México tiene tantas sorpresas dentro de su territorio que es increíble perdérselas, dadas la emociones que despierta y toda una gama de tradiciones que conserva. Una de estas sorpresas (un tanto secretas) es el circuito de nopal en Salamanca, Guanajuato.
Este interesante paseo es una forma de conocer un ingrediente delicioso y básico en la cocina mexicana: el nopal.
Comienza el Circuito del Nopal
El recorrido lo comenzamos en la plaza central de la comunidad de Valtierrilla, con un café y una “chivita” (pan de nopal relleno de queso fresco).
El pan es ¡delicioso! Está hecho en horno de piedra y después que probamos esta combinación estábamos listos para poder comenzar el circuito.
Luego de la nada, apareció un tractor con un pequeño remolque trasero con cubos de paja, ¿aquí nos subiremos? Pregunté, y así sucedió.
Tras colocarme un sombrero con el nombre del circuito nos presentaron a Alex, un trovador que nos animó a cantar con él algunas canciones mexicanas mientras el tractor avanzaba lentamente por la carretera.
José Alfredo Jiménez, José José, Juan Gabriel y Lucha Villa resonaban con nuestras voces entre los cultivos de lechugas, cereales, las rancherías ganaderas y el paisaje del bajío.
Nuestra primera parada fue PRONOPVAL, una sociedad cooperativa de habitantes de la zona que realizan de forma apasionada productos a base de nopal: exquisitos curtidos de penquitas tiernas que cuando las probamos era un placer apreciar el sutil sabor.
También nos invitaron un licor de nopal hecho con mezcal que se recomienda como digestivo. Después llegó el momento de probar churritos y salsas donde la cactácea era la protagonista, de verdad ¡no podíamos dejar de comer!
Al entrar a la fábrica fue todo un mundo conocer el proceso para obtener escabeche a base de salmuera con ajo y comino para el sabor de las conservas que viajan kilómetros hasta llegar a las manos de nuestros paisanos en Estados Unidos que extrañan el sabor de su tierra.
El camino aún continúa…
Extasiados por la experiencia volvimos al tractor y seguimos nuestra marcha para llegar a ValNopal, una empresa cosmética con productos como jabones, cremas, shampoo, exfoliantes, aceites y más derivados del nopal.
Cuál fue la sorpresa que nos dieron un taller de jabones. Hicimos junto a la Sra. Magdalena nuestra mezcla de esencias con romero, moringa y aceite de coco, además de darle forma, plasmar nuestra personalidad y poder apreciar el arte de estos fabricantes.
Ya con el calorcito y entre tanta nopalera sentí el hambre a causa del aroma a fogón que invadía el lugar. Justo cerca de ahí es donde se crea una receta que fascina a quien la prueba: las pencas rellenas.
Hablando con el cocinero del lugar, que además es mesero, ganadero, campesino y empresario nos platica que se seleccionan los nopales grandes y carnosos para que al momento de cocerse la pulpa brinde el sabor y el carbón aporte un toque especial a cada penca.
Los Rellenos varían pero lo mejor es que al realizar el circuito del nopal preparas tú mismo la tuya. Sea de chori-queso, carne al pastor, pollo, champiñones o ceviche de campo (tomate, cilantro, cebolla, nopal, chile y sal) después el fogón durante 40 minutos hace su cometido.
De dónde proviene esta maravilla
Mientras esperábamos pudimos caminar entre las nopaleras, y los cultivos de lombriz que ayudan a desarrollar la calidad que sólo Salamanca tiene, además de apreciar la fauna que ahí habita y el color azul del cielo que aumentaba la sensación de estar en el paraíso.
La música empezaba a escucharse, la prensa de las tortillas aparece y la masa verde hecha con nopal, espinaca y avena se transforma en tortilla recién hecha. El agua de guayaba, piña, nopal y alfalfa servida con pequeños cubos de hielo nos refresca del intenso sol guanajuatense.
Vemos a lo lejos un par de gavilanes atraídos por el aroma a penca recién salida de las brasas. Al momento de sentarnos no podemos creer el banquete. Vaya delicias que son los tacos de este platillo, con su salsa de cuatro Chiles y el xoconostle que le aporta un sabor acidito.
Lo que a continuación pasó fue una convivencia entre los campesinos, las cocineras y nosotros que saciábamos la curiosidad con tantas preguntas.
Pedimos kilos de tortillas para llevar, conocimos las recetas y nos dieron como respuesta el postre: nieve de garambullo, xoconostle y nopal. ¡Exquisita!
Risas, música, fueron el cierre de este circuito, donde preservar una tradición es lo más importante al término del día y que hace del Nopal de Salamanca el mejor de México.
Nos despedimos de Valtierrilla felices por conocer a nuestros fantásticos campesinos, por tener el estómago lleno y por invitarnos a realizar este recorrido que más que un secreto es un orgullo, pero recuerda #nuncadejesdeviajar y #nuncadejesdecomer.