Secrets The Vine Cancún llega con un concepto basado en el mundo del Vino y su ya acostumbrado lujo ilimitado. A lo lejos puede observar un muelle y el apacible mar Caribe, en su conjunto simulaban una maravillosa postal en movimiento.
Esa tarde había llegado a Secrets The Vine Cancún, un hotel temático dirigido a los amantes del vino y del buen comer.
Además de regalarme vistas impresionantes como la que tenía enfrente, hizo de mi viaje una experiencia que rebasó mis expectativas y que me motivó a compartirles esta vivencia.
Secrets The Vine Cancún
Este resort de lujo para adultos tiene un concepto Unlimited-Luxury que les ofrece a sus huéspedes amenidades de clase mundial y alimentos de primer nivel a cualquier hora del día bajo un esquema all inclusive o todo incluido.
Sus bares y áreas de consumo están diseñadas para tener panoramas frontales que permiten que no desprendas ni un minuto la mirada de los tonos azul turquesa del agua y de la vivaz playa.
A unos minutos de mi llegada estaba por comenzar una cata en The Vine Bazaar.
Se trata de un área en la que hay diferentes espacios para relajarte y una enorme mesa en la que todos los días se ofrecen catas con vinos de diferentes partes del mundo.
Frente a esta zona hay una enorme cava que resguarda más de tres mil botellas de vino.
Al pie de este elegante comedor estaba Ariel Morales, un sommelier que comenzó la ilustrativa dinámica diciendo: “más allá de probar el vino hay que entenderlo”.
Tomé cuatro copas de reconocidas casas vinícolas de México, y guiado por Ariel aprendí a identificar los elementos de esta delicada bebida.
Pude reconocer sus aromas y detectar que el sabor cambia dependiendo de la manera en como lo aprecias; no es lo mismo tomarlo y pasarlo de inmediato por tu garganta a dejarlo reposar en tu boca y beberlo.
Más tarde me dirigí al piso 21 para hacer un check-in en un lobby privado y caminar a mí habitación de categoría Preferred Junior Suite Ocean View que debe parte de su nombre a la asombrosa vista que tiene al mar y a la laguna Nichupté.
Tuve la suerte de llegar en el momento exacto en el que se ocultaba el sol; sin temor a equivocarme puedo decir que contemplé uno de los mejores atardeceres que jamás haya visto.
Un hotel de ensueño
Al término del espectáculo concluí que para presenciar una puesta de sol de impacto debes estar en un lugar con altura que tenga un panorama limpio, es decir, sin edificios a los costados y construido de manera estratégica.
Este resort conjuga esas características por ser el hotel más alto de Cancún que además fue edificado con el objetivo de que todos los cuartos tengan el mismo privilegio.
La amplia e iluminada habitación también ofrece servicio como: menú de almohadas, concierge, mayordomo e incluso el derecho a entregar dos piezas de tu ropa para planchado. Valores agregados que cualquiera amaría.
Restaurante gourmet Bluewater Grill
Al caer la noche visité su restaurante gourmet Bluewater Grill, un espacio ideal para tener una cena romántica a la luz de las velas.
La especialidad son sus cortes de carne que además de un buen grosor tienen un alto nivel de sabor y jugosidad.
Para comenzar pedí unos delicioso mejillones que desprendían un penetrante aroma a especias.
Un corte New York fue mi elección como plato fuerte del que me sorprendió la exactitud del término en el que lo pedí y la rapidez.
Además de éste tienen seis restaurantes más de especialidades en los que comí los días subsecuentes, como es el caso del Olio donde sirven platillos de Túnez, Marruecos, Grecia y España, o el Nebbiolo que presenta a la carta especialidades italianas.
Una vez más estaba teniendo una cena de altura sin tener que salir de mi cuarto. La descripción es literal: “de altura”.
Me atrevo a decir que es la mejor experiencia de hospitalidad que hasta la fecha he tenido en Cancún. #NuncaDejesDeViajar.