Hay un pueblo en España donde las casas no se apoyan en el suelo, sino que brotan de las entrañas de la tierra, como si la propia montaña las hubiera abrazado. Un lugar donde las calles son caminos bajo techos de roca natural, esculpidos por el paso del tiempo y el paso del río Guadalporcún. Ese lugar existe, y se llama Setenil de las Bodegas.
La arquitectura troglodita de Setenil
Lo que hace peculiar a Setenil es su arquitectura troglodita. Aquí, las casas no se construyen, se esculpen. Sus paredes son la roca viva del cañón, excavada por el paso del tiempo y la mano del hombre.
Muchas de las viviendas están construidas directamente bajo grandes rocas o dentro de cuevas naturales, aprovechando la roca como parte de sus techos y paredes. Esto no solo les proporciona una protección natural sino que también mantiene las casas frescas durante el verano y cálidas en invierno.
Las casas suelen tener fachadas blancas, típicas de los Pueblos Blancos de Andalucía, y se adaptan al terreno irregular del cañón. Algunas tienen terrazas y azoteas desde donde se pueden disfrutar vistas del pueblo y del paisaje.
Dos de las calles más emblemáticas de Setenil son la Calle Cuevas del Sol, que recibe luz solar durante casi todo el día, y la Calle Cuevas de la Sombra, que está cubierta por una gran roca que impide el paso de la luz solar. Ambas calles están llenas de vida, con bares, restaurantes y tiendas que ofrecen productos locales y artesanía.
Datos Históricos
Los vestigios arqueológicos hablan de asentamientos prehistóricos, mientras que la época romana dejó su huella en la estratégica ubicación del pueblo como punto clave en la ruta comercial entre Cádiz y Ronda.
Tras la reconquista, Setenil pasó a manos cristianas, conservando aún hoy el encanto de la época medieval. No te pierdas la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, una joya arquitectónica que merece una visita.
Gastronomía y Souvenirs
En Setenil, la belleza no se limita a la vista. Déjate conquistar por los sabores de la gastronomía local: las masitas de Setenil (galletas crujientes con sabor a anís), las migas (pan frito con chorizo, pimiento y huevo), la sopa cortijera (caldo con pan, espárragos y verduras) y el lagarto ibérico (carne de cerdo marinada y cocida a fuego lento) te conquistarán.
Y no te olvides de llevarte a casa una pieza de cerámica típica. Elige entre una variedad de diseños y colores, en platos, jarrones figuras y azulejos pintados a mano. Deja que este recuerdo te transporte de vuelta a este pueblo mágico cada vez que lo mires, y te recuerde la belleza y la calidez de su gente.
Setenil: El Pueblo de Roca
Setenil es un lugar que abraza las casas con su piedra, como si la naturaleza y el hombre vivieran en armonía. Te transporta a un lugar donde la prehistoria, lo medieval y lo contemporáneo se unen en esos techos y paredes de roca.
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