Qué hacer en Borobudur Indonesia, algo tiene la ciudad de Yogyakarta que atrapa a todo aquel que la visita, no tienes mucho que esperar para que eso suceda.
Simplemente es dejarte llevar por su esencia espiritual y la herencia religiosa de un país con mucha personalidad como lo es Indonesia, que entre cantos y meditaciones budistas, te va envolviendo.
Pero ¿Qué la hace tan especial? Sin dudarlo, te puedo decir que es gracias a el latir de su corazón llamado: Borobudur.
Se trata del templo budista religioso más grande del mundo, con un sinfín de estructuras que en números, es similar a las emociones que te trasmite estar en ese lugar sereno y lleno de luz.
Y es precisamente esa luz que todos los días se experimenta de una forma distinta cuando amanece en “Yogya” como todo mundo le llama cariñosamente a esta ciudad.
En un paseo distinto a una tradicional visita guiada, se trata de ver la salida del sol desde lo alto del templo, ahí junto a los cientos de budas que custodian la estupa principal, símbolo del nirvana o paraíso del budismo.
Empezando bien el día en Borobudur
Así que me desperté muy temprano, ahí por las 3:00am para poder estar a tiempo a las 4 y el transporte pasara por un grupo de entusiasmados viajeros que no teníamos idea de la experiencia que era visitar Borobudur.
Quizá un aromático café de esos que no olvidas jamás podría hacer la diferencia ante la desvelada, además de ser el mejor acompañante para una madrugada fresca y brumosa.
40 kilómetros desde el centro de la ciudad -algo que dependerá del trafico-, puede convertirse como una hora de camino.
Al llegar, no sabes exactamente de qué se trata este esfuerzo; en mi experiencia solo sabía que era un sueño que tenia desde pequeño: estar en ese lugar icónico que vi por primera vez en un juego de lotería.
Llegando al centro de visitantes, anfitriones nos recibieron en el lobby del hotel ubicado junto al templo, un lugar con jardines y servicios para todo aquel que desee estar más de una noche.
Quizá para meditar, para estudiar, por motivos religiosos o para buscar una señal divina. Éramos pocos los afortunados en explorar la zona sin tanto turista convencional que llega después de las 8:00am.
Una lampara de mano y a adentrarnos en el templo
Tenia mi folleto del lugar y una lámpara de mano para iniciar una caminata a este centro religioso, era aún de noche, el entorno natural era húmedo y llovía de una manera delicada pero constante, inicié la caminata.
De pronto, escuché esos cantos o mantras que no entiendes nada, pero sabes que alguien está meditando profundamente.
El ambiente se tornaba místico y yo, avanzaba atraído por un enorme imán de casi 40 metros de altura mientras el olor a selva estaba presente.
Todos los viajeros que caminaban en procesión movían sus lámparas sin orden alguno como si fueran luciérnagas buscando el camino a la entrada del templo.
Unos reflectores a lo lejos dejaban entrever las siluetas de las estatuas de budas que parecían haber quedado petrificados en posición de meditación eterna.
Los viajeros, mientras subíamos las escaleras nos encontrábamos con un templo labrado en piedra, con miles de mosaicos esperando ser descifrados por sus nuevos visitantes.
Recorrer el templo como Buda lo hizo
Lo ideal para recorrer el templo de las faldas a la punta, es hacerlo de acuerdo a la cronología de los hechos históricos de la vida de Buda y sus distintas encarnaciones, y a las manecillas del reloj.
Esto se convierte en un recorrido de alrededor de 5 km, hasta llegar a la cima que culmina en la vida perfecta de un budista.
Borobudur es un centro espiritual de 6 estructuras cuadradas y otras tres más de forma circular. Si fuéramos aves, desde el cielo visualizaríamos un espectacular y perfecto mándala de piedra.
Es decir, un diagrama de un circulo dentro de un cuadrado que representa la totalidad del cosmos, la evolución del universo.
Pero desde abajo, se puede ver que todo el conjunto es una enorme estupa o relicario formado por nueve terrazas o niveles simbolizando el camino a la iluminación.
Estos aplanes en forma de anillos se van estrechando hasta llegar a la cima que remata con una estupa principal que simboliza esa verdad eterna dentro del budismo.
Íbamos avanzando en la oscuridad, la basta explicación del guía nos iba envolviendo en un viaje al pasado siglo VIII, d.C. cuando el budismo estaba en auge para después dar paso al hinduismo, facetas importantes del sitio.
Años perdido en la gran selva de Indonesia
Parece curioso saber que este enorme templo en forma de cerro, fue envuelto por la selva asiática y la ceniza volcánica que lo ocultaron por más de mil años, hasta que un explorador holandés lo dio a conocer.
Duró 50 años más oculto y no fue un trabajo fácil, tuvo que intervenir una división especial de la UNESCO para restaurar este gigante espiritual, además de financiarlo.
Imaginar que cientos de miles de bloques fueron trasladados a una colina para esculpirlos ahí mismo, se puede considerar un trabajo titánico.
Las inscripciones basadas en historias y la filosofía religiosa de Buda están ahí plasmadas para todo aquel que desee descifrarlas, inclusive el contemplarlas, ya es una tarea que te puede mantener cautivo varias horas.
De otra manera, Borobudur es un lugar de peregrinos, -no todos musulmanes- llegan viajeros de todos los rincones del mundo para conocer un poco mas de este santuario religioso.
De cierta manera dejarse llevar por las energías, la calma y la luz que emana. Todos queremos creer o entender su misticismo, meditar un poco, y hasta quizás buscar un momento de paz consigo mismo.
Conforme va amaneciendo vas descubriendo
Lo cierto es que al ir explorando cuidadosamente iba aclarándose el camino, las siluetas dejaban ver entre dragones o otros seres mitológicos que fungen como gárgolas o guardianes del templo.
Después de avanzar varios niveles, ahí estaban, decenas de estupas en forma de campanas o flores de loto antes abrir, bellamente esculpidas como si fueran de encaje, custodiando la cima.
La bruma comenzaba a ceder mientras los pocos asistentes buscábamos un lugar especial para ver el amanecer y saber qué hacer en Borobudur Indonesia.
Conforme aclaraba había más viajeros, todos callados, esperando ver el milagro de la naturaleza que diario se vive de una forma distinta, las aves cantaban anunciando un nuevo día y las oraciones a lo lejos se escuchaban.
Tímidamente aparecieron los primeros destellos de luz, estábamos rodeados de montañas enormes que apenas se distinguían de entre la neblina una gama de verdes selváticos y las primeras pinceladas del sol.
Bajo un silencio respetuoso todos los presentes tomábamos fotos o filmes buscando atrapar cada momento para no olvidarlo nunca. Rodeados de estupas y esculturas se comenzaban a escuchar lenguajes de todo el mundo.
El templo tiene algo que nos une a todos
Había parejas felices y grupos de amigos conviviendo y sonriendo con los extraños, el ambiente era cordial, estábamos disfrutando del milagro de la naturaleza y la cultura en todas sus expresiones.
Creo firmemente que pocos son los sitios que pueden unirnos como una sola raza. Ahora puedo entender porqué este lugar es Patrimonio de la Humanidad.
Así estuve un rato conmigo mismo, sentado meditando un poco, llenándome de energía espiritual y agradeciéndole a la vida la oportunidad de estar ahí.
Así que con la luz de día y con una enorme sonrisa seguí ubicándome en la cima de este maravilloso recinto.
Pude curiosear algunas estupas asomándome en su interior; Cada una guarda una reliquia: un Buda de expresiones y posiciones distintas. Imagina que todo el recinto ¡tiene 504 estatuas de Buda!
Después en los otros niveles fui reconociendo los distintos trabajos labrados en piedra –casi tres mil- y comprendí muchos aconteceres de las distintas dinastías religiosas.
Significados espirituales en todo el templo
Con ayuda del guía me enteré de costumbres, significados y eventos importantes sucedidos hace cientos de años.
No puedo dejar pasar de largo algo que me movió profundamente, al ir bajando de nivel me deje llevar por un mantra con cierto poder que me invitaba a seguir ese sonido espiritual.
Al pasar unas escalinatas y doblar una esquina, encontré a un monje budista en plena oración. Fue un momento inesperado que me enchinó la piel y me dejó con la boca y los ojos bien abiertos.
La silueta era perfecta y el momento del amanecer era único, sentí un momento de profunda paz y de sentimientos encontrados que pasar saliva, me resultaba muy difícil.
Disfruté cada paso que di en este increíble lugar que poco a poco se iba llenando de viajeros y yo me iba despidiendo con un “volveré, lo juro”.
Información importante
Después de este viaje místico, desayuné en el restaurante que se encuentra dentro del hotel de Borobudur, además de comprar mi souvenir de estupa que seguramente colocaré en lugar muy especial y único.
Si tú eres de las personas que les gusta la tranquilidad en lugares místicos y llenos de buena vibra y energía, entonces debes visitar las maravillas que ha realizado el hombre, y saber qué hacer en Borobudur Indonesia.
Un anuncio en la entrada informa que mujeres embarazadas o en regla no pueden entrar, o si a uno de sus hijos no le ha salido o se le ha caído el primer diente.
La entrada también esta prohibida para personas dementes, o que lleven encima el peso de una muerte. En mayo se realiza día Waisak celebrando a Buda, con la participación de miles de budistas.
En 1991 Borobudur fue incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El nombre del templo significa “La Montaña de los Dioses”.
Alrededor de 17 mil islas conforman Indonesia, Yogyakarta es una de las ciudades de la isla Java. El costo de entrada a Borobudur para extranjeros es de 15.00usd. Estudiantes 8.00usd. #NuncaDejesDeViajar