Al adentrarse en las hermosas tierras de China podemos encontrar un majestuoso tesoro nacional que hoy en día es huella inminente de la grandeza cultural de este país, el Buda de Leshan.
Un imponente centinela que ha presenciado el paso del tiempo por más de mil doscientos años, el Buda de Leshan es el encargado de mantener el equilibrio entre los dioses del río y los seres terrenales.
Antes de su construcción, las corrientes de los ríos Min Jiang, Dadu y Qingyiu provocaban desastres y naufragios lo cual traía consigo miles de marineros muertos.
Buda de Leshan, solución a la catástrofe
Cuenta la leyenda que al no soportar más decesos en la región, el monje Hointong se dio a la tarea de buscar una solución y fue así que decidió construir un hermoso buda.
Al no contar con los fondos suficientes, trato de apoyarse en los nativos de la zona y en las ciudades aledañas, mendigó durante 20 años.
La suma que logró recolectar el monje era realmente alta, al saberlo los grandes líderes de la región, intentaron dejarlo desamparado.
Ante ello, el monje, armándose de valor dijo “prefiero sacarme un ojo y dárselos a entregarles el dinero a ustedes” acción que prosiguió a realizar y sólo de esa manera dejaron de perturbarlo sus opositores.
El Buda fue construido en un enorme risco a las afueras de la ciudad de Sichuan, sus impresionantes 71 metros de alto y 28 de ancho maravillan a propios y extraños.
Se encuentra rodeado por una basta vegetación. Su edificación comenzó en el año 713 y finalizó 90 años después, el monje encargado de su arquitectura murió antes de ver su obra terminada, pero sus ayudantes lograron concluir esta majestuosa obra.
La estatua más grande del mundo
El Buda de Leshan fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1996 debido al gran acervo cultural que guarda consigo, además de ser considerado la estatua más grande del mundo.
La potencia de los ríos disminuyó intensamente a partir de su edificación, unos cuentan que los dioses estaban llenos de alegría y unos más, que las rocas desplomadas durante su tallado fueron las que calmaron las fuertes olas de las aguas.
Los impresionantes detalles que lo rodean son una verdadera belleza y logran tranquilizar a más de uno.
Detalles en cada pieza
La serenidad en su rostro, las inmensas dimensiones de sus pies que hacen ver a la persona más alta como una partícula diminuta, pararse frente a él o subir por la escalera en una de las paredes paralelas, son solamente algunas de las sensaciones más interesantes del recorrido.
A sus mil doscientos años de antigüedad, aún conserva su maravilloso cabello que al mirarlo detenidamente nos permite apreciar esos detalles o bien mirar sus enormes y bellos ojos llenos de paz.
Los cuales causan serenidad, sin dejar a un lado la extraña forma en la que se tallaron sus largas orejas, puedes pasar horas contemplándolo.
No te pierdas la espectacular vista frontal del Monte Emei que es una de las montañas más sagradas para los budistas, en ella se han edificado templos dedicados a la meditación y encuentro espiritual.
Para hacer un tour y conocer al Buda, bien puede ser apreciado dando un recorrido por sus pies, pero la mejor manera de captar toda su esencia es a bordo de un excitante paseo en barco.
Desde ahí apreciarás su majestuosidad y comprobarás la antigua frase que dice: “La montaña es el buda y el buda es la montaña”.
Visita este lugar y llénate de tranquilidad y energía positiva. #Nuncadejesdeviajar