña.
Te invitamos a vivir la tradición oaxaqueña en este pueblo que nos regala las mejores estampas de México, basta con reservar y en una hora serás testigo que Oaxaca está llena de sorpresas que huelen a mole negro, pan horneado y pólvora de fiesta. #NuncaDejesdeViajar.

Fin de Semana
Acompaña a REHILETES a descubrir VERACRUZ, sus SONES y CORAZONES
“Rinconcito donde hacen su nido las olas del mar”, eso dijo Agustín Lara, y no se equivocó al escribir de este estado que lo tiene todo… ¡Acompáñanos a descubrirlo!

Siendo uno de los puertos más importantes —y el más antiguo— de México, y ubicado en una de las regiones más místicas y misteriosas del país, Veracruz es un cúmulo de cultura, historia y biodiversidad que conviven en un ambiente relajado, divertido y con mucho sabor. Aquí la vida se pasa bajo el sol y la neblina, el ojo mira hermosos paisajes y por las noches se sueña bonito. Y es que conocer Veracruz no es cosa sencilla, pues con tanto que ver, llegar a la indecisión es fácil; pero no te preocupes, que Rehiletes trae para ti Veracruz, sus Sones y Corazones: el itinerario perfecto para viajar por las tierras jarochas… ¿Te gustaría conocerlo?

Día 1
El MUSEO del PIRATA
Inspirado en el famoso pirata holandés, Lorencillo, este museo es una de las primeras paradas de Veracruz, sus Sones y Corazones. Con galeones a escala, vestuarios de reyes y piratas y un gran acervo de herramientas y armas, este museo te permite dar una mirada a la historia, en donde los mares veracruzanos eran dominados estos malhechores de altamar.

Recorriendo el PUERTO DE VERACRUZ
La segunda parada en el tour de Veracruz, sus Sones y Corazones es en el famoso y emblemático Puerto de Veracruz. Rodeado de grandes embarcaciones y sintiendo la brisa del Golfo de México, el puerto fue fundado en 1519 por Hernán Cortés, y ha sido el escenario de cientos de eventos interesantes, como la Independencia de México, la Intervención Francesa e incluso un par de ataques piratas. Ahora es un hermoso lugar para ver barcos, disfrutar de las vistas y pasear por las lindas calles.

Visita a la FORTALEZA de SAN JUAN DE ULÚA
Con una existencia que se extiende por más de 500 años, este recinto fortificado ha presenciado innumerables acontecimientos a lo largo de los siglos, desde la llegada de los colonizadores españoles hasta los movimientos independentistas. Esta isla se convirtió en un punto estratégico fundamental para establecer una plataforma de operaciones en la región; curiosamente, nunca fue dominada.

DANZÓN en la PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Ya por la tarde, no hay mejor manera de terminar el primer día que con uno de los bailes más emblemáticos de Veracruz: el danzón jarocho. Este tiene lugar en la Plaza de la Constitución, donde el fin es disfrutar y mantener viva la tradición musical en estas lejanas tierras veracruzanas.

Día 2
Conociendo la REGIÓN DE LOS TUXTLAS
Selva verde esmeralda e inmensos espejos de agua: son las vistas que nos regala la región de Los Tuxtlas, donde a las orillas podrás ver cientos de volcanes y una de las biodiversidades más altas del planeta. De hecho, Los Tuxtlas fue declarado Reserva de la Biosfera en 1989. A la fecha, se han registrado aquí más de 2,368 especies de plantas vasculares, 117 especies de reptiles, 45 de anfibios, 561 especies de aves y poco más de 500 especies de mariposas.

Adentrándonos en CATEMACO
Aprovechando la ida a la región de Los Tuxtlas, no hay mejor lugar por conocer que Catemaco. Aquí los chamanes y brujos han permanecido desde tiempos prehistóricos realizando limpias, hechizos y algunos otros interesantes trabajos; también es el lugar de la tenebrosa Misa Negra que se realiza cada mes de marzo. Además, el centro es un lugar simplemente hermoso. A orillas de una laguna y con la naturaleza flanqueando el lugar, entenderás lo que realmente es Veracruz.

Recorrido en lancha a NANCIYAGA
Adentrándote por flora y fauna, Nanciyaga es una reserva ecológica en medio de la selva veracruzana, donde el recorrido por lancha se vuelve una alternativa diferente de diversión y avistamiento de aves, donde conocerás a guacamayas, garzas o momotos. Aquí el punto es sentarse, relajarse, escuchar y dejarte llevar…

Cascada SALTO de EYIPLANTLA
No hay mejor forma de terminar el segundo día de Veracruz, sus Sones y Corazones, que en una de las cascadas más bellas de México. Con 30 metros de ancho y 60 de alto, el Salto de Eyiplantla se encuentra dentro de la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas. Está rodeada de un bosque de bambú que le otorga un paisaje impresionante. De hecho, aquí fue el lugar en donde se filmó el mítico salto de la cascada en la película Apocalypto, de Mel Gibson. Aquí la brisa fresca te dejará ganas de darte un buen chapuzón.

Día 3
Visitando TLACOTALPAN
Ha llegado el último día de Veracruz, sus Sones y Corazones, y para disfrutarlo como nunca, la última parada será en Tlacotalpan, a las orillas de Papaloapan. Este municipio es uno de los lugares más bellos de todo México. Fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1998, y está lleno de color, alegría y tradiciones. Su existencia está vinculada al mundo del arte y la cultura, y sí, también es tu última oportunidad para hacer shopping. Aquí encontrarás tejidos, instrumentos musicales, artesanías en carrizo y mucha diversidad de productos en madera.

Si te gustaría vivir esta experiencia, puedes visitar la página de Rehiletes o llamar al +52 1 55 1800 7054. Al terminar el día, te darás cuenta de que no es nada fácil decirle adiós a Veracruz; sin embargo, la promesa de volver se queda intacta en el viento. Así que disfruta y atrévete a descubrir las tierras jarochas con Veracruz, sus Sones y Corazones de la mano de Rehiletes. ❖

#NuncaDejesDeViajar

Más allá de su imponente arquitectura y el relato histórico que guarda, el Monumento a la Revolución es hogar de uno de los miradores más impresionantes de la ciudad.
Historia y arquitectura
Inaugurado en 1938, el Monumento a la Revolución fue diseñado originalmente como un Palacio Legislativo, pero los planes cambiaron tras el estallido de la Revolución Mexicana.
Su estructura art déco es una obra maestra, y subir al mirador también ofrece la oportunidad de descubrir los secretos de su construcción mientras se admira su inmensa cúpula de cobre, una de las más grandes del mundo.
Una experiencia elevada
El mirador, situado a 65 metros de altura, te ofrece una panorámica de 360 grados que abarca desde los rascacielos de Reforma hasta las montañas que rodean el Valle de México.
Subir hasta este punto es una experiencia única, ya que el recorrido incluye el uso de un elevador de cristal que atraviesa el corazón del monumento, permitiendo admirar los detalles arquitectónicos de cerca.
Desde el mirador, es posible disfrutar de espectaculares amaneceres, atardeceres de ensueño y una visión nocturna iluminada por las luces de la ciudad.
Ubicación
El Monumento a la Revolución está ubicado en la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera, a tan solo unos pasos de Paseo de la Reforma y la Avenida de los Insurgentes.
Su ubicación estratégica lo convierte en un punto de partida ideal para explorar otras atracciones cercanas, como el Museo Nacional de la Revolución, el Centro Histórico, y los múltiples restaurantes y cafés que rodean la zona.
La ubicación es fácilmente accesible:
Metro: Línea 2, estación Revolución.
Metrobús: Línea 1, estación Plaza de la República.
Horarios y costos
Lunes a jueves: 12:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Viernes y sábado: 12:00 a 22:00 horas (último acceso a las 21:30).
Domingo: 10:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:30).
Los costos varían, pues en la página oficial del Monumento a la Revolución cuenta con paquetes, para que puedas elegir libremente la opción que más te agrade.
La Ciudad de México es un destino fascinante durante todo el año, pero en Navidad se vuelve aún más especial. Aprovecha las tarifas especiales de Aeroméxico esta temporada navideña y descubre todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer.
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#NuncaDejesDeViajar
Campeche
EDMUNDO RODRÍGUEZ, el héroe ANÓNIMO de la arquitectura mexicana
Si vives o viviste en la Ciudad de México, seguramente recuerdes o hayas visto alguna vez las bancas de Edmundo Rodríguez: enormes y pesadas piezas de concreto que, al día de hoy, aún se mantienen en pie en algunos espacios públicos de la ciudad.

Durante la década de 1970 en el Distrito Federal —ahora conocido como Ciudad de México—, se realizó un ambicioso programa de remodelación urbana, que consistía en embellecer y restaurar los espacios públicos de la ciudad. Para realizar esta dura tarea, se designó a un arquitecto, quien sería el encargado de diseñar el mobiliario urbano y de los espacios restaurados. Su nombre: Edmundo Rodríguez Saldívar, un joven arquitecto que se encuentra ausente en la historia de la arquitectura mexicana.

Edmundo Rodríguez y su huella en la CIUDAD
Como mencionamos antes, Edmundo Rodríguez es un nombre desconocido para muchos historiadores del arte y la arquitectura. Esto tiene que ver con que, a pesar de que ayudo y colaboro con arquitectos de renombre antes de terminar su licenciatura, dejó de ejercer casi a principios de 1980, para dedicarse, a lo que se piensa, fue el arte, convirtiéndose en un arquitecto olvidado.

Sin embargo, su trabajo no pasa del todo desapercibido. En el México de 1970, el arte contemporáneo y la arquitectura brutalista ganaron gran popularidad, y Edmundo Rodríguez supo utilizar esta inquietud.

Teniendo gran preferencia por la prefabricación y comodidad, Edmundo Rodríguez intervino con diseños de muebles de concreto en gran parte de las ciudades de México, destacándose por realizar bancas y juegos infantiles con un estilo que emanaba durabilidad, solidez, estandarización y neutralidad.
Como ejemplos, están las bancas y jardineras de la Plaza Concepción Cuepopan, las bancas campechanas en Campeche Nuevo, o las reconocidas bancas en el Parque Salesiano.

Un antiguo México VANGUARDISTA
Todos los diseños de Edmundo se muestran eficaces para solucionar problemas de mantenimiento, ergonomía y durabilidad, considerándose en ese entonces como vanguardistas y modernos, dependiendo del lugar donde se colocaron. Además, su realización era sencilla: consistía en moldes que eran llenados de concreto.

Claro que antes de retirarse, Edmundo Rodríguez participó en otras grandes obras, como el diseño del Deportivo Guelatao o el Deportivo Plateros. No obstante, su trabajo y obra en las bancas de los parques y jardines cambiaron para siempre la perspectiva de los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares seguros, de descanso y encuentro dentro de la memoria colectiva.

Si visitas la CDMX y logras encontrar una de las bancas de Edmundo Rodríguez, no dudes en tomarte una foto con ellas. Y recuerda:
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