¿Un palacio hecho de pura sal? Pues sí, ¡sí existe! Se trata de las Minas de Sal de Wieliczkam, ubicadas en Cracovia, Polonia. Como su nombre lo dice, no se trata de un lugar en el exterior, sino en lo subterráneo.
Estas minas, llenas de cristales blancos y salados, son una maravilla geológica, pero también una galería de arte con mucha historia. ¿Quieres saber por qué? ¡Te invitamos a conocerlas!
Iglesias talladas a mano en las Minas de Sal de Wieliczkam
Desde el momento en que desciendes los 378 escalones repartidos en 47 tramos, te embarcas en un viaje de 3.5 kilómetros a través de un laberinto de galerías y cámaras que cuentan la historia de la sal, ese oro blanco que una vez fue tan valioso como las gemas.
Los mineros, conscientes de los peligros que acechaban ahí abajo, como explosiones de gas metano o inundaciones repentinas, buscaron consuelo y protección en la fe. Por eso, tallaron con sus propias manos capillas e iglesias subterráneas en las Minas de Sal de Wieliczkam.
La Capilla de St. Kinga es sin duda la joya de la corona. Se trata de una sala de 54 metros de longitud adornada con bajorrelieves de escenas bíblicas, incluida una réplica de “La última cena” de Da Vinci, todo esculpido en la misma sal que extraían.
Patrimonio UNESCO
Como ves, las Minas de Sal de Wieliczkam se transformaron a algo más que un lugar de trabajo, convirtiéndose en un santuario de arte y cultura. Los candelabros de cristal de sal iluminan estatuas de personajes míticos e históricos, y también tiene un lago subterráneo refleja siglos de historia minera.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, estas minas han atraído a más de 800,000 visitantes al año, ansiosos por explorar sus secretos.
La historia de las Minas de Sal de Wieliczkam en la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, las Minas de Sal de Wieliczka jugaron un papel crucial cuando los nazis las transformaron en un almacén de armamento y una fábrica subterránea, trayendo a miles de judíos de campos de concentración cercanos para trabajar en condiciones inhumanas. Más de 1,700 prisioneros encontraron su destino en estas oscuras profundidades.
Un tributo a los antiguos mineros
Hoy, los guías turísticos, vestidos en homenaje a los mineros del pasado, te llevarán a través de el recorrido por esta mina y galería de arte.
Las Minas de Sal de Wieliczka son una cápsula del tiempo que te transportará a una era donde la sal era oro blanco. Abiertas al turismo desde hace más de un siglo, estas minas son un testimonio viviente de la rica historia de Polonia.
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