Las leyendas de nuestro país son relatos que nos atrapan con sus seres mitológicos, poderosos personajes, e historias de amor que logran trascender a lo largo de los años. La leyenda de la casa del diablo en Guerrero, Coahuila, es una de esas historias que atrapan, llena de suspenso, emociones y que hoy te invitamos a descubrir.
Una noche muy peculiar
Un grupo de albañiles se disponía a preparar la cena en la casa donde se hospedarían después de un día de laborar arduamente, pasarían la noche en una propiedad del difunto Virgilio Farías de los Santos.
Mientras preparaban su cena, escucharon el lamento de una mujer, el cual vino con una fuerte ráfaga de viento que hizo rechinar la nogalera del patio, pero cuando los hombres salieron a descubrir quién era la mujer que había soltado tal lamento, se encontraron con que todo estaba en silencio, y que tampoco había viento ya que ni una sola hoja se había movido.
En plena confusión, otro ruido captó su atención, siendo este parecido al de cazuelas y utensilios azotando contra el piso, y junto con este, un sonido de cadenas siendo arrastradas.
Los albañiles volvieron a toda prisa dentro de la casa para encontrar lo mismo que en el patio; todo en perfecto orden. Aún confundidos y desconfiados, decidieron explorar las habitaciones para obtener una respuesta lógica a todos estos ruidos.
Ninguna habitación parecía extraña, ninguna excepto la última en ser revisada. Se escuchó como si la habitación se hubiera venido abajo, pero al estar más cerca de esta, de las hendiduras de la puerta comenzaron a salir flamazos y el ruido proveniente del interior se volvió más intenso.
Despavoridos, todos decidieron abandonar el interior de la casa.
Juan no sabía que se encontraba en La Casa del Diablo
Uno de los hombres, identificado como Juan, decidió volver a la habitación de donde provenían los flamazos y los ruidos. Solo uno de sus compañeros tuvo la valentía de acompañarlo a descubrir lo que ocurría.
Ellos decidieron abrir la puerta de la habitación, sin embargo, tan pronto como lo hicieron, una fuerza los quería empujar a ambos dentro de la habitación. Desafortunadamente, Juan, al ser quien iba al frente, fue tragado por esta fuerza pese a que su compañero intentaba jalarlo con todas sus fuerzas.
La puerta se cerró violentamente cuando Juan estuvo dentro de la habitación, en la cual se escuchaban gritos y ruidos similares a como si alguien estuviera lanzando muebles y demás objetos.
Sus compañeros lucharon contra la puerta para traerlo de vuelta, para cuando lo lograron, Juan se encontraba en estado de shock, hincado y sostenido del respaldo de la cama con una cara de terror y con la respiración agitada.
Preocupados, se lo llevaron al Centro de Salud, para después ser trasladado a Piedras Negras, sin embargo, lo llevaron de vuelta a Guerrero hasta la Parroquia de San Juan Bautista, en donde lo acostaron frente al altar y rezaron por él.
Se dice que las únicas palabras que el hombre era capaz de pronunciar eran “El señor está muy enojado…”, después de eso, lo regresaron a su natal Monterrey en calidad de desquiciado.
Algo sobrenatural
Los testigos del acontecimiento atribuyeron este hecho “al diablo”, la mayoría de estos regresó a sus hogares, pero los pocos que optaron por quedarse, decidieron terminar el trabajo que les habían encomendado, pero viviendo en otro lugar alejados de aquella casona de casi tres siglos.
En una de las cornisas de esta edificación lleva una leyenda que dice “Gloria a Dios en las Alturas… Año 1815”. También hay personas que dicen que, en una de las habitaciones, permanecen ciertas pertenencias de la familia que habitaba la casona, entre ellas, una pintura, la cual se afirma que está firmada por LucyFer con fecha de 1987.
Otros testimonios apuntan que, frente a la casa, había un cuartel militar, en donde buscaban deshacerse de los indios salvajes que amenazaban al pueblo, y que los militares acababan con las vidas de estos justo dentro de la casa, por lo que se piensa que son almas en pena las que residen esos cuartos.
Este suceso escaló tanto que incluso el expresidente municipal Baldemar Cortés, afirma haber visto al difunto Virgilio caminando y vestido como solía hacerlo afuera de la casa. #Nuncadejesdeviajar!