Cada vez que llego a Chihuahua en donde la gran Sierra Madre Occidental me recibe y se impone con su belleza desde el vuelo, me adentro con la imaginación en sus enormes montañas y me pregunto.
¿En qué condiciones vivirán los Tarahumaras? y ¿Cómo están organizados para combatir el paso del tiempo, las inclemencias y las épocas de sequía?
Ahí, entre esos hermosos accidentes geográficos y barrancas, habita una etnia que ha subsistido a los cambios de México, los tarahumaras quienes se autodenominan rarámuris.
¿Quiénes son los Tarahumaras?
En esta maravillosa sierra, los rarámuris están organizados por rancherías y pueblitos que forman parte de distintos municipios como Batopilas, Guachochi , Urique, Balleza y otros 13 más.
En cada rancho se cuenta con una casa-habitación, un granero y un corral. Cada vivienda es construida con madera, adobe, cantera, piedra o incluso hay familias que viven en cuevas.
La mayoría de las casas consta de un solo cuarto en donde se encuentra la estufa o calentador hecho de láminas, un improvisado comedor y las camas están elaboradas a base de maderas sobrepuestas.
Quizás lo anterior te resulte un cuadro un poco triste y desolado, sin embargo, los rarámuris han logrado sobrevivir a las condiciones difíciles de la montaña y no conocen otras formas de vida.
Rarámuris y tradiciones
Las costumbres de alimentación son comunes como en todo grupo étnico, se basan en técnicas de caza y pesca, recolección de frutos y plantas tradicionales.
Lo que pocos sabemos, es que los tarahumaras viven en una zona muy generosa y que en lo profundo de las barrancas.
El calor aumenta y nos podremos encontrar con nopaleras, magueyes, sotoles, pitahayas y palmillas, además de árboles frutales.
Uno de los puntos importantes dentro de su convivencia social es la bebida utilizada para rituales y celebraciones, el famoso tesgüino preparado con maíz fermentado.
Las uniones de parejas, el estreno de una casa, la separación y otros eventos sociales, son pretextos precisos para organizar una muy rica tesgüinada.
Y hablando de sus tradiciones no puedo dejar pasar algunas de sus costumbres como la organización de la sociedad rarámuri, encabezada por un gobernador conocido como Siriame.
Además de él, la organización incluye consejeros, mensajeros, alguaciles, curanderos y maestros, quienes son los encargados de conservar las tradiciones y costumbres.
Deidades de la comunidad
Al adentrarte en las comunidades tarahumaras te puedes enterar que eres parte de los chabochis (los que tienen barba) o mestizos, quienes provienen del diablo.
Ellos – los rarámuris- son hijos de Dios, quien desde el principio de los tiempos les dio la vida y son los encargados de cuidar la naturaleza que los rodea.
Las costumbres religiosas son parte de esa fusión o sincretismo en donde hay elementos precolombinos y católicos.
Sus principales deidades son Onóruame “Nuestro Padre” asociado con el sol; por otro lado reconocen a Iyéruame “Nuestra Madre” como la Virgen Maria y la relacionan con la luna.
Aún conservan instituciones como la Kórima, una obligación y costumbre de compartir el alimento a quien le hace falta y ayudar en tareas como el desgranado del maíz o la construcción de hogares
A los recién casados o unidos por el Siriame, son recibidos en casa de los padres de ella mientras poco a poco van forjando su propio hogar para después independizarse.
Una etnia fascinante
Los tarahumaras requieren el respeto de su entorno, ciertamente hay conflictos generados por los mismos citadinos que no conocemos a fondo sus tradiciones o costumbre.
Al involucrarlos en tareas fuera de su entorno, se corre el riesgo de que sean expulsados para siempre de su comunidad.
La mejor manera de ayudarlos es no llevando enseres ni proveerles de elementos que no van a utilizar; tampoco les brindes dulces a los niños ya que el acceso a dentistas en la sierra es nulo.
Quizás la mejor manera de estar presente es proveer de cuadernos escolares para recibir una educación, acto que tendrá como consecuencia hombres y mujeres de bien.
#Nuncadejesdeviajar.