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La CIUDAD DE LOS MUCHACHOS: una UTOPÍA QUE DESAFIÓ las REGLAS EN ESPAÑA

PORTADA DE LA CIUDAD DE LOS MUCHACHOS

PORTADA DE LA CIUDAD DE LOS MUCHACHOS

Durante la España franquista (1939–1975), el país se encontraba bajo un régimen autoritario que restringía muchas de las libertades civiles y políticas. No hace falta decir que la educación y la libertad de expresión también estaban severamente prohibidas. En este contexto era imposible imaginar que cumplir el sueño de un hombre fuera algo probable, hasta que llegó el Padre Silva a demostrar lo contrario.

Padre Silva. Foto – Fundación Benposta (Facebook)

El INICIO de la UTOPÍA

Jesús César Silva Méndez Galicia, mejor conocido como el Padre Silva, era un sacerdote español que tenía un sueño: crear una fábrica de revolucionarios. Esta idea la tomo de Edward Flanagan, un sacerdote estadounidense que creó Boys Town, una fundación dedicada a cuidar niños sin familia.

Edward Flanagan. Foto – Angelus News

Y a pesar de que la idea de Flanagan tenía fines benéficos, Silva lo que buscaba era crear un lugar donde los niños pudieran vivir en una comunidad que fuera gestionada por ellos mismos, donde ellos eligieran a sus líderes, gobernaran y diseñaran sus propias leyes, libres de todas las restricciones que existían en las condiciones de su antigua España.

Régimen Franquista. Foto – El Diario

PRIMEROS AÑOS

El ambicioso proyecto inicio cuando el Padre Silva se acercó a un grupo de 15 muchachos de una zona humilde de la ciudad para contarles de su plan. Los muchachos, que eran huérfanos y no tenían ayuda de ningún tipo, no dudaron ni un segundo en seguirlo. Su primera sede fue la vieja cárcel de la Corona del centro de Ourense, pero fueron desalojados cuando el gobierno se enteró de que el Padre Silva les enseñaba sobre los derechos y la igualdad.

Carcel de la Corona. Foto – Rafael Gómez (Flickr)

Fue así como se alojaron en unos graneros, propiedad de la familia del sacerdote. Ahí, los muchachos crearon la compañía TraPaBoCha, que consistía prácticamente en recoger latas, botellas, tela y demás chatarra para poderlas vender a los ropavejeros de la zona. Finalmente, Silva comenzó a enseñarles un oficio a los muchachos, haciendo que su comunidad aumentara considerablemente… su lema: siempre hay sitio para uno más.

Padre Silva y Los Muchachos. Foto – El Confidencial

Con un gran número de muchachos, la comunidad se vio obligada a trasladarse una vez más, pero esta vez sería a un terreno a las afueras de la ciudad de Ourense, conocido como la finca Benposta.

Entrada de Benposta. Foto – José Fernández (Facebook)

Creando la CIUDAD DE LOS MUCHACHOS

El espacio fue totalmente construido por los muchachos; las calles, edificios, todo lo requerido para considerarse una pequeña ciudad. Y para mantener la independencia económica, Silva comenzó a enseñar nuevos oficios, además de colocar una gasolinera dedicada a recaudar fondos.

La Ciudad de los Muchachos. Foto – El Español

Al poco tiempo, la Ciudad de los Muchachos ya contaba con su propio parlamento, escuela, aduana, hospital, banco, bar, supermercado, panificadora e incluso su propia moneda: La Corona, mismo nombre del lugar donde inició el proyecto.

Billetes y monedas de Benposta. Fotos – Todocoleccion & Monedas de Galicia.

La democracia también fue esencial en la ciudad. Diariamente se tomaban decisiones donde todos los muchachos tenían voz y voto, sin importar su edad. Además, cada 4 años, era escogido un alcalde, algo que en la España franquista no sucedía.

Asamblea en la Ciudad de los Muchachos. Foto – El Mundo

Tiempo después, y por una gran pasión de Silva, la Ciudad de los Muchachos fundó su propia Escuela Circense, en la que, de la mano de profesionales contratados por el sacerdote, surgió el Circo de los Muchachos, el cuál gano rápidamente una buena reputación. Estos serían llevados de gira por todo el mundo… Francia, Bélgica, Alemania, Estados Unidos e incluso México fueron algunos de los países en deleitarse con su presencia.

Escuela del Circo de los Muchachos. Foto – Look & Bite

Sin embargo, el tiempo y la diferencia de pensamientos hizo que El Circo de los Muchachos se viera mermado.

El DESASTROSO final de la CIUDAD DE LOS MUCHACHOS

Todo lo que sube tiene que bajar, y eso fue lo que pasó con La Ciudad de los Muchachos.   Durante los años 1977 y 1978, el circo se encontraba de gira en Latinoamérica, por lo que aprovecharon para fundar diferentes sedes de Benposta en ciudades desamparadas, como Colombia y Nicaragua.


El Circo de los Muchachos. Foto – El Español

Sin embargo, el mensaje que el padre Silva difundía no era del gusto de todo el mundo, por lo que, al desembarcar en Argentina, Videla, quien era el presidente de la dictadura militar, los atacó diciendo que su prédica era totalmente revolucionaria y desestabilizadora para el orden público.

Padre Silva. Foto – El País

Tras múltiples amenazas, los militares argentinos interrumpieron una de sus presentaciones, deteniendo y secuestrando por 3 días a los muchachos y a Silva. Fue este el punto de máxima deterioro, ya que, al mismo tiempo, muchos de los muchachos, ahora convertidos en hombres y mujeres, decidían dejar Benposta para poder construir sus vidas, haciendo que poco a poco, la Ciudad de los Muchachos se hiciera cada vez más desierta.

Videla. Foto – Sopitas

El VESTIGIO de la UTOPÍA

Tiempo después, la verdadera realidad de la Ciudad de los Muchachos comenzó a ver la luz, dejando en evidencia maltratos, explotación, abusos, abortos e incluso la malversación de fondos, llevando al Vaticano a realizar una investigación en 2009, de la que, hasta el día de hoy, no se tienen veredictos.

Policía acordonando la finca Benposta por deudas y corrupción. Foto – elDiario.es

Actualmente es posible visitar la antigua Ciudad de los Muchachos, y aunque claramente ha experimentado un declive, todavía hay personas que viven allí y mantienen sus puertas abiertas para los visitantes que deseen explorar el lugar, que durante años fue un punto de esperanza para las almas más desamparadas. ❖

Familia de bemposteños que jamas dejaron La Ciudad de los Muchachos. Foto – La Voz de Galicia
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