Cada año, del 6 al 14 de julio, la ciudad de Pamplona en Navarra, España, se transforma en el epicentro de una de las fiestas más emblemáticas y vibrantes del mundo: la Feria de San Fermín. Famosa por los encierros de toros y su atmósfera festiva, esta celebración atrae a miles de visitantes de todo el mundo.
Más que una simple feria, San Fermín es una manifestación de la pasión, el coraje y la rica tradición cultural de los pamploneses. Durante nueve días, Pamplona se convierte en una ciudad que nunca duerme, donde la diversión, la tradición y la adrenalina se mezclan en cada esquina.
Origen de la Feria de San Fermín
La Feria de San Fermín tiene sus raíces en la época medieval, combinando celebraciones religiosas en honor a San Fermín, el patrón de Navarra, con ferias comerciales y corridas de toros.
San Fermín, un santo venerado en la región, fue el primer obispo de Pamplona y es recordado por su martirio en el siglo III.
Esta mezcla de fervor religioso y festivo ha evolucionado a lo largo de los siglos, convirtiéndose en el evento internacionalmente reconocido que es hoy.
La historia cuenta que San Fermín, hijo de un senador pagano de Pamplona, fue convertido al cristianismo y posteriormente martirizado en Amiens, Francia. Su devoción creció y, con el tiempo, se convirtió en un símbolo de la identidad navarra.
La primera referencia escrita a la celebración en honor a San Fermín data de 1591, cuando se trasladó del 10 de octubre al 7 de julio para coincidir con la feria comercial y aprovechar el buen clima. Este cambio
marcó el inicio de lo que hoy conocemos como la Feria de San Fermín.
Encierros, un evento icónico
El encierro es, sin duda, el evento más icónico de San Fermín. Cada mañana, a las 8 en punto, cientos de corredores, conocidos como “mozos,” se enfrentan al desafío de correr delante de seis toros bravos a lo largo de las estrechas calles empedradas de Pamplona.
La carrera, que abarca poco más de 800 metros, termina en la plaza de toros y dura aproximadamente tres minutos. Es un espectáculo de adrenalina pura, donde el valor y la destreza son puestos a prueba.
Participar en el encierro requiere preparación y respeto por las reglas. Los corredores deben estar sobrios, mayores de edad y conscientes de los riesgos. La seguridad es primordial, y las autoridades locales implementan estrictas medidas para proteger tanto a los corredores como a los espectadores.
“Correr el encierro no es un juego,” afirma Javier Martínez, un veterano corredor. “Requiere preparación física y mental. Respetar las normas es fundamental para la seguridad de todos.”
El encierro comienza con el canto a San Fermín, en el cual los corredores piden protección al santo antes de enfrentar a los toros. La tensión en el aire es palpable, y cuando suena el cohete que anuncia la suelta de los toros, el bullicio se transforma en un torbellino de acción y emoción.
Los mozos deben mantener la calma y tomar decisiones rápidas para evitar los peligros de los cuernos afilados y el suelo resbaladizo.
Procesiones y actos religiosos
Las festividades comienzan con el “Chupinazo,” el lanzamiento de un cohete que marca el inicio oficial de la feria. A lo largo de la semana, se celebran diversas procesiones en honor a San Fermín, siendo la más significativa la del 7 de julio, cuando la figura del santo recorre las calles de Pamplona.
Miles de personas se congregan para ver la imagen de San Fermín, acompañada de cantos, danzas y fervor religioso. Es un momento de profunda devoción y orgullo para los pamploneses.
Las calles de Pamplona se llenan de música y danza durante toda la feria. Bandas de música, conocidas como “charangas,” animan el ambiente con sus melodías, mientras que los visitantes y locales bailan al ritmo de las canciones tradicionales. Noches de juerga, conciertos y eventos culturales completan el panorama festivo.
El Riau-Riau, un evento tradicional que fue suspendido en los años 90, ha visto intentos de resurgir, y es una muestra del espíritu participativo de la feria.
San Fermín también es una fiesta de sabores. Los visitantes pueden disfrutar de la rica gastronomía navarra, que incluye platos como el “chorizo a la sidra,” el “ajoarriero” y los famosos “pintxos.” La sangría y el vino de Navarra fluyen libremente, contribuyendo a la atmósfera festiva.
Las peñas, agrupaciones de amigos que se reúnen para celebrar, son una parte esencial de la vida social durante San Fermín, organizando comidas y eventos privados donde se degustan los mejores manjares locales.
La Feria de San Fermín es una experiencia única que combina tradición, emoción y camaradería. Desde los emocionantes encierros hasta las animadas fiestas callejeras, cada aspecto de esta celebración captura la esencia de la cultura navarra. Para quienes buscan una inmersión auténtica en una de las tradiciones más apasionantes del mundo, San Fermín es una cita imprescindible. #Nuncadejesdeviajar!