Con cientos de motivos, los milagritos son pequeñas figuras hechas de hojalata, latón, madera, cartón, y hasta de oro, plata o cobre, que se utilizan para agradecer o pedir un milagro a diferentes santos. Sin embargo, esta tradición se ha ido desarrollando, tomando tintes más pintorescos.
Un viaje a través del origen
A pesar de su gran fama, el origen de los milagritos aún no está bien establecido. Sin embargo, se cree que se originaron en la época de la colonia española para invitar a los indígenas a adoptar las prácticas católicas. De hecho, existe la leyenda de que Hernán Cortes, después de sobrevivir a la picadura de un escorpión, hizo un milagrito con la forma del animal.
Existe otra suposición que dice que los milagritos se originaron en la época prehispánica, cuando los antiguos habitantes de México ofrecían a los dioses corazones en sacrificio.
El arte de la creación
Cuando necesitamos o recibimos un milagro, los milagritos adoptan formas diferentes para cada ocasión. Por ejemplo, cuando una persona es aliviada de un brazo, se usará un milagrito en forma de brazo; si alguien tiene algún problema de la cabeza, se usará un milagrito con forma de cabeza; un corazón para mal de amores o problemas cardiacos, o un bebé para un parto o embarazo. Al final, el verdadero significado del milagrito es personal de quien lo ofrece.
Después de decidir que milagrito se usará, se tendrá que ir a colgar en la iglesia o templo, junto al santo a quien pediste o pedirás intervención divina; este milagrito puede ir acompañado de cartas, listones, fotografías, e incluso, antes, se realizaban retablos pintados que contaban la historia del milagrito.
Un tesoro que se preserva
En la actualidad, los milagritos han tomado gran popularidad, haciendo que su elaboración se vuelva más artística. Esto fue gracias al milagrito con forma de corazón, que era representado con la forma del “Sagrado Corazón de Jesús”, lo que hizo que se convirtiera en un símbolo de protección que se cuelga en las puertas para ahuyentar a las malas energías, y después de decoración y moda, llegando incluso a tierras extranjeras.
Ahora existen milagritos mucho más grandes, realizados en cartonería o madera, que se utilizan para dar color a los espacios o para regalar, como deseo de buena suerte para quien lo recibe. Los principales fabricantes de milagritos se encuentran en Oaxaca y San Miguel de Allende.
De igual modo, existen milagritos mucho más pequeños, que puedes encontrar en mercados, bazares o tiendas de bisutería. Estos son de metal, con un arito para colgar como llavero, pulsera o collar, y los hay en millones de formas.
Pequeña obra de arte
Más allá de ser un testimonio de fe y gratitud, los milagritos se han convertido en una belleza artesanal que nos viene a recordar la capacidad del espíritu humano para creer en lo extraordinario.
Te invitamos a que te adentres a este mundo de los milagritos, y descubras la riqueza cultural y espiritual que encierran estas pequeñas artesanías.
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