La llamada Ruta del Mezcal en Oaxaca tiene pequeños destinos que van más allá de las fábricas del destilado y talleres artesanales, podemos descubrir tantas cosas con tan solo asomarnos al pueblo de Tlacolula ubicado en este tradicional estado.
Esta población milenaria se asentó en un gran valle con prados verdes, lagos y espacios que permitieron el gran apogeo cultural de los zapotecas.
Desde su fundación en el siglo II (A. C) Tlacolula fue de gran importancia y hoy en día muchas tradiciones siguen latentes como si fuera otra época.
Pueblo de Tlacolula, la esencia zapoteca de Oaxaca
Tlacolula, como todos los pueblos antiguos, desde sus inicios se caracterizó por costumbres como “el trueque” y aún conserva esta actividad milenaria.
En el pueblo se realiza este intercambio y también la venta de productos agrícolas en su mercado municipal.
Vendedores y compradores llegan de pueblos vecinos (o de la ciudad de Oaxaca) porque aquí es el lugar en el que la frescura es sinónimo de calidad. Además todo huele y sabe delicioso, es un momento para poner a prueba los sentidos.
Al entrar al mercado podrás ver a mujeres con sus vestidos típicos, sentadas de rodillas vendiendo “blandas”.
Se trata de tortillas grandes de unos 40 centímetros de diámetro que muchas personas usan para realizar empanadas (quesadillas) de amarillito o flor de calabaza.
Es indiscutible percibir los aromas de adobo, carnes y el quesillo que de pasar por los pasillos se te antoja todo platillo que se prepara en las fondas.
Sus productos son increíblemente frescos
Los vegetales y las frutas son increíblemente frescas, aquí encontrarás productos como el miltomate, el jitomate riñón (con esta peculiar forma), guajes, bules, maíz, chiles secos, pitiona y la hierba de conejo (quelites comestibles muy característicos de la cocina oaxaqueña)
En cada puesto tu olfato será extasiado por los singulares ingredientes. Pero ¡qué tal el pan! es otra estrella que identifica al pueblo.
Hay muchos, desde los que llevan doble mantequilla, el dulce marquesote, el de yema, hasta el delicioso Pan de Cazuela, hecho con una suave miga, pasta de cacao, pasas y canela.
Recomendaciones para disfrutar del pueblo de Tlacolula
Pan y conversación:
Te recomendamos sentarte a tomar una taza de chocolate con un pan y ver la actividad de los habitantes, incluso si corres suerte podrás escuchar platicas en zapoteco.
Aroma a flores en el templo:
No te pierdas el gran mural con elementos pictóricos de la identidad del pueblo. Camina unos pasos y llegarás a la Parroquia de Santa María de la Asunción, un templo con dos pequeños campanarios y una portada muy sobria.
Al entrar el aroma de flores y copal invade la nariz. La mirada te llevará a mirar su desgastada cúpula y sus detalles decorativos de gran belleza.
Capilla del Cristo de Tlacolula:
En un rinconcito de este templo está la Capilla del Cristo de Tlacolula, se dice que fue la primera construcción católica de la región (1561).
El lujo de su interior es tan misterioso como fastuoso. Existen esculturas de gran relevancia como el Cristo, pero algunas que son un poco tétricas como los mártires (obispos y santos decapitados).
También hay figuras graciosas como una pequeña mulita, un detalle de la ornamentación muy extraña en un templo
La cera de las veladoras invade el ambiente con su perfume y el titilar de la lumbre ilumina el altar con baja luz.
Después de visitar la iglesia puedes descansar con una nieve de garrafa en el Parque municipal viendo las casas coloniales que hay en su contorno.
Las Moliendas de la calle Juárez:
La calle Juárez es la vía que conecta y atraviesa a todo el pueblo, es aquí donde negocios tradicionales venden y cautivan a los visitantes con productos de la región, tal como el mole y el chocolate.
Los molinos son aquellos locales antiguos en donde se fusionan las moliendas de chiles y cacao, desprendiendo una fragancia tan exquisita que es difícil no llevarte un par de bolsas.
Puntos imperdibles:
A los alrededores de la cabecera municipal del pueblo de Tlacolula, está la cruz monumental de Yagüi y las zonas arqueológicas de Lambityeco y Dainzú, con pequeños edificios prehispánicos tan interesantes para el viajero, como importantes para la población local.
Además de echarte un par de mezcales en la Ruta del Mezcal en Oaxaca; cuando vas hacia el Pueblo Mágico de Mitla o a idílico Hierve el Agua, haz una parada en Tlacolula para descubrir parte de la esencia zapoteca de Oaxaca. #NuncadejesdeViajar