Cuando veo las trágicas noticias de cómo nuestra tierra se está deteriorando por no cuidar el medio ambiente, me deprimo y me dan muchas ganas de buscar soluciones. Aquí te presentaré Tarapoto la selva Peruana.
Por mi parte, evito contaminar y a la vez ahorro agua y energía. Pero mis esfuerzos en este inmenso mundo en donde casi nadie se preocupa por ello, son como los de una hormiga.
A veces siento que no hay solución ante esta guerra que estamos dándole a nuestro propio hábitat y me siento totalmente desesperanzada.
Recientemente viajé a Tarapoto (la selva de mi país, Perú), y esa pequeña llama de esperanza que me quedaba o que estaba extinguiéndose, ha vuelto a cobrar vida y luz, tanto que veo alrededor con más claridad.
Tarapoto un gran pulmón de Perú.
He encontrado un inmenso pulmón verde en este viaje en donde los árboles crecen por doquier, los animales viven sin miedo y las personas respetan el hábitat bajo una filosofía de paz y respeto.
Los tarapotinos usan motos o bicicletas en vez de autos, he visto basureros por doquier en esta ciudad humilde pero limpia. Al bajarme del avión, una ola de calor nos invadió, la persona que nos esperaba (el señor Pedro).
Nos recibió con un fuerte apretón de manos y un feliz y sonriente “Bienvenidos”; apenas nos subimos al auto y entre la conversación y las bromas me he dado cuenta que hemos llegado a la selva, donde la gente vive siempre alegre.
Tarapoto la selva Peruana: un lugar lejos de la ciudad.
Quizá por su clima, quizá desconocen el tener tráfico, o porque están rodeados de naturaleza o su alimentación es más sana; no lo sé, quizá es un conjunto de todo, pero Tarapoto la selva Peruana es una ciudad feliz.
Llegando al hotel Mitu Wasi, una amable pareja de esposos nos reciben, llenos de atenciones y sonrisas, pasamos el umbral de la puerta de la recepción y el lugar es de ensueño:
Verde por todos lados, las habitaciones son pequeños bungalows y cada una cuenta con una acogedora mesita en el jardín. Aprovechamos a sentarnos a planear el viaje mientras caía la tarde.
Un nuevo amanecer.
A la mañana siguiente nos viene a recoger una agencia de turismo Davis Tours (recomendada por el hotel).
El bus parece un show de stand up comedy, donde el chofer y guía Jhordy Sting Bodianky (queda claro que su mama era una amante de la música) hacen un ping pong de chistes.
Rápidamente captan la atención de todos nosotros los viajeros y nos bautizan con el nombre Shushupes (famosas serpientes de cascabel de la zona).
Tarapoto la selva Peruana: un lugar de ensueño.
Luego de 30 minutos en el bus habíamos llegado a la catarata Ahuashiyacu, debíamos entrar andando 10 minutos a pie y apenas empezábamos la caminata, cuando me quedo totalmente asombrada.
Me sentía en una película de ciencia ficción, era un escenario natural como en “Avatar”, o “Maléfica”, estábamos frente a un bosque encantado.
Lo que me rodea parece mágico, todo es verde, incluso las piedras están vestidas con musgo, un pequeño riachuelo cruza por el sendero, el sonido del agua golpea suavemente las rocas y se escuchan pajaritos cantando.
Tarapoto nos sigue impresionando.
De pronto en medio de esa aglomeración verde, un destello azul sale volando y se destaca inmediatamente entre el verdor.
Parecía un hada, me froto los ojos y veo que se ha escondido detrás de un arbusto. Nuevamente salen volando dos pequeñas alitas azules, se trata de una linda mariposa que lleva como nombre Morpho Azul.
La sigo con la vista, cuando de pronto se abre frente a mí ¡Una catarata de 40 metros de altura!, este salto baja por las rocas que parecen perfectamente labradas para que el agua se deslicé poco a poco sobre ellas.
Después de un par de horas el tour continua hacia La Patarashca un restaurante, mientras el cielo empieza a cubrirse de nubes negras y llega una lluvia, el guía nos asegura que es normal, que parará, y así sucedió.
Ahí tomamos un motocar conducido por Manuel, un amable lugareño quien nos ofrece su número de teléfono para ser nuestro guía al día siguiente, o para recogernos al momento de volver.
Llegamos al corazón de la selva.
Seguimos entrando al corazón de la selva para luego de unos 10 minutos más de camino me percato que estoy literalmente en la mitad de la nada, hemos llegado a nuestro hotel Sauce Lodge, un lugar que parece sacado de una revista.
Áreas verdes por doquier, caballos pastando, unos cuantos bungalows construidos al azar con una gran terraza que permite tener una vista privilegiada desde la habitación hacia la laguna.
Tarapoto la selva Peruana: Nos prepara un nuevo día.
Lo mejor y más consiente es que la electricidad se activa desde las 6:30pm hasta las 10:00pm. No la necesitamos el resto del día, además representa el tiempo necesario para cargar los teléfonos móviles.
Me encuentro feliz y en paz en un lugar así, era el momento de descansar después de una gran travesía.
Es inevitable despertarse a las 7:00am con una vitalidad con la que casi nunca me levanto, y es que dormir casi 10 horas, con una oscuridad absoluta sin un solo sonido, es como dormir en una burbuja.
No siempre fue felicidad.
Después de tomar el desayuno frente a la laguna, llegó nuestra embarcación para empezar el tour. Un amable lugareño Wilber Torres nos recoge mientras nos empieza a contar de este poblado de la laguna azul.
Él nos señala lugares donde antes vivían los terroristas, donde empezaron las guerras internas entre los soldados y los del MRTA; Ahí en donde antes se veía sangre, ahora parece que fue tan sólo un mal sueño o una pesadilla.
Hoy estos lugares están llenos de vida y color, gente viviendo tranquila gracias al turismo, sin ese miedo que alguna vez tuvieron. En el camino nos cuenta Wilber que la Laguna Azul es alimentada por 5 riachuelos.
Tarapoto la selva Peruana: Un sitio único.
En el trayecto nos cruzamos con cerros de donde brota sal (para consumo humano), también con el volcán de azufre, hasta llegar al lugar de esparcimiento llamado “El Paraíso”.
En donde decidimos pasear, tomar agua de coco, comer Cecina con Tacacho y probar unos cuantos licores de la zona. Como el uvachado (licor a base de aguardiente y uva) y además de ver algunos animales de la región.
El fin del viaje.
Este día llegó a su fin, nos esperaba la vuelta a Tarapoto y después a casa. Terminando mi viaje, me quedo pensando que: “Hay lugares llenos de vida como esté, que hacen que vuelva a creer en que sí hay esperanza.
En donde la sustentabilidad y el ecoturismo es la opción para la conservación; No debemos perder de vista nuestros sueños”.
Así como hay personas como Mary cerrando las llaves de agua que encuentran abiertas y tratando de hacer conciencia de un mundo frágil.
Hay miles de tarapotinos cuidando y resguardando día a día su mundo verde ideal que ayude a que todos tengamos un gran pulmón y que nos recuerde que el esfuerzo es una labor de todos los habitantes de la tierra.
Dale clic a la siguiente galería de imágenes. Para conocer este y mas lugares #NuncaDejesDeViajar.
