Para la mayoría de las personas Oslo es la capital de un país frío donde se esquía entre trolls y osos polares. No por nada Noruega y su cultura fue inspiración para el cuento de Hans Christian Andersen “La Reina de las Nieves”, que después inspiró la película de Disney Frozen.
Sí, es cierto que en invierno Oslo se cubre de nieve con una temperatura promedio entre los -5 y -10°C (aunque en condiciones extremas puede llegar a -25 o -30°C). Sin embargo, el verano es un agradable contraste cuando el termómetro alcanza hasta 30°C.
Esta temperatura veraniega, que para la mayoría de hispanohablantes es una temperatura “normal”, tiene un efecto muy positivo en la ciudad y en su gente.
Oslo inspira pinturas
Los árboles de todos los parques retoman su color vivo que se apaga durante otoño y muere complétenme durante el invierno.
De la misma forma se intensifica el azul del mar y se aprecian atardeceres teñidos de tonos anaranjado, violeta, rojo y amarillo.
Es cuando se entiende de dónde obtuvo el pintor noruego Edvard Munch la inspiración para los colores de sus cuadros.
La variada e histórica arquitectura de la ciudad luce mucho mejor con la luz del día, ya que en esta época dura hasta las 8, 9 o 10 de la noche.
Un oslense común sale con muchas capas de ropa para sobrevivir a las temperaturas invernales, pero conforme van subiendo la temperatura van desprendiéndose de su indumentaria y junto con ellas, su timidez.
Entonces no te sorprendas de ver a los habitantes en bikini o traje de baño en la banqueta, en el camellón o en cualquier lugar donde puedan asolearse y sentirse más contentos.
Oslo es de las capitales europeas mas ajetreadas en el verano, su agenda está repleta de festivales musicales, conciertos y actividades para todo tipo de público.
Por mencionar solo algunos, se puede participar activamente como voluntario o espectador en el Día del Turbante, el Día Nacional de la Música, el Día de la Constitución, o el torneo de futbol “Norway Cup” y un largo etcétera lleno de eventos, muchos de ellos gratuitos.
Tips de viajero a viajero
La mejor manera de enterarse de lo que está sucediendo en la ciudad es checándo una guía local en donde encontrarás fechas, lugares y costos. Otra buena idea es pedir recomendaciones a los habitantes.
En los bares, restaurantes y cafeterías siempre encontrarás lugar, aunque desafortunadamente será dentro del local debido a que todo mundo prefiere sentarse afuera para aprovechar el sol, la luz y el aire fresco.
El mismo oslense malhumorado con el abrigo lleno de nieve que no te saludó en diciembre, está ahora ávido de conversación, de hacer amigos y de hacer más anécdotas para el verano.
Oslo se caracteriza por su ambiente urbano, mas siempre está cerca de la naturaleza. Es una ciudad muy verde, no solamente por los jardines y avenidas llenas de arbustos y flores, sino porque también existen muchas opciones para disfrutar de un escape fuera de las calles.
Que el clima no te detenga
Para llegar a la zona de lagos hay que tomar el metro por 15 minutos. Del centro sale el ferry hacia la península de los museos y otro para dar la vuelta por el fiordo con duración de tres horas contando con la oportunidad de comer camarones frescos; por cierto ¡deliciosos!
Las playas -ya sea familiares o nudistas- están a escasos 15 minutos del centro, las personas acuden por montones para asolearse, bañarse en el agua cálida, comer un helado y hasta hacer una carne asada.
Es una excelente oportunidad para socializar jugando a la pelota, bebiendo una cerveza o simplemente paseando a la mascota.
Si eres un poco ermitaño o simplemente deseas alejarte de la gente para reflexionar, puedes caminar o andar en bicicleta por los bosques cercanos, los cuales son esencia del espíritu oslense.
Claro, todo esto si sale el sol y si no sale, también. Oslo es una ciudad en donde las actividades divertidas no se cancelen por el clima.
Así que piénsalo y visita Oslo el próximo verano. Lo único que está 100% garantizado es que no te vas a aburrir. Y recuerda #NuncaDejesDeViajar
