Si eres de la CDMX seguramente has probado los Helados Chiandoni. Sí, aquel lugar de postres famosos que han estado en la boca de generaciones de capitalinos y visitantes.
Todos en algún momento hemos llegado ahí ya sea por tradición, recomendación o simple casualidad.
Los helados Chiandoni son tan clásicos que parece haberse detenido el tiempo cuando cruzas la puerta de cristal y entras a la fuente de sodas de los años 50.
Asientos y mesas de antaño, una barra por donde se han servido miles o quizá millones de malteadas y una caja antigua que aún funciona como el primer día.
Helados Chiandoni en el tiempo
Platos y sorbetes de aluminio son el mayor testimonio de tantas batallas ganadas a los trastes de cristal, conservan perfectamente el frío que debe tener un helado o un Banana Split o hasta de un pastel de esos que solo las abuelas saben cocinar.
Pistache, chocolate, fresa, piñon, vainilla, café, coco, rompope y cajeta son los clásicos de crema que los clientes piden para sentarse a platicar; mientras que el limón, guanábana, tamarindo y mango, son los sabores de las nieves de agua más solicitadas.
No podemos negar que es toda una tradición la gran variedad de pastelillos, sundaes, fresas con crema, duraznos con helado, las malteadas y hasta el café en sus distintas presentaciones.
Todo, absolutamente todo conserva un sabor secreto que hace salivar a cualquiera.
¿Cómo surgen los helados?
En la década de los 30, Pietro Chiandoni, un luchador italiano que llegó a México para hacerlo su segunda o primera casa, probaba suerte en distintos trabajos que lo ayudaban a mantenerse económicamente activo.
Hasta que un día le “dio en el clavo” elaborando un tipo de helado italiano el cual le permitiría ganar fama por su sabor: El “Chiandoni”.
Pietro abrió su local en la colonia Roma en 1939 iniciando con esto un largo camino, en el que muchos clientes disfrutarían de esas refrescantes delicias.
En un inicio, los sabores que se vendían eran los clásicos fresa, vainilla y chocolate, pero con el tiempo, la carta se fue ampliando a variados sabores y formas de presentar el helado.
En los 50´s decide trasladar el local a la sucursal en la colonia Nápoles que se convertiría un su emblema y que aún pervive hasta la actualidad.
Ahí mismo habilitó un gimnasio que complementaba su afición a la lucha libre, pero después lo transformó de lleno al negocio de los tradicionales helados.
El éxito del sabor
La Fama de los Chiandoni creció tanto que, familias enteras llegaban al local para conseguir pasar un rato de felicidad degustando sus postres, también llegaban múltiples personalidades como: artistas, escritores, medios de comunicación y hasta presidentes.
Pietro era quien elaboraba los helados, su esposa, la tenista Cármen Moreno Rufo, velaba por el correcto funcionamiento del negocio.
Sin embargo, Chiandoni como el luchador, era “de los rudos” por lo tanto, le gustaba platicar de su afición con los clientes y con los empleados quienes le tenían aprecio porque los procuraba mucho.
Actualmente Jorge Hernández es el encargado de continuar con la tradición de los helados; su mamá fue una trabajadora de gran confianza para Pietro y se encargó durante muchos años del negocio después de que haber fallecido Pietro y su esposa.
Pero el lugar no ha perdido su toque, hay una gran calidez por parte del personal, pero, sobre todo, el esmero y voluntad de hacer los helados de antaño respetando el concepto y sabor tradicional de cada platillo que llega a la mesa de los clientes.
¿Qué tomar en Chiandoni?
Realmente cada visita es única, puedes probar sus diferentes especialidades, pero te recomiendo el sundae hot fudge, que aparece ilustrado en su carta. Un delicioso helado de vainilla con crema chantilly, chocolate derretido y nueces.
Por otra parte, las combinaciones de pastel con helado a tu gusto, así como las malteadas, son un viaje al pasado. La típica cassatta a la italiana es un helado de pistache con pedacitos de ate y, es servido a la manera de un pastel.
Otra delicia es el especial souvenir Chiandoni, un delicioso pastel helado en una capa de pan España, con helado de vainilla, mamey, avellana, coronado por una el excelente toque que le da la nuez moscada. ¡Delicioso hasta en el nombre!
Actualmente en los Helados Chiandoni los sabores son muy variados, todos son cuidadosamente preparados con ingredientes naturales y alta calidad en sus productos, tal vez ese es el mayor éxito.
El lugar
La atmósfera del lugar es de nostalgia por esa época de los años 50 o 60´s, donde la gente iba a sentarse a disfrutar de tomar un helado y tomar de la mano a la novia; de llevar a los niños para verse batir las manos por querer devorar los postres, ¡Cuántas historias no encerrará Chiandoni!
Hace días cuando pasé a comprarme mi clásico helado de coco, el encargado me contaba acerca de un señor ya mayor, que después de 30 años de haberse ido a radicar a Nueva York, regresó a la Ciudad de México, y al pararse frente a la añeja heladería, lloró de la emoción de ver en pie sus helados que tanto disfrutaba.
Sí, el tiempo ha pasado y, aunque Pietro quien falleció a sus 89 años, vigilante de la calidad de sus helados, ya no se encuentra, sabemos que el cuidado y esmero de quienes actualmente laboran ahí, nos confirman que hay Chiandoni para rato.
Así que mantén la tradición de pasar un momento especial y dulce con tu familia, pareja o amigos en un lugar de antaño visitando a Chiandoni y, si tienes una historia que contar ¡Nos tomamos un heladito!