Debo confesar como cualquier persona de este hermoso país, que los bizcochos mexicanos son la debilidad del desayuno o una merienda.
¿Quién no se remonta a su infancia cuando prueba un delicioso “moño”, una “madalena” o un “churro” acompañado de un café de olla o un chocolate caliente?
Dulce tradición…
Esta tradición tiene toda una práctica entre las familias de antaño y las de hoy. Dicen que “En la casa donde no hay pan, pocas cosas se dan”.
No hay mesa más completa sino aquella en donde la familia se reúne para compartir el pan y ¡Qué mejor que sea de dulce!
Banderillas, conchas, chilindrinas, bisquets, ladrillos, donas, gusanos, calzones, bigotes, cochinitos, rehiletes, mariposas, rollos, y una gran variedad de galletas, son parte de la dieta de Enriqueta.
Los nombres más divertidos nos hacen pensar en historias que nuestros abuelos cuentan, como aquella en donde la señora le dice al panadero mientras le despacha el pan:
“Páseme mejor aquel gendarme que está junto al semáforo” o “Quíteme los calzones y mejor deme un beso para llevar”.
Estas y otras recreadas anécdotas son parte de la picardía que suele acompañar a los panaderos que incluso vacilan al preparar la masa: “Lo que dice el panadero, siempre es verdadero”.
¡Bizcochos mexicanos varios y variados!
Pero no sólo hablaremos de refranes, se trata de degustar un delicioso bizcocho esponjoso y de buen sabor.
Algunos son más especiales que otros en su elaboración, quizás lleven crema pastelera, mermelada, miel, canela o queso, estos últimos con sabor a beso.
También los hay con grajeas, chochitos, chispas, azúcar glas o con coco. Hay para todos los gustos, para los que prefieren algo suave como una deliciosa “concha” ya sea con costras de vainilla o chocolate.
O los que prefieren panes duros como las “piedras” y los “ladrillos” bien sopeados con un buen vaso con leche.
El pan como parte de la fiesta
Tampoco pueden faltar a la cita de cada casa u oficina los deliciosos panes elaborados para celebrar las tradiciones.
Tal es el caso del “Pan de Muerto” con todo y sus huesitos- o la corona con sus joyas de fruta seca mejor conocida como la “Rosca de Reyes”.
La costumbre se extiende cuando en un viaje visitamos alguna feria y compramos para llevar los famosos panes de pueblo elaborados con huevo, con nata o algunos espolvoreados con azúcar rosa que son una verdadera delicia.
Pero, ¿Y si no me apetece la dulzura?
Ahora bien, no todos los bizcochos mexicanos son dulces, existen deliciosos panes de sal que nos acompañan con un rico café de la olla o chocolate caliente.
Seguramente los has probado y te han encantado: tortugas, pambazos, cocodrilos, hojaldras, bollos y ojos de pancha, entre otras delicias de masa.
Bizcochos mexicanos y piropos
La popularidad del pan también es parte del cortejo, dicen que “el pan de la vecina es medicina” anteriormente la llamaban bizcocho al pasar.
Y aunque los tiempos han cambiado, todavía se utiliza cierto piropo en donde se hace referencia de invitar a alguien con un, ¿A qué hora sales por el pan? sin faltar una gran sonrisa pícara.
Así que si deseas un “sol de piña” para la niña, una “pellizcada” en lugar de una “rebanada” o si prefieres junto a la “oreja” un “mazapán”, dejémonos de tanto refrán y ¡Vamos a buscar el pan!
Lánzate por unos bizcochos mexicanos y recuerda #NuncaDejesDeComer