Hace algún tiempo tuve la oportunidad de pasar un tiempo en Chile, específicamente en Santiago. Al ser una ciudad con tantas cosas que ofrecer me resultaba difícil salir de ella. Sobre todo por el periodo tan limitado con el que contaba. Lo dudé un poco pero al final me animé y partí hacia Valparaíso.
En el camino de aproximadamente 110 kilómetros se pueden observar algunos viñedos. Y aunque no son los más grandes del país me invitaban a detenerme justo ahí.
Deseaba hacer un picnic con copas y todo, lamentablemente no pude hacerlo ya que la travesía duraría sólo un día.
Valparaíso se esconde detrás de los cerros
Es como si quisiera mirar al mar y darle la espalda al continente.
Fue fundada por allá del siglo XVI. Al principio se trataba sólo de una pequeña población, pero después de la independencia de Chile se convirtió en el puerto más importante de pacífico sur.
Ya me imagino los barcos que rodeaban el continente para luego descansar en sus muelles de Valparaíso. Marineros llegando y saliendo, mercancías trasladándose de un lado a otro en un lugar bohemio y multicultural.
Por desgracia todo aquello acabó con la apertura del canal de Panamá, la llegada de las embarcaciones descendieron, las personas emigraron y la ciudad quedó reducida en ruinas.
Afortunadamente, poco a poco ha ido regresando a su esplendor y actividad mercantil. Además, la complementa su cercanía con Viña del Mar, sitio de descanso para nacionales y extranjeros.
Los famosos ascensores
Al llegar a Valparaíso, lo primero que busqué en sus calles fueron los ascensores, debe haber sido en algún programa de televisión donde los vi por primera vez y no quería dejar pasar ni un momento para subirme a uno.
Los ascensores están hechos de madera sobre rieles, como si se tratara de un tren muy antiguo, los hay de todos los tamaños y colores.
Hace más de un siglo, las personas solían surcar las calles empinadas para desplazarse de la planicie hacia partes más altas de los cerros, lo que tomaba tiempo y esfuerzo.
Debido a esta necesidad se inventó el primer ascensor en la segunda mitad del siglo XIX y se basaba en un sistema hidráulico a vapor, su éxito fue inmediato.
Los ascensores son funiculares que se distribuyen por toda la ciudad de Valparaíso dependiendo las necesidades urbanas, a veces no son tan visibles y hay que estar muy atentos por que los accesos se encuentran entre casas.
Cada uno de ellos tiene nombres dependiendo del cerro en el que se ubiquen, entre los más famosos se encuentran el ascensor Polanco, Van Buren y Artillería. mismos que fueron declarados Monumentos Históricos Nacionales
¡Una experiencia única!
Subirse a un ascensor es como entrar a un elevador muy grande. Algunos entran y se colocan en las esquinas, algunos platican, otros prefieren guardar silencio al sentirse atrapados con extraños.
Poco a poco la vista se torna extraordinaria, la tierra abraza al mar y el mar se deja consentir como fingiendo caber en esos brazos.
El crujido de la madera nos recuerda que es tan frágil la subida como dura puede ser la bajada, no toma mucho tiempo pero para aquellos que no vivimos ahí nos queda grabado para siempre.
Actualmente son muchos los ascensores que se encuentran detenidos debido a la poca demanda. Otros se ha perdido para siempre debido a terremotos o inundaciones.
Creo que es muy importante no dejar que desaparezcan, es una imagen de la ciudad que me llevaré para siempre.
Le da un toque singular y la diferencia de las demás. Si vas a Santiago de Chile, no olvides visitar Valparaíso para subirte en uno de sus ascensores y disfrutar lo que el puerto tiene para ti.