“Amigos en la adversidad, cuates de verdad” Así se refería a los mexicanos uno de nuestros héroes, el señor Toshihide Kawasaki, líder del equipo de auxilio para desastres de Japón.
Durante estos días los mexicanos hemos vivido con un nudo en la garganta, entre la desolación por lo perdido y las enormes muestras de cariño y solidaridad de nuestro pueblo y de otros países, entre ellos Japón.
Todos ellos tan educados, silenciosos y disciplinados, nosotros mucho más propensos a los aplausos, las ovaciones y los abrazos. Pareciera que no tuviéramos mucho en común, pero estos días nos hemos dado cuenta que el amor y la solidaridad no conoce fronteras.
Frida es Marina Chan en Japón ¿Cómo nace esto?
Un “error” convirtió a nuestra hermosa y heroica Frida en Marina-Chan, ya que nuestros cuates japoneses pensaron que el chaleco de nuestra salvadora tenía grabado su nombre “Marina” y agregaron el Chan un sufijo que indica afecto.
Como mexicanos que somos tomamos la confusión con humor y hubo muchos mensajes en redes sociales que agradecían a los japoneses su gesto, que de error paso a muestra de amor.
Nuestro agradecimiento.
Ayer partieron a su país estos increíbles héroes a quien México entero les estará agradecido siempre, no sin llevarse un delicioso pan de muerto (me encantaría preguntarle a quien se le ocurrió este regalo si fue un poco de humor, ironía o compartir la cultura…)
Hoy los japoneses volvieron a ponerme ese nudo en la garganta cuando me enteré que su perro favorito Hachiko tiene puesto un chaleco como el que utiliza Frida, con todo y la palabra Marina en el.
La historia de Hachiko se hizo muy popular por estos lados cuando se realizó la película (Con Richard Gere, ¿te acuerdas?)
Es la historia real de un perro de raza Akita, ejemplo de fidelidad y amor. Aún cuando había muerto su amo el siguió esperándolo todos los días en la estación del tren, durante 9 años, hasta que murió.
Afuera de la estación Shibuya en Tokio, se encuentra la estatua de Hachiko que hoy tiene un chaleco de Marina-Chan como muestra de amor y apoyo al pueblo mexicano.
Nuestro corazón se llena de amor y agradecimiento ante estos gestos de los países que nos han ayudado.
No hay palabras que puedan demostrar todo lo que significa para nosotros su apoyo, son nuestros hermanos, nuestros cuates, nuestros carnales, nuestros compas, nuestros amigos y les amamos profundamente.
¡Regresen cuando quieran! Esta es su casa, los mexicanos los esperamos con los brazos abiertos.
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