¿Quién no ha ido a festejar una larga y divertida noche a Garibaldi? Culpables aquellos que se atrevan a decir que no. Pasar una divertida velada en este histórico lugar, no tiene comparación.
El ambiente de fiesta que parece no tener fin, esconde algunas de las más bellas expresiones culturales que identifican al mexicano alrededor del mundo: el tequila, el mariachi y la gastronomía.
Garibaldi a lo largo del tiempo
La historia de Garibaldi se remonta a la época prehispánica, cuando conformaba unos de los barrios de “la gran Tenochtitlán”, su nombre era Cuepopan.
Sin embargo, a la llegada de los españoles y con las inmensas modificaciones del nuevo gobierno se cambió por el de “Plazuela del Jardín”, lugar desprestigiado por ser hogar de indígenas y vagabundos.
Con el pasar de los años su nombre se transformó a “Baratillo” debido a que se vendían objetos de segunda mano a buen precio. En el siglo XIX comenzaron a rodearla decenas de establecimientos donde se ofrecía el manjar de los dioses, el famoso y delicioso “pulque” .
Aunque su venta era bastante peculiar, muy al estilo de la comida rápida actual, las personas no podían entrar al establecimiento, por lo que sólo compraban su bebida y se iban a degustarlo por la plaza.
Así, de esta manera, tomó gran popularidad no sólo en la región, sino en las colonias a sus alrededores.
Posteriormente comenzaron a llegar fiestas y ferias que le imprimieron ese sello que lo hace único, pero fue hasta la llegada Juan Hernández Ibarra, dueño de la famosa cantina Tenampa, que se introdujo el tequila y la gastronomía jalisciense a Garibaldi.
La gran popularidad que trajo consigo esta combinación, fue tan impactante que poco a poco comenzaron a inaugurarse cientos de lugares donde se puede probar de estos mágicos componentes tradicionales.
Música, fiesta y tradición
Su actual nombre es en honor al militar y político italiano Giuseppe Garibaldi, quien formó parte de la línea de batalla de Francisco I. Madero en la Revolución Mexicana.
Música, fiesta y tradición son los ámbitos más representativos de este histórico lugar que hoy resguarda cientos de mariachis en espera de hacer sonar sus encantadoras notas.
Este sitio es ideal para olvidar un amor o para celebrar un cumpleaños en compañía de un buen caballito de tequila.
Garibaldi se viste de gala noche tras noche para revivir la cultura mexicana. Así, entre las estatuas de grandes compositores y cantantes que rodean la plaza podemos sentarnos a escuchar mariachis, comprar un rico antojito, animarte a dar una serenata o simplemente tomarse unos shots.
Museo del Tequila y el Mezcal
Este es uno de los nuevos atractivos que buscan concientizar a la gente de la importancia de estas bebidas tradicionales.
Es una excelente opción de visita durante un buen fin de semana en compañía de la familia; en su interior conocerán la historia y los procesos de elaboración de estos destilados sin dejar de pasar la historia del mariachi dentro de la plaza.
Ahora ya conoces la historia de Garibaldi, si buscas una verdadera experiencia en compañía del tequila y unas excelentes notas musicales, no dudes en visitar este rincón de la ciudad.
Sólo lleva bien finada tu garganta porque de que cantas…¡cantas! #Nuncadejesdeviajar