Recorrido al desierto del Sahara: Esta es una frase a la que recurro cada vez que se vienen a mi mente la lista de lugares y cosas que quiero conocer.
Hay sitios o momentos fáciles de describir pero cuando pienso en el desierto del Sahara y en lo que mis ojos vieron, esa mezcla de sentimientos, imágenes y pensamientos.
via GIPHY Recorrido al desierto del Sahara
Para llegar al desierto fue indispensable pasar 7 horas a bordo de un automóvil, viaje que por momentos parecía interminable.
Recorrido al desierto del Sahara
A lo largo del recorrido encontramos un diamante perdido, La Kasbah (o Kasar) Ait Ben Haddou, una impresionante ciudad fortificada de color rojizo a orillas del río Ounila.
Sus construcciones más antiguas datan del siglo XVII y hasta actualidad siguen siendo habitadas por algunas familias, incluso se han grabado algunas películas de Hollywood en su interior.
Visitar esta imponente ciudad nos ayudó para descansar un momento, pero sobre todo, nos permitió disfrutar de este “oasis” en medio de la nada.
Después de haber tomado un par de fotografías nos dirigimos a Zagora, lugar donde nos hicieron subir en amigables camellos.
Partimos con un grupo grande, al comienzo todo era risas y nervios, tomábamos muchas fotos, todos impresionados con la experiencia.
Después del barullo, llegó la calma, aproveché y me puse los auriculares, aunque suene imposible mi Ipod se puso de acuerdo con la naturaleza y empezó a sonar “Desert Rose” de Sting”.
Las dunas
Ver las dunas bañadas por el cálido sol de la tarde es uno de los momentos más intensos que he tenido la oportunidad de experimentar, la inmensidad del desierto nos hace vibrar.
Después de dos horas, por fin llegamos a la Jaima, con el sol a punto de ocultarse, dejamos nuestras mochilas en la tienda asignada y aprovechamos para tomar fotos.
Antes de oscurecer por completo, Zaid -nuestro guía- nos invitó a sentarnos en una alfombra persa, ahí recargados sobre unos cuantos cojines pudimos degustar el famoso té de menta.
Día y noche en el desierto
Cuando llegó la noche, nos abrigamos y nos invitaron a comer en una de las principales jaimas, es una visita obligada durante un Recorrido al desierto del Sahara.
Terminando de cenar conversamos con el anfitrión principal llamado Muhammed, quien nos explicaba que él no le gustaba la ciudad.
Antes de que se retirara nos invitó a ver la “Televisión” del desierto, que no es otra cosa que las millones de estrellas del cielo nocturno.
A la mañana siguiente nos levantamos para disfrutar de ver salir el sol entre las dunas, llegado el momento tuvimos que decir adiós a estas increíbles personas.
Quienes velan por la arena, protegen sus oasis y viven sumergidos en sus dunas. Su nombre es “Los nómades” aunque yo los llamaría “centinelas del Sahara”.
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