Sin duda alguna, el huarache es uno de los productos más emblemáticos en la historia de México. Su origen data de la época prehispánica, siendo su nombre una derivación de kwarachi, una palabra que tiene un origen de la comunidad purépecha en Michoacán que se traduce como “sandalia”. En un principio, este calzado era hecho de ixtle y henequén (una planta que proviene de los agaves), pero con la llegada de los españoles a tierras prehispánicas, se modificó, cambiando el material por cuero bovino.
Una HISTORIA de la búsqueda de IDENTIDAD
Durante años, los huaraches fueron un elemento muy característico de cientos de campesinos que trabajaban durante horas de pie. Los huaraches les permitían aguantar esas jornadas de trabajo arduo, pues el cuero tiene la ventaja de amoldarse a la forma de los pies, haciéndolos un calzado cómodo. Con el paso del tiempo, los huaraches fueron popularizándose rápidamente en la sociedad.
Después de la Revolución Mexicana, todo el país, incluyendo al estado de San Luis Potosí, estaba en búsqueda de un nuevo comienzo. Los campesinos, obreros y artesanos potosinos intentaban encontrar la manera de salir adelante con sus respectivos trabajos.
Es ahí cuando entra en el mapa un antiguo mercado ubicado en una zona conocida como El Rebote, que durante todo el virreinato —y algunos años posteriores— había sido utilizado para la venta de la leña, fierro viejo y lozas. De ahí surgió su primer nombre: La Plaza de la Leña. Pero a partir de 1914, en algunos planos de la zona, se nombró este punto como el Mercado Pípila, debido a la calle del mismo nombre que se encontraba a su costado. Los locales empezaron a abrir en 1919.
El HUARACHE, una TENDENCIA de MODA en el México del siglo XIX
Durante los años venideros, el negocio del calzado en el Mercado Pípila fue aumentando como la espuma, sobre todo por los huaraches, ya que en esta localidad había gente que trabajaba en el campo y alguno que otro potosino que buscaba estos zapatos para su día a día.
Así que alrededor de la década de los años 60 y los 70, este lugar comercial empezó a conocerse como El Mercado de los Huaracheros, donde los ejemplares más vendidos eran los huaraches San Luis o Río Verde. También era fácil encontrar las llamadas burras, unos huaraches hechos de cuero pero con suela de llanta; una técnica realizada por artesanos mexicanos.
Y es que estos materiales son cómodos para cualquiera que lo use, y si a eso le sumamos los diseños coloridos y con detalles únicos, se crea la combinación perfecta que enamoró tanto a potosinos como a turistas, por lo que llevarse mínimo un par de huaraches era una compra obligada para cualquier visitante del Mercado de los Huaracheros.
La CAÍDA del MERCADO de los HUARACHEROS
Si bien esos tiempos fueron muy fructíferos para la industria, es un hecho que en los últimos años el panorama ha sido distinto. La llegada de productos internacionales al mercado mexicano —sobre todo calzado de marcas extranjeras— ha hecho que el trabajo de los huaracheros haya perdido visibilidad.
Esta situación empeoró con la pandemia de COVID-19, pues el comercio electrónico se alzó y la concurrencia a este mercado bajó considerablemente, al grado de que varios negocios del mercado tuvieron que cerrar. Se estima que poco menos de la mitad de los locales del Mercado de los Huaracheros están abiertos al día de hoy. Esta es una cifra muy baja si lo comparamos con la época dorada que vivió 50 años atrás.
Y desgraciadamente, de los negocios que aún quedan vivos, prácticamente ninguno se dedica a la venta de huaraches. Solamente quedan establecimientos como una talabartería, una peluquería y una tortería llamada “El Paraíso” que cuenta con más de 70 años en servicio y que fue contemporáneo a cuando había cientos de negocios que vendían huaraches.
El ABANDONO del MERCADO de los HUARACHEROS
Hoy en día sigue habiendo intentos para mantener vivo este emblemático mercado. Contrarrestar la enorme cantidad de vendedores ambulantes que hay en la zona ha sido una tarea difícil, y si a eso le sumamos todo el trabajo de mantenimiento que necesita este sitio, se convierte en una labor complicada de conseguir.
Pero hay que valorar lo importante que fue el Mercado de los Huaracheros para la gente potosina. Fuera de su abandono, sigue siendo un lugar especial que alberga muchas historias en cada uno de sus pasillos, que sin duda nos hace reflexionar sobre lo vital que es mantener la cultura mexicana ante tantas opciones de productos internacionales. Definitivamente, comprar un par de huaraches potosinos sigue siendo una experiencia especial, donde sabes que cada par es un reflejo del trabajo de varias generaciones mexicanas a lo largo de la historia… ❖
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