Si le preguntas a cualquier persona que haya visitado la Bufadora, seguramente percibirás como cambia todo su semblante y pensarán en la leyenda de la Bufadora.
Y es que la verdad, resulta inevitable no dibujar una sonrisa en la cara de tan solo recordar la primera vez que la viste; es como escuchar al mar hablar con sus propias palabras, casi como si intentara gritarnos un secreto.
Nuestro viaje a la Bufadora comenzó desde la ciudad de Tijuana, en el aeropuerto, rentamos un automóvil para rodar por la carretera, si eres de los que aman los road trips esta es una ruta que no debes dejar de probar.
Su nombre no es de gratis, a cada kilómetro encontrarás paisajes dignos de una postal de viaje que ira directo a tu Instagram.
El camino serpentea las montañas como si quisiera burlarse de ellas, mientras que del otro lado el mar pacifico, observa paciente tu andar.
¿Por qué es una excelente opción?
A las pocas horas llegamos a Ensenada, una ciudad digna de sibaritas, no solo por los vinos de excelente calidad que se producen en la región, sino también por la excelente comida Baja Med y su club de yates privados.
No tiene nada que pedirle a los destinos del Mediterráneo, no por nada es parada obligada de los cruceros provenientes de los Estados Unidos.
Apenas nos registramos en el hotel y partimos con destino a Punta Banda, una península del extremo sur de la “Bahía de Todos Santos”.
El recorrido no dura más de una hora y en el camino encontrarás decenas de vendedores en donde es posible pararse a comer un snack.
Sin darnos cuenta empezamos a subir por una carretera de dos carriles, en cierto momento sentimos que nos acercábamos al fin del mundo.
Da la impresión de transitar por un extremo de tierra donde ya no existe nada más allá del mar.
Llegando al pueblo la Bufadora
Un gran arco nos dio la bienvenida, desde ese punto existen decenas de puestos de souvenirs, bares con música a todo volumen y restaurantes donde probar exquisitos pescados y mariscos, es una obligación.
Como todos los destinos en Baja, se nota que es un lugar muy visitado por el turismo norteamericano, todos los anuncios en inglés y español invitan a los clientes a pasar a sus locales.
Después de sortear las tiendas nos encontramos con un camino que nos llevaría hasta nuestro objetivo. Poco a poco se empezaba a escuchar un rugir estruendoso, era “la Bufadora” que anunciaba su presencia.
Todos acudimos a presenciar el extraordinario espectáculo que se forma cuando el mar golpea la pared rocosa del acantilado provocando que un chorro de agua salga expulsado por los aires.
Muchas personas consideran a la Bufadora un geiser marino, sin embargo al no contener agua caliente, solo puede ser catalogada como un una cueva alimentada por un oleaje intenso.
Para sorpresa de los visitantes la altura del agua llega a alcanzar impresionantes 30 metros de altura salpicando de emoción a curiosos que se acercan a tomar fotografías.
Comienza la leyenda de la Bufadora
Cuentan los locales que hace mucho tiempo una ballena bebé, quedó varada en las rocas, en su desesperación comenzó a expulsar chorros de agua por su lomo como suelen hacerlo cuando salen a respirar.
La ballena nunca fue rescatada por sus compañeras y con el tiempo se convirtió en piedra y de ahí surgió la leyenda de la Bufadora.
Desde entonces se encuentra fusionada con las rocas, pero no ha dejado de hace notar su presencia a todos los que se acercan a la orilla.
Sí, es una leyenda un poco triste pero su resultado es un suceso que no te debes perder porque será inolvidable.
Si quieres ser testigo de este fenómeno de la naturaleza no tienes más que viajar hasta Baja California, un estado que lo tiene todo para impresionarte.
Si ya has visitado la Bufadora cuéntanos que te pareció y si aún no lo haces, no tardes mucho, en una de esas la ballena cobra vida y se libera para siempre.
#NuncaDejesDeViajar