Acompáñanos a un viaje al sur, específicamente a Coyoacán, en donde la calle Francisco Sosa guarda más secretos de los que te puedes imaginar.
A veces pensamos que la historia de la Ciudad de México se aloja únicamente en las calles del Centro Histórico, sin embargo hoy te invitamos a descubrir una cara de la capital que seguramente no conocías.
Calle Francisco Sosa: Un viaje al pasado
La Calle de Francisco Sosa es una transitada zona que en la antigüedad era conocida como La Calle Real, debido a la conexión que hacía entre el Pueblo de San Ángel y la Villa de Coyoacán.
Arrancamos nuestro recorrido en la esquina de Avenida Universidad, justo ahí empieza el viaje al pasado con una edificación religiosa del siglo XVIII dedicada a San Antonio de Padua.
Realmente parece una fortaleza con su puente de piedra y su pretil coronado con un trabajo de piedra tallada.
Pinturas y más
A su lado quedan restos del paso del río Magdalena que hoy es un pequeño canal donde se alcanza a percibir el sonido del agua.
Entra a la capilla para que puedas asombrarte con las pinturas de la Sagrada Familia y un óleo de la Virgen de Guadalupe.
Un lugar con historia
Paso a paso irás encontrando placas de talavera, hierro y mosaicos que hacen honor al linaje que caracteriza a las casonas de esta calle.
Pronto estarás frente a “La Casa del Sol”, lo peculiar de este sitio es la inscripción de hierro que hace mención de que en ese lugar se escribió el borrador de la Constitución de 1917 por la mano de Venustiano Carranza.
¿Qué más se puede encontrar en la calle Francisco Sosa?
La siguiente parada es “La Casa Alvarado”, que hoy forma parte de las instalaciones de la Fonoteca Nacional.
Tiene dos impresionantes atractivos, el jardín sonoro, un lugar donde encinos, naranjos y cipreses conviven para armonizar la música y los sonidos que acompañan ciertas muestras artísticas.
Y por otro lado el acervo cultural de sonidos y grabaciones que resguarda el inmueble. Cabe mencionar que el edificio es muy bonito, además de que aquí pasó sus últimos respiros el poeta mexicano Octavio Paz.
Pon atención a los detalles
No dejes de prestar atención en las fachadas de las casas ya que encontrarás pequeños detalles que le dan carácter y embellecen la zona.
Como los nichos en la parte superior de las puertas o algunas lunas de piedra clavadas en las paredes de las residencias.
Un atlante tolteca en la calle Francisco Sosa
Más adelante, se localiza la Galería el Círculo Azul, un espacio lleno de obras de diferentes artistas que vale la pena visitar.
En el número 319 existe algo sorprendente: ¡Un atlante tolteca sobresale la barda! Es casi de tamaño real y puedes observarlo si cruzas la calle y volteas.
Haz tus paradas para comer
Algunos callejones se extienden como ramas de un árbol antiguo, muchos de ellos contienen señales que indican algún suceso famoso, como el número 298 donde dice:
“Aquí se instaló la primera fábrica de pastas alimenticias de calidad (…) año 1937” un detalle sorprendente pues algunas casonas datan del siglo XVI y abarcan terrenos de varios metros cuadrados.
Después de caminar un rato el hambre se hará presente y los aromas “antojables” te obligarán a realizar paradas para comerte unos antojitos, alimentos a la carta o productos gourmet, como en “Barricas Don Tiburcio”
Más puntos turísticos en Francisco Sosa
Lo más sobresaliente de este sitio es que se encuentra en la esquina con “Tata Vasco” una distintiva estructura de la casona, pues antes era la estación terminal del tranvía que ahí mismo se detenía.
Continúa para poder llegar al Parque Francisco Sosa y sus interesantes puntos turísticos como la Capilla de Santa Catarina, el teatro y la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles.
Lugares de expresión artística y religiosa en donde cada tarde se conglomeran visitantes a disfrutar de unos esquites o unos deliciosos tamalitos.
¿Sabes cual es el verdadero número del lugar?
Más adelante en la esquina con Melchor Ocampo podrás notar una casa que parece estar en ruinas, pero que realmente es la identidad del barrio Santa Catarina, dado que se localiza la “Tiendita” o Miscelánea San José.
Negocio que es atendido por un matrimonio que cuenta historias, anécdotas y vende ¡taquitos de guisado deliciosos!, presta atención a la puerta contigua ya que es una joya labrada en madera.
La calle adoquinada te conducirá hasta el Instituto Italiano de Cultura, el cual imparte cursos y talleres en el inmueble del número 38, o 14, o mejor el 5… ¡Nadie realmente lo sabe! Ya que presume tres diferentes mosaicos.
Aquí vivió Francisco Sosa
Un detalle sorpréndete de esta bella casa es que ahí vivió el personaje e historiador que da nombre a la calle, Francisco Sosa el cual es sin duda símbolo de Coyoacán y de nuestro país.
Termina tú recorrido visitando la curiosa construcción del número 32, una casa con fachada tan angosta (aprox. 1.5 metros) que vale la pena tomarse una selfie como si la estuvieras abrazando.
Sin lugar a dudas la calle Francisco Sosa es un lugar donde se fusiona el pasado con el presente, y entre casonas que esconden más de lo que puedes llegar a imaginar.
Toca sus puertas, descubre tu ciudad y recuerda #NuncaDejesDeViajar