¿Qué pasaría si al viajar a Oaxaca te encuentras a una bella mujer de blanco? Matlazihua es una leyenda ¡Que te puede dejar frio!
Son tantas las leyendas oaxaqueñas que pareciera que su historia se construyó de ellas, sentarse en la puerta en algún hogar, en donde familias se reúnen para platicar cada noche sus creencias.
Es el encanto que todavía se aprecia en algunos pueblos oaxaqueños de la Sierra Norte.
Pero ¿Quién es la Matlazihua?
Algunos dicen que es un ser mitológico, otros dicen que es una hermosa mujer, quizá podría ser solo un alma en pena que busca quien le diga que… ya no pertenece más a este mundo terrenal.
Lo cierto es que al sentarte y escuchar el acostumbrado ¡Se lo llevó la Matlazihua! Solo es parte del lenguaje popular oaxaqueño y hoy es un dicho que ha traspasado la línea del tiempo.
Resulta que en épocas pasadas, si un charro o un catrín oaxaqueño desaparecía de su casa y sin dejar rastro por unos tres días.
La consecuencia natural era de haber sido hallado después en algún matorral o había sido arrojado al fondo de algún barranco, todo ello era obra de la Matlazihua.
¿Una ilusión o una hechicera?
“Mujer que enreda” era el significado de la mujer en dialecto zapoteco, se trataba de una atractiva dama, vestida de blanco, de larga cabellera y hermoso rostro.
Siempre a media noche se escuchaba su caminar en las calles empedradas y solitarias de pueblos como Mihuatlán o Santa Maria Sola de Vega.
En su andar, atraía de manera hechizante a cualquier hombre que se le atravesara en su camino para arrastrarlo a la perdición.
Hay tantas historias de este señuelo femenino vestido de tela blanca -casi transparente-, que aún los ancianos oaxaqueños creen o aseguran haberla visto en su época dorada y quizá haber tenido un encuentro cercano con ella.
Leyenda
Según la creencia en el siglo pasado, cuando el alumbrado de las calles aún se obtenía con velas de cebo, en la Ciudad de Oaxaca había un General quien se había ido de parranda con unos amigos y estos se acompañaban de esos músicos callejeros que andan en todos los moles.
El grupo de eufóricos borrachos caminaban zigzagueantes y alegres por el llano de Guadalupe, hoy Paseo Juárez. Cuando de pronto… apareció ella.
Se trataba de una hermosa mujer, delgada, vestida de blanco con un rebozo negro y el pelo suelto.
Ante la mirada de todos, ella hizo una irresistible señal al militar, que bien era reconocido por no tenerle miedo al enemigo en épocas de la Intervención Francesa.
¿Cómo iba a rechazar hacerle caso a la bella dama?
Seguido de sus encantos, el general desapareció tras seguir a la mujer y alejándose ante los ojos de todos como si fuera arrastrado por la imagen.
Al momento, todos corrieron dispersándose por todas partes: ¡La Matlazihua! ¡La Matlazihua! ¡Se lo llevó la Matlazihua!.
Gritaban al mismo tiempo que arrancaban la partida dejando sus sarapes, guitarras y botellas. Seguramente hasta la borrachera se les olvidó mientras huían y se perdían en la oscuridad de las calles.
Dicen por ahí que días después, el General fue encontrado hecho una desgracia, bajo el puente en donde corre el rio de Jalatlaco, cercano al panteón.
Su infortunio dicen que fue por una golpiza de algunas personas quienes habían sido cómplices de aquella hermosa pero falsa visión.
¿La vieron?
Algunas lenguas afirman que la Matlazihua era una mujer real de aquella época, que ciertamente cautivaba a los hombres con su belleza, se los llevaba y los seducía; pero en medio de las caricias los despojaba de sus pertenencias como su salario o una que otra joya.
Lo cierto es que padres conservadores, tías solteronas y madres angustiadas, ordenaban a todos los varones resguardarse en casa antes del toque de oración.
Así para cuando aparecía el sereno, el encargado de vigilar las calles y regular el alumbrado público con las velas de cebo, todos debían estar en casa ya que alguna bella imagen podría reaparecer.
¡Si vas a Oaxaca, ten cuidado con la Matlazihua! Pero no lo olvides #NuncaDejesDeViajar