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Lokok-Pek: La leyenda del Perro de Cera

PORTADA Leyenda del Perro de Cera

PORTADA Leyenda del Perro de Cera

En las profundidades de la selva petenera, un grupo de campesinos se preparaba para una jornada de trabajo. La tarea era difícil: debían cortar madera para construir sus chozas y comerciar. Pero, sobre todo, debían enfrentarse a los peligros de la selva, como los animales salvajes.

Aquella noche, los campesinos se reunieron alrededor de una fogata para descansar y contar historias. De repente, uno de ellos se lamentó de que no habían traído un perro. Un perro les habría ayudado a cazar venados y conseguir carne fresca para comer.

Mayas. Foto-Web

Pedro Canché, un brujo del grupo, escuchó las lamentaciones de sus compañeros y tuvo una idea: crear un perro con cera de abeja. Pedro era un hombre sabio y conocedor de las plantas y animales de la selva.

A la mañana siguiente, Pedro se dirigió a un frondoso zapote y encontró un panal de cera de abeja. Con cuidado, arrancó el panal y lo llevó a su campamento. Allí, moldeó la cera hasta darle forma de perro.

Leyenda del Perro de Cera. Foto-Web

A la luz de la luna, los campesinos rodearon a Pedro Canché, quien vestido con sus túnicas ceremoniales, comenzó a recitar los conjuros secretos de su oficio. Los campesinos, con los ojos cerrados, se concentraron en las palabras del brujo.

Canché, con un gesto rápido, tomó una espina de chu-kum y pinchó el dedo índice de cada uno. Las gotas de sangre cayeron sobre la boca del perro de cera, que hasta ese momento había estado inmóvil, cuando de pronto, abrió sus ojos.

El perro de cera, ahora vivo, estaba listo para servir a los campesinos.

Pero, como todo hechizo, este tenía una condición: el perro de cera solo podía caminar a una distancia de 4 kilómetros. Si se alejaba más, la cera se derretiría y el perro desaparecería.

La leyenda del Perro de Cera. Foto-Web

Los días pasaron y el corte de madera se desarrollaba normalmente, pero los campesinos comenzaron a notar algo extraño: cada noche, uno de ellos desaparecía sin dejar rastro.

Por la noche, uno de los campesinos, José, se hizo el dormido para observar lo que pasaba. Vio que el perro de cera, que se encontraba junto a ellos, se acercó a uno de los hombres dormidos. Los ojos del perro brillaban como carbones encendidos, y su respiración era fría y sibilante.

Perro de Cera, Leyenda. Foto-Web

El perro se abalanzó sobre el hombre y lo mordió en la yugular. El hombre gritó de dolor y el perro lo arrastró por el suelo, perdiéndose en la oscuridad del bosque.

José despertó a sus compañeros, y todos se unieron a la búsqueda. Con la ayuda de antorchas, recorrieron la selva durante horas, pero no encontraron al hombre. Sin embargo, sí pudieron darse cuenta de que el desaparecido era Pedro Canché, el propio brujo que había creado al perro de cera.

Los campesinos, aterrorizados, abandonaron el campamento y ese lugar quedó señalado como terreno “malo”. Nadie se atrevía a regresar por ahí.

Leyenda Perro de Cera. Foto-Web

Pasado mucho tiempo, otro brujo, conocedor de los secretos de la magia maya, realizó un ritual para limpiar el lugar. El lokok-pec, el espíritu maligno que habitaba en el perro de cera, desapareció.

A pesar de ello, la leyenda del perro de cera sigue viva. De vez en cuando, algún cazador nocturno que se aventura por los montes de la selva petenera, escucha el ladrido lejano y bravo de un perro que no se deja ver.

Leyenda. Foto-Web

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