Al sur de la Ciudad de México existe un museo extraordinario que merece ser visitado más de una vez, el Museo Dolores Olmedo.
Este extraordinario museo cuenta con una hipnotizante colección permanente, y constantemente hay exposiciones especiales; además el lugar es tan mágico que regala una experiencia totalmente diferente a otros museos.
Mi primera vez
A mí me tocó conocerlo cuando iba en la preparatoria, gracias a que una maestra nos asignó la travesía de cruzar toda la ciudad para llegar a él, después de casi dos horas y preguntando a varias personas por fin llegamos.
Sólo puedo decirles algo, ¡valió la pena cada segundo invertido en llegar a tan maravilloso lugar!
En “La Noria”
Todo el ciudadano de la CDMX e menos ha oído sobre La Noria, una famosa Finca cuya construcción se remonta al siglo XVI (aunque su construcción realmente se prolongó hasta el siglo XVIII).
Se ubica en una zona que fue sagrada para los xochimilcas, un antiguo grupo étnico que estaba ahí establecido durante la época prehispánica.
Si decides aventurarte a explorar lo que fue el antiguo Rancho de San Juan de la Noria, no olvides visitar la Capilla de San Juan Evangelista Tzomolco que se encuentra dentro del Museo Dolores Olmedo.
Cabe mencionar que la entrada de la ex-hacienda de “La Noria”, ahora convertida en museo, contrasta fuertemente con los edificios multifamiliares que la rodean.
El Museo Dolores Olmedo, un lugar lleno de vida
Parte de la magia del Museo Dolores Olmedo está en los jardines preciosos que lo rodean; donde los árboles dejan caer sus ramas como si ya nada importara, como si el tiempo los hubiera absuelto.
De repente observé increíbles criaturas abriendo sus abanicos en señal de bienvenida, eran los majestuosos pavoreales, sin lugar a duda estos amigos emplumados son quienes dominaban ese paisaje.
Poco a poco me fui dejando llevar por este sentimiento entre extrañeza y misterio,volteé a ver a mis amigos y ellos señalaban algo que yo creía existía sólo en las fábulas; unos Xoloitzcuintles.
Los Xoloitzcuintles son una raza de perros prehispánicos que prácticamente de forma mágica desaparecieron y se creían extintos, reaparecieron en la década de los 30’s y apartir de esa fecha han habido grandes impulsores de la raza, como lo fueron Diego Rivera y Frida Kahlo.
En el Museo Dolores Olmedo todo esta perfectamente planeado, se rentan audio guías en varios idiomas y se muestran calendarios con las actividades del mes y un mapa para guiarse en las instalaciones.
Dolores Olmedo Patiño
En el museo, una guía muy profesional nos contó la historia de Dolores Olmedo Patiño, “Lola”, como le llamaban algunos.
Lola fue una empresaria nacida en tiempos de la Revolución Mexicana, estudió arte en la Academia de San Carlos donde conoció al hombre que marcaría su destino, el famoso pintor mexicano, Diego Rivera.
Diego le realizó un total de 27 dibujos al desnudo, esa relación provocó que conocieran muchos poetas contemporáneos quienes influyeron en su forma de pensar.
Lola se casó con un periodista británico con quien duró poco tiempo, pero sus negocios y su pasión por el arte la mantenían muy ocupada para dejarse derrumbar.
Tras la muerte de Frida Kahlo, Lola se vuelve a reencontrar con Diego Rivera, de quien se volvería su más grande coleccionista y amiga.
Un vistazo por el museo
En mi experiencia dentro del museo, el recorrido lo empezamos por lo que solía ser la casa de la filántropa, ahí pudimos observar las piezas prehispánicas que fue recopilando a lo largo de su vida.
Después de todo, Doña Lola fue una filántropa y promotora de todo lo que envuelve a la cultura mexicana, no solamente del arte.
Traté de imaginarme que se sentiría vivir en un lugar que pareciera un museo todo el tiempo, desayunar y saber que a mis espaldas se encontraba una figura de un guerrero armado o que en mi sala me miraran serpientes negras con ojos inquisidores de obsidiana, ¡escalofriante!
Al salir de ahí nos llevaron a La Noria, esta primera exposición muestra obras de Angelina Beloff (Artista rusa que fue esposa Diego Rivera en el año 1911).
Sus creaciones principalmente se tratan de grabados en blanco y negro, tal vez lo que más me intrigó al escuchar a nuestra guía fue que Diego era un verdadero “Don Juan”.
Lo cual es bastante difícil de imaginar, pues era un señor regordete y poco agraciado, supongo que su forma de ser y cultura basta aunado al concepto tan subjetivo de belleza.
Hacían que este personaje fuese tan atractivo al ojo de varias de las mujeres con quien tuvo relaciones sentimentales.
Sala de Frida Kahlo
Después de esa introducción y ya con el humor animado pasamos a una de las salas que más me impactaron, la galería que contiene la obra de la famosa pintora Frida Kahlo.
La sensación de dolor que uno siente en cada una de sus obras nos hace preguntarnos ¿pero cómo puede alguien resistir tanto? ¿por amor?, ¿por despecho? ¿o por todo lo contrario?
La pintura “Henry Ford Hospital” es un claro de ejemplo, Frida somatiza su dolor tras haber sufrido un aborto, con la mirada perdida y el vientre abierto nos enfrenta con la parte mas cruda la vida.
También tenemos la obra “La columna rota”, un autorretrato pintado después de que la autora fuera operada de la columna vertebral.
Definitivamente su vida y obra estuvo llena de complejos y tormentoso sufrimiento al cual seguramente ni la muerte puso fin.
Sala de Diego Rivera
Con las emociones a flor de piel, lo que necesitaba era algo de relajación y las salas dedicadas a la obra de Diego Rivera me dieron justo lo que necesitaba, pues este diestro pintor sabía como cautivar el alma mediante su arte.
En esta maravillosa sala del Museo Dolores Olmedo se nota a flor de piel la gran empatía que sentía el pintor por los indígenas que llegaban de sus pueblos a la Ciudad de México.
Podrás notar las expresiones de los indígenas en cada pintura, hambrientos de encontrar una mejor vida, por lo que se inspiró en ellos para realizar muchas pinturas.
Ejemplo de ello, “La familia”, que muestra a una mujer indígena que abraza a sus dos hijos mientras estos juegan.
La sala de Diego cuenta con una serie de oleos muy inspiradores de atardeceres, mismos que capturó en Acapulco justo en la casa de Lola mientras se recuperaba de una operación.
Definitivamente la obra que más me gustó fue “Danza al sol” la cual representa a una mujer desnuda que alza los brazos al cielo como tratando de abrazar al astro.
Transpórtate al museo
Actualmente existe un proyecto muy importante conocido como Google Art Project el cual presenta una recopilación de pinturas de todo el mundo.
Es una página web que al ingresar a ella, nos transporta a museos que podrían estar muy distantes pero que al dar un clic nos acerca virtualmente a ellos y sin pagar entradas.
Aunque te pierdes la experiencia de viajar, sin embargo es una buena opción para cultivarse cuando el recurso económico falla.
Las fotografías tomadas de las obras las podemos observar en alta resolución, hacerles acercamientos y desplazarnos sobre ellas, es sin lugar a dudas una innovación sin igual.
Google Art Project promueve y destaca atinadamente al Museo Dolores Olmedo Patiño por su valor, belleza e importancia artística, no dudes en visitarlo.
Aunque claro, mi recomendación es asistir al museo de inmediato, nada como ver las obras en vivo con nuestros propios ojos.
Para aquellos que ya lo conocen, vale la pena darse una vuelta una vez más, estoy seguro que siempre habrá algo que los sorprenderá. Sobretodo cuando hay exposiciones temporales. #Nuncadejesdeviajar.