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San Quintín Baja California: Tierra desconocida

San Quin Foto viamexico mx

San Quin. Foto: viamexico.mx

La península de Baja California tiene variados escenarios que deslumbran por su mezcla de climas y naturaleza, recientemente pude constatarlo gracias a un viaje que hice a San Quintín Baja California.

Te invito a conocer todas estas maravillas que conjugan una reserva natural, fauna marina, paisajes inigualables y playas desérticas, toda una nueva forma de sentir un México escondido.

Ensenada fue el punto de partida para este viaje que comenzó con un delicioso desayuno en el que las “sopitas” bañadas con una salsa roja, frijoles con chorizo y un vaso de leche fresca, nos dieron energía para este recorrido sin igual.

via GIPHY San Quintín Baja California

San Quintín, Baja California

Ya entrados en la carretera transpeninsular y al tono de música de los 80’s nos vimos rodeados de zonas de completa aridez, el pavimento sobresalía con ese gris característico en medio de esta región semidesértica.

Cuando menos nos dimos cuenta estábamos entrando en la antigua ruta del vino en donde se aprecian los primeros viñedos de las casas vinícolas, ahí se encuentra la Misión de Santo Tomás Aquino y la vitivinícola homónima con su bien ganado prestigio.

Una delicia de comida. Foto: Archivo

Restaurante “La Palapa”

Kilómetros más adelante el litoral costero se hizo presente con sus aguas del Océano Pacífico que brillaban y avanzaban con nosotros por el horizonte.

Para estas alturas beber agua no era suficiente para soportar el calor por lo que nuestra guía nos sugirió hacer una parada y comer.

Ahí conocimos a Santiago quien es dueño de “La Palapa”, un restaurante de pescados y mariscos muy concurrido por su gastronomía.

Llegada al hotel. Foto: Archivo

No sabíamos que elegir de la extensa variedad de platillos de su carta, pero al final nos decidimos por una langosta a la mantequilla, machaca de mantaraya con arroz, almejas gratinadas y tacos de camarón que bañábamos con un aguachile

Al ver llegar nuestros platos no pudimos evitar tomar unas cuantas fotografías mientras Santiago conversaba con nosotros, él explicaba la historia del lugar y la pesca fresca que realizan para ofrecer exquisitos platillos.

San Quintin Baja California. Foto: Archivo

Una tarde en la playa

Un poco después, quisimos ver el atardecer desde la playa así que emprendimos camino hacia el Hotel Misión Santa María, una preciosa posada ubicada en medio del desierto, su decoración estilizada es una mezcla de pinturas, muebles antiguos y una hermosa fuente rodeada de sillas.

Nos pusimos el traje de baño y caminamos hacia la playa, nuestra sorpresa fue ver dunas extensas y arena fina de un color dorado que reflejaba los rayos del sol, un escenario que en nuestra vida habíamos observado.

Finalmente sentados en esa playa pudimos ver el atardecer que mostraba la naturaleza en su máximo esplendor. A lo lejos se dejaron ver un par de ballenas que se iban alejando.

San Quintin Baja California. Foto: Archivo

Antes de descansar, en un camino al norte del hotel visitamos “El Molino Viejo”, un restaurante muy rústico que sirvió como eje de moliendas a finales del siglo XIX.

Cerca de ahí también se encuentra una granja de ostiones que deseábamos visitar pero la noche fría del desierto nos lo impedía, así que nos conformamos con abrir el quema-cocos del coche para ver ese cielo estrellado.

Carretera hacia el destino. Foto: cobertura360.mx

Restaurante junto a la carretera

A la mañana siguiente en la carretera hacia San Quintín entramos a “La Parcela 12”, un pequeño establecimiento que sirve platillos muy tradicionales a traileros y conductores de autobuses, desayunamos un rico café de olla con un par de burritos de machaca y tacos de bistec.

Cerca de este sitio se encuentra una oficina de turismo muy útil por si buscas información acerca de los lugares de interés de la zona.

Choque de olas majestuoso. Foto: Archivo

“La Lobera”

Cruzar el desierto de Baja California rendía frutos a cada metro que avanzábamos, pronto nos encontramos con la desviación hacia “La Lobera”.

Veinte minutos después sobre un camino de terracería, pendientes y curvas nos vimos recompensados por ese característico olor a sal del mar.

Caminamos hacia un boquete redondo de arena y al asomarnos encontramos una pequeña playa debajo nosotros, en donde decenas de lobos marinos llegaban a descansar.

Lobos marinos descansando. Foto: Archivo

Los alrededores se encuentran repletos de acantilados donde las olas rompen y salpican unos 20 metros de altura, la arena quemada forma figuras caprichosas mientras las gaviotas vuelan al ras de la espuma marina.

Sobre uno de estos acantilados se encuentra un pequeño centro de investigación donde se sigue conservando y preservando el abulón.

Después de horas donde el asombro y la meditación fueron nuestra compañía, tomamos el auto con destino a Cataviñá historia que te contaré pronto. #NuncaDejesDeViajar.

via GIPHY San Quintin Baja California

GALERÍA DE IMÁGENES

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