Con una historia remontada a las antiguas épocas prehispánicas, y originaria del estado de Tabasco, el pozol es una bebida hecha a base de maíz, que se ha mantenido fiel y vigente a la sed de nuestros tiempos. Sin embargo, esta bebida oculta una interesante leyenda…
La LEYENDA del POZOL
Ix Bolon y Këntepek fueron la pareja de deidades creadoras del universo en Tabasco, y también fueron las encargadas de crear al hombre y a la mujer, utilizando masa de maíz y barro. Una vez puestos en la tierra, cada una de las deidades compartió con su nueva creación una enseñanza que le serviría para toda la vida:
Këntepek regaló al hombre los granos del maíz y del cacao, y les enseñó a cultivarlos, protegerlos y cosecharlos, ya que de estos granos dependería la subsistencia de su pueblo.
Por su parte, Ix Bolon, esposa Këntepek, fue quien le enseñó a las mujeres a preparar el pozol, como forma de ritual y ofrenda para alimentar a sus familias. Las mujeres jóvenes serían las encargadas de cocer y moler el maíz, así como de tostar el cacao.
Por su parte, las mujeres ancianas serían las encargadas de preparar y servir el pozol… una tradición que se ha perdido totalmente en la actualidad.
Remontada en el PASADO
A pesar de que la leyenda de Ix Bolon y Këntepek es sumamente hermosa, la verdad es que el pozol nació gracias al pueblo tabasqueño de los mayas chontales –un pueblo que se mantiene vigente al día de hoy–, sin embargo, en esos tiempos aún no se llamaba pozol, sino pochtl. Esta bebida, espesa y nutritiva, era dada a los viajeros indígenas, ayudándolos a saciar su hambre y sed para continuar con su camino.
Con la llegada de los españoles, el nombre de pochtl pasó a ser pozol, y según algunos escritos de la época colonial, la describían como una bebida amarga que ayudaba a los indios a ser más resistentes ante el calor. De hecho, se cree que el pozol fue ofrendado a Hernán Cortés después de su llegada a las costas de Centla.
La popularidad de esta bebida tabasqueña creció rápidamente en el sureste del país, siendo repetida en Chiapas y una pequeña parte de Yucatán… claro, cada una de ellas dándole su toque especial.
En la actualidad, el pozol sigue siendo un símbolo de tradición y nutrición, formando parte de la vida de los tabasqueños. Si quieres probarlo, no dudes en buscarlo en tu próximo viaje a Tabasco; es muy sencillo de encontrar en los mercados o tiendas, pero algo sí te advertimos… pues dicen por ahí que quien prueba el pozol, jamás se va de Tabasco.
#NuncaDejesDeViajar