¿Qué hacer en Mapimí Durango? Uno de los Pueblos Mágicos menos visitados de México, es Mapimí, pero también es uno de los más raros, abandonados y desérticos del país.
Quizá esa es la razón porque todo aquel que llega a Durango, queda encantado por su esencia y por su soledad total.
Son pocos los viajeros que se atreven a ir a este sitio debido que la mayor parte del año se encuentra en completo abandono.
Y si a ello le agregamos que para llegar hay que hacer muchas paradas y atravesar el extenso desierto en donde se ubica la famosa Zona del Silencio.
Para llegar, lo ideal es aterrizar en Torreón y ahí alquilar un auto para desplazarse a Gómez Palacio, posteriormente manejar por más de una hora los 63km de la carretera 49D.
Pero si vas en plan mochilero, lo mejor es llegar a la calle de Independencia y tomar unos taxis colectivos que te cobran $80 aproximadamente por el viaje.
De camino al pueblo y llegando al pueblo
En el camino, el paisaje se nota solitario y sin casas. Conforme avanzas verás unos cuantos autos y si estás de suerte observarás el ferrocarril de carga pasar a tu lado.
Es aquí en donde empiezas a disfrutar el viaje, sí un viaje al pasado fuera de lo común y que te desconectará de la cuidad.
Cruzar el desierto es una experiencia increíble, ver los gavilanes o zopilotes aterrizar por su presa a la orilla de la carretera, es darte cuenta como la naturaleza es distinta en cada rincón del país.
Antes de llegar al pueblo, verás unos cerros que te indican la entrada a Mapimí; podrás ver el casco de una hacienda que tiene la leyenda de 1909; se dice que ahí estuvo Francisco Villa en época de la Revolución.
Como en la mayoría de los destinos, inmediatamente verás las letras monumentales y a pesar de que eso volvería loco a cualquier viajero -formarse y tomarse la foto-, es cuando el silencio se hace presente.
Muy poca gente camina por el pueblo, las macetas están incluso secas debido al sol que las castiga por horas y algunos de los árboles sobreviven con las pocas lluvias que caen.
El testimonio de la minería
Pero a pesar de ese aire de soledad, el ambiente y en sí el poblado es muy bonito y es algo diferente a lo que uno esta acostumbrado.
Sus casas antiquísimas y las evidencias del paso en el tiempo se notan en puertas, ventanas y algunas paredes desgastadas que dejan ver su belleza diferente.
Entonces es cuando te das cuenta que es un escenario ideal para tomar fotos de estilo vintage o abandonado.
Me enteré que la historia de Mapimí se remonta a finales del siglo XVI cuando esta aldea de indígenas Cocoyomes se convirtió en una zona minera al paso de los jesuitas.
Y al ser un pueblo minero, formó parte del “Camino Real Tierra Adentro” que abarca del centro del país hasta el sur de Estados Unidos y hoy es Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Lugares que siguen de pie
Mapimí cuenta con algunos edificios de gran interés. Uno de ellos es la Iglesia de Santiago Apóstol cuya fachada de cantera sobresale junto a su única torre.
Entra a su panteón, lee los epitafios y admira el pasado de la gente dedicada a la minería que sigue vigilando el pueblo desde el más allá.
También podrás ver el Palacio Municipal y la Casa-Museo Miguel Hidalgo, donde se menciona que estuvo el Padre de la Patria cautivo antes de su paso hacia Chihuahua.
El Pueblo es verdaderamente encantador conforme te vas adentrando en él. Parece curioso como algunas casas están en perfecto estado junto aquellas en donde quizá vivió una familia de 20 personas.
Hoy se encuentra en completo abandono, sin techo y en donde por las ventanas se asoma un árbol que se se siente el dueño del predio.
La época de bonanza de este lugar quedó en el pasado, el número de personas que viven en Mapimí no corresponde a cuando la minería estaba en auge.
Alrededores: Santa Rita
A unos 20 minutos sobre la carretera principal se localiza el Puente Ojuela que conectaba a finales del siglo XIX con la Mina Santa Rita.
Se trata de una obra imponente y se le considera una obra maestra de la arquitectura en Latinoamérica.
Justo al extremo se encontraba la localidad de Santa Rita, cuyo estado es de total abandono y en cierto modo deplorable.
Los mercado, escuela, boticas y más locales piden a gritos que vuelva todo el mundo, pero ahora sólo algunos curiosos visitantes pasan por aquí motivados por el misterio y las silenciosas calles.
El apogeo de esta mina -que llegó a considerarse la más importante de América- fue decreciendo debido a una inundación, pero hoy podemos entrar y conocer los vestigios de este fascinante mundo subterráneo.
El acceso al parque cuesta $120 pesos por persona y puedes cruzar el puente, caminar por el pueblo fantasma y entrar a la mina. En el parque hay tirolesas para divertirte un rato.
Lo ultimo qué hacer en Mapimí Durango
Finalmente, no dejes de probar los tacos de carne asada, los lonches –una especie de birote con carne- y las colitas de pavo a las brasas. Todas estas garnachas son parte de la dieta diaria de mapimenses.
Lo cierto es que Mapimí no está en completo abandono, al contrario, esa soledad es el encanto principal que hace que muchos viajeros visiten este Pueblo Mágico atraídos por su historia y leyendas.
De vez en cuando necesitamos estar en lugares en donde el tiempo se detuvo y el viento sea nuestro único acompañante para entonces quedar encantados y jamás olvidar un viaje solitario por mundo del silencio.
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#NuncaDejesDeViajar